«En Centroamérica las fuerzas armadas ya tienen mandatos de tipo legal para ocuparse del tema ambiental en el Tratado Marco de Seguridad Democrática y en la Alianza para el Desarrollo Sostenible, iniciar este programa permite poner en práctica estos nuevos roles que le asigna la ley a los cuerpos militares» (Carlos Rodríguez, Ministro Ambiente Costa […]
«En Centroamérica las fuerzas armadas ya tienen mandatos de tipo legal para ocuparse del tema ambiental en el Tratado Marco de Seguridad Democrática y en la Alianza para el Desarrollo Sostenible, iniciar este programa permite poner en práctica estos nuevos roles que le asigna la ley a los cuerpos militares» (Carlos Rodríguez, Ministro Ambiente Costa Rica, junio 2002)
En Centroamérica sin excepción, la protección del ambiente sirve a los intereses militares y de dominación económica del norte. De allí que no resulte casual la propuesta del llamado Corredor Biológico Mesoamericano que ha permitido la exclusión y el dominio sobre importantes áreas de reservas acuíferas, petroleras, maderables y mineras, entre otras.
Organizaciones No Gubernamentales institucionalizadas a nivel mundial resplandecen en esta área centroamericana, la mayoría de las veces con el abrigo inocente de grupos comunales que desconocen el verdadero alcance de su presencia en la región a través de testaferros nacionales. De allí que no resulte extraño el Premio Ecuatorial otorgado en 2002, la premiación que salpicó brillantemente a las comunidades indígenas a través del Corredor Biológico de Talamanca en la pasada Cumbre de la Tierra en Johannesbugo y el reciente reconocimiento hecho a Carlos Rodríguez, Ministro del Ambiente por la protección de los recursos marinos.
Por esta razón tampoco causa sorpresa el apoyo brindado al TLC mediante nota del 31 de enero 2005 dirigida a Robert Zoellick por representantes de grupos ecologistas centroamericanos. Desde Costa Rica dieron su apoyo la Fundación para la Restauración de la Naturaleza, el Centro de Derecho Ambiental y de Recursos Naturales, el Programa Regional en el Manejo de Vida Silvestre para Mesoamérica y el Caribe, la Global Alliance for Humane Sustainable Development y la Caribean Conservation Corporation. Soporte similar hicieron SalvaNATURA y la Fundación Zoológica desde El Salvador; mientras que también apoyaron al TLC la Asociación de Rescate y Conservación de Vida Silvestre de Guatemala, la Fundación Zoológica de Nicaragua y la Honduras Ecologist Network for Sustainable Development.
Algunas de esas ONG participan cuando los ejércitos latinoamericanos se reúnen en conferencias periódicas bajo la dirección de las fuerzas armadas estadounidenses, para discutir estrategias «pro ambiente», «antidrogas», «antimaras», «anticomunistas», … como forma de mantener vigencia del sistema militar.
En esos espacios se reciclan los golpistas, violadores, torturadores y tigres asesinos del norte y cada vez son más las estrategias para burlar todos nuestros esfuerzos civilistas anti TLC, anti privatizaciones, anti ALCA. Por ello no sorprende tampoco que en el Informe Ambiental Mundial del PNUMA presentado en Londres en el año 2002, se consignó el uso de medios militares para la defensa del ambiente, resultando que los militares estadounidenses se hagan amigos de los que protegen el ambiente y luchan contra las drogas, el terrorismo y las pandillas para justificar su presencia en el área centroamericana.
La amistad entre militares y ecologistas quizá explica el silencio de las voces aliadas al ambiente cuando en la Isla del Coco en Costa Rica se construyó la represa que estranguló el río, ignorando el calor del sol y desechando la ola como fuentes de energía para garantizar la estadía cómoda de los poquísimos humanos nacionales que custodian esa Isla. Quizá sea por esa «amistad militar» que las voces ecologistas aliadas hoy si «reclaman» por el impacto negativo de los patógenos y otros agentes que portan los y las náufragas ecuatorianas, pero ignoran el daño irreversible de la represa construida, desconociendo que la principal razón humana para la defensa ecológica es garantizar el abrigo y la oportunidad de vida para la especie humana.
ONG’s, COVIRENAS, asociaciones ecologistas y de desarrollo comunal…con distintos títulos y formatos diferentes, podríamos servir a los intereses militares si no prestamos atención a la labor que hacemos, cómo la hacemos y con quién la hacemos… Estaríamos dejando la defensa ambiental a la tica, a lo civil, a lo democrático. para servir a la orientación militar en protección del ambiente y otros asuntos de nuestros pueblos.
Hay que tener cautela y prudencia porque los militares con tal de justificar su presencia y legitimar su dominación en la región centroamericana se escudan en la protección de importantes recursos naturales como el agua, el petróleo, los bosques, los minerales y recientemente las «MARadas» que se avecinan.
Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE)
Costa Rica, 5 julio 2005.