Tras seis meses de gobierno, el concejal del Ayuntamiento de Madrid expone los retos de la legislatura
El concejal delegado del área de Economía y Hacienda de Madrid, Carlos Sánchez Mato, es un viejo conocido del activismo madrileño. Economista e integrante del sector de IU que apostó por la confluencia en Ahora Madrid, ha formado parte de Attac, la Plataforma por la Auditoría de la Deuda o la Plataforma por una Banca Pública. Tras seis meses de gobierno, ha conseguido aprobar unos presupuestos con un incremento del 26% en el gasto social. Sin embargo, plantea importantes retos para esta legislatura. Entre ellos, la auditoría ciudadana de la deuda de Madrid o la remunicipalización de servicios públicos.
La Administración actual hereda una serie de grandes contratos, muchos de ellos de más de una década de duración, que integran parte de los servicios municipales externalizados. ¿Qué medidas habéis adoptado al respecto?
En primer lugar, y no es un tema menor, analizar la dimensión y la magnitud que tiene el proceso privatizador que han tenido estos grandes contratos, así como los de menor importe, en lo que son las formas de funcionar del Ayuntamiento. Lógicamente, el análisis de todos estos contratos nos revela que las limitaciones a la hora de la acción de gobierno son elevadísimas. Pero eso en absoluto supone una losa que no podamos ser capaces de remover. Ese análisis está prácticamente finalizado, pero aún no del todo porque el alcance de este tipo de contratos afecta a cosas muy conocidas como la limpieza y a otras de mucho menos calado desde el punto de vista de la opinión pública pero también importantes.
Se ha hablado mucho de remunicipalizaciones.
Estamos en la estrategia, que haremos pública en su momento, en la que estableceremos cómo actuar ante ese tipo de situaciones, porque no podemos seguir la misma estrategia ante una empresa pública de capital mixto como la empresa funeraria, una estrategia muy clara y muy sencilla comparada con otro tipo de servicios como ya hicimos público, que en casos como el de la limpieza o Calle 30. Hablamos de elementos diferentes que requieren actuaciones diferentes, pero siempre con una misma base política: que los servicios públicos sean prestados de manera directa.
Pero muchos de esos contratos están blindados.
Sí, pero no soy pesimista en absoluto. Hay formas, desde el punto de vista legal y por supuesto económico, de afrontar este tipo de situaciones. Si tenemos una atadura legal, nos queda ver transcurrir el tiempo. Tenemos capacidad de acción y tenemos que ser audaces políticamente hablando para poder afrontarlo. Consideramos que estamos atados de pies y manos pero tenemos las herramientas para romper las cuerdas.
El 15% del presupuesto para 2016 se destinará a pagar la deuda. ¿Esa suma no impide la remunicipalización de servicios costosos como limpieza y jardinería, servicios que Carmena vio inviable recuperar «por motivos jurídicos y económicos»?
No, por una sencilla razón, y es que, en gran medida, los bienes materiales necesarios para contratos de una magnitud grande son propiedad del Ayuntamiento. Sí o sí, tenemos que invertir en eso. De hecho, hay una partida considerable para camiones de basura. El obstáculo presupuestario no va a ser el que impida la municipalización en los casos en los que ésta sea necesaria. Los obstáculos están más bien en la dificultad enorme que pone la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que impide que contrates personal público. Puedes aumentar tu presupuesto para pagar a una contrata, pero no contratar empleados públicos, aunque esos nuevos contratos te supongan un coste inferior a sacar un pliego en el que externalizas un servicio. Es una aberración, pero ocurre. Ésos son los mayores obstáculos, pero incluso así tenemos las herramientas para hacerlo. Es un tema de voluntad política, y de alguna manera lo que estoy haciendo es arrojar la pelota a la opinión pública para que, si no lo hacemos, nos lo reclame.
¿Hasta qué punto los grandes nombres del capital en Madrid, como Florentino Pérez o el casi recién llegado Grupo Wanda, son capaces de atar las decisiones del Ayuntamiento?
Si yo te dijera que los grandes grupos de presión son capaces, desde el punto de visto económico, financiero o político, de condicionar la política municipal, a continuación tendría que ir a presentar mi dimisión y además exigir que la de todos mis compañeros y compañeras de la Corporación lo hicieran. Evidentemente, tenemos que tener la capacidad de ser independientes de las presiones de grupos de interés y ser rehenes de las de los grupos de interés fundamentales, que son el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas de Madrid. Que lo intenten es lo lógico. Ellos están en su papel y nosotros debemos estar en el nuestro, que es defender los intereses generales. Y los intereses generales raramente van de la mano de los de los grupos de élite o minoritarios. Normalmente, unos y otros no se llevan bien.
Hay una concentración histórica del poder económico en Madrid, repartido hoy, en gran parte, entre un puñado de empresas. ¿Hay instrumentos para acabar con esto?
