Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha […]
Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y destacado su obra
***
Estábamos aquí. En el enlace de la información que hemos comentado [un estudio de Alfredo Menéndez Navarro y sus colaboradores] usted añadía una nota: «Me pregunto si será significativo si un estudio científico como el comentado en el reportaje se haya publicado fuera de España». ¿Lo es en su opinión?
Efectivamente, se trata de un estudio publicado en Japón… Esto nos recuerda al doctor Wagner, pionero en el reconocimiento de la etiología por amianto del mesotelioma, publicando su primer y decisivo artículo sobre el asunto en el Reino Unido, y no en su natal Sudáfrica, su país de residencia habitual, y en donde esa publicación topaba con el insuperable obstáculo de la presión lobística de los poderes fácticos de su nación, léase sector minero del asbesto. Comprometidos con un pasado vinculado al uso del amianto, hay y ha habido en España diversos sectores industriales, y empresas, algunas con «muy buena mano» respecto del poder político de implantación mayoritaria, y de cualquier matiz ideológico, en alternancia.
En su libro explica con detalle el caso del doctor Wagner. «Toda la plantilla incluyendo personal de oficinas, almacén, servicios médicos y contratas ferroviarias entre 1978 y 1987 estuvieron potencialmente expuestos al amianto», señala un informe de 2011. La Seguridad Social advirtió entonces que el período de latencia del asbesto es de 25 años «por lo que comienzan a aparecer casos de mesotelioma pleural en el taller» de Los Prados. Otro dictamen de la Junta de Andalucía confirma la exposición a esa sustancia cancerígena «sin que consten medidas preventivas específicamente relacionadas con la protección». ¿Esto es así? ¿RENFE no era entonces una empresa pública? ¿No hay aquí diferencia entre privadas y públicas?
Sí, era una empresa pública, pero nada ejemplar en lo que respecta a concienciación respecto del problema. Recordemos, por enésima vez, el episodio de «los polvos de la inglesa», que tenemos traído a colación en más de una vez, en estas entrevistas nuestras.
Sí, sí, lo recordamos. Una nota que lleva su firma: «Se me informa de que se confirma la noticia, de la que ya nos había llegado el rumor, de la afectación por mesotelioma, del que fuera Jefe del Servicio Médico de la fábrica de productos de amianto-cemento, URALITA, en Sevilla, el Doctor D. Alfonso Cruz Caballero, autor de una tesis doctoral sobre la mortalidad en la susodicha factoría. Con él tuve una relación especial, dado que me facilitó la consulta de su tesis, jamás publicada, cuyos datos hice públicos en una declaración a la RTVE, 1ª cadena, dando oportunidad de que la empresa me represaliara. Al parecer, la noticia incluso ya ha aparecido en algún periódico local, por lo que considero que podemos mencionar esta penosa información, en nuestros escritos a publicar, sin ningún inconveniente». ¿Quiere comentar algo más?
No.
Unas palabras de Ricardo Torregrosa: «Los trabajadores franceses son admirables, un ejemplo para el resto de la UE por su solidaridad, comprobable desde la lucha contra la criminal industria del amianto, que sufren víctimas pasadas, presentes y futuras, hasta su contestación a la Reforma Laboral. Admiro su lucha…En un país pionero en el reconocimiento del resarcimiento a las víctimas, ahora se pide que se juzgue penalmente a los responsables, indemnizaciones más justas y sobre todo lo que me ha llamado la atención y para mí sería uno de los objetivos a alcanzar en España es: una política pública de prevención e investigación de las patologías. Por desgracia muchas vidas se están perdiendo por falta de prevención y de investigación, por ejemplo biomarcadores tumorales efectivos, y tratamientos de quimio e inmunoterapia que sean cada vez más precisos y eficaces». https://es-es.facebook.com/AsociacionDeEnfermosDelAmiantoApena «. ¿Usted también? ¿Qué nos puede decir de la lucha de los trabajadores del país vecino? ¿Qué les parece las propuestas del señor Torregrosa?
