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España, entre la decepción y la mentira

Fuentes: Matrizur

A España le queda como un guante esa frase de Winston Churchill que reza así: «Quien a los 20 años no sea revolucionario no tiene corazón, y quien a los 40 lo siga siendo, no tiene cabeza». Es el resumen de la España actual. Gobernada por los que antes eran revolucionarios pero ahora son neoliberales… […]

A España le queda como un guante esa frase de Winston Churchill que reza así: «Quien a los 20 años no sea revolucionario no tiene corazón, y quien a los 40 lo siga siendo, no tiene cabeza». Es el resumen de la España actual. Gobernada por los que antes eran revolucionarios pero ahora son neoliberales… que aprietan el puño de la rosa y la convierten en un palo, que golpea para cerrar las voces críticas y se excusa apelando a la arzón.

Qué decepción de Partido Socialista, que en su día ilusionó a tantos… ¿Nos engañaron? ¿Por qué siempre tiene que ser la izquierda la engañada? En general, la derecha sigue siendo la derecha y cambia poco, no evoluciona, solo cambia de peinado. Es tan obtusa, tan conservadora, tan inmóvil, que no decepciona demasiado. Tal vez, si a caso, a los que les gustaría que fuera una derecha más dura y más clásica… pero la decepción es poca entre sus filas. Introducen palabras democráticas en sus discursos, pero es solo eso; fachada.

Y mientras la derecha se siente como pez en el agua en este mar de hipocresía, la izquierda se ahoga en ella.

Hay algo que no entiendo; la gente, se aleja del PSOE porque no quieren un gobierno de falsa izquierda, de derecha disfrazada, pero al hacerlo permiten y dan paso libre a la derecha católica y extrema del PP. Por ejemplo, el anuncio de Los Verdes, que exigen la dimisión inmediata de Zapatero y la disolución de las Cortes Generales. ¿No se dan cuenta que estarán entregando en bandeja de plata, el triunfo electoral a la derecha? ¿Votará la gente por el malo para evitar al peor? Lo dudo. Los medios de comunicación, cómplices necesarios, viven enquistados en este juego político, y controlan o lo intentan, la opinión de quienes no salen a la calle a ver con sus propios ojos. Ven por ellos, piensan por ellos y así, van absorbiendo esa voluntad. Convertirán un golpe de estado, en un aburrido dilema parlamentario.

El PSOE utilizó las ideas de la izquierda como trampolín, una herramienta muy útil en su momento, pero que ya no funciona. Es un partido de derecha moderada, al cual la crisis le obliga a volverse de derecha capitalista pura y dura. El dilema es como realizar la metamorfosis delante de los ciudadanos sin que estos les reclamen: imposible. Las urnas castigarán esa mentira de manera drástica y tajante.

La mayoría de la gente, por lo general, no tiene ni idea de cuáles son las reformas del PSOE, o los debates o las leyes que van y vienen salvo alguna que otra que causa revuelo mediático. En realidad es así como los políticos quieren a la población y para eso sirve la tele. Nadie sabe qué hace en realidad Zapatero o su gabinete de gobierno. Mucha gente se guía (y eso lo saben bien los asesores de imagen en las elecciones) o se tiene que guiar simplemente por un sensación. Un concepto abstracto del político. Su imagen, su porte… Muchos creyeron que el PSOE era ese romántico partido que buscaba una España distinta y libre; de izquierdas y que hoy se derrumba y se desmorona quedándose ¿en qué?.

Es la crisis del partido. Viven la desesperación típica del tiempo que se agota, la del moribundo redactando su testamento mientras agoniza y le falta el aire, sin saber si le dará tiempo a terminarlo. Son las patadas de ahogado. Por un lado tienen que recuperar o tratar de recuperar los votos y por otro, tienen que tomar medidas para sostener la economía hipercapitalista. El PSOE nunca castigará a un banco por desahuciar a una familia que no pudo pagar la hipotecada de su casa, pero agarrará el dinero de todos esos desahuciados y se lo dará al banco, para que no tenga que perder la suya. Es una injustica y una desproporción tan evidente… Los gobiernos exprimiendo a los pobres para mantener a los ricos. La paradoja moderna.

