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Esperaba más de China

Fuentes: Rebelión

Si, no puedo decir otra cosa. Un país socialista, dirigido por un Partido Comunista que cuenta en sus filas con cerca de 100 millones de militantes, algo así como 9 veces la población total de Cuba; con un desarrollo espectacular, que es la envidia sana de muchos, donde me incluyo; el orgullo de todo el que luche y defienda al socialismo, al poder de los trabajadores.

Que es también el odio y rencor del mundo capitalista encabezado por EE.UU., que pierde por días su absurda, imposible, pero entendible batalla por frenarlo, por devolverlo a los años de penurias económicas del que salieron triunfantes gracias a la genial maniobra política, económica y social, que sigue dando frutos y guiándolos hasta alcanzar el liderazgo indiscutible del mundo, después de 50 años seguidos de aplicación.

Cuba, por su parte, estancada, empobrecida, en una crisis peor a la de mediados de los años 90 del pasado siglo, llamada eufemísticamente Período Especial, debido al recrudecimiento brutal del Bloqueo, o guerra económica, política y mediática de EE.UU., combinada con las secuelas de la pandemia, tanto aquí como en todo el mundo, a lo que se suman los errores e inconsistencias de su política económica que añaden al menos el 30% de las causas.

Pero socialista, al fin y al cabo, o mejor, hasta las últimas consecuencias, porque sigue siendo faro, guía, sostén ideológico y político de todo el que luche por la emancipación de los trabajadores, la eliminación de todo tipo de discriminación, la libertad plena del hombre, la verdadera y definitiva democracia a que aspira la sociedad.

Por todo eso y por nuestra historia, nuestra cultura, nuestra forma de ser, somos un ¨bicho¨ difícil de manejar, de lidiar con él. Para China, de una cultura tan diferente y con la que hemos tenido diferencias políticas, pues es de esperar dificultades de todo tipo.

De nuestra parte, las diferencias fueron, algunas, arrastrados por la dogmática soviética, después porque no entendimos a Deng Xiao Ping y la Reforma económica profunda y exitosa que ha traído a ese país hasta aquí, socialista hasta hoy, a pesar de todo augurio contrario basado en ideas plagadas de dogmatismo, mediocridad, o la combinación de ambas cualidades.

De la parte China, pues hubo también su aporte: la Revolución Cultural y sus consecuencias, la invasión a Vietnam, país, sociedad, pueblo, por el que estuvimos ¨dispuestos a derramar nuestra propia sangre¨ ante la agresión yanqui.

He dicho en otro lugar que China hace años no tiene nada que ver con aquella otra atrasada y en búsqueda de su verdad. No solo ha crecido económicamente, sino que ha madurado política y socialmente, lo que se refleja en su política exterior.

El barraje de ataques a dicha política por los medios occidentales es permanente, agresivamente sesgado, manipulado y mentiroso, pero a la vez interesante por lo que deja ver. Estos ataques son integrales, a todo lo que sea o provenga de China, pero su proyección exterior es perseguida con saña. Es el centro de preocupación de EE.UU. y sus aliados o, apenas, dóciles seguidores de su política agresiva contra ese país. Han incluido, como era de esperar, en esa ¨política exterior de China¨, el asunto de Taiwán, que es, como ellos saben, un problema de política interna, cuya historia es bien conocida.

Las inversiones y ayudas de China a una cantidad cada vez mayor de países del antes llamado ¨Tercer Mundo¨, han sido atacadas de todas las formas posibles. En el caso de África estuvo dedicada a la supuesta ¨intención¨ de poblarla con chinos exportados en grandes cantidades por ¨no tener cabida en su país¨, aduciendo la política de un solo hijo, ya inexistente, por los cambios demográficos que ahora acusan decrecimiento de todos los indicadores, que en números puede ejemplificarse en que la India ya pasó a ser el país más poblado del mundo.

Las iniciativas de la ¨Franja y Ruta de la Seda¨, vienen teniendo un impacto positivo en todo país donde se han introducido, mejorando la infraestructura de transporte y comercial, estimulando la vida económica de dichos países con resultados concretos. Y esto llega a América Latina, y aquí también tiene sus dividendos en política, lo que colma la copa de occidente, ahora intentando una contraofensiva con algo parecido a la ¨Alianza para el Progreso¨, fracaso estrepitoso de los años 60 del pasado siglo, ahora no solo encabezada por EE.UU., sino integrada por varios de los países del llamado G-7, y dirigido a todo el sur subdesarrollado.

