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Entrevista a Nicolás González Varela sobre el Cuaderno Spinoza de Karl Heinrich Marx (y IV)

Fuentes: Rebelión

«El interés del joven Marx se centra sobre la cuestión material de lo Ético, de la constitución de la Política, el problema del dominio, del ejercicio de la potestas y su posible superación»

Profesor, filósofo, trabajador incansable, activista, autor de un libro imprescindible -Nietzsche contra la democracia- y un número ilimitado de artículos deslumbrantes, Nicolás González Varela es el editor -traductor, anotador y presentador- del Cuaderno Spinoza de Marx (El Viejo Topo, Barcelona, 2012) y uno de los marxistas de mayor erudición y proyección internacional.

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Estábamos en el capítulo de las influencias. Los Cuadernos Spinoza de Marx, ¿influyeron en su tesis doctoral sobre Demócrito y Epicuro?

También puede deducirse, como hipótesis plausible, que el mismo descubrimiento del Materialismo antiguo, pude haberle sido sugerido por el propio Spinoza, quien en una carta a Hugo Boxel de 1674, le confiesa en medio de una polémica sobre la superstición y la existencia de los Lémures: «La autoridad de Platón, de Aristóteles y de Sócrates no tienen para mi gran valor. Me habría sorprendido mucho que hubiera citado a Epicuro. Demócrito, Lucrecio o incluso a alguno de los atomistas o los que defendían las tesis atomistas. No es de extrañar, en cambio, que los que hablan de ‘Cualidades Ocultas’, ‘Especies Intencionales’, ‘Formas Substanciales’ y mil otras necedades, hayan inventado Espectros y Espíritus, dando fe a las sibilas, para quitarle autoridad a Demócrito, cuya fama envidiaban tanto que entregaron sus libros, de tan merecido renombre, al fuego.» La tesis y una serie de trabajos accesorios son textos muy importantes, ya que son paralelos y simultáneos a su trabajo sobre Spinoza y además, historiográficamente hablando, son una crítica al esquema de la Historia de la Filosofía de Hegel. Epicuro era un filósofo radical, atrayente y misterioso, de origen pobre, del cual se conservaban algunas cartas o epístolas doctrinales, hasta que se produjo el descubrimiento de los llamados papiros de Herculano, que contenían importantes fragmentos de su gran obra De la Naturaleza. A través de la lectura crítica de estos fragmentos y utilizando el testimonio doxográfico disponible, Marx tiene el propósito excesivamente ambicioso de reconstruir el sistema filosófico de Epicuro. Pero: ¿por qué el joven Marx elige una disertación en Filosofía Antigua? Es posible que sea porque puede, de esa manera, tratar la vexata quaestio del Materialismo de la Antigüedad. Además, como Nietzsche con el signo contrario, Marx usa lo «Antiguo» para pensar y solucionar la problemática filosófico-política del presente. Al enfocarse sobre las filosofía postsistemáticas (las que siguieron a Platón y Aristóteles) y más infravaloradas de la Grecidad clásica, puede proyectar críticamente el momento pasado el presente. Los Jóvenes Hegelianos creían vivir una período filosófico similar al postaristotélico: el «gran» sistema, omniexplicativo y absoluto, se erosionaba inexorablemente, sobreviviendo teorías precarias, individualistas y humanistas, que daban vida a escuelas del pensamiento orientadas prevalentemente hacia lo práctico y ético. Tanto la decadencia aristotélica como el posthegelianismo son tiempos históricos y teóricos caracterizados por la extrema autovaloración subjetiva. Intentar reconstruir el eventual sistema filosófico de Epicuro es al mismo tiempo descifrar la rápida disolución del Hegelianismus y descubrir la imperiosa necesidad de tomar distancia de Hegel. Contra la corriente imperante en los estudios clásicos, Marx sostenía que «estos sistemas constituyen la clave de la verdadera Historia de la Filosofía». Tanto la disertación como los cuadernos (los Excerpta de Berlín, que incluyen a Spinoza) pueden ser considerados la primera autocrítica del joven Marx de su primera identidad romántico-monárquica, los textos más explícitos de la refutación de que pueda existir una capacidad atribuible a la subjetividad individual que pueda enfrentarse a lo real. El joven Marx está en plena metamorfosis hacia un Idealismo no-individualista, y al mismo tiempo, experimentando una adhesión cada vez más crítica hacia Hegel: su System le aparece como desequilibrado, desviado hacia la mistificación panteísta y lo contemplativo, inflacionado de excesos teóricos y marcado por la ausencia de una dimensión práctico-transformativa. Es aquí donde seguramente se puede hablar de una ruptura epistemológica radical, mucho antes que el famoso coupure épistémologique en La Ideología Alemana de 1845.

