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Guinea abandona la circuncisión femenina

Fuentes: El Corresponsal de Medio Oriente y Africa

Se trata de una práctica que afecta al 97% de las mujeres de ese país.

Ciento cincuenta comunidades de Guinea decidieron poner fin a la circuncisión femenina en el país, donde cerca del 97% de las mujeres son sometidas a esta práctica. Delegaciones llegadas de diferentes regiones del país se reunieron en la ciudad guineana de Lalya para hablar sobre la mutilación genital y participar esta declaración sobre el abandono de la infibulación. Aunque la ley la prohibe, todos los grupos étnicos de Guinea adherían a esta práctica.

 

Tostan, una organización no gubernamental con sede en Senegal, participó de la elaboración de la declaración, luego de trabajar con las comunidades para sensibilizar a las poblaciones sobre los problemas que la ablación genital trae tanto a los individuos como a las comunidades.

 

Según Khady Bah Faye, responsable de comunicación de Tostan, la declaración muestra que la población africana está cada vez más comprometida en la lucha contra estas prácticas. El funcionario agregó que Gambia, Burkina Faso y Benín le pidieron a Tostan que realizara acciones similares en Malí y la organización trabajará próximamente en Mauritania.

 

En Senegal, donde el 28 por ciento de las mujeres está circuncidada, más de 1.800 comunidades han renunciado públicamente a la mutilación genital en los últimos nueve años, explicó Faye, quien señaló que, entre 1997 y 1998, el índice de abandono de la práctica oscilaba del 65 al 80 por ciento.

 

«Este rito es una práctica que se ha venido realizando desde hace 2.000 años en los países del oeste de África, por lo tanto llevará tiempo explicar sus peligros y promover la abolición en poblaciones que la consideran como parte de su cultura», declaró recientemente Ann Veneman, directora ejecutiva de Unicef en Dakar.

 

Para Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el programa desarrollado por Tostan figura entre «la mejores iniciativas» en materia de concienciación social.

 

Cambiar las costumbres

 

La mutilación genital femenina se practica en 28 países de África y busca preservar la virginidad antes del matrimonio. Consiste en la ablación de los labios externos y el clítoris y la forma más grave de la práctica incluye la costura de la abertura vaginal dejando sólo un pequeño orificio que permita el paso de la menstruación. Según la OMS, la mutilación puede provocar hemorragias, infecciones, complicaciones durante el embarazo y secuelas psicológicas para toda la vida.

 

Molly Melching, directora de Tostan, precisó que el objetivo que se ha puesto la ONG no es eliminar la escisión sino concientizar a las comunidades sobre la democracia y los derechos humanos. «Nuestra meta no es hacer cambiar a la gente, sino informarla», aseguró. Para Melching, la abolición de esta práctica puede ser comparada con la supresión de la costumbre de los pies vendados en China a finales del siglo XIX, hábito cultural que desapareció en una generación.

 

Tostan se basa en el teatro, el juego de roles y otros métodos participativos para sensibilizar y reunir a las comunidades. Los éxitos del programa se apoyan en la comunidad que es la que debe aportar las soluciones a los problemas vinculados con el medio ambiente, la violencia doméstica, el matrimonio precoz y la mutilación genital femenina.

 

«El respeto de los derechos humanos se convierte en un objetivo de la comunidad -explica Melching-. Hay varias manera de alcanzar esta meta. Una vez que las poblaciones se pusieron de acuerdo sobre el método, tienen nuevas normas. Antiguamente, pensaban que la infibulación era necesaria para la cohesión social, pero cuando comprendieron que esto no era así, adoptaron un nueva convención, nuevas normas.»

 

Decisiones de la comunidad

 

Los integrantes de las comunidades decidieron colectivamente poner fin a la circuncisión. Para Melching, esta decisión es comparable a querer modificar la ley de tránsito. Es necesario que todo el mundo esté de acuerdo para conducir por la otra senda de la calzada, si no las pocas personas que luchan por modificar la ley de tránsito estarán obligadas a hacer marcha atrás.

 

Aunque algunos hombre africanos muy anclados en la tradición se muestran reticentes, comenzaron a cambiar su punto de vista sobre la circuncisión cuando tomaron conciencia de los peligros que representa. Antes, ni hombres ni mujeres abordaban este tema.

 

«Fue cuando los jefes de las comunidades, en particular los imanes, y cuando las mujeres comenzaron a hablar con los hombres de las consecuencias de la circuncisión en la vida de sus propias hijas o nietas, que ellos empezaron a tomar conciencia», concluye Ann Veneman, de Unicef.