Críticas de científicos y de la comunidad ambientalista internacional ha generado el anunció del gobierno de Islandia de reanudar la caza de ballenas a partir de este mes, como parte de un programa científico que fue rechazado durante la pasada reunión de la Comisión Ballenera Internacional Según el Centro de Conservación Cetacea (CCC), el programa […]
Críticas de científicos y de la comunidad ambientalista internacional ha generado el anunció del gobierno de Islandia de reanudar la caza de ballenas a partir de este mes, como parte de un programa científico que fue rechazado durante la pasada reunión de la Comisión Ballenera Internacional
Según el Centro de Conservación Cetacea (CCC), el programa de caza científica, presentado por Islandia como un estudio de factibilidad para el futuro diseño de un esquema de muestreo, contempla la captura anual de 100 ballenas minke (Balaenoptera acutorostrata), 100 ballenas de aleta (Balaenoptera physalus) y 50 ballenas sei (Balaenoptera borealis) durante un periodo de dos años.
De acuerdo al gobierno de Islandia, los objetivos del programa contemplan el estudio de la biología y conducta de alimentación de las tres especies de ballenas con el fin de fortalecer las bases de conservación y uso sustentable de los cetáceos.
Algunos biólogos islandeses afirman que el número de ballenas en aguas territoriales estarían afectando las poblaciones de peces al consumir grandes cantidades de peces y krill, por lo que sería necesario cazar ballenas para aumentar los stocks de peces. Sin embargo, esta argumentación ha sido fuertemente rechazada por la comunidad científica internacional.
Las organizaciones científicas y de medio ambiente afirman que Islandia, al igual que Japón, socavan la moratoria a la caza de ballenas al utilizar un resquicio legal que les permite auto-otorgarse cuotas de caza con supuestos fines científicos.
El CCC afirma que «los programas de caza científica son un pretexto para mantener activo el mercado de carne y productos de ballena. De hecho, Japón comercializa localmente los productos obtenidos a través de programas de caza en el Pacifico Norte y en aguas del Santuario Ballenero Austral».
Por su parte, el comisionado de Islandia en la CBI, Stefan Asmundsson, afirmó el pasado mes de Marzo que su gobierno desarrollaría programas de caza científica con miras a comercializar los productos en el mercado internacional ya que «la caza científica resultaría demasiado costosa si parte de los productos que no son destinados a la ciencia no pueden ser vendidos posteriormente».
ROGRAMA DE INVESTIGACIÓN INEFICIENTE
La determinación de reanudar las operaciones de caza científica de ballenas también generó duras críticas durante la última reunión de la CBI, realizada el pasado mes de junio en Berlín, Alemania.
En dicha reunión, la Comisión aprobó por mayoría de votos una Resolución que rechaza los programas de caza científica y llama a las naciones a detener o no iniciar operaciones balleneras.
Adicionalmente, treinta y nueve especialistas del Comité Científico de dicho organismo internacional calificaron la propuesta islandesa como «deficiente en casi todos los aspectos».
Otra dura crítica al programa de caza tiene relación con el estudio sobre la alimentación de las ballenas, ya que el gobierno islandés todavía no ha publicado los resultados de los programas de caza científica desarrollados anteriormente en las décadas de los ’70 y ’80s, que supuestamente analizaron el contenido estomacal de 1609 ballenas de aleta y 247 ballenas sei.
Las críticas realizadas por un gran número de miembros del Comité Científico de la CBI indican que la propuesta islandesa es ineficiente en casi todos los aspectos, ya que el gobierno de Islandia ha no podido entregar una justificación adecuada sobre el tamaño de la muestra (250 ballenas al año), ni tampoco ha entregado información sobre cómo el trabajo de factibilidad será evaluado.
El gobierno de Islandia ha declarado que el programa de investigación es necesario para conocer los hábitos alimenticios de las ballenas, pues éstas podrían ser responsables de la disminución de los recursos pesqueros. Sin embargo, el último taller de la CBI sobre la interacción entre ballenas y pesquerías realizado en Julio de 2002 en EE.UU., concluyó que la causa principal del colapso de la industria pesquera es la sobre explotación comercial y no el consumo de las ballenas.
Finalmente, los miembros del Comité Científico fueron tajantes en afirmar que la mayoría de los objetivos planteados por el programa islandés no se aplican al sistema de manejo de las poblaciones de ballenas establecidos por la CBI, y agregaron que aquellos objetivos que podrían ser útiles para el manejo de las poblaciones pueden ser obtenidos más eficientemente a través de metodologías no letales ampliamente utilizadas mundialmente.
ISLANDIA EN LA CBI
Desde 1989 Islandia no desarrollaba actividades balleneras. Ese año el país nórdico abandonó la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en protesta por la moratoria a la caza comercial de todas las especies de ballenas acordada en 1982 por la mayoría de los miembros de la CBI.
Después de varios intentos infructuosos por reintegrarse a la CBI con una reserva a la moratoria que prohíbe la caza comercial de ballenas, en 2002 Islandia fue admitido nuevamente como miembro activo de la CBI durante una reunión especial que se realizó el pasado mes de Octubre de 2002 en Cambridge, Inglaterra.
En aquella oportunidad el representante del gobierno de Islandia declaró que su país no iniciaría actividades de caza comercial de ballenas hasta el año 2006.
Fuente: www.ccc-chile.org