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¿Habrá debate nuclear en España?

Fuentes: Rebelión

Estamos asistiendo desde hace un año a una campaña publicitaria sobre las supuestas bondades de la energía nuclear, apoyándose en las dificultades para cumplir el protocolo de Kyoto y en lo incierto del suministro de gas y petróleo. Para ello, los grupos de presión pronuclear inciden en partidos políticos y medios de comunicación para que […]

Estamos asistiendo desde hace un año a una campaña publicitaria sobre las supuestas bondades de la energía nuclear, apoyándose en las dificultades para cumplir el protocolo de Kyoto y en lo incierto del suministro de gas y petróleo. Para ello, los grupos de presión pronuclear inciden en partidos políticos y medios de comunicación para que la apoyen. Creo que sólo asistiremos a esa campaña a favor de la energía nuclear pero no a un debate, pues en éste los pronucleares no tienen argumentos.

 

El 25 de abril del 2006 se celebra el veinte aniversario del desastre nuclear de Chernobil. Veamos sus consecuencias, que nos servirán para analizar los costes reales que tiene la energía nuclear. Según los últimos informes, nos hablan de más de 60.000 muertos y de otros 90.000 futuros y muchos cientos de miles con enfermedades como el cáncer del tiroides, hígado y recto junto a malformaciones congénitas en los recien nacidos.

No sólo fue una catástrofe para la vida y la salud sino que tuvo graves consecuencias económicas. Según el Research and Develepoment Institute of Power Engineering los costes de la catástrofe de Chernobil alcanzarán los 350.000 millones de dólares y está considerado como uno de los hechos que fueron determinantes en la caída del régimen soviético.

Durante los tres primeros años del accidente se invirtieron más de 19.000 millones de dólares en su limpieza y actualmente ya superan los 120.000 millones.

Su radiación afectó a unos 3.900.000 km2 de Europa y muchos productos agrícolas y ganaderos de estas zonas presentan radiaciones muy por encima de la normalidad, haciendo que éstos no salgan de la zona, con el grave daño económico consiguiente para sus habitantes.

Los defensores de la energía nos presentan las ventajas, que según ellos son: la garantía del suministro, por su funcionamiento ininterrumpido en ciclos de 24 meses; contribuye a controlar el efecto invernadero por su no emisión de CO2, consume un combustible abundante y presenta un aprovechamiento diversificado y fiable; posee grandes técnicos y presenta todas las garantías de seguridad con la supervisión de órganos independientes. Muchos de estos puntos son discutibles.

Ahora resulta que los defensores de la energía nuclear se nos han vuelto ecologistas, vivir para ver, esto es el mundo al revés.

Tanto defensores como detractores coinciden en que estas centrales nucleares requieren una gran inversión inicial en capital y cuya recuperación exige largos periodos de tiempo. Una central nuclear tipo cuesta unos 3.000 millones de euros y la duración de su construcción es de doce años, con lo cual no soluciona nada debido a su lentitud.

Los bancos no van a financiar estos proyectos nucleares salvo que existan garantías públicas. Para ellos, lo nuclear es una tecnología de riesgo, agregando que no tienen solucionado aún el tema de los residuos radioactivos ni reconoce cuánto puede costar realmente la gestión de los mismos.

Otro de los aspectos que tienden a vendernos es la competitividad de los precios. Siguiendo los datos dados por una compañía eléctrica española, valora el precio del Kw instalado en las centrales de ciclo combinado en 500 euros, en las centrales térmicas tradicionales es de 800 euros, las centrales hidroeléctricas la producen a 2.000 euros, las energías eólicas oscilan entre los 1.000/1.200 euros. Mientras que el Kw instalado en las nucleares, según datos de las nuevas centrales nucleares francesas se sitúan en los 2.000 euros

