Recomiendo:
0

#EuroCaravana43 #Ayotzinapa en Barcelona

Europa ciega ante los asesinatos en vida en México

Fuentes: Rebelión

El viernes pasado llegó a Barcelona la comitiva de la caravana de familiares de los 43 desaparecidos de la escuela normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa (Iguala, Guerrero, México). Son Omar, Román y Eleucadio. Son tres. Un estudiante normalista, un abogado defensor de derechos humanos y el papá de Mauricio, campesino e indígena Mepá de […]

El viernes pasado llegó a Barcelona la comitiva de la caravana de familiares de los 43 desaparecidos de la escuela normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa (Iguala, Guerrero, México). Son Omar, Román y Eleucadio. Son tres. Un estudiante normalista, un abogado defensor de derechos humanos y el papá de Mauricio, campesino e indígena Mepá de la Montaña alta de Guerrero. Una caravana de tres que ha logrado multiplicarse por cientos en cada una de las ciudades que ha pisado por Europa desde mediados de abril con el fin de mantener la observación internacional sobre México frente a la grave crisis de derechos humanos que vive el país.

El viernes por la tarde, pasaron por el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona en donde ofrecieron una rueda de prensa para reivindicar la presentación con vida de los desaparecidos y exigir el fin de los actos de represión cometidos por el gobierno mexicano. Los medios independientes catalanes estaban presentes y les acompañaron hasta el

​ú​ ltimo día en todas las acciones que realizaron en la ciudad hasta este domingo. En la sala se encontraba también la cantnte Amparo Sánchez, quien hizo difusión en las redes de la llegada de la Euro Caravana 43 . Algunos periodistas oían por primera vez un testimonio tan demoledor como el de Eleucadio Ortega, quien relató cómo es su hijo desaparecido de 18 años quien a finales de agosto de 2014, un mes antes de su desaparición, aprobó el examen para entrar a estudiar a la escuela normal de Ayotzinapa.

«Yo soy padre de familia, de Mauricio Ortega Valerio voy a relatar algo de cuando mi hijo estaba chiquito. Como yo soy campesino me mantengo en el campo tengo café y plátano. Tengo 6 hijos. Son 6 pero quedan 5.»

Para Eleucadio, era un orgullo que Mauricio siguiera estudiando «ponte a estudiar para que te prepares para el futuro», le decía «porque en el campo es muy duro, en cambio si estudias pues los que se preparan andan bien, trabajan en la oficina. Esto le decía yo en la primaria. Y Mauricio terminó la primaria y decidió ir a la Normal en donde también les preparan para la agricultura, para trabajar en el campo.»

El relato de Eleucadio llegó hasta el día 26 de septiembre de 2014, cuando al llegar a casa después de estar trabajando en el campo su esposa le dijo que Mauricio estaba desaparecido y que asesinaron y desaparecieron a varios de sus compañeros que estaban recaudando dinero en la calle para ir a la Ciudad de México el 2 de octubre para la marcha en memoria de los estudiantes asesinados en Tlatelolco en 1968.

«¡Pues si mi hijo no es delincuente, es estudiante!», dijo Eleucadio.

Habló de Mauricio en presente, aunque a veces se le escapó algún «era» que corrigió rápidamente por el tiempo verbal correcto añadiendo «porque está desaparecido pues». Sacó la fuerza suficiente para seguir con el relato mientras en la sala de prensa algunos tuvieron que tomar aire y respirar profundamente. Pocos escribían, la mayoría escuchaba con atención mirando el rostro de Eleucadio.

El mismo día de la desaparición se encontraron los padres y madres de familia y empezaron a organizarse junto con los compañeros de sus hijos para exigir la presentación con vida de todos, los 43.

«Luego el gobierno dice que se quemaron, los 43. Que en ese momento se encontró una fosa con cuerpos. ¿Cómo vamos a creer que allá se encuentran cuerpos allí?»

Eleucadio se negó a creer que los cuerpos convertidos en cenizas en un basurero eran su hijo y sus compañeros de clase. ¿Cuántas veces se ha entregado un cuerpo que no corresponde a la persona que desapareció? Los familiares de los 43 no estaban dispuestos a creerlo y esperaron la llegada del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) sin aceptar ningún otro resultado que no emitieran los peritos forenses argentinos.