¿Qué puntos de contacto había, en opinión de Marx, entre la ética epicúrea y Spinoza?

Pensemos que el objetivo final declarado de Epicuro era nada más ni nada menos que devolverle la felicidad a la Humanidad… Marx no pudo ni tuvo tiempo, finalmente, de rehabilitar a Epicuro como un pensador profundo y complejo (tarea que al final cumplió el erudito Bignone). En estos textos que nombras es donde por primera vez aparece una referencia de Marx a Baruch de Spinoza. Analizando un libro del especialista Baur sobre Sócrates, Cristo y el platonismo en la Religión, el joven Marx delinea una genealogía muy significativa, que por su riqueza transcribo: «La actitud de los filósofos más intensivos (intensivren Philosophen), como Aristóteles, Spinoza o Hegel, adoptan una forma más general, menos sumergida en la Forma del sentimiento empírico (empirische Gefühl), por eso al fervor de Aristóteles, cuando ensalza la θεωρια (theoría) como lo mejor, como la cosa το ηδιστον και αριστον (más agradable y noble), o cuando elogia la racionalidad de la Naturaleza en su tratado περι της φυσεως ζωικης («Sobre la Naturaleza de los Animales») o la inspiración de Spinoza, cuando habla de la consideración sub specie aeternitatis (Bajo la especie eterna) del amor a Dios o de la libertas mentis humanae (Libertad de la Espíritu humano), el fervor de Hegel cuando desarrolla la eterna realización de la Idea, el magnífico organismo del universo del Espíritu; esta inspiración es más lograda, más cálida, más beneficiosa para el Espíritu de la Cultura Universal… prende la llama del puro fuego de la Ciencia… estos son los spiritus que animan el proceso de desarrollo de la Historia Universal.» Aquí es evidente el conocimiento profundo de Marx de Spinoza (en especial de su Ética), un conocimiento que sólo en parte era debido al excursus historiográfico y filosófico-político de la izquierda hegeliana. Los puntos de contacto entre la ética epicúrea clásica y Spinoza resultaban sin dudas evidentes e indudables para Marx. En el Cuaderno IV, cuando Marx haga entrar en escena a Lucrecio y extracte pasajes de su De rerum natura, transcribirá una proposición de la Ética spinoziana: beatitudo non virtutis praemium, sed ipsa virtus («la dicha no es el premio de la Virtud, sino la Virtud misma»), para a continuación anotar: Die erste Grundlage philosophischer Forschung ist ein kühner freier Geist («El primer fundamento de una investigación filosófica es un espíritu libre y audaz»). Spinoza, a los ojos de los jóvenes hegelianos, era el verdadero fundador de la Filosofía Especulativa moderna y como corolario se deducía que el Ateísmo era la consecuencia necesaria del Panteísmo spinozista.

Hablas también de una fuente oculta de inspiración a la lectura de Spinoza por parte de Marx. Citas a Moritz Hess y su «Historia sagrada de la humanidad». ¿Qué influencia es esa? ¿Marx no había roto ya con ensoñaciones religiosas y sagradas?

