Desde hace meses el pueblo de Cuba lleva adelante una intensa discusión del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social, que será aprobado durante el VI Congreso del Partido Comunista cubano (PCC). La participación masiva de los ciudadanos y ciudadanas en los debates, el desafío de una actualización del sistema socialista y la […]
Desde hace meses el pueblo de Cuba lleva adelante una intensa discusión del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social, que será aprobado durante el VI Congreso del Partido Comunista cubano (PCC).
La participación masiva de los ciudadanos y ciudadanas en los debates, el desafío de una actualización del sistema socialista y la expectativa de los cambios, algunos de los cuales ya comenzaron a aplicarse en la isla, se muestran como un paso sumamente importante en territorio cubano.
A su vez, son observados desde el exterior como una experiencia enriquecedora, pero también como una razón para recrudecer las presiones contra Cuba, principalmente desde Estados Unidos y de las grandes empresas de la comunicación.
Centros de trabajos, Comités de Defensa de la Revolución (CDR), ámbitos ministeriales y de las Fuerzas Armadas, y organizaciones sociales, como la Federación de Mujeres o la Central de Trabajadores Cubanos, fueron los escenarios para llevar a cabo más de 120 mil reuniones de donde surgieron alrededor de 600 mil propuestas de modificaciones para los Lineamientos.
Pese al silencio mediático en el exterior, donde la matriz de opinión es mostrar el paso del sistema cubano a la privatización casi total, millones de cubanos y cubanas definen la renovación de la economía, como también tienen en claro que el trabajo para lograr un mayor productividad es clave en el futuro de la nación.
Socialismo para resolver problemas
«No será el capitalismo el que resuelva nuestros problemas y que solo con una clara perspectiva socialista es posible hacer los cambios estructurales necesarios y preservar la independencia nacional, la soberanía, la equidad y la justicia social», expresó el politólogo cubano y profesor del Instituto Internacional José Martí de La Habana, Darío Machado.
Entrevistado por la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), explicó que la actualización del modelo económico tendrá como objetivo «el predominio de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción y servicios y demás propiedades socializadas, y la planificación y, junto con ella, el papel del Estado en la regulación de los procesos económicos».
Con estas palabras, Machado despejó algunas inquietudes surgidas, donde se estipulaba que Cuba abriría sus políticas a las privatizaciones masivas y al capitalismo.
El politólogo indicó que la irrupción del neoliberalismo no ocurrirá en tierras cubanas, «no por razones puramente ideológicas, sino porque si la propiedad privada y el mercado capitalista fueran la panacea universal, entonces no habría la crisis general que se observa hoy, no habría fracasado el neoliberalismo como está fracasando, ni habría en el mundo tanta hambre, tanta injusticia y tanta desigualdad».
Tanto las declaraciones del presidente cubano, Raúl Castro, como los comentarios que se pueden oír en las calles del país, demuestran que los cambios respetarán las conquistas logradas luego del triunfo del Ejército Rebelde en 1959: educación y salud universal, alimentación y seguridad social como individual, en resumen lo que califica Machado como «la dignifiación de la política y del ciudadano».
Productividad y cuentapropismo
Cooperativas, asociaciones e iniciativas de cuentapropismo son algunas de los puntos fundamentales para renovar la economía cubana.
La profundización y mayor productividad de experiencias ya existentes, y los nuevos modelos «deberán estar siempre en consonancia con la planificación socialista, flexible y eficiente, con el papel regulador del Estado socialista, todo basado en el consenso social y bajo control político, jurídico y popular», indicó Machado.
Una de las reformas que despertaron más debates en lo interno, y desinformación en el exterior, es la reorientación de dos millones de trabajadores estatales.
«Los que no queden en las nóminas deberán fluir hacia otras actividades en la producción y los servicios donde su trabajo será realmente útil para la sociedad», aclaró el catedrático.
Machado agregó que con esta medida «se trata no solo de lo que se ahorra en salarios, sino de las nuevas producciones y servicios que entrarán en el mercado interno enriqueciéndolo».
Sobre este paso, el profesor aclaró que «para muchas personas que no habían experimentado antes emprendimientos individuales o en grupos, no dependientes del Estado, será un cambio importante, un difícil proceso de adaptación en el que no todos marcharán a igual ritmo ni con iguales resultados».
Para finales de 2010, el gobierno cubano había entregado 128.000 solicitudes de usufructo de tierras ociosas a particulares, con un total de un millón de hectáreas.
Para marzo de 2011, el diario Juventud Rebelde anunció que más de 320.000 ciudadanos recibieron los permisos para montar pequeños negocios de cuentapropismo.
«En el proceso de transición socialista no es posible obviar las relaciones mercantiles solo porque tal cosa sea deseable. Pero lo que se produce bajo un signo socialista estará marcado por el plan, la política, la ideología, la ética, y por formas más justas y humanistas de distribución del producto social, porque no son mercancías iguales las que se producen en el capitalismo como las que se producen en la transición socialista», sostuvo Machado.
Desafíos de los cambios
Si luego de la Revolución Cubana el pensamiento de José Carlos Mariátegui de un socialismo que no sea «ni calco ni copia» marcó sus políticas, en la actualidad se encuentra más vigente que nunca, sobre todo en el concepto de que el socialismo debe ser «creación heroica».
Con medidas que en ocasiones son catalogadas como lentas, pero buscando la seguridad en los momentos más críticos, como en el período especial durante la década del 90, el pueblo cubano pudo revertir una situación que muchos creían perdida con la caída de la Unión Soviética y el campo socialista.
«La puesta a punto de ese nuevo conjunto de articulaciones económicas, organizativas y jurídicas lleva su tiempo. Téngase en cuenta que para realizar en la práctica el carácter revolucionario de las propuestas hay que desafiar poderosas fuerzas internas y externas», manifestó Machado.
La principal de ellas ya cumplió cincuenta años y es sostenida por Estados Unidos: el bloqueo comercial y económico al que es sometida la isla.
Machado además sumó «la realidad de un mundo predominantemente capitalista, reproductor de los patrones establecidos por el capitalismo tardío y las continuas campañas mediáticas contra la revolución y el socialismo cubanos».
En el caso de las fuerzas interna, remarcó «el burocratismo, los intereses espurios que se han enquistado en diferentes espacios del sistema social, las manifestaciones de corrupción, la inercia de las prácticas a las que nos hemos acostumbrado, el acomodamiento, la ignorancia y también la mediocridad».
Con desafíos y expectativas, Machado arriesgó que una de las conclusiones surgidas del debate de los Lineamientos es que «una vez más el pueblo está participando» para encontrar soluciones a sus propios asuntos.
«Las necesidades a veces agobiantes, los enormes problemas que se deben enfrentar, el desgaste y criminal impacto del bloqueo económico norteamericano, no han podido agotar las potencialidades de cambio que existen en una ciudadanía culta políticamente y predominantemente revolucionaria como lo es la cubana», aseveró.
Luego de resaltar que en las discusiones «han tenido derecho de participar todos los cubanos y cubanas sin exclusión alguna», Machado finalizó destacando que en la Cuba actual existe «un ambiente de creciente optimismo con la evolución lenta, pero segura y responsable de los cambios en marcha».