Ni los cuerpos recuperados en seis fosas en Pueblo Viejo, Iguala, ni los restos humanos encontrados en La Parota, en el basurero y en el río San Juan, en Cocula corresponden a los 43. ¿Y quiénes son?, ¿Algunos de los 25mil desaparecidos en el país desde 2006? El subsuelo de México, sigue siendo una enorme fosa común, desde Juárez hasta Chiapas, y todavía no se reconoce a nivel internacional que el Estado mexicano esta incurriendo en responsabilidades internacionales en materia de derechos humanos.

En realidad, el relato de dolor de este papá indignado completa el retrato de familia en México porque Ayotzinapa, infelizmente no es una excepción sino la regla actual en donde los que están en el poder siguen asesinando en vida a miles de personas.

Esta caravana de tres ha llegado a Europa para insistir en que la presentación con vida de los 43 estudiantes victimas de la violencia de estado es vigente. A pesar de que el gobierno mexicano insiste, desde el pasado 27 de enero, en que los estudiantes están muertos. «Nosotros seguimos exigiendo que el Estado los presente», comentó Román Hernández, integrante del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

«Después del 26 de septiembre salió a la luz a nivel internacional que en México no existen garantías para que accedamos de manera plena a las garantías de derechos humanos y que el gobierno mexicano no tiene la capacidad para realizar investigaciones científicas y profesionales para garantizar verdad y justicia a los que son victimas de violaciones de derechos humanos.», añadió Román.

Esta caravana está diseminando en la vieja Europa un mensaje claro y contundente para que no hagan oídos sordos a lo que ocurre en México y confían en la sociedad civil europea para presionar.

«Que los países europeos cancelen cualquier tratado económico hasta que no haya garantías de respeto pleno a los derechos humanos en México. De lo contrario estarían siendo cómplices de la violaciones de derechos humanos que se comenten allí cada día.»

También resaltaron la responsabilidad de los convenios de colaboración con México en materia de seguridad y comercio firmados con algunos gobiernos europeos. En especial la venta continuada de armas y la capacitación a las fuerzas de seguridad del Estado mexicano.

Hasta la fecha, un grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha hecho algunas recomendaciones al gobierno mexicano: que continúe la búsqueda en vida de los 43 desaparecidos; que se abran nuevas líneas de investigación hacia el ejército mexicano por su probable responsabilidad en la desaparición de los 43; y que se tipifique el delito como Desaparición forzada. Tipificarlo sería reconocer que en México se cometen crímenes de lesa humanidad y que, por lo tanto, el estado mexicano estaría incurriendo en responsabilidades internacionales en materia de derechos humanos.

«¿Aceptarías que un familiar tuyo fue asesinado sin tener pruebas de ello?» Preguntó Omar García a la sala de prensa. Él es estudiante normalista y sobreviviente de los hechos del 26 de septiembre, uno de los 90 jóvenes que participaban de la colecta para ir a la Ciudad de México y que terminó en 3 asesinados, 2 heridos (uno sigue en coma) y los 43 detenidos-desaparecidos.

García subrayó que el movimiento de familiares de Ayotzinapa entiende estas movilizaciones como una contienda que va más allá de la aparición con vida de los 43 «más que marchas y plantones estamos construyendo plataformas de solidaridad a nivel internacional».

Y a la pregunta de una periodista de si «se ha olvidado el caso en México» le respondió que el gobierno ha sabido jugar bien las cartas mediáticas pero que continúan diseminando su mensaje ahora también a nivel internacional. Omar terminó su intervención señalando: «como decía Don Quijote, «Tranquilo Sancho… y ya saben lo que viene».

Es señal de que estamos cabalgando. Ahora le toca a Europa acompañarles.

‎Globalizar la resistencia cuando la violencia es sistémica

El sábado 9 de mayo, desde temprano en la mañana, varias personas vinculadas con la Asamblea Ayotzinapa en Catalunya prepararon el Ágora Juan Andrés Benítez para la llegada de la «Euro Caravana 43» integrada por Omar García, estudiante normalista sobreviviente de los hechos del 26 de septiembre, Eleucadio Ortega, el papá de Mauricio, uno de los estudiantes desaparecidos, y Román Hernández, integrante del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Este espacio liberado desde finales del año pasado en la calle Aurora del barrio del Raval de Barcelona se convirtió en el lugar de encuentro de varios colectivos catalanes, mexicanos y de otras partes del mundo dispuestos a seguir uniendo fuerzas para acabar con la violencia sistémica que sigue reproduciendo víctimas, desaparecidos, asesinados, despojando a los campesinos de sus tierras o desahuciando a gente de sus casas.

