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Sobre el discurso de Artur Mas en el Parlament

¡Felicidades! ¡Gracias president!

Fuentes: Rebelión

Olvidemos por un momento (la exigencia es difícil desde luego) el tema de los recortes del gobierno catalán, de los hachazos sociales para hablar con más precisión [1]. No tengamos muy en cuenta el tiempo dedicado al desempleo masivo, a las crecientes desigualdades sociales o a la difícil situación de la educación pública, responsabilidad directa […]


Olvidemos por un momento (la exigencia es difícil desde luego) el tema de los recortes del gobierno catalán, de los hachazos sociales para hablar con más precisión [1]. No tengamos muy en cuenta el tiempo dedicado al desempleo masivo, a las crecientes desigualdades sociales o a la difícil situación de la educación pública, responsabilidad directa de su gobierno, en el discurso del president Mas en el pleno del Parlament catalán del pasado miércoles 25 de septiembre. Intentemos olvidar (¡la exigencia es casi imposible!) la política sanitaria realmente existente, la realmente practicada, no la publicitada, la que consiste, por ejemplo, en reducir un 20% el presupuesto de los CAP (Centros de atención primaria) en estos tres últimos años (Joan Benach: «La atención primaria es el pilar de la atención pública») [2]. Centrémonos en los afectos y dejemos incluso en los márgenes el anuncio de la posibilidad de nuevas elecciones anticipadas (plebiscitarias o no, no se sabe exactamente).

«Cataluña tiene afecto por España pero ya no confía en el Estado» apuntó Artur Mas [3]. Es el titular o uno de los titulares más destacados estos últimos días.

Cabe señalar inmediatamente (aunque no lo destaquemos), que, del mismo modo, alguien puede sentir afecto por Cataluña y no confiar en absoluto en su gobierno neoliberal (¡Mas-Colell, Felip Puig, Boi Ruiz, Joana Ortega!) y en algunas de sus instituciones y finalidades anexas.

Cabe igualmente comentar que no deja de ser extraña-muy-extraña la formulación sobre Cataluña, España y los afectos. ¿Cabe afirmar de una entidad como Cataluña este tipo de atributos? ¿Cataluña puede sentir afecto por X, sea cual sea el referente de este X? Más bien parece que algunos ciudadanos catalanes pueden tener afecto por ciudadanos del resto de España (no siempre abonado en instituciones y medios), pero es difícil que ello pueda atribuirse a una entidad como Cataluña sobre otra entidad como España [4].

Pero pelillos a la mar, vayamos a lo esencial. Mas no se fía de las instituciones de Estado español. Aunque no concretó a qué instituciones se refería, muchos ciudadanos comparten, compartimos su desconfianza. ¿Quién puede confiar, por ejemplo, en el gobierno central de Rajoy, en el Tribunal Constitucional, en la Fiscalía del Estado o en la Monarquía borbónica en descomposición?

Además de esa desconfianza, ahora en positivo, Cataluña siente afecto por España según del president. Más allá de la formulación lingüística sobre Cataluña y España como entidades disjuntas tan del gusto de los nacionalistas, el punto nodal es el afecto, el acercamiento, el sentimiento positivo sentido por los conciudadanos/as del territorio español.

Sea así pues. Y si es así, sólo cabe felicitar al president (¡unión fraternal de los pueblos!) y solicitarle, si fuera posible, una petición de disculpas para cuadrar el círculo afablemente construido. ¿Por qué? Porque no parecen muestras de afecto afirmar, como él mismo afirmó, que a los niños andaluces y gallegos (parte de España en su decir) no se les entiende al hablar castellano. Ni tampoco parece ninguna muestra de afecto reírse, como se rió Duran i Lleida y la risa está más que extendida entre las clases gran-burguesas y las clases medias catalanas, de los campesinos andaluces, de las ayudas recibidas y de sus costumbres de ocio y de sus visitas a bares o tabernas.

Por lo demás, estoy convencido de ello tras la intervención del molt honorable, el lema, las pegatinas y las hojas propagandísticas sobre «La España subsidiada que vive a costa de la Catalunya productiva» estarán ubicadas, definitivamente y para siempre, en la abyecta papelera de los disparates y las infamias.

