¿Qué diferencias esenciales existen entre el ataque y el intento de aniquilación, parcialmente conseguido, de Iraq en 2003 y la que están preparando contra Libia? Los motivos de fondo, los básicos, apuntan nuevamente al petróleo y a la consolidación de posiciones geoestratégicas; las razones aparentes, también de nuevo, hablan de dictadores, de guerras justas y […]
¿Qué diferencias esenciales existen entre el ataque y el intento de aniquilación, parcialmente conseguido, de Iraq en 2003 y la que están preparando contra Libia? Los motivos de fondo, los básicos, apuntan nuevamente al petróleo y a la consolidación de posiciones geoestratégicas; las razones aparentes, también de nuevo, hablan de dictadores, de guerras justas y de liberación de pueblos oprimidos y de intervenciones humanitarias.
No es necesario ni una sola línea para falsar esas falsas afirmaciones aunque no se tenga simpatía alguna por el sátrapa libio que pretendía tomar Bengasi como Franco entró en Madrid.
José L. Rodríguez Zapatero, el PSOE por él dirigido, se opusieron a la guerra imperial, a la «intervención» militar en Iraq. Retiraron en 2004 las tropas españolas, si bien, no hay que olvidarlo, se mantuvieron en Afganistán. Sus votantes jóvenes le habían gritado: «No nos falles»; no les fallaba por el momento.
Siete años después: tras anunciar la participación del Reino de España en las operaciones militares contra Libia, el presidente de gobierno, la segunda autoridad del estado, ha declarado: «Nuestra responsabilidad está con el pueblo de Libia». ¡Con el pueblo de Libia! ¡Qué rostro impenetrable! Como el hormigón armado. Ya han desenfundando, lo anunció (y abonó) la ministra de Guerra-Defensa, uno de sus delfines, hace pocos días.
Como José María Aznar, recorriendo la misma senda, emulando al máximo dirigente del neofranquismo español. Militarismo e intervención «humanitaria» en estado puro. ¿Qué tendrá esto que ver, aunque sea muy remotamente, con la izquierda, incluyendo en esta a su sector más prudente, más socialdemócrata? ¿No nos había dicho Zapatero que su cosmovisión política se inspiraba en la tradición republicana, en el republicanismo de Philip Noel Pettit?
No más cuentos. Nos los sabemos todos.
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