No suelo ponerme agorero ni soy un pesimista existencial. Creo. Debe ser por eso que el empeño que tiene el sistema económico mundial de llevarnos a un callejón sin salida, aparentemente obvio, me lleva a pensar que los timoneles del sistema capitalista han previsto los acontecimientos que a medio plazo estamos encaminados a sufrir. El […]
No suelo ponerme agorero ni soy un pesimista existencial. Creo. Debe ser por eso que el empeño que tiene el sistema económico mundial de llevarnos a un callejón sin salida, aparentemente obvio, me lleva a pensar que los timoneles del sistema capitalista han previsto los acontecimientos que a medio plazo estamos encaminados a sufrir.
El silenciamiento durante décadas de la degradación del Medio Ambiente necesario para nuestra supervivencia (que no del planeta) y ahora, ante la inevitable evidencia del peligro, el intento de postergar cualquier tipo de actuación radical (1) -en el campo político, económico y social- para evitar una situación de no retorno, me llevan a pensar que estamos ante dos posibilidades generales, que enumeradas en sus polos opuestos extremos podrían ser:
1.- Que me esté equivocando y «la cosa no es así» (2). Vamos, que los cambios climáticos a los que estamos asistiendo (aún siendo producidos en gran parte por la acción humana -en esto creo que no hay posibilidad de equivocación-) no van a afectar negativamente en los próximos siglos a la presencia de hombres y mujeres en el planeta…
2.- Que no esté equivocado, que «la cosa es así» y además lo saben sobradamente las Corporaciones implicadas en ‘el proceso’ (3)
El hecho objetivo es que, al margen de la propia problemática de la que el cambio climático es síntoma, los humanos hemos llegado a un punto de extensión que nos convierte en plaga. La expansión poblacional es inherente a todo organismo vivo y ha sido adaptativa a lo largo de nuestra evolución como mecanismo de supervivencia de la especie (ante una elevada mortandad -infantil y adulta-, con predadores humanos, gran número de enfermedades mortales, etc.). Pero nuestro sistema tecnológico y social evolucionó controlando y reduciendo al mínimo el número de factores que dan lugar a bajas en el número de humanos sobre el planeta. A este logro se le ha unido, en occidente, un contexto económico basado en el crecimiento continuo. El sistema capitalista precisa de un continuo crecimiento de los beneficios (¿os imagináis qué ‘catástrofe económica’ sería para un banco repetir los resultados del año anterior -es decir, crecimiento 0%-?… por excelentes que hubiesen sido el año anterior), vinculado al necesario crecimiento del número de consumidores y mano de obra productora. Sólo hay que ver los ojos de dólar ($) que se les pone a las empresas occidentales pensando en el número de consumidores y productores -baratos- que representa la apertura china al sistema económico capitalista. Crecimiento, crecimiento, crecimiento.
Ante esta situación, que en muy breve plazo significará la sobresaturación del planeta (4), se me ocurre (y aunque hablar por hablar está muy cotizado en programas de TV y Radio convencionales, preferiría adscribirme a una línea de creatividad científica en la generación de una hipótesis) que a corto-medio plazo puede ocurrir lo siguiente:
1.- Pachamama se autorregulará a través de una homeostasis saludable para ella.
2.- Las Corporaciones nos regularán a través de la «Estrategia de los Lemmings».
3.- Lo uno no quita lo otro… la estrategia 2 podría amplificar la 1
Para entender las hipótesis, ampliaré algunos constructos utilizados:
La Homeostasis de Pachamama
Invariable y naturalmente la Pachamama, la Madre Tierra, ha encontrado vías (el lenguaje me lleva a antropomorfizarla -ruego me disculpe- y dar un carácter volitivo al hecho) para autoregularse, para protegerse, ante agresiones que han cambiado su equilibrio biológico. De tal forma que podríamos entender como autodefensa el propio proceso de Cambio Climático que estamos viviendo, la aparición o desaparición de especies, las epidemias (como lo fue el SIDA o podría serlo la enfermedad de Creutzfeld-Jacob, la gripe aviar…), etc. Eso sí, en este ámbito de autodenfensa entrarían exclusivamente aquellas situaciones homeostáticas en las que no ha participado la mano o mente del hombre.
