Tras la reforma laboral, la congelación de las pensiones y el recorte de salarios a los funcionarios, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha presentado este jueves un decreto ley que permitiría la privatización en un 50% de las cajas de ahorro. Esta ley cuenta con el apoyo del principal partido de la oposición, […]
Tras la reforma laboral, la congelación de las pensiones y el recorte de salarios a los funcionarios, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha presentado este jueves un decreto ley que permitiría la privatización en un 50% de las cajas de ahorro.
Esta ley cuenta con el apoyo del principal partido de la oposición, el conservador Partido Popular (PP). Su líder, Mariano Rajoy, ya dió el visto bueno a dichas medidas en un encuentro con Rodríguez Zapatero en el mes de mayo pasado.
Más allá de la privatización parcial del patrimonio de las cajas, se cree que esta ley podría abrir el camino para la conversión de estas entidades en sociedades anónimas, es decir, se abriría el camino hacia una privatización total.
Algunos analistas advierten de que este proceso iría en detrimento de la competencia y terminaría con el modelo de convivencia entre Cajas de Ahorro (Sociedades Limitadas) y Bancos (Sociedades Anónimas).
Al parecer, la aprobación de esta nueva ley beneficiaría a grandes empresas como el Grupo Santander o BBVA, lo que conformaría un oligopolio bancario.
El carácter «social» de las Cajas de ahorro
La principal característica que distingue actualmente a las Cajas de Ahorro de los bancos es que no son en su esencia entidades con ánimo de lucro.
Estas nacieron como entidades destinadas a realizar labores de apoyo a las clases más bajas, y en la actualidad están obligadas por Ley a aportar parte de sus beneficios a Obra Social. Por tanto, las cajas no tienen propietarios, sino gestores, y no cotizan en Bolsa, por lo que no pueden ser adquiridas por capital privado.
Por el contrario, los bancos son entidades con ánimo de lucro, y pueden destinar sus beneficios a satisfacer a sus accionistas y a lo que consideren oportuno.
La obra social, en peligro
Precisamente otro de los puntos críticos de esta Ley tiene que ver con la Obra social. Las cajas tienen que destinar como mínimo el 50% de sus beneficios a Reservas Obligatorias, para asegurar su solvencia presente y futura. El resto de los beneficios lo tienen que destinar obligatoriamente a Obra Social, en campos tan diversos como cultura, deporte, sanidad, conservación de patrimonio, etc. Normalmente, las cajas destinan entre un 30 y un 40% a Obra Social, lo que quiere decir que destinan entre un 70 y un 60% a reservas.
Por ello, la privatización parcial de las cajas supondría menos obra social.
Terminar con la politización de las cajas
Otro elemento que diferencia a bancos y cajas es que los bancos son dirigidos y gestionados por un consejo de administración elegido por la Junta de Accionistas, y las Cajas están sometidas al control de la Comunidad Autónoma donde se encuadre su sede social, y los órganos gestores son elegidos y pactados por los representantes políticos.
Uno de los argumentos tanto del Gobierno como de la oposicion es que esta Ley permitiría «despolitizar» las cajas de ahorro, de manera que estas dejarían de ser controladas por cargos de ayuntamientos y comunicades autónomas.
Rodríguez Zapatero ha definido esta reforma como «fundamental, urgente y necesaria», y «la más importante del sistema bancario español de la historia» en una comparecencia pública tras la reunión con el comité ejecutvo de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (Ceca). Y ha añadido que esta reforma es «fruto en gran medida del proceso de diálogo con el PP».