1. El muro de silencio sobre las características de la deuda y sus responsables lo forman en primer término el gobierno y su otra cara, la reemplazante del PPPSOE; no se dejen engañar y no se desengañarán, no se queden en la superficie, vayan al fondo concreto de las diferencias que establecen y fomentan entre […]
1. El muro de silencio sobre las características de la deuda y sus responsables lo forman en primer término el gobierno y su otra cara, la reemplazante del PPPSOE; no se dejen engañar y no se desengañarán, no se queden en la superficie, vayan al fondo concreto de las diferencias que establecen y fomentan entre las clases sociales los servidores del capital, miren a quién defienden, qué mandatos siguen y a quién atacan y a quién quitan de la vista de todos, qué política han hecho y llevan adelante.
Hasta ahora PPPSOE, todos sus empleados estaban tan contentos entregando el dinero de los trabajadores a sus banqueros, sus empresarios y accionistas, pero a la vez tan inseguros, que, por saltaba el montaje por los aires, para que la barbaridad antisocial que hacían no quedase como obra particular, se comprometían todos respaldando con su voto cada decisión «democrática», votaban siempre juntos, siempre iguales, y siempre sin pedir opinión al pueblo, haciendo antes, durante y después ruido con la charlatanería para distraer, salsa de tomate, abundante, para tapar lo que ponen debajo. Son un bloque, y siempre están dispuestos a ignorar, a ridiculizar y a aplastar toda protesta contra su sistema, contra ellos. Se dicen Estado mientras hacen su representación teatral, pero los verdaderamente poderosos, quienes detentan los medios de producción, quienes les manda las leyes que quieren, no hacen teatro, su círculo privado se reúne tras las cortinas y tiene una posición dominante sobre el escenario, los capitalistas son el foco cenital que ilumina a sus actores en la representación y les escrito el guión, en el les ordenan que vacíen el Estado, les han dicho que no habiendo resistencia popular quieren ejercer su poder como los señores feudales, y sus lacayos se han puesto a sacar todo lo que hay dentro.
Y ahora dicen que somos «España», quienes siempre se han titulado «España» y han sojuzgado a su arbitrio al pueblo, extienden la culpa sobre la mayoría para hacer de la culpa su beneficio, emplean el subterfugio de lo que denominan «deuda», que es su deuda de casino capitalista, la de sus amos financieros, para amedrentar y continuar disminuyendo nuestro nivel de vida, dicen que tenemos una deuda, ¿deuda? ¿qué deuda?. Empecemos por el principio: ¿cuánto dinero se han llevado y quiénes son los responsables?, se necesita hacer una auditoría de la deuda, una auditoría que lleve adelante un organismo que represente los intereses de quienes trabajan, una auditoría que delimite la «deuda inmoral», la «deuda ilegal» y la «deuda odiosa», le recomiendo el documental «Debitocracy», en rebelion.org, día 27-05-2011, http://www.rebelion.org/noticiaphp?id=129187; también deben consultar el artículo, magnífico, «La fiesta de la deuda, el show de la violencia», de Juan Luis Rodríguez, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130905; otro artículo de gran calibre, este del profesor Vicen Navarro, «Los ricos y la deuda pública», editado en rebelion.org, http://.vnavarro.org/?p=5712. La auditoría necesitará detrás a quien no hace teatro, a quien ilumina la Historia, necesitará al pueblo unido y presionando, ejerciendo poder.
