Los últimos indicadores educativos publicados por Eurostat siguen colocando al Estado español a la cabeza en tasa de abandono escolar, a pesar de una reducción progresiva de la cifra. El pasado lunes se hacían públicos los datos de Eurostat referidos a los objetivos educativos fijados de cara a 2020. El principal indicador era la tasa […]
Los últimos indicadores educativos publicados por Eurostat siguen colocando al Estado español a la cabeza en tasa de abandono escolar, a pesar de una reducción progresiva de la cifra.
El pasado lunes se hacían públicos los datos de Eurostat referidos a los objetivos educativos fijados de cara a 2020. El principal indicador era la tasa de abandono escolar, en la que España sigue estando a la cabeza con un 21,9%, casi el doble de la media europea, que se sitúa en un 11,1%, y por delante de países como Malta, Rumanía, Italia o Portugal.
El dato de España significa una mejora sustancial frente al índice que presentaba el país en 2006, cuando la cifra se situaba por encima del 30%. Los motivos de la mejora se localizan más en un cambio del mercado laboral que en la mejora del sistema educativo. «En la medida en que se acaba la burbuja, los estudiantes se quedan porque no les queda más remedio. Ya no hay un mercado laboral con la agresividad que tenía antes, donde a cualquier estudiante le estaban diciendo que iba a ganar más si se incorporaba a una obra en una construcción que si continuaba en el sistema educativo», explica el catedrático en pedagogía de la Universidad de A Coruña Jurjo Torres.
Torres argumenta incluso que esta mejora se ha producido «a pesar de la política educativa» y cómo «se ha mejorado mucho, en una situación en la que las políticas que lanza el Ministerio son realmente agresivas y muy segregadoras». «Es un Ministerio que está únicamente dedicado a evaluar, en función de criterios que ellos desean para seguir legitimando ante la opinión pública sus políticas pero no dedican ningún esfuerzo a lo que es actualización del profesorado, recursos para las escuelas, materiales más adecuados para que los estudiantes puedan trabajar, reformas curriculares para hacer un currículum auténticamente relevante», explica Torres, que cree equivocada la inversión en sistemas de evaluación. «La cantidad de dinero que se está gastando en organismos como el INEE (Instituto Nacional de Evaluación Educativa) y otras agencias de evaluación redundaría más si se incidiese en otro tipo de aspectos«. El programa de evaluación Pisa, dependiente de la OCDE, por ejemplo, no es una prueba gratuita, y «le cuesta mucho dinero al Estado y a las Comundades Autónomas».
La falta de inversión educativa en los centros con más necesidades se señala como otro motivo para que esta cifra de abandono siga estando a la cabeza de Europa. «No se ha bajado más porque coincidió con unas políticas muy agresivas del Ministerio de no incidir en el tipo de cuestiones que tienen que ver con la calidad de la enseñanza, sino que al revés, aumentaron las ratios, y eso donde más se nota es en los colegios públicos ubicados en las zonas más deprimidas y con poblaciones más desfavorecidas, que es donde hay un mayor abandono», defiende Torres. «Las estadísticas que lanza el Ministerio, cuando tomas los datos en bruto, dan la sensación de que se trata de una lotería y que todo el alumnado tiene la misma posibilidad de entrar en ese 21%, y no es así, siempre son los mismos. Dígame qué Comunidades Autónomas y, dentro de éstas, qué tipos de centros son lo que tienen más problemas y vas a encontrar a los pobres, los migrantes…». Sin embargo, el catedrático denuncia que «se está primando a los colegios que tienen buenos resultados», cuando deberían invertirse recursos en los centros más desfavorecidos.
Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/saberes/26477-la-cabeza-europa-fracaso-escolar.html