El estado español contaba hasta mediados de los 90 con una banca pública solvente, que fue privatizada porque disputaba el mercado a los bancos privados. El Banco Bilbao Vizcaya (BBV) absorbió la corporación pública Argentaria en 1999. Un proceso similar terminó por afectar a las cajas de ahorro, entidades surgidas en el siglo XIX y […]
El estado español contaba hasta mediados de los 90 con una banca pública solvente, que fue privatizada porque disputaba el mercado a los bancos privados. El Banco Bilbao Vizcaya (BBV) absorbió la corporación pública Argentaria en 1999. Un proceso similar terminó por afectar a las cajas de ahorro, entidades surgidas en el siglo XIX y que hasta el inicio de la crisis, en 2007, controlaban el 55% de la cuota de mercado en el sistema financiero. Pero hubo «una hoja de ruta perfectamente planificada por políticos y banqueros para acabar con las cajas», afirma Joan Ramon Sanchis Palacio, catedrático de Organización de Empresas en la Universitat de València y autor de «¿Es posible un mundo sin bancos? La revolución de las finanzas éticas y solidarias» (El Viejo Topo).
El docente, que ha presentado el libro en el Fòrum de Debats de la Universitat de València, es también autor de «La banca que necesitamos» y, con Vanesa Campos, del texto «Caixa Popular: un modelo de banca cooperativa social y diferente». Recuerda que del proceso de liquidación de las cajas sólo se han salvado Caixa Ontinyent, en el País Valenciano, y Caixa Pollença, en Baleares. Mientras, en países como Alemania y Francia, la banca de proximidad alcanza cuotas de mercado en torno al 30%.
-Según informaciones del diario El País, la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, ganó 9,8 millones de euros en 2015 entre sueldo y pensión, mientras que el BBVA presenta en el balance del mismo año unos beneficios de 2.642 millones de euros. ¿Cabe imponer algún límite?
Hablamos de empresas privadas y, sobre todo en el caso de sociedades anónimas, como los bancos, están pensadas para maximizar los beneficios. Si queremos que los bancos sean socialmente responsables, lo que tienen que hacer es contribuir con la reinversión de una parte de sus beneficios en la sociedad, a través de la Obra Social u otro tipo de actividades. Lo que ocurre es que legalmente no puedes imponerlo. En las cajas de ahorro sí que era posible, ya que eran fundaciones que, aunque privadas, estaban gestionadas por políticos. Se establecía por tanto que un porcentaje del beneficio se dedicara a la obra social.
-El FMI cifra en 246.441 millones de euros las ayudas del estado español a la banca desde el inicio del «proceso de reestructuración», que se produjo con motivo de la crisis. Sin embargo, se ha extendido la opinión de que las inyecciones de capital público se han limitado a las cajas de ahorro, gestionadas por políticos manirrotos y corruptos, mientras la banca privada se asocia a eficiencia y buena gestión. ¿Estás de acuerdo con esta opinión?
Lo desmiento totalmente. Se ha intentado demonizar a las cajas de ahorro en la presente crisis bancaria. Los bancos privados también están recibiendo ayudas del estado. Por ejemplo, los créditos fiscales son la parte que los bancos no están pagando como impuestos sobre los beneficios que obtienen anualmente. El pago de esos impuestos se demora y lo pagarán dentro de 10-15 años. El objetivo es que puedan capitalizarse. Además, las entidades bancarias reciben el mismo tipo de ayudas que cualquier empresa privada, como las exenciones de las cuotas a la seguridad social; también se benefician de las subvenciones y ventajas fiscales por las fusiones bancarias.
-Alemania actúa dentro de la zona euro como buque insignia de la austeridad fiscal y el rigor financiero, pero el Deutsche Bank tuvo unas pérdidas de 6.700 millones de euros en 2015 y las cajas de ahorro alemanas han pasado por situaciones de apuro…
Estamos viendo que los grandes bancos europeos no estaban tan saneados ni son tan sólidos como se decía. Observamos cómo el Deutsche Bank, que es el banco más fuerte de Alemania, tiene problemas de capitalización. En España el grado de capitalización de los bancos tampoco es el que se cree. Un problema distinto es el de las cajas de ahorro alemanas. El gobierno las defiende a ultranza porque sabe que la economía germana, sobre todo a escala territorial, necesita esa banca de proximidad. Han tenido ciertas dificultades, pero el gobierno les ha inyectado capital y ha sabido mantenerlas. En estos momentos no están en una situación de quiebra.