El solar, bautizado con el nombre de una persona víctima de la violencia de la policía catalana, fue sin duda, el escenario perfecto para visibilizar el retrato de familia del sistema a nivel mundial.

Bajo el mural que preside el Ágora -que dibuja el fin de una Barcelona especulativa convertida en mercancía- dos mantas daban la bienvenida a la comitiva de familiares del los 43 desaparecidos. Encima de un templete improvisado con palés, la Caravana de tres decidió explicar su lucha cantando al compás ternario de un huapango compuesto especialmente durante la Euro Caravana y al que han ido incorporando versos en los distintos idiomas de los países de la vieja Europa por los que han pasado.

«Decidimos levantarnos contra los malos gobiernos,

a los futuros maestros ellos desaparecieron.

Les venimos a invitar, no venimos a llorar.

Les venimos a invitar a la lucha desde abajo,

para el mundo transformar.

No podemos permitir otra desaparición.

Levántense compañeros, porque se puso cabrón.

Levántese compañeras, porque se ha puesto cabrón.

Ayotzinapa es la luz de la organización,

con los padres de familia, pedimos presentación.

Les encontremos con vida, el mundo lo exige ya

Seguiremos luchando, por justicia y libertad.

Ya con esto se despide nuestra Euro Caravana,

lucharemos en las calles y también en las montañas.»

Después de los versos entonados por Román Hernández y Eleucadio Ortega, y Omar García -a la guitarra- se prosiguió al pase de lista de los 43 desaparecidos. Al pronunciar sus nombres desde el templete retumbaba el grito de «¡presente!» entonado al unísono, 43 veces, un «¡presente!» para cada desaparecido.

Omar García intervino posteriormente para insistir en la necesaria complicidad de la sociedad civil europea para fortalecer el proceso organizativo de la Escuela Normal de Ayotzinapa y lograr construir garantías reales de no repetición de los hechos, una de las demandas centrales después de la presentación con vida de los estudiantes desaparecidos, justicia para las personas asesinadas y reparación para los heridos.

También se leyó el comunicado de los colectivos de Europa que apoyan la Caravana en el que se recoge que uno de los objetivos de esta visita es respaldar la exigencia de los familiares para que se abran líneas de investigación sobre la responsabilidad del ejército mexicano y la policía federal en la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas.

Las radios libres catalanas (Contrabanda FM y Radio Bronka) retransmitieron en vivo desde el Ágora Juan Andrés durante más de tres horas y mantuvieron el micrófono abierto para todos aquellos que quisieran intervenir explicando sus luchas o expresando su comprometimiento solidario hacia los familiares de los 43.

Los retales de memoria de los desaparecidos en forma de pañuelos bordados ondeaban en la entrada del solar mientras los presentes terminaban de comer la fideuá vegetariana y escuchaban un Son Jarocho combativo y el recitar de los poemas escritos desde el dolor por Ayotzinapa.

Eleucario recibía abrazos de mexicanos y mexicanas residentes en Barcelona como el de Carla, que al acercarse a él le dijo: «estamos con ustedes y no les olvidamos». Le pidió que dijera «Ayotzinapa vive, la lucha sigue, queremos justicia» en su idioma, el Mepá (o Tlapaneco). Las palabras de Eleucadio en su lengua materna ganaron todavía más fuerza y le hicieron levantar el puño mientras las pronunciaba.

La Euro Caravana 43 vino a pedir que no se olviden de México «porque sino, ellos ganan». «Venimos a darles las gracias por todo su apoyo y a insistir en que es necesario que como comunidades y sociedades de abajo, nos sigamos organizando para transformar de una vez por todos este sistema de poder y corrupción construido sobre el despojo, el desprecio, la explotación y la represión contra nuestros pueblos, tenemos que hacerlo juntos, desde nuestros lugares de origen, coordinados y organizados, porque así como los poderosos han globalizado el despojo, nosotros tenemos el deber sagrado de globalizar la resistencia, la digna rabia y la alegre rebeldía».

