Termoeléctrica chilena a carbón. (foto: Ansa) (ANSA) – SANTIAGO DE CHILE, 26 AGO – Organizaciones medioambientales conformaron una red de coordinación para exigir el cierre de las 29 centrales termoeléctricas a carbón vigentes en Chile. Estas unidades emplazadas en ocho comunas del país concentran el impacto ambiental y la salud de la población en […]
Termoeléctrica chilena a carbón. (foto: Ansa)
(ANSA) – SANTIAGO DE CHILE, 26 AGO – Organizaciones medioambientales conformaron una red de coordinación para exigir el cierre de las 29 centrales termoeléctricas a carbón vigentes en Chile.
Estas unidades emplazadas en ocho comunas del país concentran el impacto ambiental y la salud de la población en cinco de ellas: Tocopilla con 7 unidades; Mejillones, 8; Huasco, 5, Puchuncaví, 4, todas en el norte chileno, y Coronel 3, en el sur. En términos de emisiones globales y locales son responsables del 95% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de todo el sector eléctrico; el 91% de las emisiones de materia particulada; el 90,9% de emisiones de dióxido de azufre (SO2), y el 90,6% de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx).
Las organizaciones Chile Sustentable y Terram convocaron a estas comunidades a un taller para actualizar la información referente estas generadoras de energía.
Recordaron que estudios científicos comprobaron los graves daños, efectivos y potenciales, en el aparato respiratorio, cardiovascular y neurológico, y consideraron que la salud en zonas de sacrificio constituye «una negligencia criminal de parte del Estado con estos territorios saturados de agentes contaminantes». Gisella Carvajal, de MejiAmbiente, de Mejillones, describió que las termoeléctricas «han afectado la bahía, la vida marina, el aire, la salud de nuestra gente; los niños que están naciendo y los abuelitos que se están muriendo con cáncer y tumores».
Hugo Constanzo, dirigente vecinal de Coronel, definió su comuna como «zona de sacrificio». Explicó que en los 279 kilómetros cuadrados de superficie «tenemos pesqueras, termoeléctricas y un cordón industrial importante que produce gran polución». Afirmó que el carbón que queman estas centrales «ha influido gravemente en la salud de todos y es así como hay 18 niños afectados con metales pesados en su cuerpo».
Cristina Ruiz, de la Agrupación Mujeres en Zona de Sacrificio de Puchuncaví, detalló que en el área de 300 kilómetros cuadrados «ahora contamos con 19 empresas en el cordón industrial, cuatro termoeléctricas, lideramos las cifras de cáncer a nivel nacional, ha crecido la tasa de discapacidad en los últimos 10 años y las empresas no nos dan tregua».
Sumó los varamientos, partos prematuros, fibrosis quísticas, pulmonar «es terrible. Ya llevamos 50 años con este tema y seguimos luchando para frenar este avance que nos sigue matando». Fernando San Román, ex alcalde de Tocopilla y miembro del Movimiento Tocopilla Vuelve, indicó que en su localidad Aes Gener y Engie cuentan con seis unidades termoeléctricas a carbón «y el problema de contaminación en la comuna es bastante grave, pese al Plan de Descontaminación». Acusó que el movimiento ambiental está debilitado porque «las empresas, particularmente Engie, cooptan a algunas organizaciones, así la ciudadanía no se moviliza ante estos graves problemas». María Pizarro, de la Agrupación Ecológica de Huasco, sostuvo que «nos han convertido en zonas de sacrificio en lugares pequeños donde la comunidad tiene muy poca capacidad de respuesta frente a la arremetida de las grandes empresas».
Las organizaciones concluyeron en exigir «el cierre de todas las termoeléctricas a carbón en nuestros territorios, comenzando por las más antiguas; la limpieza inmediata de los metales pesados de las escuelas en las zonas de sacrificio, y el examen urgente y tratamiento de los niños que están siendo afectados».
Propusieron que mientras no se cierren las plantas, exista una vigilancia de salud permanente y una política preventiva para evitar que se sigan enfermando las comunidades.
Demandaron también «el cese inmediato del subsidio a las termoeléctricas a carbón» y se aplique «un ajuste al impuesto verde y el cese de los pagos por potencia, ambos mecanismos que todos pagamos por mantener una energía sucia y contaminante».
Además, que se establezcan regulaciones respecto a su vida útil, tecnología y evaluación ambiental, y, por ultimo, normar el carbón como combustible, regulando su acopio, transporte, uso y disposición final.(ANSA).
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