Es decir, que entra dentro de la lógica y dinámica biológica pensar que el ser humano (al menos una parte de ellos) se ha convertido en un problema para el Planeta y los propios mecanismos homeostáticos de éste busquen deshacerse de tan incómodo y cargante parásito.
La «Estrategia de los Lemmings»
Sería una metáfora que no parte del mito del suicidio de estos roedores (5), sino que parte del hecho constatado de que una vez alcanzados niveles de superpoblación inician una migración en busca de recursos que mantengan la colonia, pero se desplazan rígidamente y en masa en una dirección o ruta concreta, que no tiene en cuenta los cambios topológicos y climáticos que se puedan producir en su ecosistema de forma natural o por la mano del hombre. Esto provoca, en ocasiones, que los grupos de lemmings se encuentren ante un obstáculo insalvable y se precipiten hacia un río de gran tamaño y/o fuerte corriente, un precipicio de gran altura, el mar o cualquier otro accidente insuperable sobre el terreno. De tal forma, la colonia queda diezmada y al borde de la extinción.
En esta metáfora paranoica pero no imposible las Corporaciones podrían provocar sobre la población humana condiciones que contribuyesen a una puntual y muy intensa disminución, sin llegar a la extinción, permitiendo reiniciar el ciclo de crecimiento sostenido. Un momento de crisis, un largo periodo de beneficios. ¿Qué condiciones podrían ser? En la reciente historia de Occidente hemos podido ver dos ejemplos claros: las dos guerras mundiales oficiales (la primera y la segunda). En ambos casos las post-guerras fueron excelentes momentos de expansión capitalista. Crecimiento, crecimiento, crecimiento.
Hay otras situaciones que darían lugar a un efecto similar, quizá no tan intenso pero mantenido en el tiempo, como la violencia generalizada, los accidentes, la degradación ambiental, etc. Y, por supuesto, la posible influencia voluntaria en la aparición de epidemias.
No creo que quepan muchas dudas sobre la reacción defensiva expresada en la Homeostasis de Pachamama. A tiempo estamos, supongo, de escucharla y acomodarnos a sus necesidades. De la metáfora de La estrategia de los Lemmings, espero que sólo sea una hipótesis experimental de valor nulo… pero no observo movimientos desde el Poder que tiendan a negarla…
(1) No hemos de tener miedo a ser «radicales», que tan mala prensa tiene. Al fin y al cabo, su origen etimológico es algo tan natural y necesario como «Raíz» y no se me ocurre nada mejor que ser «partidario de reformas extremas» ante una situación que las requiere.
(2) «La cosa es así»: expresión utilizada para referirme a que la degradación medioambiental del planeta, con el cambio climático asociado, pone en alto peligro la continuidad de la vida humana en el planeta tierra, a un corto plazo (lo de corto, ha de entenderse relativamente a la historia del ser humano -no de la tierra-).
(3) Me refiero a la élite directiva de Corporaciones Públicas (Gobiernos de gran influencia mundial) o, especialmente, Corporaciones Privadas (Multinacionales y Transnacionales que son, a la postre, las que manejan los hilos de las Corporaciones Públicas) directamente implicadas en el proceso de degradación medio-ambiental del planeta tierra, así como de la implantación del modelo económico imperante.
(4) Aunque matizable en algunos puntos tratados en el documento visual, considero imprescindible su visionado para tomar conciencia de nuestro desconocimiento sobre la progresión geométrica poblacional y de consumo energético: http://video.google.es/videoplay?docid=8642751995539239050
(5) En el suicidio tomaría parte la voluntad y en el caso de los lemmings, al contrario, podríamos hablar de ignorancia y desconocimiento.
Manuel Caminante
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