Desde el Ágora Juan Andrés recordamos que no se trata de mirar el árbol o el bosque. Se trata más bien de mirar la raíz, para luego seguir plantando semillas, de las que no dejan caer la memoria.

Mientras los presentes se preparaban para ir juntos a Plaça Universitat y caminar hasta Sant Jaume, el Subcomandante Insurgente Moisés del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) pronunciaba unas palabras en relación a la represión que acontece en México contra los movimientos sociales, estudiantes, campesinos y la población en general por parte del Estado. Sus palabras, desde Chiapas, resonaban simbólicamente en forma de marcha y ganas de lucha en las calles del centro de Barcelona:

«Hay que multiplicar este semillero de semilleros, busquemos cómo nos ayudamos (…). Se nos están juntando los dolores, no dejan que se cierre la herida. Hay que encontrar lo que nos une, lo que tenemos en común, ayudémonos, nadie lo va hacer por nosotros.» (9 de mayo, Seminario «El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista», San Cristóbal de Las Casas, Chiapas)

Quien deja huella no desaparece

La tarde del sábado 9 de mayo, víspera de la celebración del día de las madres en muchos rincones de América, Barcelona gritó por Ayotzinapa en las calles del centro de la ciudad.

Ante la mirada atónita de los turistas que pasaban por la Plaça Universitat y entre carpas de propaganda electoral de algunos partidos políticos se leía el manifiesto de la Asamblea Ayotzinapa-Catalunya y trascurrían los mítines de varias organizaciones catalanas allí presentes como CGT Catalunya, HIJOS Barcelona o la campaña «Tanquem els CIE«, formada por varios colectivos organizados a nivel estatal para lograr el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros. La intervención de una persona de origen senegalés que actualmente vive en Barcelona recordó a los presentes el genocidio migratorio que se está produciendo en el Mar Mediterráneo y señaló que las personas que han perdido la vida tenían varios motivos para emprender su viaje: huir de conflictos políticos, bélicos o la pobreza. Todos ellos, directamente relacionados con la política exterior de la Unión Europea y sus intereses comerciales. Esta intervención hizo recordar a los presentes la cantidad de personas que desaparecen o mueren en estos centros antes de ser deportados o después de cruzar la frontera para llegar a España.

Acto seguido, los manifestantes se formaron para empezar a marchar cortando el tráfico de las calles más transitadas del centro. Desde el palco descubierto del Bus Turístico varias personas de distintas nacionalidades usaron sus cámaras para algo más que inmortalizar el skyline barcelonés y miraron hacia abajo. Ahí estaba el río de gente gritando «¡Ayotzinapa vive!» con fotografías de los rostros de los 43 desaparecidos y varias hileras de pañuelos bordados con sus nombres en verde.

Se entremezclaban los gritos de «justicia» y «vivos se los llevaron, vivos los queremos» mientras los transeúntes contemplaban la marcha con distancia intentando entender cuál era exactamente el reclamo. Omar García, el estudiante sobreviviente e integrante de la Euro Caravana 43, agarró el micrófono y empezó a explicar de nuevo, ahora, a pié de calle, los motivos de la marcha.

«No hemos venido a dar lástima, hemos venido a contarles cómo está México y la violencia que vivimos cada día. Ahora los muertos, desaparecidos o secuestros alcanzan a cualquiera. Venimos a pedir solidaridad»

Después de pasar la Plaza Catalunya, punto neurálgico de Barcelona, se cruzaron con los trabajadores subcontratados de Telefónica – Movistar que siguen en huelga (una huelga medio silenciada por los medios comerciales) e intercambiaron los motivos de sus luchas. Mientras, al otro lado de la calle un salvadoreño y una colombiana asentados en Barcelona, reconocían la brutalidad de la que hablaba Omar. «Cuando dijo lo de los cuerpos en el basurero y lo de las desapariciones, enseguida pensé también en mi país», comentó la mujer colombiana mientras su marido no dejaba de repetir «son palabras muy fuertes, pero tan ciertas…».

