Gabriel García Márquez (Gabo) nació el 6 de marzo de 1927 y, a pesar que ha tratado de ser «garcíamarketizado» (por presidentes como Uribe, Clinton, etc.), será siempre recordado porque escribió por y para el amor humano. Recuerdo todavía cuando mi abuelo (una persona de formación castrense, pero medianamente culto), antes de morir, me regaló […]
Gabriel García Márquez (Gabo) nació el 6 de marzo de 1927 y, a pesar que ha tratado de ser «garcíamarketizado» (por presidentes como Uribe, Clinton, etc.), será siempre recordado porque escribió por y para el amor humano. Recuerdo todavía cuando mi abuelo (una persona de formación castrense, pero medianamente culto), antes de morir, me regaló el libro Cien años de Soledad (cuyos personajes como Melquiades, Aureliano, fueron utilizados por el M19 como seudónimos). Y me di cuenta que Gabo era una persona solitaria (sus padres Santiaga Márquez y el farmacéutico y telegrafista Gabriel Eligio García lo dejaron porque su matrimonio no era consentido por sus abuelos), y no escribía para los ricos sino para los pobres de la tierra. Por eso en su novela crea personajes ficticios basados en su propia experiencia histórica. Fue su abuelo Nicolás Márquez (personaje clave en la infancia de Gabo), quién fue Coronel en la Guerra de los Mil días, una de las bases de su creación literaria.
Justamente, como dice Mario Rafiq, «…lo que dio a García Márquez fama internacional fue una feliz combinación de dos elementos que ya existían en la tradición latinoamericana, pero que con él llegaron a una plenitud formal: La novela del «dictador tropical latinoamericano» y la creación de un universo propio y una Colombia mítica y al mismo tiempo igual y opuesta a la Colombia real…» (Un legado literario a atesorar y superar, revista SOB); y que alcanzaría su plenitud con Cien años de Soledad (duró 18 meses su elaboración, una de las 100 mejores novelas del mundo del siglo XX, que vendió 50 millones de ejemplares y fue traducida a 35 idiomas).
«…En realidad, si tomamos en consideración los novelistas del siglo XX descubrimos que la mayor parte de los «grandes nombres» sobre los que la crítica actualmente coincide llegan hasta los años cincuenta (Joyce, Proust, Kafka, Faulkner, Woolf); pero en la segunda mitad del siglo, quizá el único escritor que ha cosechado verdadera unanimidad haya sido García Márquez. Su obra maestra Cien años de soledad, publicada en 1967, apareció en el vértice de la transición entre la novela de la modernidad y la novela de la posmodernidad, y acaso sea la única publicación…tanto en relación con el asunto que aborda -la colisión entre tradición y modernidad- como su acogida, probablemente no sea excesivo considerarla la primera novela verdaderamente global…», escribió el inglés Gerald Martin (Gabriel García Márquez, Una vida, 2008). Las obras clásicas Crónica de una muerte anunciada (1981), El coronel no tiene quien le escriba (1957), El amor en los tiempos del cólera (1985), El otoño del patriarca (1975), son parte de la creación literaria de Gabo.
No obstante, el desarrollo literario de Gabo no se dio repentinamente como la irrupción de un rayo en cielo sereno. Cuenta la historia que, a los 12 años, Gabo -ícono del boom latinoamericano junto a Cortázar, Vargas Llosa y Rulfo- casi fue atropellado por una bicicleta sino hubiera sido por un sacerdote que lo salvó al gritarle: «!Gabo Cuidado!». Gabo contaría luego que el cura le dijo: «¿Ya vio el poder de la palabra?». Y cuando tiempo después le preguntaron si fue su abuela la que influenció en su talento, él contestó, «No, fue Kafka, que, en alemán, contaba las cosas de la misma manera que mi abuela».
Además, así como «El Quijote» de Cervantes Saavedra, «Cien años de soledad», responde al hombre, espacio y tiempo histórico. Y es que Gabo, al igual que los demás escritores del Boom, se formó al calor de la revolución cubana. Y aunque Gabo nunca perteneció al Partido Comunista, tuvo una relación muy estrecha con Fidel Castro y la revolución cubana (fundó junto con Plinio Apuleyo y Jorge Masseti la agencia de noticias Prensa Latina, y ofició de «embajador cubano» con Bill Clinton, Mitterrand y Felipe Gonzales para desbloquear comercial y políticamente a Cuba).
Años antes, en 1948, fue marcado por el Bogotazo (insurrección popular por la muerte del líder de izquierda Jorge Eliecer Gaitán que terminó en una masacre). Además, cuando empezó a estudiar Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, fue amigo del «cura guerrillero» Camilo Torres (fundador de la Teología de la Liberación, fundador de la primera facultad de Sociología de Colombia y miembro del grupo guerrillero ELN).
Y fue tanto su compromiso político con la revolución socialista que a pesar de la crisis que se desató por el encarcelamiento del escritor gay Heberto Padilla, donde Vargas Llosa y otros literatos aprovecharon para justificarse como «renegados del socialismo», Gabo, se mantuvo firme por esa lectura de una Latinoamérica autónoma y revolucionaria (incluso llegó a donar el premio Rómulo Gallegos y el Premio Neustadt, al Movimiento al Socialismo de Venezuela, MAS, y al Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, respectivamente), mediando por la liberación del poeta.
En este sentido también se declaró opositor a la dictadura franquista en 1967 cuando vivía en Barcelona (fue en este contexto que conoció a MVLL), fue miembro del Tribunal Bertrand Russell demandando el reintegro del Canal de Panamá; y con Cortázar, defendió a los revolucionarios sandinistas y fundó el Nuevo Periodismo Iberoamericano (NPI), que se caracteriza por entrelazar elementos literarios con periodísticos.
Para el Dr. en Literatura Hispanoamericana, Manuel Guerdán, la obra de Gabo, «era parte de la magia y mitología usada de una forma subversiva».
César Zelada, Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).
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