Es un hecho que el poder manipula y el partido el Partido Popular en el Gobierno no es menos. Manipula por si mismo y a través de los medios de información a su disposición. El objetivo es desarrollar su política con el menor coste posible; conseguir mayor control social, desviado la atención pública de los […]
Es un hecho que el poder manipula y el partido el Partido Popular en el Gobierno no es menos. Manipula por si mismo y a través de los medios de información a su disposición. El objetivo es desarrollar su política con el menor coste posible; conseguir mayor control social, desviado la atención pública de los problemas importantes y evitar las protestas. Pero no es solo el Gobierno. Vemos como algunos partidos en la oposición utilizan iguales estrategias. Entre unos y otros ocultan sus planes para hacer desaparecer derechos y prestaciones y mostrar la corrupción, como algo marginal.
Cuando aparece un caso que afecta a unos, inmediatamente sale un segundo protagonizado por los otros. Observemos a nuestro alrededor estos días. Cristina Cifuentes quemada por el caso de su Máster y la degradación a la que ha llegado la Universidad Juan Carlos, pues aparece un escándalo en Podemos, por el documento de Carolina Bescansa, que pone en jaque al mismísimo Secretario General, Pablo Iglesias y a Iñigo Errejón. El PSOE no se queda atrás, con el supuesto complot, al ofrecer a Carmena la candidatura a la alcaldía de Madrid. La ruptura del tribunal que ha de sentenciar a la Gürtel o la discrepancia entre el juez Llanera y el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, sobre la financiación del 1-O en el procés en Catalunya.
Otro tema que clama a la dignidad es el protagonizado por el Ministerio del Interior, aparecido en Twitter sobre el terrorismo. Viene a decir: «El Código Penal concreta qué se considera delito de #terrorismo. Compartimos una imagen por si alguien necesitara reflexionar sobre ello durante el fin de semana. El resto, a descansar, que la @guardiacivil y la @policia velan por la seguridad de todos». ¿Se imaginan que dirían en Europa si Erdogan en Turquía hiciera un tuit así? (Gonzalo Boye) La imagen a la que se refiere es el texto del Código Penal (artículo 573 y siguientes), que explica que un delito de terrorismo es «cualquier delito grave contra la vida o la integridad física, la libertad, la integridad moral (…) y contra la Corona»; y es precisamente este «contra la Corona» el qué ha hecho surgir todo tipo de suspicacias, en relación a la merecida «pitada» que se llevó el himno y la persona del rey en la final de la Copa. En este caso, el miedo que pretendía el Ministerio, no ha cuidado la viña de la Libertad de Expresión.
Todo esto ni es nuevo ni va a dejar de ocurrir. Hace unos años ya traté el tema, pero lo quiero recuperar. Todo está estudiado y practicado. Se atribuye a Noam Chomsky, el libro «Armas silenciosas para guerras tranquilas«. Otras fuentes afirman que es un documento, fechado en mayo de 1979, y que proviene, sin citar autor y por seguridad, supuestamente del Grupo Bildergerg. Estas son las «10 Estrategias de Manipulación» y cómo el PP las aplica en la práctica:
1.- Estrategia de distracción, para mantener a la gente ignorante. Con el fin de evitar que la ciudadanía piense y se organice, se lanza una lluvia de información poco importante y mantenida; distrayendo la atención lejos de los problemas reales. Mientras nos enzarzamos en guerras de opinión sobre autonomías y nacionalidades, perdemos de vista los recortes en sanidad, educación y pensiones.
2.- Estrategia de provocación, para ofrecer soluciones a problemas creados. Se crea un problema o situación determinada, para provocar la reacción social, a fin de que se demanden medidas, para aplicar a continuación, precisamente las que el poder tenía previsto aplicar. Se provocan actos violentos en una manifestación, y a continuación la policía actúa contundentemente. Además, si la opinión pública pide más medidas de seguridad, el gobierno limita derechos y libertades públicas. La crisis económica que padecemos es otro ejemplo. Rajoy presenta las medidas como un mal necesario, y orquestado por los medios informativos afines, aprovecha la situación para desmantelar el Estado socia.
3.- Estrategia de ejecución gradual, para evitar el conflicto social inmediato. Para llevar a cabo una medida, que en principio podría resultar inaceptable socialmente, basta con aplicarla de forma gradual, a cuentagotas, en el tiempo; creando el ambiente propicio para que lo inaceptable se convierta en inapelable. En los últimos tiempos, se han venido introduciendo ideas y conceptos, para reducir la organización del Estado (menos gastos sociales y menos servicios públicos). Hoy se ven sus frutos envenenados. Poco a poco, el Consejo de ministros, ha ido adoptando medidas, cada vez más restrictivas; y sin apenas darnos cuenta, han conseguido sus objetivos.
