«Pero conviene no equivocarse: el PSOE, como cualquier otro partido que pretendiera resucitar la socialdemocracia más allá de las palabras, está condenado al fracaso, sea cualquiera el líder que elija. Porque en la actual época de dominación del capital financiero globalizado no existe posibilidad de practicar ningún tipo de keynesianismo (de Estado «redistributivo»). La diferencia […]
(Isidoro Moreno)
«La victoria de Sánchez debilita al Gobierno de Rajoy, facilita cierta colaboración con Unidos Podemos y convergencias, pero su proyecto está lejos de forjar una deseable alianza de progreso. Para ello, además de un mínimo de confianza y lealtad es imprescindible avanzar en un programa mínimo compartido de giro socioeconómico progresista y democratizador, de regeneración democrática y respecto de la problemática territorial«
(Antonio Antón)
«Que el mundo se pare, que el PSOE sigue sin saber qué quiere ser, y mientras lo decide que nadie más actúe. Algo magnífico para seguir ganando tiempo y que el guión pueda completarse«
(Olga Rodríguez)
La militancia de base del PSOE, en su mayoría, se expresó en las pasadas Elecciones Primarias del partido de forma rotunda y contundente. Ya conocemos la historia previa: el PSOE, de derrota en derrota electoral, y con su nicho de votantes en continuo descenso, después de muchas indefiniciones y ambigüedades, quiso hacer un acercamiento a Podemos para desbancar al PP del gobierno, lo que propició un golpe de Estado del aparato del partido, para provocar la dimisión de su Secretario General, e implantar una Comisión Gestora presidida y compuesta por afines a la lideresa andaluza y a toda su cohorte de fieles barones, tanto regionales como históricos. Tras las primarias, Susana Díaz, avalada por dicha cohorte de dinosaurios del partido, cayó derrotada ante un Pedro Sánchez que salió fortalecido de dicha gesta. Y así, los Felipe González, Alfonso Guerra, Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba, José Bono, Eduardo Madina, Fernández Vara, Javier Lambán, Ximo Puig, Emiliano García-Page, y tantos otros afines al Susanato, hubieron de retirarse de la primera línea, para dejar paso al flamante Secretario General electo. Hay quien dice que triunfó la militancia, pero…¿de verdad podemos esperar un giro en una de las dos patas del bipartidismo? ¿en serio Pedro Sánchez se atreverá a revolucionar el PSOE hasta situarlo como un referente de la izquierda? Mucho nos tememos que es una ingenuidad supina proclamarlo tan abiertamente.
Por supuesto, un actor fundamental que tendrá enfrente será la caverna mediática, antaño auténtico referente de la prensa progresista, como es el diario El País. Su maquinaria no tardó en reaccionar, y al día siguiente publicaba un patético editorial, que fue muy bien analizado por Rosa Guevara en este artículo. Ha sido derrotado, como decimos, el PSOE del aparato, el PSOE oficialista, el PSOE del régimen, el PSOE de los dinosaurios, el PSOE resignado y domesticado. Fue abatido el PSOE del bipartidismo y de la alternancia…¿pero viene de verdad un nuevo PSOE? ¿Es el nuevo PSOE el PSOE que necesitamos? ¿Será un PSOE que de verdad responda a sus siglas «Socialista» y «Obrero»? Dejadme, queridos lectores y lectoras, que muestre mis más profundas dudas sobre ello. Hasta ahora, Pedro Sánchez hace uso de una retórica discursiva regeneradora y democrática, pero a la hora de las verdades, sigue siendo el mismo Pedro Sánchez de siempre. Hasta ahora, le ha vuelto a mostrar su apoyo a Rajoy para el asunto de la negativa cerrada a celebrar un referéndum en Cataluña, y se ha negado a apoyar la moción de censura al Gobierno de Rajoy presentada por Unidos Podemos. Mal comienzo, pues. El insistente «NO es NO» sólo indica una retórica falaz y vacía, un eslógan mitinero que no esconde ningún proyecto político detrás, si no va acompañado de un conjunto de medidas políticas, económicas y sociales de auténtica ruptura con el régimen actual. Y parece estar claro que Pedro Sánchez y su renovado equipo no están por la labor de apoyar las políticas de la izquierda transformadora.
