Recomiendo:
0

Fantasía y realidad de un film

Fuentes:

El Día Después de Mañana «podría caer en la ciencia ficción, pero el tema central del film (el cambio climático) no», sostiene la máxima autoridad ambiental de Naciones Unidas.

Es un asunto apocalíptico. Bolas de granizo del tamaño de toronjas aplastan Tokio y tormentas de nieve cubren Nueva Delhi.

Manhattan, incluyendo las oficinas centrales de las Naciones Unidas en Nueva York, queda sumergido en un invierno tipo nuclear.

Incluso, la Estatua de la Libertad no sobrevive. Ésta es arrastrada bajo despiadadas y enormes olas.

Esta versión bíblica llega como cortesía de la última gran producción de Hollywood El Día Después de Mañana.

A diferencia de las catástrofes en el Viejo Testamento, las fuerzas desencadenadas en el planeta Tierra en la película no provienen de la furia de Dios. Están ligadas a los niveles crecientes de contaminación atmosférica, a partir de la quema de carbón y petróleo para el funcionamiento de nuestros autos, fábricas, oficinas y hogares.

El punto de vista popular sobre el cambio climático o calentamiento global es que el mundo se pondrá cada vez más caliente debido al uso del término coloquial de «efecto invernadero».

Si buscan una secuencia, El Día Después de Mañana II, entonces deberían consultar algún informe reciente del Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos).

La película concluye que el calentamiento global debe «ser visto como una seria amenaza a la estabilidad mundial y que debe llevarse más allá del debate científico, debe ser una preocupación de seguridad nacional.»

Otros comparten este punto de vista. Sir David King, científico en jefe de Gran Bretaña, ha descrito al calentamiento global como una «amenaza más grande que el terrorismo.»

Es probable que El Día Después de Mañana esté aquí ahora mismo.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC, conformado por unos dos mil científicos que dan sugerencias a los gobiernos y el cual fue establecido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, y la Organización Meteorológica Mundial, ha concluido que ya hay «una influencia humana discernible sobre el clima mundial.».

Los polos son el sistema de alerta temprana. El año pasado el Ward Hunt, la capa de hielo más grande en el Ártico, se rompió. Hasta entonces, había estado intacto por tres mil años.

Recientemente pasé algunos días en esa región, debido a la invitación de Borge Brende, ministro de Medio Ambiente de Noruega.

Me detuve donde hace 20 años un glaciar gigante cubría la tierra y que ahora se ha retirado hacia el horizonte.

Los expertos en el área nos dicen que 3,5 kilómetros cuadrados de hielo se pierden anualmente.

Aprendí que al oso polar, icono del lejano Norte, cada vez le cuesta más trabajo cazar focas debido a la retirada temprana del hielo.

Por eso, cada vez menos osos nacen, y de aquellos que están por llegar al mundo, muchos tendrán un peso muy bajo al nacer. Escuchar todo esto causa escalofrío.

Mientras tanto, muchos centros de esquí a los pies de la montaña, como Kitzbuehl, podrían estar pronto en dificultades económicas, debido a la poca nieve que cae en las partes altas de la montaña.

En los Himalayas, nuestros científicos han determinado con precisión 50 lagos que hace unos años eran menos que charcos.

Se forman rápidamente cuando se derriten los glaciares y podrían estallar en cualquier momento, enviando torrenciales de agua a los valles y así poniendo en riesgo la vida.

Existen otras observaciones fundamentales. 2003 fue el tercer año más cálido en el ámbito mundial desde que los registros comenzaron en 1861. Todos los años más cálidos han ocurrido desde 1990.

Munich Re, compañía de reaseguro, estima que los desastres naturales en 2003 costaron 60 mil millones de dólares.

El arma internacional principal contra el calentamiento global es el Protocolo de Kyoto, firmado en 1997. Se requiere que los países desarrollados reduzcan las emisiones de gas de invernadero en un 5.2 por ciento para 2010.

No ha entrado en vigor. Estados Unidos ha rechazado ratificarlo. Rusia, cuya ratificación sería suficiente para hacer que el Protocolo sea operacional, todavía no se ha decidido. Estamos impacientes, pero esperanzados.

Impacientes porque al final, son los más pobres de los pobres los más vulnerables al cambio climático.

Sin embargo, debemos ser positivos. A mediados del siglo XX, poco después del nacimiento de la computadora, nadie podía predecir los enormes giros económicos que llegarían, como resultado de las telecomunicaciones y la revolución de Internet.

Creo que estamos en el mismo punto, con nuevas estructuras de intercambio financiero y tecnologías ambientalmente amigables que deben ser desarrolladas si es que queremos luchar seriamente contra el cambio climático.

El Día Después de Mañana puede tomar la ciencia a la ligera. Esperemos que aquellos que dudan del calentamiento global no usen esto para denigrar las amenazas reales y genuinas que enfrentamos.

Aunque el filme puede caer en la ciencia ficción, el tema central en la película no.

Klaus Toepfer es Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el ex ministro de Medio Ambiente de Alemania.