2. Después de estos trazos gruesos sobre lo que viene aconteciendo, les propongo que hagan memoria y recuerden las manifestaciones en todo el Estado contra las medidas del gobierno, contra las medidas que todos sufrimos, contra las medidas que iban a aprobar, han aprobado, en el Parlamento catalán en favor de la Patronal y los Bancos, y a su vez, recuperen la grabación colgada en internet por los medios del 15M, y censurada o anulada ¿por quién cree usted?, mostrando a los autores de la violencia, a los violentos, y los violentos resultaron ser policías infiltrados entre los manifestantes. A pesar de la censura la grabación ha pasado por correo electrónico de ordenador en ordenador: se ve a un grupo que esta entre los furgones de la policía, sacando de unas bolsas algunos objetos, cómo algunos de éstos mismos individuos, lanzan botellas a los furgones de policía, y al poco cómo la gente se va separando de ellos porque los va identificando, se les va descubriendo, son hombres y mujeres, los van señalando los mismos manifestantes, y aislados se van a meter bajo unos soportales, se les ven los auriculares en los oídos, los conocidos como pinganillos, ¿alguien duda de quién recibían órdenes a través de ellos?, tapándose el rostro, para una vez allí juntos, mirar con indiferencia ante las recriminaciones que les hace la gente. Y también habrán visto y escuchado a un muchacho que se dirige a los policías pidiéndoles que reflexionen, que piensen en lo que sus patronos del gobierno van a firmar con las consecuencias nefastas también para su entorno, hermanos o hermanas, padres, madres, novias, novios, vecinos, amigos, y les pregunta «¿por qué hacéis esto?», y los que se disfrazan, con pantalones vaqueros, piratas, calzando deportivas, con camisetas y camisas de manga corta, jóvenes más o menos musculados, los hombres van de pelo corto y tienen formado el rostro por rasgos cortantes y duros, ellas con el pelo recogido y gorras de visera, permanecen quietos, mirando con distancia y sonrisa irónica, otros con gafas oscuras, uno en un grado de impudor, de falta de conciencia y de respeto por el pueblo palestino lleva al cuello una keffiya palestina, a quien está detrás le da igual la idea más humana, lo que representa al pueblo más castigado, al más necesitado de respeto y ayuda, el personaje causa vergüenza ajena, asombro, rabia, y adoptan una postura retadora ante quienes les miran, un par de ellos en primera fila se han cubierto el rostro con buzos y gafas oscuras, miran al frente con los brazos cruzados enseñando musculatura, en la mano derecha agarran porras extensibles, son provocadores natos, se ve que tienen costumbre de enfrentarse con quienes ven como subhumanos, los rubalcabas los han entrenado para despreciar a la gente del pueblo, para considerarnos seres inferiores, y ellos, más allá de este momento que les es crítico, se sienten satisfechos, claro que sí, los rubalcabas se vuelcan en su deformación, primera trinchera de la violencia física en la defensa del orden capitalista, clones obedientes en el apaleamiento, en la retorcedura, en la violencia contra las masas: su preparación es la que requiere el mantenimiento del orden organizado para la división social, para las diferencias de clase, estos que ves ahí, reunidos bajo unos soportales, separados de la gente, sostienen esa concepción, y su ejercicio se alimenta con dinero, como compran a los mercenarios, para finar el dato de la violencia física como sentido de la vida del lumpen y más tarde como recurso estatal de la burguesía puede usted ver la película «La naranja mecánica», verá como se promueve el terror y se legaliza después en la acción de quienes lo ejercen, y para los capitalistas y monárquicos ya saben ustedes que no hay nada por encima del dinero, no hay valores sociales, solo existe el valor de apropiación del rendimiento social, no puedo evitar recomendarles un libro que entronca con la actualidad perenne, «El Príncipe» de Maquiavelo, no dejen de leerlo, y en los servidores de ese «Príncipe» que se han recogido en los soportales se percibe en sus maneras que no les cuesta envalentonarse, violentarse con la gente trabajadora, no se reconocen en ella, algunos se ponen de costado o de espaldas en desprecio a la multitud que los mira intensamente, y ellos no se inmutan ante quienes les rodean, pero no les sale una palabra, no pueden hablarse, permanecen quietos, con apenas algún pequeño gesto, en silencio, lo que denota que no se sienten tan seguros como quieren aparentar, y llama la atención que de entre todos no hay ninguno que manifieste alguna capacidad humana de cambio, no hay en ellos rubor, principio de, o, expresión de duda, de vergüenza, de empatía con los pacíficos manifestantes, ahí están, congelados en su falta de conciencia, y, los violentos tampoco se atreven a cruzar entre quienes los han descubierto, están recibiendo órdenes a través de los pinganillos, se sabe y queda claro para todos cuando un grupo de uniformados de negro o azul oscuro, botas militares, escudos, porras, pistola, grilletes, encasquetados y con la visera de plástico bajada, y quitada la placa con su número para que no se les pueda reconocer en última instancia, esos seres, pagados para tareas de rechazo al pueblo trabajador, pasan entre la gente, la misma a la que un momento antes habían apaleado, sin que nadie se les oponga, y, llegando hasta los falsarios disfrazados de paisano, los rodean y protegen para sacarlos entre la pacífica multitud que protesta; Valle Inclán en su novela «La corte de los milagros», hace que uno de sus personajes diga a un guardia que ha machacado a un pobre: «- ¿Por qué siendo un paria como todos los presentes se deja usted arrebatar del odio contra el pueblo?».