Con un objetivo de curación como meta más o menos remota, que yo sepa, y creo no equivocarme, en España no hay en ejecución o en proyecto ningún protocolo experimental.
Se me dice por parte del amigo Torregrosa (pero eso es algo que en todo caso habría que confirmar que efectivamente es así, con datos concretos y debidamente contrastados), que la supervivencia, en España, tras un diagnóstico de mesotelioma, es netamente inferior, de forma estadísticamente muy significativa, por comparación con los resultados que se están obteniendo en otras naciones, como es el caso de los Estados Unidos, y eso él lo atribuye a las terapias multimodales que allí se están aplicando, y que no tienen un exacto o parecido correlato con lo estilado en «la piel de toro».
Otra nota del señor Torregrosa: «Hola Paco: Esta noticia la he visto hoy. No teníamos bastante con la infradeclaración de muertes por amianto y la falta de apoyo de los médicos, e INSS, sino que de regalo, cuando médicos, INSS y hasta el ISSL de Murcia dice que el trabajador ha muerto por amianto, viene un juez y un Tribunal Superior y dice que no. En este caso es de Murcia, no es socio de APENA, así que desconozco datos. Sin estar metidito en el ajo, cuando el perito de la empresa dice que no se han encontrado fibras, es que no se han buscado, como nos ocurre en Cartagena que se niegan a enviar muestras al Valle de Hebrón. Aquí tenemos en contra a médicos y jueces, ya no se puede pedir más». ¿Qué pasa en Murcia, qué ocurre en esa región?
En lo relativo a todo este asunto, yo diría que es de lo peor de toda España; y no digamos ya, si la comparación la hacemos solamente con Navarra. Más que hablar de causas -que seguramente sí las habrá-, digamos que en toda variable estadística cabe esperar que haya fluctuaciones, también para la deontología profesional atribuible a unos facultativos, a unos jueces, fiscales, etc., como posible hipótesis explicativa.
Un comentario suyo. «Precisamente ahora estoy terminando mi «lupa sobre la toga» nº 7, acerca de un caso similar, pero con el agravante de que, al tratarse de un caso de mesotelioma, está todavía más fuera de lugar el que, como ya tengo escrito en otro lugar, peyorativamente, pareciera exigible que trabajador tuviera que haber lamido el amianto, para que se le considerase sujeto al riesgo. Así que ya estamos curados de espanto, pero yo, mientras pueda, no dejaré de denunciarlo allí donde se me permita. El próximo día 25 daré una charla en la Universidad de Granada, gracias a la intercesión del Dr. Menéndez Navarro. La entrada es libre; la fuga, también». ¿Nos hace un resumen de su trabajo?
La charla alude a cinco razones por las que seguir hablando del amianto, a una distancia temporal de más de una década desde que se prohibió su uso en España.
La primera de esas razones, es por el dilatado tiempo de latencia (varias décadas), que habitualmente transcurre entre la exposición y el afloramiento de las patologías relacionadas con la exposición al asbesto, singularmente, sobre todo, por lo que respecta al mesotelioma, mortal cáncer incurable.
La segunda razón, es por la persistencia del amianto instalado, y también por los vertidos incontrolados, algunos, como el de Toledo, que datan desde esa misma fecha de la prohibición. La legislación española únicamente ha previsto la eliminación del amianto instalado, «al término de su vida útil», lo cual, en el caso de los productos de amianto-cemento (que ha sido el uso más generalizado), supone unos cuarenta años, con lo cual ya estaríamos a las puertas de agotar ese lapso de tolerancia, pero la degradación por obsolescencia no es algo que suceda de forma instantánea, sino gradual, con lo cual, para no tener el problema de la friabilidad sobrevenida, la retirada ha de hacerse antes de haber transcurrido esos cuarenta años. Además, sería inviable pretender hacerlo simultáneamente, de forma generalizada. No habría suficiente capacidad desamiantadora.
