Granjas Carroll, ubicada en el municipio de Perote, Veracruz, se ha convertido en el centro de atención tras darse a conocer que el primer caso verificado de influenza porcina se presentó en la comunidad de La Gloria, una de las más afectadas por la presencia de esta empresa, propiedad de la estadounidense Smithfield Foods. A […]
Granjas Carroll, ubicada en el municipio de Perote, Veracruz, se ha convertido en el centro de atención tras darse a conocer que el primer caso verificado de influenza porcina se presentó en la comunidad de La Gloria, una de las más afectadas por la presencia de esta empresa, propiedad de la estadounidense Smithfield Foods.
A continuación presentamos algunos datos sobre los antecedentes de Smithfield Foods, la mayor empresa del mundo en la producción de carne de cerdo. Gran parte de esta información proviene del reporte The trouble with Smithfield. A corporate profile, elaborado por la organización Food and Water Watch. (Este documento debe complementarse con la información publicada en los medios nacionales que han seguido el caso de Granjas Carroll desde 2006.)
Creación de un monopolio contra las leyes
La primera planta empacadora de Smithfield se abrió en el pequeño poblado del mismo nombre en Virginia, EUA, en 1936. Bajo la dirección de Joseph W. Luter III, hijo de uno de los fundadores, quien estuvo en el cargo hasta 2006, la empresa realizó una agresiva campaña de compra de las empresas competidoras. Un momento clave fue en 1987 cuando hizo sociedad con Carroll’s Food, el quinto productor de carne de cerdo en los EUA. De esta manera comenzó una integración vertical desde la producción de la carne hasta el procesamiento y la comercialización.
En 1990, Luter III buscó dar un paso más: lograr el control genético de los cerdos realizando un contrato exclusivo con la firma inglesa National Pig Development Company para el desarrollo de un cerdo «genéticamente perfecto» que fuera fácil de procesar y con un tamaño adecuado. Actualmente, Smithfield posee varias líneas genéticas específicas de cerdos. Conocida como Smithfield Premium Genetics, la compañía comercializa estas líneas bajo la marca Smithfield Lean Generation Pork. En el año 2007 procesó más de 13. 2 millones de estos cerdos.
Posteriormente, Smithfield continuó devorando competidores en las áreas de producción y procesamiento, adquiriendo decenas de empresas. En el año 2000, cuando anunció la compra de Murphy Farms, el segundo productor de puercos en EUA, el procurador general de Iowa, Tom Miller, presentó una demanda contra Smithfield por violar la legislación estatal. La ley prohibía que los procesadores de carne controlaran a los productores para preservar la libertad de empresas, evitar el monopolio y proteger a los consumidores.
Smithfield le dio la vuelta a la ley, adquirió la empresa Murphy Farms y posteriormente, a través de dos iniciativas, reformó la ley que protegía la competencia, a los productores y a los consumidores en Iowa. La adquisición de Murphy Farms convirtió a Smithfield en el mayor productor de puercos en el país.
En 2003, el Departamento de Justicia multó a Smithfield por violar la ley antimonopolio al no informar la compra de la empresa de empacado IBP, por 5.4 millones de dólares. En 2004, el Departamento y la empresa llegaron a un arreglo por 2 millones de dólares. Desde ese momento, el Departamento no ha tomado ninguna otra acción frente a Smithfield.
Nada ha detenido a la empresa. Smithfield anunció en 2006 la adquisición de la segunda productora de puercos, Premium Standard Farms. En 2007, el Departamento de Justicia Antimonopólica concluyó que esa compra no representaba un daño a los intereses de la competencia, los consumidores o los granjeros.
El impacto social
La concentración fabril para la producción de cerdos ha significado la destrucción de cientos de miles de pequeñas granjas en todo el mundo. En el caso de los Estados Unidos, en la década de 1950 existían 2.1 millones de granjas de cerdo, cada una con un promedio de 31 cerdos. Actualmente no existen más de 80 mil granjas.
Smithfield se ha extendido por todo el mundo y tiene presencia en Asia, Europa y América. En distintas regiones, sus prácticas productivas han causado un fuerte impacto social, como es el caso de Rumania, donde el 75% de los cerdos son criados en granjas familiares, al aire libre.
