El enorme aumento de la demanda energética conlleva asociados problemas ecológicos como el progresivo agotamiento de los recursos naturales y las agresiones al medio ambiente. En esta cuestión hay opiniones enfrentadas. El riesgo de los residuos radiactivos, la posibilidad de accidentes nucleares y el aumento de las enfermedades provocadas por la radiactividad hacen que la […]
El enorme aumento de la demanda energética conlleva asociados problemas ecológicos como el progresivo agotamiento de los recursos naturales y las agresiones al medio ambiente. En esta cuestión hay opiniones enfrentadas. El riesgo de los residuos radiactivos, la posibilidad de accidentes nucleares y el aumento de las enfermedades provocadas por la radiactividad hacen que la opción de la energía nuclear no sea aceptada por todos.
Muchos científicos, como Paloma García, doctora en Físicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) apuestan por las energías renovables, que utilizan para su generación recursos naturales que no se agotan con su uso y son, además, fuentes de abastecimiento energético más respetuosas con el medio ambiente. Se trata entre otros de recursos hidráulicos, eólicos, geotérmicos, solares y biomasa.
«Otro aspecto destacable de las energías renovables es que son autóctonas y contribuyen al equilibrio territorial, ya que pueden instalarse en zonas rurales y aisladas que no tienen acceso a la electricidad. En muchos casos es una energía que se consume donde se genera y eso evita también la dependencia de las infraestructuras del transporte», afirma la doctora García. Carlos Bravo, responsable de Energía en Greenpeace considera aceptable que la energía nuclear pueda jugar cierto papel en la transición hacia un nuevo modelo. «Pero no podemos aceptar que se pretenda seguir igual y utilizar el espejismo nuclear para retrasar lo inevitable: la demolición del fetiche del crecimiento económico y demográfico, y la transición hacia fuentes de energía y modos de vida realmente sostenibles. Sólo con las energías renovables y la eficiencia lograremos alcanzar un modelo energético más limpio, más seguro y menos costoso. Es fundamental no olvidar lo que ocurrió en Chernóbil hace 20 años».
Sin embargo, James Lovelock, considerado padre de la ecología moderna (y autor hace 40 años de la Hipótesis Gaia que definía a la Tierra como un todo que se autorregula) considera que el cambio climático ha llegado ya a un punto sin retorno. En su último libro, La venganza de Gaia, Lovelock advierte que estamos inevitablemente abocados a una catástrofe natural muy próxima. Para 2050, los polos se habrán deshelado y quizá antes se provocarán inundaciones masivas por el deshielo de los glaciares.
El científico afirma que algunos ecologistas se preocupan más por las amenazas a las personas que por las amenazas a la Tierra y sostiene que hay que recurrir a la energía nuclear, porque no es posible que las fuentes renovables, viento, mareas y corrientes de agua, proporcionen energía suficiente y a tiempo. «Sólo hay una fuente inmediatamente disponible que no provoque calentamiento planetario, y ésa es la energía nuclear. Bastaría con eliminar todas las trabas a la energía nuclear para resolver los problemas derivados de los combustibles fósiles y poder así mantener nuestro consumo energético» asegura el científico británico.
Elvira Moya, catedrática de Física de la UCM matiza su propuesta. Para formar parte del conjunto de opciones que faciliten la transición a un modelo energético sostenible y proyectable hacia el futuro, la opción nuclear precisa un análisis serio. Este análisis, centrado en el conocimiento y alejado de prejuicios, permitirá establecer ventajas y desventajas comparativas y así decidir su mayor o menor contribución a esa transición. Es decir, «nuclear sí, con condiciones». El factor de seguridad y, sobre todo, la percepción social de riesgo es condicionante de la opción nuclear. Pero los diseños actualizados, la experiencia operativa y los conocimientos disponibles apuntan a unos niveles de seguridad comparables con los riesgos conocidos y aceptados de otras fuentes de energía. En cuanto a la gestión de residuos radiactivos es cierto que los de mayor actividad están pendientes de una solución de almacenamiento definitivo. Moya considera, por ello, que la opción nuclear sólo tiene cabida en una sociedad con una fuerte estructura civil, con un marco institucional estable que permita gestionar con garantía y responsabilidad ante los ciudadanos los recursos y riesgos asociados.
Encontrar mejores fuentes energéticas es clave. Las grandes industrias tienen que cumplir normas medioambientales y ya se contemplan en casi todas las legislaciones los delitos ecológicos. Pero la cuestión es si somos conscientes del precio de mantener una forma de vida que para funcionar necesita muchísima electricidad.
Hay refinerías, empresas de cemento, papeleras, etc. que deterioran el medioambiente pero si nos preguntamos quién consume los productos, quién abusa de esos recursos cada día, lo cierto es que todos tenemos una parte de responsabilidad y podemos hacer algo.