El president Mas, por indicación de Ferran Mascarell, volvió a citar a Salvador Espriu. Esta vez a propósito del europeísmo. Hay que señalar, por si fuera necesario, que el viejo «europeísmo» del autor de La pell de brau no tiene nada que ver con esta Europa neoliberal impía de los mercaderes que tiene como objetivo central el desmantelamiento de las conquistas sociales e históricas de las clases trabajadoras europeas. Nada que ver, nada. La apuesta de Espriu era otra: por la Europa de las libertades, de la justicia, de la equidad, de la democracia real, de la participación ciudadana, de la vivir en paz y sin explotación. Nada que ver con este monstruo neoliberal, protegido en tratados abyectos y no democráticos, al que seguimos asignando el mismo término.

Por lo demás, otras aristas (anifranquistas, solidarias) del gran poeta catalán, quedan muy bien reflejadas en esta carta (escrita por él en castellano) que en 1965 envió a su amigo Manuel Sacristán [5]:

Dr. Manuel Sacristán.

Mi querido y admirado amigo:

Acabo de enterarme del inaudito e incalificable atropello de las autoridades académico-ministeriales contra usted. No comentaré, porque no vale la pena, un acto tan arbitrario como estúpido. Le ruego acepte la renovada expresión de mi amistad y le recuerdo que me tiene, para cuando necesite, a su entera disposición.

Reciba un cordial abrazo de su afmo. Espriu

Notas:

[1] El País, 26 de septiembre de 2013, pp. 8-9 (y edición Cataluña)

[2] Antía Castedo nos ofrece los siguientes datos: el ICS, el Institut Català de la Salut, que gestiona 8 hospitales y 288 CAPs, sufrirá este 2013 un recorte de 169 millones de euros. La red de atención primaria perderá 77,2 millones respecto a 2012 (decremento del 7,3%). Los hospitales reducirán su presupuesto en 88 millones (11 millones de media por hospital). AC apunta igualmente: las cifras ofrecidas ahora por escrito por el consejero Boi Ruiz, el Atila neoliberal de la sanidad catalana ratificado en su puesto por Artur Mas, «difieren de las incluidas en otra respuesta de verano de 2012. El ICS no supo explicar por qué».

[3] El paso, según cuentan las crónicas periodísticas, no generó entusiasmo en las filas de ERC. Probable, muy probable.

[4] De hecho, la expresión afín como «afecto por Cataluña» resulta ciertamente extraña. ¿Se puede amar a un país, a una nación, a una nacionalidad? ¿Qué significa amar Cataluña o España? ¿Desear el bien de toda su ciudadanía? ¿Sólo de su ciudadanía? ¿Sentir admiración por sus paisajes, por su historia? ¿Por todos sus paisajes? ¿También por los desastres urbanísticos de sus costas? ¿Por su historia en su conjunto, incluyendo las hazañas criminales de la patronal catalana, los esclavistas catalanes, los apoyos varios al golpe militar fascista de 1936 o los acuerdos e intensa colaboración de algunos representantes de sus clases dominantes (y de estas propias clases) con el franquismo? ¿Estamos hablando de todo esto?

[5] Dos meses más tarde, 25 de diciembre de 1965, Espriu volvía a dirigirse a Sacristán a propósito de sus prólogos a Goethe y Heine y de la recepción de su Introducción a la lógica y al análisis formal.

Querido Dr. Sacristán:

No quiero que pasen más días sin escribirle, como le prometí aunque sean una breves líneas, pues mi tiempo no permite otra cosa. He leído sus excelentes prólogos (Ud es más justo con Goethe que lo fue Brecht, al fin y al cabo, «Über allen Gipfeln», es una espléndida poesía de circunstancias, tal vez una improvisación) que postulan quizá un mayor desarrollo, para intentar, junto con los otros trabajos de me habló, un libro de ensayos. En cuanto a su «Lógica», creo que me va a ser muy útil. Le agradezco de nuevo y muy de veras su generoso y valioso presente. Les deseo a Vd., y a los suyos, un buen año 1966 y espero que en el transcurso del mismo se vislumbre su reincorporación a la Universidad. Veo muy claro que no debe Vd marchar de Barcelona, pues su puesto está aquí.

Reciba un muy cordial abrazo de su afmo. Espriu

Salvador López Arnal es miembro del Front Cívic Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.