Hess, el «rabino rojo» como le había apodado Marx, es una figura olvidada y de enorme importancia en la maduración de la idea comunista, tanto en Engels como en Marx. Hess quedó impresionado al conocer al joven Marx, como relata en una carta: «Te alegrarás de poder conocer aquí a un hombre que ahora también formará parte de nuestros amigos… Se trata de una personalidad que, a pesar de que me muevo en el mismo campo, ha producido en mí una enorme impresión. En resumidas cuentas: puedes prepararte a conocer al máximo, acaso el único auténtico filósofo actualmente en vida, que muy pronto, en cuanto se presente públicamente (en escritos y en cátedra) atraerá la mirada de Alemania… Siempre había deseado tener a un hombre así como profesor de filosofía. Ahora me doy cuenta de lo ignorante que soy en el campo de la filosofía pura… El Doctor Marx, así se llama mi ídolo, es un hombre todavía joven (tendrá a lo sumo veinticuatro años), que asestará el golpe mortal a la religión y a la política medievales. Combina la más profunda seriedad filosófica con el chiste más mordaz. Imagínate Rousseau, Voltaire, Holbach, Lessing, Heine y Hegel combinados en una sola persona; digo ‘combinados’, no amontonados. Y entonces tienes al Doctor Marx…» Como tantos otros, Hess permanece a la sombra de los titanes de la época, no tiene lugar salvo como intermezzo y etapa descartable, una antítesis molesta. Su destino le ha colocado en medio de Fichte, Hegel, Feuerbach, Marx, Lasalle, Bakunin. La propia historiografía marxista, ya sea la «segundointernacionalista» (Mehring, Mayer,) tanto como la «tercerointernacionalista» (Cornu, Lúkacs, o el Dia Mat stalinista), lo colocan en un limbo intermedio pero marginal. El anarquismo no lo considera un retoño propio. De hecho Hess fue el que convirtió e Engels al Comunismo… Como señalas, existe una posible fuente oculta de inspiración a la lectura metódica de Spinoza: se trata del extraño libro de Moritz Hess, Die heilige Geschichte der Menschheit («Historia Sagrada de la Humanidad»), sintomáticamente publicado con el seudónimo de «Un discípulo de Spinoza». El libro, que anunciaba un Reino de Dios sobre la Tierra en forma de una Nueva Jerusalén socialista, unía el atávico mesianismo judío, junto con las filosofías de Spinoza y de Hegel, amalgamadas con las teorías sociales de Babeuf y Fourier. Hess anunciaba que el corazón de esta Nueva Jerusalén sería la síntesis de Alemania y Francia, una idea-fuerza que sería muy común en el joven Marx: «…de Francia, el país del combate político, nos llegará un día la verdadera Política; así como de Alemania nos vendrá la verdadera Religión. De la unión de ambas nacerá la Nueva Jerusalén.» La armonía final, que no será producida por una revolución política sino social, dirá Hess, será la instauración del Comunismo, fin de la Historia. Además de buscar la «igualdad total», Hess afirmaba spinozianamente que «lo esencial es la Negación». El tema central consiste en que el género humano puede recuperar su perdida unión con Dios, por lo que el Comunismo del futuro se deduce del pasado; la sociedad comunista repararía, por medio de la Igualdad y la Libertad, la escisión entre los hombres causada por la propiedad privada. La desigualdad es la causa de todos los males: «La necesidad física que ahora comienza a predominar está causada por la creciente riqueza de una parte de la sociedad y la creciente pobreza de la otra. Esta discordancia, desigualdad y egoísmo, llegarán a ser aún mayores. Alcanzarán un nivel que aterrará hasta al más estúpido e insensible…». En un principio los hombres vivieron en una sociedad indiferenciada de espíritu y materia, condición primitiva para la invención de la propiedad. La nueva Harmonie, según Hess, consistía en una nueva distribución, una nueva «humanidad social» en que la propiedad de los medios de producción (la forma social de la avaricia codiciosa), junto con la competencia y la división del trabajo embrutecedora, fuera abolida para siempre. Para lograr este ideal los hombres deben (en el espíritu de Fichte) obedecer el imperativo moral de buscar la vida santa en el recíproco sacrificio de sí. Este libro está considerado la primera expresión del pensamiento socialista en la Alemania del siglo XIX. ¿Deísmo y Materialismo son dos partes indivisibles del mismo principio, como más adelante señalará Marx?

Marx, en aquellos años, dedicó otros cuadernos a Leibniz y Hume. ¿Qué puedes decirnos de esos Cuadernos? ¿Preparas alguna edición?

Estos cuadernos permanecen todavía inéditos en español. Según la clasificación y datación dada por el Instituto de Historia Social Internacional de Amsterdam (IISG) pertenecen del período berlinés del joven Marx; han sobrevivido, además del especial dedicado a Spinoza, otros Heftes filosóficos que siguen inéditos en español: un cuaderno sobre David Hume escrito entre enero y marzo (numerado como B3), uno sobre Gottfried Wilhelm Leibniz escrito entre enero y marzo (B4), los tres sobre Baruch de Spinoza escritos entre marzo y abril (B5, B6 y B7) y uno sobre el filósofo neokantiano Karl Rosenkranz (B8). Los extractos de Hume, que se centran en su teoría del conocimiento y su escepticismo, corresponden a la edición en alemán de su obra A Treatise of Human Nature: Being an Attempt to introduce the experimental Method of Reasoning into Moral Subjects. (1739-40. Leibniz será uno de los filósofos admirados por Marx durante toda su vida, Incluso Marx tenía en su escritorio londinense tapices que pertenecieron al estudio de Leibniz provenientes de su casa en Hannover que fue demolida. En cuanto a Leibniz, némesis de Spinoza por cierto, se interesará por su teoría de la Monadología, las cuestiones de la teoría del conocimiento y el problema teológico, utilizando para sus extractos la Opera omnia en latín. Por cierto Lenin fue uno de los primeros en reconocer la importancia de Leibniz en la teoría marxiana en sus Cuadernos filosóficos de 1914-1916.