Después de hora y media, la marcha llegó a su fin, Plaça Sant Jaume, en donde se miran frente a frente los edificios del gobierno catalán y el de la ciudad. Allí se montó un templete improvisado y volvieron a intervenir los tres integrantes de la Euro Caravana.

Eleucadio subió a la tarima de palés entre aplausos y gritos de «no están solos». Se mostró agradecido por la solidaridad recibida en Barcelona e insistió en que en México «el gobierno asesina, masacra y desaparece a los estudiantes, que son el futuro del país». «Queremos que nos ayuden a encontrarlos», reclamó.

Román Hernández, integrante del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, intentó hacer recuento de los presentes y al no conseguirlo dijo «¡somos un chingo!. Y si contamos todos los que nos han venido acompañando en los diferentes países, pues todavía más» . Hernández agradeció también la solidaridad recibida en Catalunya: «Es una evidencia de que los padres y las madres de familia de Ayotzinapa cuentan con un gran respaldo internacional en su exigencia de presentación con vida de los 43 estudiantes, víctimas de la violencia de estado, desaparecidos por autoridades constituidas en el terreno que conforman y que son parte reconocida del estado mexicano.»

Hernández se hizo eco, de nuevo, de lo importante que es entender que no es retórica decir que a los estudiantes los desapareció el Estado, que desaparecieron 43 personas de una escuela normal rural cuyo objetivo en su formación es ir a las escuelas que están en las comunidades indígenas, a las escuelas de los pueblos originarios a hablar sobre sus derechos, a compartir conocimiento y saberes y también a ser parte de la comunidad. «La normal de Ayotzinapa tiene una función social muy importante porque son estos maestros que están dedicados a contagiar de fuerza a los pueblos indígenas. No es casualidad que estén agrediendo a la Normal de Ayotzinapa», sentenció.

El acto acabó con una foto de familia de la Caravana con los activistas y organizaciones allí presentes y otra foto muy especial del estudiante normalista sobreviviente y el ciudadano senegalés que intervino al inicio de la manifestación con el cantante Manu Chau – que también acompañó la marcha y lo publicitó en sus últimos conciertos en la capital catalana. Manu mostró una camiseta en la que pudimos leer: MÉXICO 43, Todos Somos Ayotzinapa, » Quien deja huella, no desaparece».

Como tampoco desaparece la huella de los hijos desaparecidos de las mamás que marcharon el 10 de mayo, día en que se celebra el día de la madre en muchos lugares de América.

Como tampoco desaparece la huella de los asesinados de Atenco, ni la de los estudiantes que el 11 de mayo de hace 3 años demostraron que se puede llegar a todo el mundo a pesar de la imposición de un duopolio mediático en el país. Quedó y sigue vigente la huella de los #YoSoy132, de los que salieron a la calle para exigir la democratización de los medios de comunicación en México y un rechazo absoluto a la imposición de un presidente por parte del duopolio mediático Televisa y TV Azteca.

Tampoco desaparece la huella de los desaparecidos en todo lo que escriben y reportan los medios independientes comprometidos con los movimientos sociales, encargados de hacer memoria y de no abandonar las historias de resistencia en medio del camino. Tal vez por eso, la última de las actividades de la Euro Caravana 43 en Barcelona fue un encuentro con los medios libres catalanes, para continuar haciendo una difusión coordinada y no dejar de exigir justicia, en las redes y en todas las brechas que encontremos.

Y aquí termina la parte III de una crónica en compás ternario que no tiene punto y final porque el caminar de la Euro Caravana 43, dejó huella, y nos dice que debemos estar atentos a los gritos de justicia vengan del país que vengan y poner en marcha los mecanismos que tengamos para no ser cómplices de la las violaciones de derechos humanos en un sistema mundial en donde la injusticia y la violencia son las mercancías que se producen con más eficiencia.

Porque mientras en México se preguntan qué vendrá después de Ayotzinapa (Guerrero) o después de los ataques a los jornaleros de San Quintín (Baja California), o después del último feminicidio en el Estado de México; mientras se van turnando los nombres para nombrar el terror, en paralelo crece la semilla de los que quisieron matar, desaparecer, eliminar y va germinando la alegre rebeldía gracias a los que no dejan caer la memoria.

Gracias a Omar, Eleucadio y Román (Euro Caravana 43)

Página de la autora: Reporting On Resistances ​

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.