Después de haber cerrado todas sus centrales nucleares a raíz del accidente en Fukushima, el gobierno japonés intenta volver a la energía nuclear reabriendo tres de ellas. Buena parte de la población se opone, marcada por las consecuencias de esa energía tanto en la bomba atómica como en este desastre aún presente de Fukushima. Francisco […]
Después de haber cerrado todas sus centrales nucleares a raíz del accidente en Fukushima, el gobierno japonés intenta volver a la energía nuclear reabriendo tres de ellas. Buena parte de la población se opone, marcada por las consecuencias de esa energía tanto en la bomba atómica como en este desastre aún presente de Fukushima.
Francisco «Paco» Castejón es físico nuclear, investigador del Laboratorio Nacional de Fusión del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y miembro de Ecologistas en Acción de España. En esta entrevista realizada por Piedra Libre y emitida en Enredando las Mañanas el martes 23 de setiembre analiza la actualidad de Japón y el camino que la mayoría de los países europeos comenzaron a partir de Fukushima, así como la presión de la industria para llevar sus centrales a otras partes. Pasaje final dedicado a las Atuchas.
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Piedra Libre – ¿Puntualmente qué nos podés decir de este tiempo de Japón sin energía nuclear y con esta vuelta a la energía nuclear?
Francisco Castejón – Hay varios asuntos que comentar. Por un lado, como tu mismo señalas, todos estos años de paralización de todas las centrales nucleares japonesas que fue ocurriendo gradualmente a lo largo de 2011, después del accidente de Fukushima hasta hoy, Japón a podido vivir perfectamente sin energía nuclear. Es verdad que ha tenido que aumentar sus importaciones de de gas pero esto no ha sido algo especialmente dramático. Es decir que incluso un país como Japón, tan dependiente de la energía nuclear puede prescindir de ella de forma gradual si es que las circunstancias lo exigen. Lo que significa a priori que se puede prescindir de esta fuente de energía. En segundo lugar habría que explicar el hecho de que las centrales no hayan re arrancado porque además de las seis accidentadas en Fukushima y las ocho de Onagawa y Fukushima daini, en total estaríamos hablando de catorce reactores cerrados definitivamente, pero el resto hasta cincuenta y cuatro podrían re arrancar. Sin embargo la presión ciudadana en las diferentes prefecturas japonesas ha sido clave. Las prefecturas son como las autonomías españolas, sólo que los presidentes de cada prefectura tienen mucho más poder. En particular tienen competencia sobre la producción de electricidad en sus determinadas regiones. Y estos prefectos, por efecto de la oposición popular a la energía nuclear, decidieron, según se iban cerrando las centrales para realizar recargas, mantenimiento, etc, cierres normales, programados salvo las catorce que he dicho, pues ellos se opusieron a que las centrales re arrancaran. De tal manera hasta el día de hoy Japón ha estado con cero mega vatios de energía nuclear. El gobierno actual, digamos que ha sufrido una enorme presión por parte de la industria nuclear japonesa para que cambiase la orientación de este proceso y reabriese centrales nucleares. Entonces el gobierno actual a su vez está realizando una enorme presión política sobre todos los prefectos para que reabran las centrales nucleares. El resultado de esta presión es bastante magro porque sólo se habla de tres reactores que es un número verdaderamente bajo. Creo que la ciudadanía japonesa ha aprendido la lección, es un país que ya sufrió los bombardeos atómicos del año 45 y que además de eso ha sufrido el accidente nuclear el segundo más grave de todos los tiempos. Luego, es un país que ha sufrido los efectos de la energía nuclear tanto civil como militar. No es de extrañar que la oposición a ese tipo de tecnología haya crecido muchísimo entre la población y que la reapertura de centrales nucleares no va a ser ilimitada. No creo que en los próximos meses se reabran muchos más de estos tres reactores que se está hablando.
PL – ¿Estos tres reactores son los que no fueron afectados en Fukushima?
FC – No, no. Los reactores japoneses en torno a Fukushima van a ser clausurados definitivamente. Lo único que queda saber es lo que va a ocurrir en ese…en ese emplazamiento. Se habla de reactores en otros lugares.
PL – Concretamente sobre los reactores que fundieron el núcleo en Fukushima ¿ya se superó esa situación?
FC – No, no se superó. Efectivamente los tres primero de Fukushima daichi fundieron sus núcleos y esto es lo peor que puede ocurrir en un reactor nuclear. De ahí la enorme necesidad de transportar agua para evitar que el núcleo se fundiera y siguiera progresando ese material fundido hacia abajo. Primero se funde el núcleo, luego se funde la vasija, luego el hormigón que la sustenta y así hasta que llega al subsuelo, lo cual es algo espantoso. Imagínate esa masa compacta generando permanentemente enormes cantidades de calor y progresando hacia el suelo y contaminando todo, acuíferos, etc. Es algo de pesadilla. Para evitar eso es por lo que se vertió enormes cantidades de agua de mar. Ese es uno de los problemas graves a los que se enfrenta Teco en Fukushima. Estamos hablando de 800.000 toneladas de agua que van a tener que gestionar al final del accidente. Esto es algo inimaginable. Si uno ve fotos aéreas de Fukushima en la actualidad, lo que ve es una enorme cantidad de tanques para almacenar agua radioactiva. La situación actual es que los tres reactores siguen fundidos, no se puede entrar dentro. Parece que están fríos, es decir que la reacción nuclear ya no prospera pero hay que pensar en como desmantelar eso. Para desmantelar eso alguien tiene que entrar y tiene que mirar. Los robots electrónicos no son capaces de soportar las condiciones que hay dentro del reactor. Se ha metido alguna cámara pero no hay todavía un plan claro de qué hacer. Hay dos posibilidades, una entrar cuando se pueda, dentro de unos años y sacar de ahí el combustible gastado o bien olvidarse de entrar y sepultar los tres reactores fundidos bajo pirámides de hormigón para siempre.
