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Errejón, paradigma de un cinismo que no se termina de diferenciar

Fuentes: Rebelión

No seré yo quien tire la primera piedra, tal vez la penúltima sí, sobre Errejón, ni seré hoy en este artículo complaciente, lo que vendría a significar que seré yo quien venga a plantear cierto cinismo social e ideológico sobre la ideología y el dogma a sufrir en y desde la izquierda, tema sobre el que trataremos.

Me explico, cuando hablo de cinismo me estoy refiriendo a la exigencia que se le da o exige a la izquierda frente a la derecha, bajo la máxima… son ellos (los de izquierdas) los que defienden con vehemencia el feminismo y hablan con total convencimiento en contra de la violencia machista. Pues reconocer esto, es actuar bajo la impresión de que hay una doble vara de medir según seas de izquierdas o de derechas y en base a que como lo defiendes de manera vehemente pues te exijo más. Lo que a su vez podríamos sobreentender que el mero hecho de ser de derechas te hace menos culpable si cometes un acto machista o violento contra la mujer que si eres de izquierdas.

Evidentemente, esto no debe ser así y he venido observando en estos días tras el escándalo Errejón que desde todos los espectros ideológicos fuera de la izquierda se han encargado de señalar lo aquí expresado, pero de ser ese claramente criticable, lo peor de todo es que se ha visto y hemos podido comprobar como la propia izquierda, incluida la ideológica, ha asumido dicha máxima: “Nosotros debemos ser más ejemplarizantes contra el machismo y la violencia de género y de darse en nuestras filas lo asumimos todos y el castigo debe ser mayor”. Y si bien esa máxima literal, seguro que puede ser criticada por la propia izquierda, no es menos cierto que de manera tácita es lo que he venido oyendo desde distintos sectores de la izquierda ideológica, extrema, menos extrema y la centrada. Y defiendo que es algo que no debería ser asumido, pues y pregunto ¿es la violencia de género menos deleznable según el espectro ideológico del que parta?

La cuestión es que nos estamos refiriendo a un universal; esa es la cuestión y los universales se cumplen sin más o no se cumplen sin solicitar posicionamiento ideológico. Cumplir universales que incluso están tipificados como delito, no se mide o se calibra, sencillamente son exigibles de la misma manera para todos. El hecho de que uno quiera hacerlo bandera no debiera ser un agravante y menos para dicha formación política o ideológica y lo único, en todo caso, que se debería es agradecer el ponerlo en su agenda programática como una cuestión a priorizar y en todo caso exigir a las demás fuerzas políticas que lo hagan, pues el tema de la violencia machista lo merece o…. ¿lo cuestionamos? ¿Se imaginan una misma violación a una mujer donde el juez dictamine “x “ años porque ha sido un ferviente defensor contra las violaciones sexuales y otro que en su defensa diga: “Mire, yo es que no creo en la igualdad de sexo, es más considero que la mujer es un ser inferior” y ante eso el juez dictamine por el mismo hecho, menor pena? Ahora bien me interesa más interrogarnos sobre… ¿qué lección podríamos aprehender, sobremanera los hombres?

Y creo que la respuesta a esta pregunta pasa a ser clave en este artículo de opinión, pues la cuestión va de como los hombres, al margen de ideologías, seguimos ejerciendo actitudes machistas y sobre todo acciones que a todas luces ya no se pueden soportar ni permitir más de unas (mujeres)a manos de otros (hombres).Hay una ideología del patriarcado que nos conforma a todos/as y que ha ido permitiendo actitudes y hechos al respecto que ya no valen, que ya no se pueden ni se deben permitir e insisto nos configura a todos, excusas… nunca; más bien todo lo contrario, darnos cuenta de la gravedad del asunto, y si de algo me ha servido y nos debe servir el “asunto Errejón” es de darnos cuenta de la gravedad y del daño que se viene, venimos infligiendo y ante el cual solo queda afirmar con total contundencia, ¡Basta ya!