Finalmente tenemos los extractos sobre la historia de la Filosofía de Kant de Johann Karl Friedrich Rosenkranz, Geschichte der Kantschen Philosophie, se trata de extractos de filósofos del siglo XVII y XVIII. En segundo lugar es curioso que el joven Marx haya elegido filósofos con «Sistema», y si consideramos la coyuntura no es descabellado pensar en búsqueda e inspiración de antídotos críticos contra Hegel; en tercer lugar, sólo en parte están escritos por la propia mano de Marx, en parte han sido pasados en limpio por la mano de un copista-calígrafo profesional desconocido. Tanto la disertación como los cuadernos (los Excerpta de Berlín, que incluyen a Spinoza) pueden ser considerados la primera autocrítica del joven Marx de su primera identidad romántico-monárquica, los textos más explícitos de la refutación de que pueda existir una capacidad atribuible a la subjetividad individual que pueda enfrentarse a lo real. El joven Marx está en plena metamorfosis hacia un Idealismo no-individualista, y al mismo tiempo, experimentando una adhesión cada vez más crítica hacia Hegel: su System le aparece como desequilibrado, desviado hacia la mistificación panteísta y lo contemplativo, inflacionado de excesos teóricos y marcado por la ausencia de una dimensión práctico-transformativa. Es aquí donde seguramente se puede hablar de una ruptura epistemológica radical, mucho antes que el famoso coupure épistémologique en La Ideología Alemana de 1845. Por el momento no merecen, por su contenido fragmentado, incluirse en una edición separada, quizás sí incluirlo en una edición más amplia.

Hablas en nota 244 de la provocadora tesis de Matheron sobre la relación Spinoza-Marx. ¿Qué provocadora tesis es esa?

Alexandre Matheron es un gran especialista francés en Spinoza, parte de un gran renacimiento de los estudios sobre Spinoza en Francia en los 1970’s (y que incluye otras figuras de relieve como Martial Gueroult y Bernard Rousset). Matheron comentó la traducción al francés del Hefte del joven Marx aparecida en 1977 en una revista especializada en estudios spinozianos: Cahiers Spinoza. Sostiene que el trabajo de Marx es una composición, un real y auténtico montaje, una operación que sigue una línea directriz muy precisa en el cual los extractos pueden ser leídos de forma continua y con sentido uno detrás del otro, por lo que habría que preguntarse qué Spinoza es el que queda afuera de esta selección/redacción marxiana, y que no sabremos nunca qué pensaba hacer el joven Marx con este cuaderno en un año, 1841, en el cual todavía no tenía un pensamiento propio y desarrollado. Le deja el guante del desafío intelectual a «esa ciencia nueva formidable llamada Marxología» a que elimine la incógnita. Guante que por aquella época nadie de las vacas sagradas del Marxismo occidental recogió. En cuanto al contenido Marx no falsifica las tesis fundamentales del Spinozismo, aunque sí simplifica y hace más rígidas algunas de sus conclusiones.

Se ha dicho, tú mismo lo apuntas, que en la confrontación, asimilación y superación del Spinoza político el joven Marx ha entrevisto en la democracia absoluta spinoziana un esbozo de la futura sociedad comunista. ¿Tú también lo sostienes?