Desechos y enfermedad
Cada cerdo produce tres veces más excretas que un humano. En las pequeñas granjas éste no es un problema ya que las excretas incluso son útiles como abonos. El problema surge cuando se encuentran cientos y miles de cerdos concentrados, hacinados, en un mismo lugar. La mayor concentración de la producción de Smithfield en México se encuentra en Granjas Carroll, en el municipio de Perote, Veracruz. Granjas Carroll es una sociedad formada por Smithfield y Agroindustrias Unidas de México SA de CV.
La producción de Granjas Carroll llega anualmente a 800,000 cabezas, lo cual da una idea de la generación de excretas: superior a la de una ciudad media, con la diferencia de que estas granjas no cuentan con drenajes sino con canales que depositan las excretas al aire libre en lagunas de oxidación, las cuales se convierten en focos de hedor e infección para las comunidades de la región.
Estos desechos contienen altas cantidades de amonia, cianuro, metano, fósforo, nitratos y metales pesados, así como antibióticos y restos de otros medicamentos. En las instalaciones se usan ventiladores las 24 horas del día para sacar el aire contaminado y evitar la muerte de los cerdos. El aire sale de las granjas y llega a las comunidades vecinas.
El olor afecta la calidad de vida de los vecinos que tienen que refugiarse, ante el hedor, al interior de sus hogares con puertas y ventanas cerradas. Tampoco pueden secar su ropa en el exterior a menos que estén dispuestos a soportar el olor que se impregna en ellas.
Los habitantes de las comunidades vecinas a las granjas-factoría experimentan un abanico amplio de problemas de salud incluyendo problemas respiratorios, asma, alergias, irritación de los ojos, depresión del sistema inmunológico, así como niveles altos de depresión, tensión, enojo, fatiga y confusión. Es común que las granjas cuenten con un médico que visita las comunidades para dar calmantes y medicamentos para sobrellevar las afecciones, nunca para curar las causas.
Las granjas son instaladas en comunidades pobres y marginadas. En los Estados Unidos se encuentran vecinas a comunidades de color, comunidades con altos niveles de pobreza y dependientes de agua de pozo. Este el caso de Granjas Carrolll en Perote.
Impactos ambientales
Las emisiones de desechos de las plantas de Smithfield no siempre están contenidas en las lagunas de oxidación. Fallas en los canales, fallas en las bombas, lluvia o desastres naturales pueden causar el derrame de los desechos enviando grandes cantidades de desecho hacia los acuíferos, ríos, canales de riego, etc.
Los altos niveles de fósforo y nitrógeno presentes en los desechos de los cerdos consumen el oxígeno en las aguas contaminadas provocando un incremento de las algas y la muerte de los peces. Esto ocurrió en 2003 cuando una planta de Smithfield contaminó el río Neuse en Carolina del Norte y mató cuatro millones de peces durante un derrame que duró cinco días.
Anteriormente, cuando en 1999 el huracán Floyd impactó el estado de Carolina del Norte, Smithfield fue responsable de la contaminación de 450 millones de litros de los ríos Tar, Neuse, Roanoke, Pamlico y Cape Fear. La mayor parte de la vida acuática murió. Gran parte de las lagunas de oxidación quedaron bajo el agua, convirtiendo el campo en un depósito de excrementos y cerdos ahogados.
Los problemas de contaminación generados por las granjas factoría de cerdos han dado origen a varias iniciativas legislativas en Carolina del Norte. En 1997 fue establecida una moratoria a la expansión o creación de nuevas granjas porcícolas y se extendió por una década. A pesar de la moratoria, la industria aumentó en más de 500 mil cerdos su inventario y aprovechando algunos huecos en la legislación construyo más de 100 lagunas nuevas de oxidación para los desechos. En 2007, el poder legislativo de Carolina del Norte votó el retiro de las lagunas y su reemplazo por sistemas más ambientales que serán pagados por los contribuyentes. El gobernador ratificó el decreto en agosto de 2007.
La expansión global, el caso de Polonia
Al enfrentar las denuncias de ambientalistas, granjeros y consumidores estadounidenses, en la década de 1990, Smithfield comenzó a explorar su expansión fuera de ese país. En 1999 compró la empresa Animex, líder en producción de carne de cerdo en Polonia e inició su explotación con muy bajos estándares de normatividad ambiental y laboral. Para esta inversión contó con un préstamo del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, por 100 millones de dólares, a pesar de que adquirió Animex por sólo 55 millones, cuando el director de Smithfield la había valorado falsamente en 500 millones.