Esa es la evidencia, sin embargo y al mismo tiempo  es la gran mentira si cogemos sólo una parte que se ha venido a comer la izquierda de nuestro país, el asumir la parte por el todo y es que a buen seguro habrá más “errejones” en la izquierda, pero insisto si nos quedamos en ello y no sabemos discernir que gracias, entre otras, a las propuestas feministas, algunas,  tan concretas como la tan manoseada, vilipendiada y ahora tan bien referenciada ley “del sólo sí es sí” puesta y aprobada por y desde la “izquierda radical” de Podemos (Irene Montero) no podía darse el marco actual en el que por suerte se pueden mover un poco mejor las mujeres víctimas de violencia machista y acoso sexual entre otras.

Por lo tanto, no da igual ni se es igual, la bandera del feminismo resulta ser una necesidad social y de desarrollo que la izquierda ha sabido darse cuenta y la derecha tendrá que darse cuenta. La máquina del feminismo, las olas, mejor dicho, del feminismo son imparables y le cueste a quien le cueste ideológicamente hablando no tienen nada que hacer con Errejón más que decir que como acosador, presunto acosador o presunto violador, no es más que eso que un triste caso, paradigmático caso público que no ha sabido vivir su indignidad como hombre sin atropellar a mujeres. Es evidente que la cultura hace, pero la cultura es transformable y nosotros, actores somos protagonistas únicos de nuestros quehaceres y en algunos casos aquí sí más que otros. Pero de ahí presumir la falacia de que ha venido a fallar toda la ideología de la izquierda dicta un trecho que me niego a asumir. Errejón no es una cuestión ideológicamente de izquierdas y sí de una ideología del patriarcado abrumador e indigno de hombres sobre mujeres. Hoy todos los hombres debemos, deberíamos sentirnos tristes porque un hombre que pudo ser ejemplo en positivo lo ha sido en negativo y desde ahí asumo mi responsabilidad como hombre, pues el patriarcado es sistema sexo/género de manera casi infinita en comparación con la ideología, es más no tengo duda alguna que si de algo ha venido a ayudar, es la izquierda repito con discursos y leyes más feministas.

Es evidente que la credibilidad se gana con los hechos y con la historia, y la izquierda ideológica y programática en concreto de los últimos años no puede dejarse llevar por dicha demagogia del escarnio incluso cínico del hacer Errejón. Un Errejón como paradigma de que el patriarcado sigue acampando a sus anchas, de que el patriarcado nos conforma a todos los hombres e incluso a algunas mujeres que siguen negando la máxima y es que vivimos en una sociedad machista y llena de privilegios para los hombres y llenas de mujeres siempre sufridoras de un sistema que se ha organizado en su contra y en otras ocasiones además víctimas de atrocidades a manos de hombres. 

Como hombre pido disculpas a Elisa y a tantas otras que a buen seguro pude ofender, todos los hombres nos hemos venido sirviendo de un sistema que ha puesto a las mujeres a nuestro servicio y nunca hemos dicho nada, al margen de actitudes más o menos insoportables o hechos.  Y mientras a seguir luchando desde esa misma izquierda ideológica por ser bandera de feminismo y bandera de no dejar pasar una más entre nosotras/os.  Pues el sistema sexo/género ha hecho que no sólo haya tenido que irse un depredador, al parecer, sino que otra compañera también se ha visto en la obligación moral de dejar su cargo. El sistema del patriarcado sigue operando, pero somos en y desde la izquierda con nuestras mujeres valientes y purga programática los que tenemos que seguir dando ejemplo de ni una más. Y del mismo modo va llegando la hora y la ola de nuevos hombres con nuevas masculinidades del cuidado, de la igualdad y del respeto de hecho. Pero nunca creer que la estrategia ha fallado. Ha fallado el machismo, un machismo violento que debemos significar primero como un problema que tenemos los hombres y nos conforma y después partir del hecho que debemos reeducarnos en esa cultura no toxica ni dominante con la que venimos actuando y desde ahí empezar a construir. Más nunca creer que no ha tenido sentido y que no podemos y debemos seguir teniendo sentido la izquierda como abanderado del feminismo, de un feminismo que debe seguir siendo bandera.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.