España podría vacunar nueve veces a su población con la evasión anual de multinacionales y grandes fortunas, según una nueva investigación.
483.000 millones de dólares. Unos 425.000 millones de euros. Esa cantidad es lo que pierden los países año a año en recaudación de impuestos debido a la evasión de las grandes empresas y las grandes riquezas, según el último informe The State of Tax Justice 2021 publicado de manera conjunta por Tax Justice Network, Global Alliance for Tax Justice y el federación de sindicatos global Public Services International. Los 483.000 millones de dólares que se pierden en los paraísos fiscales al año son suficientes para cubrir tres veces el coste de la compra y distribución de dos dosis de la vacuna Covid-19 para la población mundial. De esa cantidad, el informe señala que 312.000 millones de dólares se pierden por el abuso de las multinacionales, su evasión transfronteriza y el uso de paraísos fiscales. El resto, 171.000 millones, corresponde a la evasión fiscal en paraísos fiscales de las grandes fortunas.
El análisis dedica un apartado a España. Según estas tres organizaciones, el Estado español pierde cada año 7.222 millones de dólares, unos 6.350 millones de euros, por culpa de la evasión de impuestos de las grandes empresas y fortunas. De esta cantidad, unos 4.500 millones de euros son evadidos por las multinacionales y unos 1.850 millones evadidos por las grandes riquezas.
O lo que es lo mismo, la Hacienda española pierde cada año un 2,5% del total de ingresos fiscales o 136 euros por cada uno de los habitantes del país. En el cálculo de las vacunas que se podrían administrar con las cantidades evadidas cada año, el apartado español del informe señala que con lo que pierde España con la evasión de impuestos se podría vacunar a 419 millones de personas, nueve veces la población española, o el 8,51% del presupuesto total dedicado a sanidad.
La punta de iceberg
Los 425.000 millones de dólares son tan solo las pérdidas directas. Es decir, son datos extraídos de las propias declaraciones de las empresas, así como los datos bancarios que recopilan los gobiernos y que las organizaciones han recolectado y analizado. Pero, según alertan, este cálculo deja fuera las pérdidas indirectas como “las pérdidas de reacción en cadena que se derivan de los abusos fiscales que aceleran la carrera hacia el abismo y hacen bajar los tipos impositivos a nivel mundial”. El FMI estima que las pérdidas indirectas derivadas del abuso fiscal global por parte de las empresas multinacionales son, como mínimo, tres veces mayores que las pérdidas directas.
Según Miroslav Palanský, analista de datos de Tax Justice Network, dichas cantidades son solo “la punta del iceberg, lo que podemos ver por encima de la superficie gracias a algunos avances recientes en materia de transparencia fiscal, pero sabemos que hay muchos más abusos fiscales por debajo de la superficie que cuestan magnitudes más en pérdidas fiscales“.
Países ricos y sus islas
Pese a esa imagen de isla paradisiaca, lo que demuestra una vez más la nueva investigación es que la mayor parte de la evasión de impuestos es provocada y facilitada por los países de la OCDE. Un 78% del agujero fiscal global, 332.000 millones de euros, se debe a los Estados de este club de países ricos.
Reino Unido vuelve a encabezar la lista. Más de un tercio de las pérdidas fiscales globales, el 39%, es facilitada a través del Reino Unido y la red que conforma la City londinense con sus territorios de ultramar, como las Islas Vírgenes Británica, la Isla de Jersey o Gibraltar.
Dicha tela de araña británica, junto a otros países en el corazón de Europa -Países Bajos, Luxemburgo y Suiza- son responsables del 55% de las pérdidas de impuestos globales al resto de Estados, unos 236.000 millones de euros anuales.
“Los impuestos pueden ser nuestra herramienta más poderosa para abordar la desigualdad, pero en su lugar se han convertido en algo totalmente opcional para los superricos”, lamenta Alex Cobham, director de Tax Justice Network, que ha señalado que “debemos reprogramar el sistema fiscal mundial para proteger el bienestar y los medios de vida de las personas por encima de los deseos de los más ricos, o las crueles desigualdades que ha puesto de manifiesto la pandemia quedarán definitivamente grabadas”.