-En el estado español se ha liquidado el modelo de banca de proximidad que representaban las cajas de ahorro, ¿ha ocurrido lo mismo en otros países de la Unión Europea?
En la mayoría de países de la UE, el sistema financiero está basado en tres modelos de banca distintos. El de la gran banca, especuladora y dedicada a las grandes inversiones. El de proximidad, que encarnan las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito, que en países como Alemania representan una cuota de mercado del 20-30%. Y en Francia aproximadamente el mismo porcentaje, mientras que en España supone sólo el 6% en depósitos y un 5% en créditos. Por otra parte, también hay países en los que sobrevive la banca pública. En España, con todo el proceso de «reestructuración» y «reordenación» que se ha llevado a término, hemos forjado un modelo basado en grandes bancos. Las cajas de ahorro prácticamente han desaparecido, de hecho, sólo quedan dos: Caixa Ontinyent, en la Comunidad Valenciana, y Caixa Pollença, en Baleares. Además, las cooperativas de crédito están en una situación de peligro.
-¿Qué fuerza han llegado a tener las cajas de ahorro, entidades financieras que nacieron en el siglo XIX, en el estado español?
Hasta el estallido de la crisis en 2007, las cajas de ahorro controlaban aproximadamente el 55% de los depósitos. La Obra Social de estas entidades financieras también experimentó una caída enorme, al pasar de más de 2.000 millones de euros en 2008 a menos de 700 millones de euros en 2014. Pero a partir de las fusiones de cajas y procesos de quiebra, el negocio de las cajas de ahorro, después de sanearse con dinero público, pasó a la banca privada.
-¿Ha habido una estrategia deliberada por parte del poder político y la banca privada para apoderarse de la porción de mercado que controlaban las cajas de ahorro?
En el libro planteo que ha habido una «hoja de ruta» perfectamente planificada entre los políticos y los banqueros para acabar con las cajas. Eran una molestia, al igual que la banca pública que teníamos en España hasta los años 90 (es en la segunda mitad de esta década cuanto se privatiza Argentaria y se vende al BBV). Hasta ese momento España contaba con una banca pública muy sólida, solvente y rentable, que hicieron desaparecer porque era un incordio para la banca privada. El paso siguiente consistió en acabar con las cajas de ahorro. Para ello las politizaron, de hecho, toda la gestión se hizo a través de criterios puramente políticos y no profesionales. Sin embargo, en los años 70 y 80, las cajas estuvieron muy bien gestionadas por profesionales.
-¿Cuál es el punto de inflexión?
El momento en el que se reforma la ley de órganos rectores de las cajas de ahorro y se incrementa el porcentaje de participación de los políticos en las cajas. El cambio se produce en el ámbito de las comunidades autónomas. Por ejemplo, cuando el PP gana por primera vez las elecciones en la Comunidad Valenciana, en 1995, una de las primeras medidas que adopta el presidente Eduardo Zaplana es modificar la citada ley, de manera que el poder representativo de los políticos se incrementa desde el 35 % hasta el 60%. Las cajas valencianas, principalmente Bancaja y Caja Mediterráneo (CAM), empiezan entonces a financiar e invertir en grandes proyectos que han resultado ruinosos, y también en los sectores de la construcción e inmobiliario.
-¿Ha habido excepciones al proceso que mencionas?
Ha sido bastante generalizado, aunque alguna comunidad autónoma se ha «salvado». Por ejemplo, en Euskadi las cajas de ahorro vascas, como BBK, han funcionado bien y han estado eficientemente gestionadas. En Aragón, lo mismo ocurrió con Ibercaja. No había razón alguna para eliminar esas cajas, como se hizo a finales de 2013 con la Ley 26/2013, de 27 de diciembre, de cajas de ahorro y fundaciones bancarias. Sin embargo, en Europa se ha conservado totalmente el modelo de cajas de ahorro y cooperativas de crédito. En España, Caja Mediterráneo (CAM) fue regalada al Banco Sabadell después que fuera saneada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Después se ha demostrado que el Banco Sabadell está generando beneficios con la actividad de la CAM. El Banco de Valencia, que formaba parte del grupo Bancaja, también fue regalado por un euro a CaixaBank.
-¿Tiene algo que ver la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) con la banca ética?