En esa desesperación, en esa carrara por no ahogarse, el PSOE quiere hacer cambios en la constitución, a toda prisa y sin consultar. Mal y con negras intenciones. ¿Por qué ahora? Cuando viene la crisis financiera… ¿Quién les está gritando auxilio? O exigiendo auxilio, más bien. Los bancos no piden, exigen. ¿Por qué de pronto les nacen las ideas y las soluciones a los problemas del país, que han arrastrado durante años? Justo ahora que vienen las elecciones… y el candidato del PSOE no hace más que mandar antidisturbios a golpear su reputación.

Mentira, todo es una simple farsa, un teatro, pero al final los actores se van, se desmaquillan y desaparecen llevándose la taquilla, y solo queda el público sentado, por muy malo que haya sido el espectáculo, pagando la entrada. Cada día peor, cada día más cara.

Las dos Españas que se pelean por tener la razón, con la boina aún encajada hasta las cejas. No pasa de ahí. Los políticos se disfrazan pero en el fondo son los mismos.

Queremos ser europeos y primermundistas, con dinero prestado y políticas plagiadas. Ya no existe la izquierda en el panorama mundial, ni la democracia, poco a poco se desvanece para implantarse un sistema bipartidista, en el que solo se puede votar por A o por B. Nada más. Y siempre ganará A o ganará B según lo hagan unos mal o bien y viceversa. Al final, un buen negocio para ambos. Los banqueros serán siempre los mismos, manipulando los hilos. Exigiendo más y más. Asegurándose que no habrá más actores sobre el escenario.

Pasa en Inglaterra, EEUU, México, Chile… al final todos terminan a la derecha del padre, es decir, del capitalismo. Este capitalismo salvaje de hoy, que se devora a si mismo.

El PSOE, trata de engañar y no sabe ya, por qué no convence, cuando la mentira le había servido tan bien hasta ahora. No lo entiende. Ni el cerebro de José Blanco, que se siente tan preclaro, es capaz de comprender qué ha sucedido. Quizá él menos que nadie. Las malas decisiones, las acciones sospechosas, las equivocaciones, las mentiras… son tantas… No me extraña que el PP esté ya celebrando su triunfo.

Nos gobiernan cuarentones que ya no son revolucionarios (si es que algún día lo fueron) y han pasado a ser señores serios que ven por fin las cosas claras… Bien vestidos, con vehículos caros, mansiones con helipuerto… Tratan a la población como si fuera estúpida, como a borregos que hay que llevar por veredas que no les gustan, por su propio bien, aunque al final el bien será para el matadero que la vende como carne.

Y al que proteste, palo. Golpe. Mano dura. Que no salgan a la calle, que no se comuniquen, que no expongan sus problemas… Que no se atrevan. Aquí no pasa nada y todo está bien, gracias al presidente o gobierno en turno. Aznar lo tenía claro: «España va bien», la frase opiácea que le mantuvo y le mantiene. Lo que hubiera dado José Blanco por poder hacerse con ella y utilizarla en la campaña de Zp.

¿Qué tenemos que hacer? ¿Gritar más fuerte hasta que se cansen de escucharnos? ¿Ocupar la calle y las pantallas de la tele? Para que etiqueten a todo aquel disconforme con adjetivos vejatorios. Criminalizando la actitud de la protesta.

Quién diría que los líderes de hoy fueron jóvenes ayer. Que levantaron el puño y gritaron y protestaron… ¿lo hicieron? ¿Lo fueron? Quizá nunca creyeron realmente en sus alegatos. Fue todo una argucia, para llegar al poder. Una escalera, nada más.

No compran nuestras almas con dinero, las compran con promesas, incumplidas. Hipotecas del espíritu humano embargadas por los bancos del materialismo. Al final, hay que dejar los ideales y ser realistas si queremos subsistir.

Vivimos en un mundo capitalista y si no se mantiene, si no se sigue amamantando a la bestia, se muere y muere matando. La amenaza del bienestar y su síndrome de abstinencia.

Casi parece inútil el esfuerzo. Pero no lo es. Hasta el sistema más duro puede ser derribado, si todos nos unimos y canalizamos la fuerza en un solo golpe. Y esos jóvenes de hoy, revolucionarios sin cabeza, según Churchill, tienen la capacidad, la semilla, la energía para construir sobre las cenizas de este capitalismo obsoleto y podrido. Ojalá algún día, se pueda construir un futuro sin tener que dejar de ser revolucionario.

Habrá que comenzar de nuevo. Habrá que deshacer lo que ya no funciona, deshilachar el disfraz, y dejar desnudo al impostor. NO parar.

Fuente: http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=13982:no-parar-espana-entre-la-decepcion-y-la-mentira&catid=54:movimientos-sociales