El gran instrumento para vencer esa concentración de poder es no depender de esas grandes corporaciones para prestar los servicios directamente a los ciudadanos. Cuando el porcentaje fundamental a la hora de la conformación de un servicio público es la mano de obra no tiene mucho sentido que tenga que haber un intermediario para organizarlo. Debe ser el propio ayuntamiento el que preste el servicio de manera directa. Sería como si subcontratáramos la elaboración de los presupuestos. Habría gente que lo defendería porque defienden políticamente eso, pero la mayoría de la gente diría: «Qué aberración, que lógica política tiene esto». No tiene sentido colocar un intermediario, que además necesita un beneficio y que, por tanto, va a hacer que se preste el servicio más caro para el conjunto de los ciudadanos.
Habéis aprobado los presupuestos con apoyo del PSOE. ¿Habrá contrapartidas por ello? ¿Podría entrar en un futuro gobierno municipal?
Creo que gobierno más sólido que el de Ahora Madrid es difícil de encontrar. Con el panorama político que tenemos a nivel estatal y en muchas comunidades, creo que podemos hablar de una mayoría muy sólida en número de concejales y en capacidad de gobernar y de haber hecho no sólo unos presupuestos que recogen una sensibilidad social claramente compartida no sólo por los votantes y las bases de Ahora Madrid, sino por las del Partido Socialista.
¿No teméis represalias del PSOE a nivel municipal si no se llega a un acuerdo Podemos-PSOE estatal?
Este gobierno no responde a los intereses ni de mis compañeros de Podemos, ni de mi gente de IU, ni de ningún partido concreto. Hay gente sin adscripción política respecto a partido, hay gente que somos de IU, gente de Podemos… Creo que conciliamos bastante bien el trabajar en conjunto. Somos una expresión clara de que se puede, y se debe, trabajar de manera conjunta en la izquierda más allá del PSOE. No somos ni vamos a ser moneda de cambio de nada y Ahora Madrid es un gobierno municipal que tiene perfecta capacidad de hacer su trabajo durante los próximos años hasta las próximas elecciones.
No hay miedo entonces a un posible cambio de actitud del PSOE.
Pueden llamarme inconsciente, pero pueden ponerse de acuerdo el PP, el PSOE y Ciudadanos cuando quieran. Somos un equipo de gobierno en minoría y si se ponen de acuerdo los tres tendrán que explicarle a sus electores muchas cosas. Nosotros pasaríamos a la oposición, pero no tenemos ningún tipo de miedo, ni hemos demostrado con nuestras acciones políticas que lo tengamos. Creo que lo que tenemos obligación de hacer es cumplir nuestro programa electoral, nuestra estrategia y además ser capaces de comunicarlo y contárselo a la gente. Ese es el mayor blindaje que podemos tener como gobierno municipal.
¿Está suavizando el PSOE la política de cambio de Ahora Madrid?
La cultura del pacto conlleva que, lógicamente, no sea todo lo que digamos nosotros o lo que digan ellos. Pero no hay pacto de gobierno. Lo que ha habido es un pacto de investidura, y hemos acordado unos presupuestos en los cuales no me he sentido nada incómodo ante peticiones del PSOE pidiendo que incentiváramos propuestas de calado social. Me encanta que me ganen esas manos. No tengo ningún problema en que me digan que hace falta un centro social más en un barrio periférico de Madrid, encantado de ceder en eso. No he cedido personalmente y desde el punto de vista político en nada más. Ni yo ni Ahora Madrid. Hemos estado muy cómodos en esa negociación presupuestaria, porque las peticiones que el PSOE ha hecho han sido de incremento en gasto social, en algún distrito concreto, de potenciar inversiones adicionales en barrios que han sido muy dañados por la falta de inversiones en años anteriores… Con lo cual no siento que hayamos tenido que ceder en ningún momento ninguna piedra sensible en la estrategia. Si hubiera algo en concreto no tendría ningún problema en decirlo.
Tras la aprobación de los presupuestos, afirmaste que se acabó el Madrid de las grandes macroinfraestructuras alejadas de la realidad. Sin embargo, algunas grandes operaciones urbanísticas siguen adelante. ¿Se acaba de verdad ese Madrid?
