La falta de agua en Israel, cerca de ser un «desastre nacional» (foto: ANSA) ANSA) – TEL AVIV, 20 ENE – La persistente escasez de agua de lluvia alarma a Israel, que estudia medidas de emergencia para enfrentar lo que por el momento es una «crisis», pero que el próximo año, el sexto consecutivo […]
La falta de agua en Israel, cerca de ser un «desastre nacional» (foto: ANSA)
ANSA) – TEL AVIV, 20 ENE – La persistente escasez de agua de lluvia alarma a Israel, que estudia medidas de emergencia para enfrentar lo que por el momento es una «crisis», pero que el próximo año, el sexto consecutivo de sequía, podría convertirse en «desastre nacional».
«En los últimos cien años no nos encontramos jamás en condiciones similares», dijo esta semana el ministro de Energía israelí, Yuval Steinitz, en una reunión de emergencia con especialistas del tema.
«El Lago de Tiberíades podría caer por debajo de la ‘línea negra’, lo que podría impedir utilizarlo para la distribución de agua potable en la red nacional», advirtió Steinitz.
En tanto, el director de la Autoridad Israelí para el Agua, Giora Shaham, en una entrevista con el diario The Marker, destacó que la sequía afecta no solo a israelíes sino también a palestinos, especialmente en Gaza, y a jordanos, que cada año reciben desde Israel 50 millones de metros cúbicos de agua en el marco de los acuerdos de paz vigentes.
La creciente aridez, advirtió Shaham, puede generar además el riesgo de inestabilidad en la región.
Entre los meses de octubre y diciembre de 2017 las lluvias en Israel resultaron particularmente escasas. Dentro de la hipótesis más optimista para fines del invierno boreal las precipitaciones llegarán apenas al 70% del promedio multianual.
En consecuencia los responsables aconsejan un recorte de los consumos, instando a la población a reducir entre un 5% y un 7% su uso y bajando la cuota de agua para los jardines públicos.
También se apela a un creciente reciclaje de las aguas residuales y al incremento de la desanilización del agua marina y para esta última opción la construcción de una nueva planta fue aprobada en Galilea occidental, en la zona de Acre.
«Pero sería ilusorio pensar que la desanilización por sí sola pueda afrontar la creciente aridez de la región. Esta realización requiere de modo realista cinco años, entre el proyecto y la concreción, además de inversiones notorias que incidirán fatalmente en el precio del agua a los consumidores», alertó Shaham. «Ya el año próximo los israelíes podrán advertir la escasez en los grifos de sus casas. Los agricultores recibirán indemnizaciones del Estado en el caso de no poder regar sus campos», anticipó el funcionario.
A estos escenarios alarmantes se suman circunstancias políticas, pues Israel encuentra cada vez más oneroso pasarle a Jordania 50 millones de metros cúbicos de agua anuales, que en el futuro deberían pasar a cien, «a un costo de cien millones de euros».
En Gaza las reservas de agua están contaminadas por agua salobre. La contaminación de napas subterráneas en el norte de la Franja ya comienza a advertirse también en territorio israelí, en particular en el cercano centro de purificación de Nahal Hanun.
Según Shaham, Israel en soledad no podrá sostener la crisis que involucra también a palestinos y jordanos: «Hará falta un esfuerzo internacional que por el momento no parece a la vista», concluyó. (ANSA).
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