La tercera razón, es por la imperfecta injusticia que se está practicando en España, aplicando criterios incorrectos, como, por ejemplo, cuando para los casos de mesotelioma se quiere distinguir, dentro de un mismo centro laboral, entre puestos de trabajo «expuestos a riesgo por amianto», y «no expuestos», cuando lo cierto es, que para esa patología específica, para ese cáncer pleural o peritoneal -o, excepcionalmente, pericárdico o de la túnica testicular-, los puestos de trabajo sujetos al riesgo, lo son todos los del centro laboral en el que el asbesto se manejó, habida cuenta de los numerosos casos no ocupacionales, en el entorno del foco industrial de polución, según evidencian diversos estudios epidemiológicos.
La cuarta razón, es la no universalidad de la prohibición, lo cual ha de importarnos por una motivación puramente altruista, pero también porque ocasionalmente eso genera problemas en los países amparados por la prohibición, como es el caso de España, en la medida en la que se «cuelan» mercancías que incorporan amianto en su composición. Tres cuartas partes del territorio mundial, y otro tanto cabe decir de la población terrestre, carece del amparo de la prohibición: Rusia, China, India, Indonesia, Brasil (excepto algunos de sus estados federales), etc., etc.
La quinta razón, finalmente, es por la amplia dispersión del riesgo de mesotelioma y de placas pleurales, evidenciada en distancias de varios kilómetros, en concordancia con la dirección de vientos predominantes, y afectando incluso a los animales domésticos residentes en la zona. La tasa de mesotelioma, y pese a la prohibición, allí donde la hay, no cesa de crecer, de momento.
Con claridad y contundencia. Esta nota es también de usted: «Esta investigación demuestra que las fibras de amianto se reparten por el cuerpo de una forma peligrosa, que la cantidad sea seis veces superior en nódulo que en pulmón, debería hacer reflexionar a los científicos ante la «lista cerrada» de cánceres provocados por el amianto que usamos en España». ¿A qué investigación hace referencia? ¿Qué lista cerrada es esa?
La investigación corresponde a la siguiente cita bibliográfica:
Koga Y, Satoh T, Kaira K, Koka M, Hisada T, Hirato J, Altan B, Yatomi M, Ono A, Kamide Y, Shimizu Y, Aoki-Saito H, Tsurumaki H, Shimizu K, Mogi A, Ishizuka T, Yamada M, Dobashi K Elemental and immunohistochemical analysis of the lungs and hilar lymph node in a patient with asbestos exposure, a pilot study. Environ Health Prev Med. 2016 Oct 3. [Epub ahead of print]
Con lo de «lista cerrada», a lo que he querido aludir, es al muy restrictivo elenco de patologías asbesto-relacionadas, cuya condición como tales, viene habitualmente siendo reconocida en España. Por ejemplo: en los casos de cáncer de ovarios, si se demuestra claramente que ha existido una exposición al amianto, lo lógico, y justo, sería reconocer esa etiología, con el carácter de diagnóstico de presunción, que es a lo sumo a lo que cabe esperar razonablemente, en la generalidad de las situaciones. Sin embargo, hasta el presente no nos consta que en nuestro país se haya producido ningún reconocimiento de esa índole.
¿Quiere añadir algo más?
Sí. Quisiera llamar la atención de todos, acerca de un caso de falsificación de informes médicos correspondientes a trabajadores expuestos al amianto (y eventualmente también afectados por esa exposición laboral), perpetrada por la empresa ENDESA, en Chile. Fuente: http://www.elciudadano.cl/2016/10/05/330551/trabajadores-que-manipularon-asbesto-en-bocamina-se-querellan-contra-mutual-por-falsificacion-de-examenes/
Gracias, muchas gracias. Quede aquí registrada su denuncia.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.