La abogada ambientalista y escritora argentina Graciela Cristina Gómez es una de las militantes más calificadas cuando el tema en cuestión es el uso indiscriminado de agrotóxicos, principalmente en lo que se refiere a la utilización de glifosato. En entrevista con Adital, ella habla sobre la situación en Argentina, país donde los movimientos ambientales patrocinan […]
La abogada ambientalista y escritora argentina Graciela Cristina Gómez es una de las militantes más calificadas cuando el tema en cuestión es el uso indiscriminado de agrotóxicos, principalmente en lo que se refiere a la utilización de glifosato. En entrevista con Adital, ella habla sobre la situación en Argentina, país donde los movimientos ambientales patrocinan una lucha ardua contra los daños causados por sustancias nocivas a la salud del ser humano y del medio ambiente como un todo.
Adital – Cuando el asunto es el uso indiscriminado de agrotóxicos, Argentina es uno de los países que menos acata las consideraciones ambientales sobre los daños causados por esas sustancias. Ante este panorama, imaginamos que la lucha de los abogados ambientalistas y de los propios movimientos ambientales va en contra de los intereses de empresas poderosas, como es el caso de la Monsanto. Una lucha injusta. Nos gustaría que hablara un poco sobre ello.
Graciela Cristina Gomez – En efecto, el colega Mariano Aguilar, lo traduce como «David contra Goliat», están muy confiados de su fuerza, ése es su error. Una honda no usaremos, pero la realidad empírica, el efecto cascada de miles de denuncias, y la negación de la evidencia que ya no se puede esconder a la sociedad, harán que caiga por su propio peso. Pretender tapar el sol con una mano es lo que demuestran organismos como el Senasa, Aapresid o Casafe.
Nos importa muy poco sus intereses, los intereses de políticos, legisladores, ministros que deberían renunciar o secretarios minimizando el tema, queriéndonos «incluir» que en realidad es «excluir en salud» en éste tema o, glaciares o minerías a cielo abierto. Actúan como mercenarios y muchos de ellos forman parte del monopolio de los medios, al servicio de la multinacional. Es una vergüenza que una Comisión de salud de Diputados desconozca lo que está sucediendo, a esos ineptos les pagamos su dieta, deberían renunciar, porque siendo médicos muchos de ellos son cómplices, de otra manera no se entiende que no actúen.
Adital – ¿A qué nivel se da la connivencia de esos proyectos vinculados a la soja transgénica con los órganos del Gobierno? ¿Hay muchas denuncias sobre la complicidad de las autoridades argentinas?
Graciela Cristina Gomez – Es a todo nivel, hay científicos, médicos, Universidades, políticos, periodistas, y parásitos enquistados en el mismo estado, atacándonos y presionando de una u otra forma, para callarnos, minimizando o tratando de casos aislados los miles de niños con malformaciones, cáncer, enfermedades respiratorias, alergias y un inumerable listado de patologías denunciadas por los Doctores Gomez Demaio, Paramo, Lucero, Gianfelici y médicos rurales de cada provincia.
Inclusive el Colegio de Ingenieros Agrónomos denunció 100 casos de nacimientos con malformaciones por año en Santiago del Estero, mientras otros colegiados, aeronovegantes, productores y organismos que ven afectado su status quo, mediante «aprietes» y todo tipo de mensajes subliminales, o aplicando la censura pretenden cegar la información que brindamos, amedrantando nuestro accionar. Sin lograrlo, por supuesto.
Es indignante ver funcionarios y políticos viajando a congresos, aceptando de Acsoja un «all inclusive», asisten a sus reuniones en las Bolsas de Comercio o Sociedades Rurales, deciden con ellos la legislación a aplicarse o a reformarse a espaldas del pueblo, que nunca será el beneficiario de esas tranzas. Los peores casos los vivimos en Santa Fe, es bochornoso escuchar cómo relativizan el tema, no quieren escuchar y nos atacan por informar. La prensa en su complicidad, solo publica el circo de los políticos peleándose entre sí, e idolatran la soja de forma obscena.
Adital – Informaciones dan cuenta de que en la próxima temporada se sembrarán alrededor de 18 millones de hectáreas con soja transgénica. O sea, más glifosato. ¿Cómo están los procesos para la prohibición de esta sustancia en el país?
