El admirable abuelo yayofluata o la madre de Ismael, no podemos precisarlo, leyeron un comunicado de Ismael y Daniel el pasado domingo 28 de abril, dos días antes de este excelente y combativo 1º de Mayo, en la concentración que los yayoflautas -un colectivo que empieza a ser, que es imprescindible- organizaron ante la cárcel […]
El admirable abuelo yayofluata o la madre de Ismael, no podemos precisarlo, leyeron un comunicado de Ismael y Daniel el pasado domingo 28 de abril, dos días antes de este excelente y combativo 1º de Mayo, en la concentración que los yayoflautas -un colectivo que empieza a ser, que es imprescindible- organizaron ante la cárcel de Quatre Camins donde ambos seguían encarcelados. Finalizaba así: «[deseamos que el] tiempo que esperemos no se alargue mucho más. Sois muchas las que estáis ahí esperando. Pero paciencia, todo llega. Y llegará, llegará el día en que podamos volver, romper el delgado muro que separa la prisión del secuestro político que sufrimos». A todos y todas nos pedían paciencia y fuerza, «porque sabemos que la verdad solo tiene un camino y todos los que nos conocéis ya sabéis que somos incapaces de hacer nada de lo que nos imputan. Nuestro único delito fue asistir a una huelga general». Terminaban dando las gracias a todos las y los iaioflautas por este encuentro.
Pues tenían razón, una vez más. Hemos tenido paciencia y algo de fuerza e Ismael y Daniel, y también Javier, están de nuevo con y entre nosotros. Ayer, viernes, por la tarde, salieron de la cárcel. ¡Alegrémonos todos! No es la lucha final aún pero el género humano sigue siendo la Internacional y la solidaridad entre los pueblos y la ciudadanía más vulnerable. «Estamos muy contentos, teníamos muchas ganas de que volviesen», dijo Isabel, la madre de Ismael, en medio de aplausos y gritos de libertad cuando ambos salieron de la cárcel.
Eso sí, han pasado más de un mes en la cárcel, 35 días para ser exactas. Fueron encarcelados, se les sometió a prisión punitiva, por «causar desórdenes públicos» -¡qué lenguaje tan infame!- en la huelga general del pasado 29 de marzo. La Audiencia de Barcelona ordenó finalmente su puesta en libertad. Y sin fianza. La Audiencia consideró «que la medida de prisión que había acordado la juez de instrucción era un «instrumento innecesario» para garantizar que no se dieran a la fuga o que no volvieran a delinquir» [1]. ¡Para que no volvieran a delinquir, para que no dieran a la fuga! ¿Cómo se puede escribir enunciados de este tipo?
La resolución de la Audiencia tiene sus puntos negros o ennegrecidos: los magistrados prohíben a los imputados participar en «manifestaciones públicas y reuniones reivindicativas» en «cualquier ciudad o pueblo de Cataluña» durante el tiempo que dure la instrucción del caso. ¿Y eso por qué? ¿Por qué se suspenden los derechos políticos de Ismael, Daniel y Javier? ¿No pueden participar en una asamblea de facultad, por ejemplo? ¿Volverían de nuevo a la cárcel? ¿Qué fundamentación jurídica permite una singularidad de este tipo?
Más allá de eso, que no es nota marginal: la juez que ha llevado el caso, ¿obró con equilibrio? ¿No le influyeron las presiones ejercidas desde diversas instancias políticas, catalanas y no catalanas? ¿La prevaricación no ha acechado comportamientos jurídicos durante todo este proceso? ¿Se ha obrado siempre -no hablamos ahora de los estudiantes detenidos y retenidos por supuesto- respetando la ley? La juez los envió a prisión con dos (pseudo) argumentos: riesgo de fuga y riesgo de «reiteración delictiva». ¿Eran de recibo esos «argumentos»? El abogado de Javier, Benet Salellas, lo ha expresado con claridad: «Estamos contentos por la decisión, pero hay límites que jamás se deberían haber traspasado. La juez se dejó arrastrar por las presiones y ha quedado desautorizada».
¿Cómo se restituye el mes que Daniel, Ismael y Javier han pasado en la cárcel? ¿Un simple error administrativo? Porque se trata de un error, un inmenso error, o de algo más, según la misma Audiencia que usa la expresión «instrumento innecesario» para hablar de la prisión punitiva a la que han sido sometidos. ¿No es la prudencia, no debería ser la prudencia una de las virtudes que debería acompañar la actuación de cualquier magistrado?
Unas cien personas se concentraron ayer viernes a las puertas del centro penitenciario de Quatre Camins. Javier, el tercer detenido, miembro de la asamblea del Clot, también abandonó la cárcel de Brians. No pudimos asistir a la concentración ni a la celebración. Nos gustaría tener un detalle con todos ellos y no se nos ocurre nada mejor que abrazarles recordando, en su honor, un imprescindible poema de Bertolt Brecht: «Loa a la dialéctica», que damos en traducción de Antoni Domènech, un amigo que con seguridad también se suma a nuestra alegría:
Con paso seguro marcha hoy la injusticia.
Los opresores se disponen para otros diez mil años.
El poder asegura: lo que es, persistirá como es.
Voz, ninguna llega, sino las de los dominadores
Y en los mercados, dice bien alto la explotación: Ahora
Llegó por fin mi hora.
Pero entre los oprimidos muchos dicen ahora:
Lo que queremos, no ha de venir jamás.
Quien aún siga vivo: ¡que no diga jamás!
Lo seguro, no es seguro.
Lo que es, no persistirá como es.
Cuando los dominadores hayan hablado
Hablarán los dominados.
¿Quién osa decir jamás?
¿De quién depende que persista la opresión? De nosotros.
¿De quién depende su quiebra? De nosotros, también.
Quien haya sido derrotado, ¡que se levante!
Quien esté perdido, ¡que luche!
¿Quién detendrá al consciente de su situación?
Porque los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
Y del jamás, saldrá el todavía.
¡Del jamás saldrá el todavía!
Este sábado, 5 de mayo de 2012, sigue en la cárcel Laura, la secretaria general de la CGT en Barcelona. Se le acusa de quemar unos cartones o una bolsa de basura frente a la Bolsa de Barcelona. ¿Es razonable, es justo que siga en prisión punitiva por un hecho así? Nosotros mismos estábamos a su lado el día de la huelga general y no sólo no hicimos nada para impedir su acción, de neto contenido simbólico, sino que nos pareció más que razonable y muy adecuado mostrar -pacíficamente por lo demás: ¡se quemaron cartones y una bolsa de basura!- nuestra indignación compartida ante una de las instituciones que mejor representan y encarnan los peores valores de la explotadora, sexista y ecosuicida civilización del Capital.
¡Queremos a Laura entre nosotras! ¡Y la queremos ya!
Nota:
[1] Jesús García/ Jara Laliena, «Abrazos tras 35 días de cárcel». El País, 5 de mayo de 2012, p. 1 (edición Catalunya).
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