A estas alturas del siglo XXI, aún resulta necesario revolucionar el activismo, no tan solo practicarlo. Pero, ¿en qué medida las mujeres están representadas en los feminismos y en qué medida estos representan al lesbianismo? ¿Todo feminismo reza un ideario lesbiano? ¿El lesbianismo comulga con la lucha contra la violencia sexista, en su mayoría relacionada […]
A estas alturas del siglo XXI, aún resulta necesario revolucionar el activismo, no tan solo practicarlo. Pero, ¿en qué medida las mujeres están representadas en los feminismos y en qué medida estos representan al lesbianismo?
¿Todo feminismo reza un ideario lesbiano? ¿El lesbianismo comulga con la lucha contra la violencia sexista, en su mayoría relacionada con los clichés del heteropatriarcado? ¿Importa el sexo? ¿Importa el género? Y lo que es más importante: ¿a quién le importa importar estos debates y sus conclusiones? ¿Saldrán del propio activismo convencido para llegar a lo mainstream?
Activismo y corrientes filosóficas parecen, a veces, hermanadas y, otras veces, una lucha entre la academia y las reivindicaciones en la calle. Desde Galicia a Euskadi hemos intentado plasmar las opiniones de los colectivos más activos o representativos a nivel histórico y social. La base de este relato la constituyen una serie de entrevistas con personas de este fragmentado y polifónico activismo actual, que emerge en redes sociales, pintadas en la calle y sesudos ensayos de autoedición y distribución de boca a oreja.
Del meta-periodismo al meta-activismo: desde una perspectiva queer, Maribolheras precarias. Desde un lenguaje irreverente y lesbiano, Lesbianas em potencia. Con una lectura explícitamente feminista, la Asamblea de Mujeres de Bizkaia.
Queerizando el feminismo
Maribolheras Precarias reúne esencia queer y acción política y social. Desde Galicia, con una visión global, intentan mantener una lucha a pesar de que, la crisis les ha obligado «a desatender parte de la organización» y de que, en consecuencia, «cada vez toman más voz los grupos políticos». Por lo general, su activismo se aleja de seguir las efemérides: «Creemos en el arte y la creatividad como una manera de actuar mucho más poderosa que un día del Orgullo u otras formas clásicas de militancia».
Sobre la inserción de la agenda feminista o lesbiana en su ideario, exponen que «existe una convergencia de feminismos y transfeminismos, todo ello hilado por la migración, pero siempre sabiendo que todxs forman parte de la misma base: lo queer no sería nada sin el feminismo de las primeras épocas». «De hecho -continúan-, lo que hacemos nosotrxs y otros grupos con los que colaboramos, independientemente del cariz que tomen al definirse, es ampliar el sujeto feminista».
Sobre el feminismo actual sostienen que «maneja una identidad muy diversificada que asume la realidad de otros colectivos» y que, en definitiva, «ahora mismo los problemas son la igualdad de género». «Hay que destruir las jerarquías de toda índole», afirman tajantemente. Desde esta perspectiva, la lucha apunta una única salida antes de plantear la esencia feminista o lesbiana: «Preocupa más toda inquietud de las minorías, como la islamofobia dentro de los colectivos gays. Estamos viviendo una época de microactivismos donde todxs tenemos una causa común».
La irreverencia del feminismo lesbiano
Lesbianas em Potencia es uno de los ejemplos del microactivismo que apuntaba Maribolheras Precarias. De reciente creación -diciembre del 2009-, con cinco integrantes fijas, el colectivo define en su ideario que su manera de militar «quiere abrir los ojos e incordiar»: «Somos mujeres lesbianas que quieren crear espacios de mujeres».
A la cuestión que plantea este reportaje, preguntan: «Feminismo, ¿qué es eso?», al tiempo que responden: «Todo son etiquetas, no creemos en el género. No creemos en ese feminismo clásico que no quiere hablar de pornografía, prostitución y transexualidad». «El 8 de marzo no solo salen las feministas a la calle. Hay más realidad que lo definido hace unos años por una academia», sostienen Lesbianas em Potencia.
En esta línea, sus principales acciones se definen como lúdicas, tomando las programaciones cinematográficas y los eventos festivos como sus razones de ser. Sobre su agenda, sostienen que trabajarán «en lo que en ese momento sea tabú o esté mal visto. Si se ataca la bisexualidad, seremos bisexuales. Si se invisibiliza a las lesbianas, saldremos a besarnos a la calle».
El feminismo desde la raíz
En la actualidad, los debates sobre el lesbianismo no forman parte de la agenda de los colectivos feministas. Según Maite Irazabal, activista de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia (AMB-BEA), eso se debe a que se ha abierto un abanico más amplio de debates y posibilidades: «Ahora, lo transgresor es lo queer. Además, en los temas sociales hay una especie de nube, un creer que ya está todo hecho. Nos han ganado la batalla».
Las «viejas feministas» trabajaban para incidir desde el lesbianismo y poder vivir de otra manera. Su política lesbiana estaba atravesada por el feminismo y por el pensamiento de izquierdas. Recuerda que el colectivo de lesbianas feministas de Bizkaia hacía hincapié en anteponer el lesbianismo a su condición de feministas, diferenciándose así del resto de colectivos de mujeres feministas y lesbianas del Estado español. Editaban la revista Sorginak y su actividad no cesó hasta que desaparecieron por falta de relevo generacional.
Los debates sobre el lesbianismo en la AMB-BEA nunca han estado presentes porque, según Irazabal, «se tendía a pensar que el lesbianismo era una opción sexual más y no algo que se tuviera que debatir ni trabajar». «El lesbianismo no parece tener mucha cabida ni en el feminismo ni en los colectivos mixtos de homosexuales, donde sus representantes públicos y la gran mayoría de sus miembros son hombres -sostiene esta activista-. A esto se suma la poca presencia de homosexualidad femenina, marcada por unos modelos de lesbianas que no se corresponden siempre con la realidad y que están definidos por el machismo».
Irazabal pone un ejemplo: «A un gay no le dicen que se ha hecho gay porque no ha encontrado a la mujer perfecta, la mujer que le convierta en un buen hombre. Sin embargo, las lesbianas están expuestas a comentarios que ponen en tela de juicio su lesbianismo. Lo peor de todo es que estoy segura de que no es algo aislado y de que muchos chavales jóvenes pensarán lo mismo».
En este cosmos fragmentado, personal y tocado por otros asuntos sociales, la crisis, la migración, la política o las propias cuestiones culturales y localistas, los encuentros y desencuentros entre agenda feminista y lesbiana parecen continuar con esta danza improvisada. Pero… ¿qué sería del activismo sin los debates sobre su propia esencia?