Después de diez meses de preparación, del 5 al 7 de diciembre cristalizó por fin el primer Foro Social Galego, que fue capaz de reunir en Santiago de Compostela a 80 organizaciones. El evento se repetirá cada dos años y servirá de base para caminar hacia una alianza anticapitalista en Galicia. La presencia campesina gana […]
Después de diez meses de preparación, del 5 al 7 de diciembre cristalizó por fin el primer Foro Social Galego, que fue capaz de reunir en Santiago de Compostela a 80 organizaciones. El evento se repetirá cada dos años y servirá de base para caminar hacia una alianza anticapitalista en Galicia. La presencia campesina gana peso.
Los pasados 5, 6 y 7 de diciembre tuvo lugar en Santiago de Compostela el primer Foro Social Galego (FSGal), con un notable éxito de público y la participación masiva de movimientos sociales antihegemónicos -o alterhegemónicos-, dispuestos a poner sobre la mesa alternativas al modelo ya no sólo neoliberal, sino capitalista. Casi ocho años después del nacimiento del Foro Social Mundial (FSM), una parte muy representativa de los movimientos gallegos decidió así sumar el país al imaginario altermundista planetario.
Como apuntó Xoán Hermida, de la ONG crítica Amarante: «Hubo que esperar al 2008 para celebrar el primer FSGal. Esto puede ser entendido como que llegamos tarde a los nuevos tiempos o, y prefiero pensar esto, que llegamos después de un proceso de madurez, nos incorporamos con más fuerza y además lo hacemos en el momento más interesante».
Y decía interesante porque el grueso de colectivos coincidió en que la crisis actual es una oportunidad para que los movimientos se concentren en objetivos y acciones comunes y que presenten sus alternativas al sistema delante de la sociedad y el poder político. Xan Duro, de Verdegaia, propuso en una asamblea de movimientos después del foro: «El panorama de crisis acumuladas exige una respuesta clara de los movimientos frente a la refundación del capitalismo o las derivas autoritarias que sin duda van a surgir.
Tenemos que plasmar en un documento un proyecto viable que sea común». Xosé Manuel Beiras, ex líder del Bloque Nacionalista Galego y miembro del Comité Internacional del FSM, fue más allá al afirmar que «es posible que no tengamos otra ocasión igual en 50 años», para apuntar después la necesidad de «dar un salto a la instancia política, que no institucional, para construir otra hegemonía».
Los movimientos participantes no se limitaron sólo a la reflexión. El FSGal quiere ser un proceso permanente de debate y construcción de alternativas al neoliberalismo, sí, pero no un simple evento. Es por eso que, terminado el encuentro, ahora comienza el proceso de formulación de propuestas y de articulación de movimientos sociales para llevarlas a cabo. «No podemos esperar a la toma del Palacio de Invierno, hay que trabajar desde la base y desde lo local. Los foros como espacio de debate tienen el riesgo de convertirse en objetivos, algo que debemos evitar ante la edad de oro para los movimientos de contestación», sentenció el profesor y escritor Carlos Taibo.
Además de los debates, la presentación de propuestas fue una constante en el foro, que reservó un espacio de comunicación para lanzarlas. Implicadas no Desenvolvemento propuso crear una red sobre género y desarrollo; Redes Cristianas presentó un Manifiesto por el Laicismo; la Marcha Mundial das Mulleres, una campaña por una Ley Integral del Aborto y otra por la integración del pueblo gitano en el movimiento; el Foro de Inmigración, un decálogo contra el tratamiento estereotipado de la inmigración; el colectivo Andaina, una campaña contra el tráfico de seres humanos…
Pero si algo tuvo peso en el FSGal fue la presencia campesina, especialmente desde el Sindicato Labrego Galego, que defiende algunas cuestiones en las que los movimientos del país están más activos: la soberanía alimentaria y el consumo responsable. Lidia Senra, líder campesina, lanzó la pregunta que todos tenían en mente: «¿Qué vamos a hacer?». La respuesta se está fraguando. Y es para ya.