Este mes de junio se pretende abrir en Gipuzkoa un jugoso debate. ¿Es éticamente deseable y económicamente viable que las arcas públicas paguen una renta básica de ciudadanía a cada miembro de la sociedad? Hablamos de un ingreso económico que percibirían todas las personas, independientemente de que tuvieran o no otras fuentes de renta. La […]
Este mes de junio se pretende abrir en Gipuzkoa un jugoso debate. ¿Es éticamente deseable y económicamente viable que las arcas públicas paguen una renta básica de ciudadanía a cada miembro de la sociedad? Hablamos de un ingreso económico que percibirían todas las personas, independientemente de que tuvieran o no otras fuentes de renta. La reflexión arrancará el 21 y 22 de junio en un curso de verano de la UPV-EHU organizado por la Diputación Foral.
La renta básica de ciudadanía (RBC) se plantea como un ingreso pagado por el sector público a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad. Un subsidio garantizado incluso a quien no quiera trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre; es decir, independientemente de cuáles puedan ser sus otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva.
Esto que, en una primera aproximación, puede parecer una propuesta difícil de ser materializada, una utopía incluso -máxime en los tiempos que corren-, es defendido por sus impulsores como una medida completamente factible, que beneficiaría al grueso de la población y que contribuiría a luchar contra la pobreza y a aumentar la libertad. Exigiría una nueva forma de distribución de la riqueza y requeriría, por tanto, cambios en la distribución actual de la carga fiscal. Tiene también, claro está, sus detractores, que apuntan, entre otros aspectos, la menor motivación hacia el trabajo que conseguiría una renta de este tipo, así como lo «exagerado de los recursos» necesarios para su puesta en marcha.
De todo ello, de sus bondades y de las críticas que se le hacen, se hablará el 21 y 22 de junio en el palacio Miramar de Donostia, en el curso «Las condiciones materiales de la libertad: tomando en serio la Renta Básica de Ciudadanía», organizado por la Diputación de Gipuzkoa dentro de los Cursos de Verano de la UPV-EHU. El diputado de Política Social, Ander Rodríguez, se cuenta entre los defensores del citado subsidio universal garantizado y ha compartido con HIRIAN sus puntos de vista.
Ciertamente, y con la que está cayendo, cuesta tomarse en serio, o al menos creerse, que un subsidio incondicional y universal de ese tipo pueda ser aprobado en un futuro próximo…
Es precisamente en un contexto de crisis sistémica como la actual cuando una propuesta de estas características cobra mayor relevancia. Por ejemplo, contemplamos cómo la exclusión del mercado laboral es cada vez mayor. Por lo tanto, el acceso a la renta necesaria para la supervivencia no puede estar vinculado al mismo. La RBC superaría la inseguridad económica producto de una situación de desempleo; amortiguaría el crecimiento exponencial de la pobreza y disminuiría el riesgo que suponen determinadas formas de autoempleo.
Cuando se habla de inviabilidad de la RBC no encontramos sólidos principios económicos, sino una «imposibilidad» política que no resulta aceptable para quienes están mejor.
El curso dará a conocer diversas propuestas sobre la renta básica de ciudadanía. ¿Cuáles son esas diferentes posibilidades?
Partiendo de unas características comunes (individual, incondicional y universal), existen distintos modelos donde hay variaciones de cuantía, de edades (más o menos cantidad según la edad), de inclusión o no de los menores, etc. O diferentes vías de financiación, así como sustitución de otro tipo de prestaciones como los seguros de desempleo y un largo etcétera.
Analizarán también las críticas a esta medida por parte de sus detractores. ¿Cuáles son las principales? ¿Y cuáles las mayores dudas a las que se enfrentan incluso los defensores de la renta básica?
Las principales críticas se centran en la relación de la renta básica de ciudadanía con el mercado de trabajo o, dicho de otra forma, los supuestos efectos perniciosos que tendría sobre el trabajo remunerado.
No hablaría de dudas, sino de debates, en el seno de los defensores de la RBC, que podrían centrarse en las diferentes opciones de financiación y sobre los diferentes modelos existentes.
Con el citado curso de la UPV-EHU, la Diputación Foral quiere abrir un debate sobre este subsidio. Y el siguiente paso que se plantea es la constitución de una comisión sobre esta materia en las Juntas Generales. ¿Qué acogida esperan lograr en esa institución y cuál sería el cometido concreto de la citada comisión?
Creemos que podemos conseguir el apoyo de los junteros para la creación de la comisión y estoy convencido de que es completamente posible la aplicación de la Renta Básica de la Ciudadanía. Después de que la RBC haya traspasado los muros de la academia, todavía hay mucho desconocimiento sobre lo que es y no es este mecanismo de reparto de riqueza. También lo es para los diferentes partidos políticos, cuestión que convierte en más necesaria aún la creación de un debate institucional que también sea social, porque creo que cuando se conozca conseguiremos el apoyo necesario. Es precisamente el órgano de las Juntas Generales el que deberá abordar dos aspectos fundamentales: la justificación ética (¿es éticamente necesario o deseable garantizar el derecho a la existencia de la ciudadanía a través de la RBC?) y el marco normativo para su aplicación y desarrollo.
También es verdad que la RBC siempre ha sido bastante incomprendida: la derecha entiende sus implicaciones y por eso la descarta inmediatamente, pero las resistencias que puede encontrar en la izquierda creo que son debidas a que no se llega a comprender la potencialidad de la propuesta. Espero que el curso, así como el debate social consiguiente nos ayuden a dar a conocer esta propuesta que nos llevará a que toda la sociedad se empodere.
El territorio de Gipuzkoa no tiene en este momento competencia para implantar una medida tan ambiciosa como la renta básica de ciudadanía. ¿Qué recorrido cree que puede tener en este momento una propuesta como ésta?