Hablábamos de macroinfraestructuras como grandes anillos, soterrar otra vez la M30 en otro escalón más abajo o elementos como ese sueño olímpico que más bien fue la pesadilla y que ha dejado barrios sin adecuadas dotaciones deportivas pero una Caja Mágica que ha costado casi 260 millones de euros y tiene un uso cercano a cero. Ese tipo de cosas se acabaron. Podremos cometer errores, pero estamos absolutamente decididos a no cometerlos de la misma manera. Ahora, ¿no va a haber ningún tipo de crecimiento urbanístico en Madrid? A corto plazo no tiene ningún sentido que se plantee una expansión de la ciudad cuando demográficamente no es la realidad que tenemos. Y eso lo ha dicho mi propio compañero de Desarrollo Urbano Sostenible. La Operación Chamartín, tal y como estaba diseñada no tiene sentido, plantea necesidades que la ciudad no tiene. ¿Quiere decir que no hay que acabar el nudo norte? Eso es otro tema. ¿No se va a volver a hablar nunca de Chamartín? Yo creo que hay que hablar de Chamartín, claro. ¿Habrá alguna operación Chamartín? El tiempo lo dirá, pero no como estaba pensada.
También aseguraste que los presupuestos «abordan el pago de la deuda pero en los plazos establecidos». ¿Quiere decir eso que se aparca la auditoría o sigue en marcha?
En absoluto, pero es verdad que ha habido retrasos desde el punto de vista técnico. Hicimos un anuncio del proceso de auditoría, pero dijimos que era fundamental que no fuera sólo técnica. Hablamos siempre de una auditoría ciudadana. Tiene que haber los mecanismos y procesos participativos y todo el desarrollo que haga que esto no sea un trabajo de unos señores y señoras sabias metidos en unas habitaciones decidiendo qué es lo que ha ocurrido con la deuda del pasado. Eso no es lo que estamos haciendo. Pero en la parte de desarrollo de participación ciudadana hacia los barrios y distritos vamos más lentos de lo que pensábamos. Se han retrasado cosas como el convenio con la Universidad Complutense, que estamos ya a punto de firmar. También han provocado ese retraso las muchas obligaciones derivadas del desembarco en el Área de Economía y Hacienda y la enorme dificultad que ha sido el conseguir el resultado exitoso que hemos tenido en los presupuestos. Pero todo eso no ha parado la auditoría. Al contrario, está en pleno auge, y lo veremos durante la primavera de este año, cuando empezarán a desarrollarse los mecanismos e instrumentos para que haya participación en todo este proceso, que es la clave, porque si no estaríamos ante un proceso elitista, que no es a lo que nos comprometimos en campaña.
¿Cuáles van a ser esos mecanismos a implantar para que sea una auditoría ciudadana y participada?
Para que haya participación tienen que existir canales adecuados y organizados. Hay movimientos sociales, grupos de presión que llevan organizados mucho tiempo, como la Plataforma por la Auditoría Ciudadana de la Deuda, Attac u otras organizaciones, no sólo del Estado español. Estamos en una fase muy temprana y yo no puedo decir cuáles van a ser esos mecanismos, entre otras cosas porque no van a ser impuestos por el Ayuntamiento. Van a ser dialogados por la sociedad civil. Ése es el proceso que vamos a tener esta primavera. Se me ocurre que un canal muy adecuado pueden ser las juntas de distrito. Hay plenos donde participan los ciudadanos a través de los vocales vecinos, y también el público en general, vecinos y vecinas que tienen capacidad de participar. A mí me parece que ese canal hay que utilizarlo. ¿Sólo ése? No, pero es uno.
El 31 de diciembre cancelasteis los contratos con las agencias de calificación Standard & Poor’s y Fitch. Esto implicaría que la emisión de deuda saldría mucho más cara, pero afirmáis que no vais a necesitar emitir más. ¿No podría el Consistorio quedarse corto de fondos, más con un aumento del gasto social del 26%?
Hablo con la absoluta seguridad de que tenemos capacidad para financiar las políticas públicas de los próximos años. Tenemos unas necesidades cuatrienales que hemos establecido de manera suficientemente ajustada para saber que tenemos capacidad fiscal para ahorrar esa financiación. No hemos dicho que todos los años se vaya a aumentar el gasto social el 26%, pero ojalá que no sea porque haya necesidad. Si fuera necesario incrementar a ritmo de dos dígitos el gasto social de los cuatro años te puedo asegurar que buscaremos la forma en que eso se pueda organizar. Y sin emitir deuda, porque las políticas sociales no se pueden financiar diciendo que las generaciones siguientes ya lo pagarán. Al final la deuda es una manera de no contarle a la gente que le tienes que cobrar impuestos, y eso es una mala práctica para los que nos gusta ir con la verdad por delante.
La Comunidad de Madrid, según tus palabras, es el deudor principal del Ayuntamiento, principalmente debido a los 120 millones de euros en pagos por la tasa de traslado y depósito de vehículos relativa a los años 2008 a 2012. ¿Esperáis recuperar ese dinero?
Por supuesto. No nos gustaría tener que ir en plan cobrador del frac, pero evidentemente la Comunidad de Madrid debe pagar su deuda con la ciudad de Madrid, y esperamos que lo haga. Evidentemente, sería mucho más fácil incrementar a nivel de dos dígitos en 2017 si nos abonara esa cantidad, que es una suma muy sustancial.