Analizando el tema con un amigo, me decía que ¨los chinos son los máximos tenedores de los bonos del tesoro yanqui, por tanto, son muy susceptibles a las sanciones de EE.UU. Por eso los chinos hicieron la donación de 100 millones de dólares a Cuba, porque las donaciones si están exentas del bloqueo. Están vendiendo bonos a las dos manos, pero ese es un proceso lento¨.

La conversación se extendió a la comparación con lo que está haciendo Rusia por Cuba. Circula en las redes que el paquete de ayuda, inversiones e intercambio comercial con ese país, cambiará radicalmente para mejor, a corto y mediano plazos, la situación económica de Cuba. No me es posible confirmar lo que dice, por eso no incluyo los datos concretos que aporta, pero cuando el río suena algo trae, y suena altísimo, sobre todo con la visita que el Primer Ministro cubano a Rusia por más de 10 días, acompañado con buena parte del Consejo de Ministros cubano, negociando y concretando el paquete.

El país necesita algo como esto, el Bloqueo yanqui, aprovechan con cruel cinismo la crisis post-pandemia, es culpable hoy, en más del 70%, de la grave situación económica y social que enfrenta el pueblo de Cuba. No hay opción a este tipo de relación económica con los países amigos que nos apoyan.

Cuba tiene que desatar ya el viraje de su política económica y lograr tratados de libre comercio e inversión con todos los países del área, los más amigos y hasta los que no lo son tanto. México, Venezuela, Brasil, Colombia, Bolivia serían la primera prioridad, incorporando a Argentina y Canadá en la medida de lo económica y políticamente posible. Cada día perdido duele en el bienestar del pueblo.

Considero que China debiera estar haciendo algo similar a este empeño de Rusia. Vietnam, más pequeño y lejano, lo viene haciendo hace décadas, pero se trata del Vietnam Heroico. ¿Por qué no lo hace?, no creo que por las razones de su posición en ¨largo¨ con los Bonos del Tesoro de EE.UU., las posibles sanciones de ese país resultan cada vez más un bumerang que un golpe a los sancionados. Para el caso de China lo serían mucho más.

EE.UU. quiere obligar a China a invadir Taiwán y resolver la integración de todo su territorio y nación de una buena vez. No ven otra forma de contener el avance económico de ese país obligándolos a una guerra devastadora. Lo que han logrado es una alianza cada vez más profunda de China con Rusia, que una guerra en esa área del Pacífico consolidaría por siempre, como debió ser en vida de la URSS.

Pero para el país asiático, por ahora, ¨evitar la guerra equivale a ganarla¨, principio enarbolado por Raúl Castro que Cuba ha probado con éxito. El factor Cuba no tiene el peso que mi amigo quiere darle para explicar la morosidad de China para con nuestro país. Participar en grande en la economía cubana, como la isla necesita, como lo va a hacer Rusia, no echaría más leña al fuego de la incitación yanqui a la guerra en Taiwán.

En Cuba la discusión sobre el tema Rusia o/y China, que comenzó en los 60, continúa hoy. Son dos países totalmente distintos a lo que eran más de 50 años atrás, pero eso no parece cambiar las posiciones de muchos aquí.

Existe esa nostalgia, que comparto, de aquella noble obra humana, distorsionada por el estalinismo, que después no logró retornar al leninismo creador, dialéctico, el de la NEP, traicionado finalmente por algunos mediocres políticos, varios traidores, incluso alcohólicos, aprovechados por occidente para destruir a la URSS, cuyas consecuencias incluyen la actual guerra en Ucrania.

Sigue viva mucha de la desconfianza de China, que llegó a afirmar a mi amigo que: ¨Putin es más comunista que Xi Jing Ping¨, a lo que agregan algo así como que los oligarcas rusos son ¨buenos¨, o ¨mejores¨ que los chinos. Desconocen al materialismo dialéctico por completo, el análisis clasista, el lente que ponga el análisis en contexto, sobre todo temporal.

Concuerdo que está presente el legado histórico de la Revolución de Octubre y la victoriosa URSS ante el fascismo y todas las alianzas imperialistas que intentaron destruirla por la fuerza. Sobre todo, en muchos de los políticos actuales de la Federación. Pero, sin exagerar, y asumiendo lo que es China hoy, por más que algunos de sus desaciertos empañen su rol como líder del progreso y el socialismo en el mundo.

¿Será que es Cuba la que, conscientemente o sin quererlo, no incentiva un mayor protagonismo de China en la economía cubana? ¿Será que la comparación de mi amigo entre Putin y Xi es compartida por la dirección del país? No tengo evidencias de esto, pero ya cité desavenencias anteriores que podrían tener influencias aún hoy.

Mejor termino rectificando el título de este escrito, ¨Espero más de China aún¨.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.