El peligro del fuego, que ya afecta con dureza al estado de California, está destinado a empeorar en la primera parte de este siglo, cuando se espera un aumento del 64 por ciento en los incendios desencadenados por el viento del desierto, y un 77 por ciento en los estivales. El estudio, publicado por el […]
El peligro del fuego, que ya afecta con dureza al estado de California, está destinado a empeorar en la primera parte de este siglo, cuando se espera un aumento del 64 por ciento en los incendios desencadenados por el viento del desierto, y un 77 por ciento en los estivales.
El estudio, publicado por el Environmental Research Letters y realizado gracias a la colaboración entre la Universidad de California y el Jet Propulsion Laboratory della NASA, se basa en los datos capturados por los satélites y las simulaciones realizadas podrían ayudar a poner a punto estrategias contra incendios para California.
Los incendios se están convirtiendo en una emergencia creciente. Los estudios ponen en evidencia la existencia de dos tipologías diferentes, aquellas alimentadas por los vientos que soplan desde el interior desértico hacia la costa (viento de Santa Ana) y los estivales, causados por la vegetación seca, que generalmente ocurren en regiones deshabitadas.
Los datos recogidos por los satélites permitieron comprender mejor estos dos tipos de incendios y muestran que los alimentados por el Santa Ana «explotan» muy rápidamente y tienden a afectar las áreas desarrolladas, causando por lo tanto ingentes daños económicos (son diez veces más costosos).
En un típico incendio de Santa Ana, alrededor de la mitad del territorio afectado se destruye durante el primer día. Por ejemplo el caso de Cedar, en 2003, que afectó un área de 3.200 kilómetros cuadrados y fue uno de los mayores incendios en la historia de California.
Los estivales en cambio tienden a desarrollarse más lentamente, como el de 2009 sobre las montañas de San Gabriel, al norte de Los Ángeles.
Según el estudio, es posible prever para 2050 un aumento de ambos tipos de incendio, debido al recalentamiento climático.
Las áreas destruidas por los incendios alimentados por el Santa Ana aumentarán un 64 por ciento, sobre todo debido al aire aún más cálido y seco previsto para el futuro, mientras el territorio afectado por los incendios estivales se extenderá el 77 por ciento.
También los daños económicos serán mayores, y los provocarán en el futuro también los incendios estivales, actualmente «menos destructivos», que afectarán el 74 por ciento más de edificios.
«En este momento -explicó Alex Hall, de la Universidad de California en Los Ángeles- el efecto de los vientos otoñales de Santa Ana sobre los incendios hace evidente para todos la existencia de una ‘estación de los incendios’. Y el aumento previsto para el futuro en los incendios de verano hará comenzar la temporada de fuego mucho antes». GDC/ACZ
Fuente: https://www.ansa.it/ansalatina/notizie/fdg/201509161924461442/201509161924461442.HTML