4.- Estrategia de diferir resultados, suponiendo que es más fácil aceptar un sacrificio en el futuro, que una inmolación en el presente. Es una estrategia que, además de manipular intereses, promueve la insolidaridad generacional. Hay ejemplos sobre lo que Rajoy y su gobierno están haciendo en esta línea. Para que mañana puedan poderse pagar las pensiones de jubilación, hay que reducir hoy las coberturas de las prestaciones; para que el sistema de salud público pueda mantenerse en el futuro, hay que privatizarlo hoy.
5.- Estrategia de minusvaloración para engañarnos como a niños. Dirigiéndose a la gente como si fueran niños, inexpertos, o faltos de entendimiento, engañan. Cuanto más se quiere engañar, más se utiliza el tono infantil. Cuanto más infantil sea el trato, más probabilidad de que la reacción carezca de sentido crítico. Repasemos los programas de la televisión pública: muestran banalidades o hechos marginales de la realidad; recomiendan rezar como solución al paro o los desahucios; o relacionan el derecho al aborto, con el asesinato y el terrorismo. Toda una ofensa a la inteligencia.
6.- Estrategia de la emoción, para evitar la reflexión crítica. Hacer uso de aspectos emocionales, es una técnica clásica, para evitar el análisis racional y el sentido critico. Con esta fórmula, se accede al inconsciente para implantar ideas, deseos, miedos y temores o para inducir comportamientos. Rajoy utiliza esta estrategia, cuando dice que «el Gobierno tiene la obligación de gobernar y no puede abdicar de esa responsabilidad», «haremos las cosas como dios manda», cueste lo que cueste. También Rodríguez Zapatero, con el «me cueste lo que me cueste», cayó en lo emocional, en lugar de explicar las razones de la crisis y las consecuencias de no aplicar los recortes.
7.- Estrategia de la ignorancia, para evitar el control democrático. Presentando los temas como algo complicado y complejo, se aleja la materia del entendimiento medio, dejando la gestión en manos de los técnicos y expertos. Se diseña un sistema educativo de calidad para la clase pudiente; y la educación mediocre para la trabajadora. La reforma del sistema educativo del ministro Wert, fue un ejemplo. Cambiando el modelo lingüístico, más alumnos por clase, colegios con menor democracia participativa, segregación por sexo (sentencia ahora del Tribunal Constitucional), supresión de la asignatura de Ciudadanía, y elevación a materia importante la de religión, se consigue mayor ignorancia general.
8.- Estrategia de la mediocridad, para enaltecer lo vulgar. Estimulando la creencia de que lo moderno es ser vulgar, lo inculto cobra protagonismo y el «yo paso» adquiere seña de identidad. Esto se observa, cuando los medios informativos, al servicio del poder, cargan contra los valores de la sociedad progresista y avanzada, o contra el sistema público educativo, acusándole de impulsor de valores alejados de la tradición, sin presentar una alternativa de calidad a la sociedad actual.
9.- Estrategia de la culpa, para que el individuo se autoinculpe de su propia desgracia. El mensaje es inculcar la autoculpabilidad, ya sea por la insuficiente inteligencia, por la escasa capacidad, o por los limitados esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo, culpándose, se autoexcluye de la solución, y la acción queda inhibida; y ya se sabe que sin acción, no hay revolución. Se acusa a los trabajadores de que no trabajan lo suficiente, a los profesores que son unos vagos, a los enfermos que acuden demasiado a los servicios de salud, a las familias que se han endeudado por encima de sus posibilidades. Les falta hacer creer a los jubilados, que son culpables de la precariedad de sistema, por no morirse antes de tiempo.
10.- Estrategia de la sobreprotección, para mostrar quien es el que cuida y protege. Con los avances de la ciencia y la «brecha» informativa el «Sistema» adquiere un conocimiento avanzado del ser humano, tanto física como psicológicamente. La cuestión es conocer mejor al individuo, que lo que él mismo se conoce. Nosotros sabemos lo que España necesita, se escucha decir desde las tribunas. Danos tu voto, que sabremos sacar partido de él. Nosotros que tenemos una visión global de la realidad, proponemos lo mejor. Tu no actúes, nosotros, nosotros que sabemos.
Y con la estrategia del miedo y la criminalización de las protestas, se quiere evitar la reivindicación de las demandas ciudadanas. Así están las cosas; pero frente a la manipulación y el engaño, la razón, la conciencia y la convicción, para actuar con la mayor contundencia contra el Poder que manipula.
@caval100
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