El gasto de la energía nuclear no sólo es el de su construcción y funcionamiento sino que tiene unas cargas posteriores importantísimas. Hoy en día sigue en España sin solucionarse el gravísimo problema de los residuos radioactivos que poseen las centrales actuales, calculándose en más de 6.700 Tm las que tienen acumuladas y los costes de su mantenimiento son elevadísimos. Para que nos hagamos una idea del coste de la gestión de éstos y el desmantelamiento de las centrales nucleares pueden incrementar el costo en más del 50% el Kw. Estaríamos hablando entonces de un costo de 3.000 euros el Kw nuclear. ¿Es esto competitivo? ¿Quién paga los costes de estos residuos? Nosotros los ciudadanos en el recibo de la luz, mientras las empresas eléctricas se forran. No hay más que mirar los beneficios de éstas, en el año 2005. La energía nuclear es el típico ejemplo de privatización de beneficios y socialización de pérdidas.

Nos hablan de la energía nuclear como sustitutiva del petróleo. Debe saberse que sólo un porcentaje ínfimo y cada vez más pequeño de derivados del petróleo se destinan a la generación de electricidad. Actualmente el bioetanol y el biodiesel y en breve espacio de tiempo, el hidrógeno son las alternativas al uso de los combustibles fósiles.

Podemos decir, que las nucleares son un desastre ecológico desde el inicio, con las minas de uranio, liberando gas radón y otras sustancias como radio y polonio, destruyendo grandes superficies de terreno, la radioactividad emitida se concentra en la cadena trófica siendo esto peligrosísimo para la vida humana.

Para que veamos que la energía nuclear no es ninguna solución, en el año 2005, representaba sólo el 5,7% del consumo mundial de energía primaria. ¿Cuántas centrales serían entonces necesarias para que fuera una alternativa real?

La energía nuclear no nos da independencia energética, pues debemos comprar el uranio en el exterior y en muchos casos los países poseedores de él son tan inestables como los del petróleo. Además, es un mineral escaso y su aprovechamiento no es seguro. Tecnológicamente dependemos del exterior, fundamentalmente de la tecnología de Estados Unidos ¿Qué ventajas tiene para nuestra independencia energética? Desde mi punto de vista escasa por no decir que ninguna.

¿Qué alternativa hay para solucionar la crisis energética?

En primer lugar, casi nadie lo menciona es el AHORRO y la eficiencia energética. La Unión Europea valora que podemos ahorrar un 25% de la energía que actualmente consumimos. Se puede llegar en España hasta el 30%. Como podemos comprobar, hay mucho donde trabajar y esforzarse.

En segundo lugar, favorecer el desarrollo y la inversión en las energías alternativas como la eólica, solar, etc, pues poseemos tecnología puntera e incluso la podemos exportarla, y ésta sí nos da independencia energética.

En tercer lugar, favorecer el desarrollo tecnológico de otras energías como puede ser la del hidrógeno que en un plazo de veinte años puede ocupar un lugar importante.

Actualmente, el Ministerio de Industria ha convocado una mesa para discutir sobre nuestro futuro energético. Poco se puede esperar de ella, cuando en ésta se sientan mayoritariamente los empresarios y los sectores pronucleares y una mínima representación de ecologistas sin capacidad decisoria, para que nadie pueda acusarla de no ser plural.

Lo que nos van a proponer es el alargamiento de la vida operativa de las actuales centrales nucleares a excepción de la José Cabrera y Santa María de Garoña. Esta decisión si se toma tiene unos claros beneficiarios, las eléctricas españolas, que es lo que realmente buscan y no construir otras nuevas, volviéndose a llenar los bolsillos de beneficios y unos claros perdedores, la inmensa mayoría de los españoles.

Tres son las premisas actuales que debemos reivindicar: seguir con la moratoria nuclear española y que se cierren las centrales en las fechas estipuladas; invertir en tecnologías energéticas limpias y que el gobierno defienda en la Unión Europea el NO a la energía nuclear.