IB3 es la TV pública de Illes Balears y ayer, 19 de junio, abrió el telediario de la noche con la noticia de la concesión al tenista Rafael Nadal del marquesado del Llevant por parte de Felipe VI. En la noticia incluyeron las opiniones de cinco ciudadanos, a todos los cuales les parecía muy bien. Por lo que a mí respecta, no pienso discutir ninguno de los títulos disputados por el deportista español más laureado.
Pero da la casualidad de que dos días antes, el martes 17, IB3 estuvo en el pueblo donde resido. Eran aproximadamente las 09:30 a.m. y al salir de mi casa dos periodistas me pidieron responder a tres preguntas sobre la ola de calor. Les dije que sí y cuando volví, a última hora de la mañana, busqué la entrevista y la encontré en el programa “Ara Anam”.
La primera pregunta fue sobre si ventilador o aire acondicionado, la segunda sobre si ventanas abiertas o cerradas y la tercera sobre si pensaba que durante el verano haría más calor o no.
Tampoco cuestionaré los criterios que emplearon para reducir a 23 segundos una entrevista que duró 35, que tampoco son tantos, pero lo que no me gustó es que suprimieran su tercera pregunta y mi correspondiente respuesta.
De manera espontánea, y dado que no soy un “hombre del tiempo”, me dejé llevar por la ironía de quien ha vivido demasiadas desilusiones y, más o menos, respondí que “mientras el calor sea solo climatológico resistiremos, pero si llegaran a Mallorca las guerras que cada día están matando a tantas personas en Ucrania, Gaza o Irán, será terrible”.
Al comprobar que IB3 suprimió la pregunta y la respuesta, saqué la conclusión de que, o alguien de IB3 no sabe que donde las bombas explotan sube mucho la temperatura, o que las guerras le parecen bien, pues no quiere que a la causa del pacifismo se sumen las personas que les cuesta soportar el calor. En el primer caso se trataría de ignorancia, pero en el segundo de censura.
Pero lo que sí han conseguido los de IB3 tras la entrevista que me hicieron es que desconfíe más de sus informativos, pues, por ejemplo, de las opiniones sobre lo del marquesado podrían haber suprimido la de alguien que recordaba unas declaraciones de Nadal, destacadas en la prensa del pasado 23 de mayo, diciendo que “los homenajes me dan dolor de cabeza”, cosa terrible en este caso, pues se trata de un título hereditario y quien lo reciba en el futuro no podrá recortar lo que le haga daño.
Y también podrían haber censurado la respuesta de alguien que opinara que “los títulos nobiliarios son herencia de un pasado no democrático y que, ya que de herencias hablamos, lo que procede es que Felipe VI renuncie al derecho que le permite robar, violar e incluso matar sin que ningún juez pueda tocarle un pelo, un privilegio despreciable del que también disfrutaban el dictador Franco y Juan Carlos I y que tanto supieron aprovechar en sus respectivos y particulares beneficios”.
Y entonces, ya lanzado, el entrevistado por IB3 habría añadido, para terminar, que “precisamente aquel anuncio de Felipe VI diciendo que renunciaba a la herencia de su padre demostró que lo que le interesa es estar por encima de la ley para burlarse de ella cada vez que le convenga, pues legalmente no es posible renunciar a la herencia de alguien que no ha fallecido”.
En cualquier caso, nunca sabremos si IB3 censuró algunas respuestas incómodas de personas a las que entrevistó sobre el nuevo triunfo, esta vez no deportivo, conseguido por Rafa Nadal, ni tampoco si habría tantos aforados corruptos en el caso de que la jefatura del Estado no disfrutara de impunidad absoluta ante la acción de la Justicia.
P.D. Este texto es, sobre todo, un homenaje particular a Carmen Calvo, la que el día 9 de mayo de 2022 decidió ser valiente, quizás porque en ese momento ya no era ni la vicepresidenta del Gobierno que había sido, ni la presidenta del Consejo de Estado que es ahora.
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