PL – …todo lo que fue el accidente de Fukushima está vigente…
FC – Absolutamente. Alguien calificó a Fukushima como un Chernobyl a cámara lenta. No es desatinado. En Chernobyl se desprendió mucha más cantidad de radiactividad pero de forma muy rápida, los primeros días. En Fukushima por el contrario se desprendió menos pero durante todo este tiempo ha seguido saliendo radiactividad de los reactores. Sobre todo por el efecto de las aguas subterráneas que pasaban por debajo de estos reactores, entraban, se mezclaban con las contenciones de esos reactores y se vertían al mar después de contaminar el subsuelo. Esta situación ha estado ocurriendo hasta hace unos pocos meses y estamos hablando de cientos de toneladas diarias de agua radioactiva que se vertían. ¿Cómo se ha evitado esto? Lo que se hizo fue hacer un muro de agua helada inyectando aire líquido en el subsuelo, de tal manera que el agua del subsuelo se congela y con esto se ha conseguido reducir las fugas hasta que se encuentre un método más permanente porque esto es provisional. Este procedimiento se ha usado para construir, por ejemplo, ferrocarriles subterráneos (…) habría que construir un muro de hormigón muy profundo que evite las filtraciones.
PL – Una de las propuestas que veíamos alrededor de la puesta en marcha nuevamente de la energía nuclear en Japón era que todos los reactores que tuvieran más de cuarenta años salieran de circulación definitivamente.
FC – Hombre, mejor que se cerrasen definitivamente todos los reactores, definitivamente. Desde luego la edad del reactor es un parámetro que hay que tener en cuenta. Cuanto más viejo es un reactor, más peligroso es, ciertamente. Cuarenta años es más de lo sensato. En EE.UU se habla de sesenta años de vida. Había un consenso no escrito que cifraba la vida en cuarenta años, pero hay una lucha para que vivan lo más posible los reactores. Normalmente las centrales nucleares se amortizan en veinticinco o treinta años de funcionamiento cargando el precio de la nuclear en el kilovatio hora nuclear que se vende. Después de ese tiempo es posible bajar mucho el precio. Se estará pagando mucho más de lo que cuesta fabricarlo. En el mercado español, unas seis, siete y a veces ocho veces lo que a la empresa le cuesta producirlo. De ahí el empeño en tener las centrales en funcionamiento el mayor tiempo posible. Cuarenta años, como digo, es más allá de lo sensato.
PL – Ya que fuimos para España, seguimos en Europa. El accidente de Fukushima frenó inversiones en varios países, en Alemania concretamente ¿Ha seguido en estos tres años esa línea o se ha vuelto a las propuestas de energía nuclear?
FC – En algunos lados se ha seguido esta línea abiertamente antinuclear mientras que en otros se ha progresado. En Alemania ellos se han mantenido firmes en el cierre de sus centrales. En Francia, que es un país muy nuclear y que tiene una empresa pública potentísima, Areba, que fabrica centrales nucleares, ahí se ha abierto un debate. Lo señalo porque es muy significativo. Se quiere reducir la portación nuclear francesa que hoy está en torno al 75% de la electricidad, primero a la mitad y después a la cuarta parte. También se quiere acabar con el reproceso de los residuos. Es decir que ha habido movimientos, incluso en Francia. En Suiza se ha dado de baja sus centrales después de la vida útil, en Italia se suspendieron los cinco proyectos que Berlusconi quería impulsar, en Bélgica se han cerrado varias centrales nucleares. En fin, hay un movimiento antinuclear en toda Europa con dos excepciones llamativas. Una Inglaterra que se empeña en construir dos nuevos reactores…y la otra excepción llamativa es España. El gobierno se declara abiertamente pro nuclear y no puede lanzar ningún proyecto nuevo porque el sistema eléctrico español tiene demasiada potencia ya instalada pero si hay una lucha abierta para mantener abiertas las centrales que funcionan hoy.
PL – Entonces ¿el negocio de la industria mira a Latinoamérica?
FC – Pues…si. Puesto que estas grandes empresas como Areba, General Electric, Westinhouse, no pueden vender reactores en occidente, en Europa, en EE.UU no se habla de reactores nuevos, buscan otros. Efectivamente los encuentran. Encuentran a China de forma muy llamativa y también a Argentina. Estos gobiernos son más susceptibles de ser tentados por estas grandes empresas que son poderosísimas.
PL – Te iba a preguntar antes sobre Atucha pero con lo que dijiste sobre las edades y teniendo en cuenta que Atucha comenzó a construirse en 1968, no se si preguntarte algo de Atucha
FC – Pregúntame
PL – Bien, ¿qué opinión te merece?
FC – Estamos hablando de una central que como tu dices ha empezado a construirse en el año ’68. Garoña, por ejemplo que estamos debatiendo fortísimamente su cierre en España empezó a funcionar en el año ’71 y a construirse a principio de los ’60, un poquito antes que Atucha. Los estándares de seguridad, los conocimientos técnicos, los sistemas de control, los sistemas de calidad que se puedan tener hoy en día, siendo insuficientes para garantizar la seguridad al 100%, desde luego están a años luz de diferencia a los que se tenían en el año ’68. Que son los que se usaron para diseñar Atucha, que está construida con unos sistemas, unas características de diseño que no llegan ni a la suela de los zapatos a los que se exigirían hoy a un nuevo reactor en cualquier país europeo.
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2014/09/26/fukushima-es-un-chernobyl-en-camara-lenta/