En 2001 se dio a conocer que dos hombres de negocios, en representación de la compañía Prima Foods, comenzaron a comprar granjas familiares de cerdos. Smithfield estaba utilizando a Prima para evadir la ley polaca que prohíbe a las empresas extranjeras comprar tierras agropecuarias.
En 2001, el cabildeo de Smithfield comenzó a demostrar su poder político en Polonia al conseguir que se modificara la legislación que clasifica los desechos de las granjas, los cuales pasaron de «aguas residuales» a ser considerados «fertilizantes» y quedaron exentos de regulaciones.
Como en los Estados Unidos, la presencia de Smithfield en Polonia trajo consigo catástrofes ambientales. En Byszkowo, al lado de una de las mayores plantas de Smithfield, una laguna de oxidación se derramó sobre dos lagos vecinos. Estos cuerpos de agua se contaminaron y los residentes sufrieron fuertes infecciones de piel y ojos.
Un reporte independiente de la Comisión Helsinki del gobierno estadounidense concluyó que Smithfield estaba contaminando los ecosistemas de Polonia y que los granjeros que trabajaban bajo contrato para la empresa estaban derramando los desechos líquidos sobre los humedales que conectan con el Mar Báltico.
Un problema común en las granjas factoría de Smithfield son los cerdos muertos que flotan en las lagunas. En 2006, la organización del Reino Unido «Compassion in World Farming» realizó una investigación de dos plantas de Smithfield en Polonia. Encontró cientos de cerdos dañados y enfermos hacinados y animales muertos pudriéndose en el suelo. La investigación encontró que los animales estaban recibiendo un fuerte coctel de medicamentos para mantenerlos con vida y estimular su crecimiento. Muchos de los químicos incluían antibióticos prohibidos para ser utilizados como promotores del crecimiento en otros países.
En 2005, Smithfield tuvo que cerrar una de sus plantas empacadoras en Polonia después que un canal local de televisión grabó con una cámara escondida a trabajadores de una de sus empacadoras quitando hongos a salchichas para regresarlas a los distribuidores minoristas.
El desplazamiento de trabajadores y granjeros es ilustrativo en Polonia. Una planta en Wieckowice, con 17 mil cerdos, solamente emplea a 5 trabajadores. Se calcula que esta producción daría, al menos, sustento a 50 familias. Además, Smithfield importa los cerdos y su alimento del extranjero, afectando la economía local.
Actualmente existe una sobreproducción de cerdos en Polonia. Los precios de la carne están por debajo de los precios de producción de las granjas familiares. Entre 2001 y 2002 surgieron protestas de los granjeros, que bloquearon las calles. El gobierno polaco decidió comprar la carne.
En 2004, Smithfield entró en Rumania para desarrollar las mismas prácticas. Ahí encontró un lugar ideal para producir a bajo costo y exportar obteniendo mayores márgenes de ganancia, sin importar que el 75% de los cerdos fueran producidos en granjas familiares. Actualmente, Smithfield posee 33 granjas de la época comunista. En 2007, la atención se centró sobre Smithfield después de que 20,000 cerdos murieran de fiebre porcina. Pocos días después ocurrió lo mismo en otra planta, cerca de la frontera con Hungría, ahí murieron 16,000 cerdos por la misma causa.
Las autoridades le han pedido a Smithfield que no mueva los cerdos entre una granja y otra, sin embargo, la empresa no ha obedecido. De las 33 granjas en Rumania, 11 fueron clausuradas ya que nunca fueron autorizadas por las autoridades sanitarias. Cuando doctores veterinarios trataron de inspeccionar las plantas en operación, guardias con bulldogs lo impidieron.
«Nuestro médicos no tienen acceso a las granjas americanas para realizar inspecciones de rutina», declaró Csaba Daroczi, asistente del director de la Autoridad de Higiene y Veterinaria de Timisoara. El funcionario comenta que Smithfield les ha propuesto firmar un acuerdo en el cual las autoridades se comprometen a avisar tres días antes de la visita.
Conclusiones
Smithfield es una amenaza para el futuro agropecuario. Su consolidación en el dominio del mercado, desde la producción hasta el procesamiento y la distribución, tiene daños sobre los granjeros y los consumidores. Además, sus granjas factoría representan una amenaza para el medio ambiente, la salud pública y el trato animal. Es tiempo de que el gobierno y los consumidores tomemos acciones en contra del sistema de producción fabril de carne y contra las injusticias de Smithfield.
http://www.elpoderdelconsumidor.org/el_expediente_de_smithfield.html