Graciela Cristina Gomez – En «stand by», suena mejor que «cajoneada». Un secretario de ambiente, que ya debería haber renunciado, opina ante el proyecto que «si se prohíbe algo debe ser con una finalidad», le contestamos que ésa finalidad es la salud del pueblo argentino, evitar un futuro de niños idiotas, como denuncia el Dr Gomez Dimaio, pero su única preocupación es «que no afecte económicamente al país» según expresó en los medios
Por otro lado, desde mi provincia se horrorizan de los datos que aportamos, a los medios cuando gobierno, diputados y médicos no deberían a esta altura del tema, desconocer los porcentajes de enfermos de Santa Fe. Están más preocupados en cómo dividirse los fondos de la soja, mientras la provincia hace agua por todos lados, aún sin una nueva inundación. Según datos de Walter Pengue, para el 2015 la producción podría llegar a un crecimiento de más del 60 % con respecto al promedio de las tres últimas campañas. En cuanto al consumo de fertilizantes total de 6,3 millones de toneladas para el 2015, frente a los casi tres millones actuales. Es una locura, en poco menos de quince años, el consumo de glifosato se multiplicó 180 veces.
Adital – Recientemente se realizó la Jornada del Observatorio del Glifosato. ¿Qué avances concretos presentó el evento?
Graciela Cristina Gomez – Hay un antes y un después de esa jornada, la convocatoria de la Diputada Julia Perié fue de suma importancia, llevar el tema al Congreso de la Nación es una oportunidad que nadie nos brindó antes. El debate realizado y la información presentada fue de tal magnitud y tan abrumadora que muchos presentes expresaron sentir escalofríos de ver las imágenes y datos de bebés con malformaciones que cada expositor, de las distintas provincias, describían con detalle .No dejaron lugar a dudas, sino certezas, de que estábamos allí buscando todos una solución urgente del gobierno.
La gente pide información de la jornada porque la censura se encargó de que no se publique en los medios ,solo el apoyo de Misiones y unos pocos medios independientes informaron el desfile de científicos, médicos y Ongs que ocurría en el Congreso.
Adital – ¿Qué evaluación hace usted del involucramiento de la sociedad en general con este tema? ¿Existen campañas que acerquen el asunto y sus daños a la población? ¿O sólo la población de las regiones afectadas conoce la dimensión del problema?
Graciela Cristina Gomez – No hay campañas, damos charlas en escuelas rurales, en lugares donde nos piden que vayamos con Ongs y el Dr Paramo, pero de parte de las autoridades, y de los pueblos fumigados cuesta sacar una ordenanza, el pseudo-campo domina todas las esferas, mi provincia es un feudo en pleno siglo XXI. Buenos Aires recién se hace eco del tema porque estaban fumigando con glifosato las vías del tren, en plena Capital Federal y hasta detrás de la quinta presidencial, cuando se enteraron que el «matayuyos» es Round Up, adhirieron a nuestra lucha. Esto se repite en todo el país, las municipalidades y comunas lo usan para plazas, parques y bordes de rutas. Eso es complicidad, no es ignorancia.
Adital – En algunos pocos países, a la Monsanto – como principal símbolo de esta cultura nociva – se le ha prohibido plantar soja transgénica, debido a las incertidumbres que todavía rondan la cuestión de los alimentos genéticamente modificados. ¿Piensa usted que el camino todavía es largo como para que se consiga mostrar los verdaderos efectos ambientales, humanos y financieros que estas industrias generan?
Graciela Cristina Gomez – Efectivamente, pero hay un motivo: la complicidad de cada país donde logran penetrar, violando la legislación y el principio precautorio. El genocidio masivo del Plan Colombia, la complicidad de organismos internacionales, llámese FDA y OMS, FAO o quien corresponda regular y advertir sobre estos venenos y los locales cómplices SENASA, CONABIA, CASAFE, entre otros.
Todos miran para otro lado, salen en los medios sin pudor diciendo que el herbicida es más bueno que la sal de mesa. Los invito a todos ellos que se desayunen cada mañana con glifosato y su coadyuvante ,el mismo cóctel que usan para fumigar, y en unos meses hablamos de nuevo…Sabemos lo que produce, pero ellos no pueden demostrar lo contrario, aún con fraudes ni pagando científicos, Goliat tiene los pies de barro, los días contados ,como muchos de ésos funcionarios.