El interés del joven Marx se centra sobre la cuestión material de lo Ético, de la constitución de la Política, el problema del dominio, del ejercicio de la potestas y su posible superación. Marx señala, concordando con el propio análisis de Hegel, que el revolucionario materialismo francés del siglo XVIII era la «realización» de la Sustancia de Spinoza, que el Deísmo y el Materialismo son dos partidos que sostienen uno y el mismo principio básico, su punto de partida es el mismo… La búsqueda de antídotos contra la megafilosofía de Hegel, mistificado sistema panteísta, hace que Marx sea un heterodoxo en cuanto a su propia recepción de Spinoza. En el llamado Spinoza-Renaissance, y en el debate agitado posterior conocido como la Pantheismusstreit, que se produjo en Alemania entre el siglo XVII y XVIII se privilegiaba, en especial, la esotérica Ética, y se despreciaba la teoría política y del estado de Spinoza, es decir: se reprimían las consecuencias políticas y prácticas de su pensamiento. Hegel mismo, en su Vorlesungen, había ignorado al Spinoza político, mientras Marx lo afronta y valora, poniendo en primer lugar, contra la tradición interpretativa, su Tractatus theologicus-politicus, una obra anónima aparecida en 1670, la primera y madura formulación pública, exotérica, del pensamiento de Spinoza. La Kritik de la Política es la clave hermenéutica de la lectura marxiana de Spinoza, quien finalmente había encontrado su más auténtico lector político. Además Spinoza será una de las herramientas en la decisiva crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel de 1843 y en el desarrollo del concepto primitivo de Democracia del joven Marx. Marx después de estos manuscritos, nunca más volverá a nombrar al Spinoza político del Tractatus… En obras inmediatamente posteriores parecería además que Spinoza había sido utilizado por Marx para demarcar las contradicciones internas insalvables del sistema filosófico de Hegel. En Spinoza la Democracia es el opuesto absoluto al imperium del instinto (appetitu), la Democracia es de manera radical omnino absolutum imperium. Marx en su re-escritura fuerza el texto spinoziano definiendo la forma-estado democrática (imperium democraticum) como la única que tiene los cuatro atributos fundamentales de un buen gobierno: 1) la Libertad de Expresión garantizada como fin en sí mismo de la forma-estado: 2) Mecanismos de dominio político no-violentos y consensuales; 3) conversión del Vulgo (fanatismo popular) en Pueblo (energía positiva y constituyente); 4) Estabilidad del pactum constitucional (aunque siempre con una íntima y permanente tensión). En cuanto a la idea comunista madura, tenemos que reconocer que mucha temática fundamental de la futura sociedad comunista (separación de la Teología del Estado; la libertad individual, y la posibilidad de acceder a ella, como definición del mejor gobierno; la desacralización de la Política; que el cimiento del Derecho es el Poder, la soberanía popular como potencia dinámica; la importancia de la forma institucional en el estado democrático, etc.). Pero ahí acaban los trazos del esbozo: recordemos que la idea de Spinoza de la democracia -al igual que sus propuestas de formas de gobierno monárquicas- se inclina hacia la Aristocracia. De hecho, él limita el alcance de la Democracia de tal manera que es sólo por un tecnicismo que no es una Aristocracia. Para Spinoza, que es mucho más complejo que lo que piensan sus comentadores posmodernos, la Democracia se diferencia de la Aristocracia (el reconoce tres formas básicas de gobierno) sólo en el método de selección de su elite gobernante, no en el tipo de política llevadas a cabo en ella. En este sentido Spinoza es un realista. Lo que es muy importante como aporte negativo para la futura crítica materialista a la Democracia burguesa (la forma republicana) que hará Marx. Y es que entender la influencia de Spinoza en Marx implica no traicionar al Spinoza real.

No abuso más. Creo que andas ahora en asuntos de suicidio. ¿Es el caso? ¿En qué suicidios marxianos estás metido?

Gracias a la apuesta admirable de la editorial Montesinos y El Viejo Topo, estamos trabajando en la traducción y edición crítica una serie de textos de Marx inéditos al español, muchos de enorme importancia, que comenzamos con el Hefte Spinoza. Puedo anticiparte que el lector español tendrá en poco tiempo en sus manos un ensayo público de Marx, es de 1846, ya en su etapa comunista, sobre el suicidio en el Capitalismo. El artículo sobre el suicidio, en especial femenino, según un marxólogo de la categoría de Michael Löwry, es una piece unique en la bibliografía de Marx, está fundamentalmente basado en las memorias de un tal Jacques Peuchet (1758-1830), un personaje político de segunda línea, que fue sucesivamente artista, abogado, economista, estadístico y archivero de la Policía ¡durante la Restauración! Participó de la Revolución Francesa, para luego ser parte del partido realista, luego simpatizante de Napoleón. El texto de Marx sobre el suicidio es curioso por muchas razones. Es la primera y última vez que tratará el tema de la opresión de género y la tiranía del pater y mater en la familia burguesa. Y tenemos más textos del Marx desconocido en la lista de espera… Es muy importante la recuperación del Marx auténtico, ya que por más de 70 años las obras de Engels y Marx ofrecidas en el mercado internacional de libros estaban monopolísiticamente configuradas, tanto en el establecimiento del texto original como en el aparato erudito de presentación y notas, por la marca ideológica del Dia Mat estalinista, cuyo objetivo explícito literario era movilizar a los «clasicos del Marxismo» en favor del sistema político y económico de la URSS.

¿Quieres añadir algo más?

Sí, agradecerte Salvador la gran tarea que realizas tanto en la difusión como en la diseminación de un auténtico pensamiento crítico.

Soy yo quien debo agradecerte tus generosas e inmerecidas palabras.