La Diputación Foral de Gipuzkoa no tiene competencias en cuanto a ayudas periódicas (aunque el hecho de que no las tenga hoy no quiere decir que en un futuro cercano no las tengamos), pero la Comunidad Autónoma Vasca sí. Además, hay que tener en cuenta que la RBC influiría, por ejemplo, en ayudas como las de desempleo que están en manos del Reino de España. Considero que es una comisión en Juntas Generales la que debería concretar un modelo de RBC factible y luego hablaremos de los pasos que habrá que dar para aplicar la Renta Básica de la Ciudadanía. El recorrido debería acabar con la implantación de la RBC en el ámbito geográfico acordado.
Hablemos de la justificación ética de la RBC. ¿Cuáles son sus argumentos?
Son muchos los objetivos que persigue la RBC, desde la erradicación de la pobreza hasta el ejercicio real de la libertad. El actual sistema de prestaciones económicas condicionadas, aunque ha contribuido, y contribuye, a paliar parcialmente esta falta de ingresos económicos, es insuficiente para resolver la situación de pobreza en que malvive una importante parte de nuestra población, y por ello es necesario replantear la actual política de prestaciones y subsidios económicos condicionados para intentar hacer frente a este problema.
La independencia, la existencia material, la base autónoma que confiere la propiedad, es condición indispensable para el ejercicio de la libertad. De ahí la idea argumentada por parte de los defensores republicanos de la Renta Básica: «Universalizar la propiedad». Universalizar la propiedad debe entenderse de forma metafórica. Nadie está pensando seriamente en repartir la propiedad de un país dado, o del mundo, entre los habitantes del país en cuestión en el primer caso, o del mundo en el segundo.
En síntesis, la RBC, frente a los subsidios condicionados, presenta las siguientes ventajas: establece una cobertura del 100 %, elimina humillantes controles, erradica la estigmatización de la pobreza, ahorra costes a la administración, es de gestión simple, incentiva el autoempleo y el trabajo a tiempo parcial, reconoce el trabajo voluntario y el trabajo doméstico, desaparece el fraude y supera la trampa de la pobreza y la trampa del paro.
¿A qué se refiere cuando habla de la «trampa de la pobreza»?
La trampa de la pobreza se define de la siguiente manera: La penalización que comporta el aceptar un trabajo remunerado por parte del beneficiario de un subsidio condicionado. La penalización es la pérdida del subsidio condicionado. Sólo se realizará un trabajo remunerado que suponga unos ingresos superiores a los que se pierde. En las prestaciones por desempleo encontraríamos un efecto muy similar denominado trampa del desempleo.
La RBC, al tener carácter acumulativo (no se pierde la prestación por tener otras fuentes de ingresos), supera las mencionadas trampas, trampas que, insisto, aparecen como consecuencia del sistema de incentivos y penalizaciones que ofrecen los subsidios condicionados.
¿Qué viabilidad técnica tiene la RBC? ¿Cómo se podría lograr financiar ese subsidio universal? ¿Manejan ustedes alguna propuesta concreta?
La financiación de una RBC no constituiría un problema de producción de riqueza, sino de distribución de la misma. Una RBC de cualquier cuantía debería requerir cambios en la distribución actual de la carga fiscal. Prolijos resultan los trabajos dedicados a la financiación de la RBC y difíciles de enumerar. Sólo mencionaré que, cuando hablamos de costes, hay autores que ponen el énfasis en que lo correcto sería contraponer el coste bruto aparente al coste financiero neto. «Coste bruto aparente» sería el resultado de multiplicar la RBC por los que tengan derecho a percibirlo y el «coste financiero neto» se obtendría al restarle la supresión de determinados subsidios condicionados, ahorro en la gestión, mayor recaudación, etc.
Habida cuenta de que la RBC plantea al fin y al cabo una redistribución de la riqueza que salve de la pobreza a las personas, ¿no cree usted que las élites económicas impulsarían medidas para volver a equilibrar la balanza a su favor? Tal vez se produjera una situación de disminución de salarios, incremento del precio de la vivienda y de los productos de primera necesidad…
La Renta Básica de Ciudadanía no es el bálsamo de fierabrás, no es la respuesta a todos los problemas asociados a la lógica del sistema capitalista. De todos modos algunas de las cuestiones que apunta son temores totalmente infundados. La RBC no provocaría una disminución de los salarios, porque se debería mantener e incluso incrementar el salario mínimo interprofesional. Su efecto sería el contrario; al reforzar el poder del trabajador frente al empresario, las actividades especialmente penosas verían incrementados sus salarios. También son infundados los temores relativos al efecto inflacionario de la medida.
Y ya que hablamos de atajar la pobreza, resúmanos cómo observa la evolución de la misma en Gipuzkoa.
Vemos con preocupación cómo la pobreza y la ausencia de bienestar crecen en nuestro territorio. Si fenómenos como la pobreza eran estructurales en nuestra sociedad, la crisis sistémica ha llevado a una pauperización de las condiciones de vida de muchos guipuzcoanos. Además, el reciente endurecimiento en el acceso a las ayudas sociales conllevará el incremento de la pobreza, aunque este gobierno ha demostrado su compromiso destinando 15 millones de euros durante los próximos tres años para ampliar las cobertura social en Gipuzkoa.
A finales de este año tendremos los primeros resultados de la herramienta de medición de la pobreza, tendremos la «fotografía» de la realidad de la pobreza en Gipuzkoa.
Fuente: http://www.hirian.com/2012/06/18/rentaporserpersona/
WEBS SOBRE LA RENTA BÁSICA DE CIUDADANÍA:
http://es.wikipedia.org/wiki/Renta_b%C3%A1sica_universal