Fernando Remírez es el encargado de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba. El pasado fin de semana estuvo en el país participando en el XIII Encuentro del Foro de São Paulo, que reunió a representantes de partidos de izquierda América Latina, Europa y Asia. En su conversación con Diario Co Latino mostró confianza en […]
Fernando Remírez es el encargado de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba. El pasado fin de semana estuvo en el país participando en el XIII Encuentro del Foro de São Paulo, que reunió a representantes de partidos de izquierda América Latina, Europa y Asia.
En su conversación con Diario Co Latino mostró confianza en la recuperación del presidente Fidel Castro, habló de la profundización de la revolución cubana, elogió el avance de la izquierda en la región y alertó sobre la catástrofe humana a la que podría llevar el capitalismo.
¿Cómo está Fidel Castro?
Se está recuperando satisfactoriamente.
Algunos analistas consideran que él no volverá al gobierno, que la transición ya se dio.
Nosotros no sólo queremos que regrese, sino que creemos que así será, tomando en cuenta las últimas noticias sobre su situación.
Lo que está pasando en Cuba no es ninguna transición, es una continuidad de la revolución y del socialismo.
La administración Bush planteó que la ausencia del Comandante al frente del gobierno provocaría un caos y que se generaría el momento oportuno para intervenir en la isla, ¿ha sucedido esto?, no.
En Cuba hay una total estabilidad.
¿Ni va a ocurrir?
Nosotros pensamos que no. La mayoría del pueblo cubano está a favor del socialismo y la revolución.
¿Cuál es la amenaza real de la revolución?
Una agresión de Estados Unidos. El gran desafío del pueblo cubano ha sido siempre tener un país independiente y soberano.
Cuando Simón Bolívar propuso a las repúblicas de América, que habían logrado su independencia, formar un ejército para liberar a Cuba y a Puerto Rico, el gobierno norteamericano se opuso, y eso mismo hizo durante todo el siglo XIX. Posteriormente, Cuba inició su larga y cruenta guerra de independencia y, en 1898, cuando estábamos a punto de lograr la soberanía, Estados Unidos intervino militarmente durante cuatro años y condicionó la Constitución para limitar nuestra independencia.
Es hasta después del triunfo de la revolución en 1959, cuando nuestro país obtiene la independencia y la soberanía.
Actualmente se puede coincidir o discrepar con Cuba, pero no se puede sostener que no es un país independiente.
Altos funcionarios del gobierno han alertado sobre factores internos que ponen en eventual riesgo la continuidad de la revolución, entre éstos destacan la corrupción y la pérdida del espíritu revolucionario en las nuevas generaciones del pueblo cubano.
Es cierto.
Es un desafío que debemos enfrentar. Sin embargo, existe una fuerte identificación con el sentimiento de independencia y de defensa de la revolución.
Los gobiernos norteamericanos han intentado derrotarnos. Realizaron una invasión en 1961 por Playa Girón, organizaron cientos de actos terroristas que han asesinado a 3 mil cubanos e implementaron el bloqueo comercial que es una guerra económica que nos ha costado 86 mil millones de dólares. A pesar de esto Cuba se mantiene, gracias al apoyo de la abrumadora mayoría del pueblo.
Pero necesitamos trabajar más con las nuevas generaciones y dar la batalla política en todos los sentidos.
Ustedes hablan de profundizar la revolución, ¿cuáles son las últimas medidas implementadas?
El analfabetismo lo erradicamos muy temprano de la revolución, en 1961; ahora nuestro nivel escolar promedio es educación media y tenemos casi 800 mil graduados universitarios. Pero como esto no es suficiente, estamos abriendo 3 mil nuevas aulas donde no había educación superior, incrementando la cantidad de alumnos hasta llegar a tener ahora el mayor número de estudiantes de nuestra historia: 620 mil universitarios. Además, hemos recuperado a muchos jóvenes que no estudiaban ni trabajaban, casi la mitad de ellos ya están en la universidad.
En salud pública estamos desarrollando un programa amplio y ambicioso de reconstruir y rehabilitar con nuevos equipos los principales hospitales del país.