La RSC es un arma de mercadotecnia, que están utilizando los bancos para intentar recuperar el prestigio que han perdido con esta crisis financiera. Un informe de la Comisión Europea señala que los bancos españoles son los que peor imagen tienen, después de los irlandeses. Han de lavarse el rostro como sea. Para ello, están lanzando campañas en las que una parte pequeña de sus beneficios económicos se dedican al patrocinio de actividades culturales, sociales, artísticas o deportivas.
-¿Cómo definirías tu propuesta de banca ética? ¿Hay ejemplos que se ajusten a este modelo?
Las características básicas de un banco ético son, en primer lugar, la transparencia. Implica que cualquier ciudadano pueda acudir a una página Web corporativa o medio de información de un banco ético, y saber exactamente en qué se está invirtiendo el dinero de los depósitos. Por otra parte, son entidades que financian exclusivamente inversiones de tipo social y medioambiental. En ningún caso financian a empresas que se dediquen a fabricar armamento, ni a las que deslocalizan la producción o utilizan a niños como mano de obra. Pero en España no ha habido tradición de banca ética. Desde hace aproximadamente una década está operando en España Triodos Bank, que ha tenido un crecimiento exponencial durante los años de crisis, porque hay gente que está buscando alternativas… Otro ejemplo interesante es el de Fiare Banca Ética, que se constituyó a partir de un acuerdo de colaboración con un banco ético italiano, la Banca Popolare Etica.
-En cuanto a la banca estrictamente comercial, parece que se está preparando el terreno para las fusiones. Si es así, ¿cuál es el motivo?
Es la única solución que se ha planteado. Como el problema de las entidades financieras es la falta de capitalización, la propuesta es crear bancos más grandes, y esto se consigue, según se nos dice, mediante las fusiones. He hablado de la «trampa» de las fusiones bancarias porque se utiliza el argumento de que permite a las entidades ser más rentables y eficientes. Pero esto es una falacia, no hay estudios empíricos que lo demuestren. Tenemos el caso de Bankia: la fusión de Caja Madrid con Bancaja y otras cuatro cajas de ahorro ha sido un auténtico desastre.
-¿Se ha llevado a término en el sector financiero desde el comienzo de la crisis un proceso de reconversión, en cierto modo invisibilizado, y que ha tenido como ejes los recortes de plantilla y el cierre de sucursales?
Fue la condición que nos impuso la Unión Europea por el «rescate» bancario, que implicaba tanto el cierre de entidades como la fusión de bancos para hacerlos más grandes. España es el país que ha experimentado un mayor ajuste de su sistema financiero de toda Europa. En lo que va de crisis, se han cerrado casi 13.000 oficinas bancarias, lo que supone más de un 30% de reducción, y ello nos sitúa a niveles de 1987. Además, se ha despedido a más de 60.000 trabajadores, con una caída del empleo en el sector del 21%. Un ejemplo es el ERE de Bankia. Se había llegado a un acuerdo con los sindicatos para un plan de despido de trabajadores voluntario y en unas condiciones adecuadas. Pero al final, no sólo ha habido 539 despidos forzosos, sino que la entidad financiera ha incumplido las condiciones establecidas en el ERE.
-¿En qué consisten las cooperativas de crédito?
Son bancos de proximidad y democráticos, porque los trabajadores -en un porcentaje superior al 90%- son propietarios del banco. En una cooperativa de crédito, en general, los clientes pueden ser socios del banco y, por tanto, también participar de las decisiones. De hecho, estamos ante bancos controlados por la sociedad civil, independientes del poder político, y que por tanto no les puede pasar lo mismo que a las cajas de ahorro. Tienen un consejo rector, con socios rectores y consumidores.
-Por último, defiendes una banca ética impulsada por la sociedad civil, ¿qué opinas de la propuesta de recuperar una banca pública? ¿Son incompatibles las dos ideas?
Como economista, creo que lo primero que debe hacerse es aprovechar los recursos que se tienen, es decir, contamos todavía con una red de bancos de proximidad representados, sobre todo, por las cooperativas de crédito. Antes de plantear una banca pública, lo que sería realmente complejo, se tendría que garantizar la supervivencia de estas cooperativas. Ésta debería ser la prioridad. Hay un Decreto preparado, en un cajón del Ministerio de Economía, que supondría la desaparición de las cooperativas de crédito, como ya ocurrió con las cajas de ahorro. Después ya habría posibilidades de crear un banco público, o aprovechar Bankia, entidad en la que la participación del estado, a través del FROB, se sitúa en torno al 64%.
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