El renacido líder del partido tiene que abandonar la ambigüedad y situarse claramente, definiendo y situando al partido ante las políticas que sean capaces de ofrecer una clara alternativa, si es que quiere recuperar algo de credibilidad. Porque, ¿quién es realmente Pedro Sánchez? O mejor dicho…¿en qué Pedro Sánchez tenemos que creer? ¿En el que se alineaba y defendía la reforma del artículo 135 de la Constitución, el TTIP, el CETA, la unidad de España, las privatizaciones y las reformas laborales, o el que por el contrario denunciaba el complot de las élites del aparato «socialista» para desalojarlo de Ferraz y confesaba no haber entendido el fenómeno de Podemos? ¿Qué Pedro Sánchez tendremos ahora? Y por otra parte, incluso bajo un Pedro Sánchez renovado y coherente, no le arrendamos sus ganancias, ya que tendrá que luchar contra el aparato del partido, el mismo que se alineó con Susana Díaz en las primarias, y que sigue defendiendo a capa y espada un PSOE social-liberal. Esa parte del régimen bipartidista conserva aún mucho poder, a través de sus relaciones económicas, políticas y mediáticas. Sánchez primero ha de estar profundamente convencido del giro político que debe protagonizar el PSOE (de lo que aún tenemos dudas), pero más allá, deberá poseer una gran valentía para implementarlo con éxito, de lo cual dudamos aún más. Pero el hecho es que no se puede estar en misa y repicando. No se puede estar «próximo a los votantes de Podemos» (como ha declarado recientemente), pero en cambio enfrentarse a Pablo Iglesias continuamente, en vez de entablar un profundo, constante y leal diálogo y entendimiento con la formación morada.
¿Ofrecerá por tanto Pedro Sánchez ese necesario giro a la izquierda en el PSOE? ¿Cambiará el rumbo en asuntos tan significativos como el entendimiento con Podemos, la aceptación del derecho a decidir, el fin de los recortes y de la austeridad, la nacionalización de los bancos rescatados, la desobediencia frente a los mandatos de las instituciones europeas, la ruptura con la Iglesia Católica, o el fin de las puertas giratorias, entre otros muchos asuntos? ¿Defenderá una Renta Básica Universal, un nuevo modelo energético renovable, la salida de la OTAN, o un Proceso Constituyente? Un PSOE que responda a este perfil es el que necesitamos, pues en caso contrario, estaremos ante el mismo perro, sólo que con otra correa. Lo que está claro es que si Pedro Sánchez continúa como en su primera etapa al frente de la Secretaría General, esto es, dando bandazos, ofreciendo incoherencia y cobardía, intentando ganar tiempo, haciéndose amigo de Albert Rivera mientras se aleja de Pablo Iglesias, etc., más tarde o más temprano el PSOE volverá a implosionar, volverá a sufrir una catarsis, pues es un partido que está abocado al fracaso total. Sólo un Pedro Sánchez convencido y valiente, dispuesto a garantizar esa «autonomía» que tanto ha reclamado para el PSOE en sus mítines, será capaz de rescatar para la izquierda a un partido sumido en su más profunda crisis. Tiene el apoyo de una gran parte de la militancia, de la mayoría de las bases del partido, pero eso sólo no bastará. Se necesitarán grandes dosis de «mano izquierda» para lidiar contra un aparato rígido y anclado en el pasado, que no quiere renunciar a las prebendas de un PSOE que ha entablado grandes pero peligrosas amistades.
Por tanto, el necesario giro en el PSOE ni está ni se le espera. Todo parece obedecer, como muy bien afirma José López en su artículo, a una operación de marketing de estrategia muy elaborada para intentar recuperar el terreno perdido, y volver a frenar a Unidos Podemos. De entrada, consiguen tener al PSOE en el candelero (de hecho, su recuperación en las encuestas ya se ha conseguido), intentando volver a crear la esperanza en la ciudadanía de que el partido del capullo representa una regeneración democrática en este país, cuando lo cierto es que han tenido muchos años de gobierno para llevarla a cabo, y lo único que han hecho ha sido enterrar al partido en las miserias de la socialdemocracia. En resumidas cuentas, ¿podemos esperar realmente un cambio de rumbo en el PSOE? Mucho nos tememos que no, ya que el camaleónico Sánchez sigue dando una de cal y otra de arena. Desde la famosa entrevista en el programa «Salvados» de la Sexta con Jordi Évole, donde declaraba abiertamente haberse equivocado rotundamente con PODEMOS, parece haber pasado mucho tiempo, y de nuevo los mensajes del sanchismo vuelven a ser ambiguos, incoherentes y poco creíbles. Su famoso hastag «AquíEstáLaIzquierda» vuelve a ser un truco falaz para mantener la ilusión de los militantes más fieles al sanchismo, pero creemos que dará poco de sí cuando comiencen a aparecer los grandes asuntos en los cuales el PSOE comparte diagnóstico y recetas con el PP: modelo territorial, tratados de libre comercio, defensa cerrada de la monarquía, pacto antiterrorista, reformas laborales regresivas, modelo educativo, etc. Su línea viene siendo la de amagar con algunas reformas sociales que tienden a homologar derechos (mundo LGTBI, muerte digna, feminismo, etc.), pero no variar un ápice el modelo económico neoliberal, que es el verdadero responsable de la tremenda crisis multifacética que vivimos. Por tanto, mucho tendrían que cambiar las cosas para que viéramos a un PSOE que se aleje del PP, de las puertas giratorias, del dogma neoliberal y de las complicidades con los poderes económicos. Y eso es justo lo que necesitamos.
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