También estamos impulsando medidas para apoyar a los sectores de menores ingresos: el año pasado duplicamos el salario y la pensión mínima, establecimos una red de alimentación para los sectores más vulnerables como los jubilados, incrementamos los beneficios para las familias que tienen algún miembro con discapacidad y abrimos nuevos canales de televisión educativos para elevar el nivel de cultura del pueblo.
Además, en lo que llamamos «revolución energética» nos esforzamos, para hacer más eficiente la generación de electricidad, prácticamente han desaparecido los «apagones» desde el 2005.
En 2006 tuvimos el crecimiento económico más alto de los últimos años: 12.5%, y registramos la mortalidad infantil más baja de nuestra historia.
Estamos profundizando la revolución y mejorando el nivel de vida del pueblo cubano. Hay problemas, pero vamos caminando.
¿En qué radica el éxito de la revolución?, ¿qué factores le han permitido sobrevivir durante estos 48 años?
La identificación total con los intereses del pueblo. La prioridad y el propósito central de nuestra lucha siempre ha sido atender las necesidades de los cubanos.
¿Cómo valoran el ascenso de la izquierda en América Latina, las posibilidades de integración y la participación de Cuba, después de 15 años de soledad?
Es cierto lo que tú dices, estábamos solos.
Lo que ha pasado en la región es el fracaso del modelo neoliberal, que convirtió a América Latina en el continente más injusto y desigual del mundo, donde el 1% de la población concentra el 40% de la riqueza mientras 227 millones latinoamericanos y caribeños están debajo del nivel de pobreza. En las últimas décadas la miseria y las enfermedades provocadas, por las injusticias económicas, se incrementaron. Los pueblos han reaccionado contra esta situación agobiante.
Por eso tenemos la consolidación de la revolución bolivariana que encabeza el presidente Hugo Chávez y el inicio del proceso revolucionario en Bolivia con Evo Morales, el primer presidente que representa los intereses de los pueblos indígenas de nuestro continente, explotados durante siglos de colonialismo y excluidos por los gobiernos oligárquicos. También el triunfo del Frente Sandinista que hace renacer la esperanza en Nicaragua, la victoria de Rafael Correa en Ecuador, la reelección de Lula Da Silva en Brasil y los esfuerzos del Frente Amplio en Uruguay.
¿Hacia dónde llevarán estos procesos?
Hacia la integración solidaria de nuestros pueblos, a través de la Alternativa Bolivariana para las Américas, propuesta por el presidente Chávez. No hay alternativa a la integración, a nuestros pueblos los une el idioma, la historia común y una tradición de lucha por la libertad y la justicia.
¿Cuál es la condición básica para que esto sea irreversible?
Que haya gobiernos populares, que de verdad representen los intereses de los pueblos.
Usted planteó (en el XIII Encuentro del Foro de São Paulo) que el capitalismo conduce a la extinción de la humanidad, ¿qué le hace pensarlo y cuál es el reto del proceso de integración latinoamericana en ese sentido?
Muchas cosas.
En su demencia, el capitalismo gasta billones de dólares en armas, la mitad de éstos por el gobierno de Estados Unidos, mientras cada año mueren 13 millones de niños por enfermedades curables, 13 millones de crímenes porque estos niños se salvarían con el uso de recursos mínimos.
La pobreza y la miseria se expanden al tiempo que se constatan niveles alarmantes de concentración de riqueza, nunca en el mundo existió tanta desigualdad como hoy. 1 mil 200 millones de personas viven en extrema pobreza, casi todos en los países pobres a los que, a pesar de haber pagado seis veces la deuda externa, se les ha triplicado el monto original de ésta.
La explotación ilimitada de los recursos naturales está a punto de provocar una catástrofe ecológica que se manifiesta en el calentamiento global y en el derretimiento de los casquetes polares.
Estados Unidos, con sólo el 5% de la población mundial, es responsable del 25% de la contaminación del planeta, pero su gobierno se niega a cumplir con el Tratado de Kyoto que busca reducir las emisiones de gases a la atmósfera.
Si no cambiamos el rumbo del planeta, iremos rápido a la peor tragedia, de la que nadie podrá sobrevivir. Desde el nuevo proceso que se gesta en nuestro continente podemos empezar a cambiar este destino fatal.
¿Considera que sólo el socialismo puede salvar de la catástrofe humana?
Esa es nuestra opinión. Como dijo Rosa Luxemburgo: socialismo o barbarie. No hay alternativa.