3. Quienes hacen las declaraciones que tienen a continuación conocían lo aquí contado, como lo sabíamos todas las personas que siguieron los acontecimientos, con tales declaraciones buscaban, y buscaran en otro momento, criminalizar al pueblo que protesta contra sus medidas antidemocráticas, y, con la criminalización, alentar la división social, sembrar el miedo, introducir la sospecha …, lean lo dicho por Rubalcaba queriendo falsificar la realidad que ya era conocida: «Habrá firmeza con los violentos y prudencia con los pacíficos», ¿Ha mandado detener a alguno de aquellos violentos que eran los infiltrados suyos?. Alfonso Guerra declara enérgicamente lo que sus policías deben hacer con los manifestantes: «detenerlos». José Bono le acompaña en la idea con firmeza y alza la voz para que intervengan los mismos de la misma manera exigida por Guerra: «para eso está, ¿o para qué está la Policía?», refiriéndose a las manifestaciones del movimiento 15M, Rosa Díez: «Esto no se puede seguir tolerando». Sánchez Dragó: «Duro con ellos». Hubo voces como las de Esperanza Aguirre, Ruiz Gallardón, Rajoy, que adelantaron una idea: iban a «investigar» a quienes protestaban, iban a revisar las grabaciones que hacen sus servidores, y acompañaban esas intenciones manifestadas con la sentencia de que no van a permitir que los manifestantes queden impunes, o que se permita la «impunidad»; ¿hay duda sobre los intereses de clase de quienes hacen esas declaraciones?, ¿hay duda sobre su moral y su ética?; son frases recogidas en diferentes momentos estos últimos días, son amenazas que, como siempre, dirigen contra quienes rechazamos en manifestación pública su ley electoral caciquil, contra quienes rechazamos sus imposiciones guerreras, contra quienes rechazamos su rapiña financiera-capitalista, son amenazas contra el pueblo. En tanto que se emplean es esos menesteres, también en estos días invierten en reforzar la trinchera de retorcer el lenguaje, y sus servidores escriben y hablan de cambiar, quieren un retoque para que todo siga de igual a peor para la mayoría social, van a intentar ocultar el fondo con nuevos enjuagues, hablar con palabras de serpiente, como nos recuerda el cantante Javier Krae en su canción sobre el demagogo del capitalismo Felipe González al frente del PPPSOE y su campaña sobre la OTAN; volvamos a las preguntas: ¿hay duda sobre los intereses de clase de quienes hacen esas declaraciones ?, ¿hay duda sobre su moral y su ética?. Quienes hacen esas declaraciones contra quienes protestamos ¿harán un llamamiento público a la denuncia? ¿repartirán un documento con preguntas para que rellenen porteros, vigilantes y vecinos escogidos, en el que cuenten su versión e inculpen a quienes ellos consideren?, así era el documento que repartieron los fascistas cuando tomaron Madrid, el día antes, el 1 de abril de 1939 habían sacado un edicto en el que decían: «El sentido de justicia vuelve a Madrid con nosotros para siempre»(1); ¿defenderse de los fascistas era una injusticia?, ¿defenderse de los ladrones, en términos políticos son neofascistas, es una injusticia? Y siguen haciendo subir la deuda pública, siguen entregando los bienes del Estado a las multinacionales, a los Bancos, al Vaticano, que es un paraíso fiscal, uno entre los que protegen en Europa, y alardean ¿de qué?. La paranoia de tales gentes empieza a desatarse; es el tiempo de los corruptos y corruptores, los delincuentes más peligrosos para la mayoría social; en ese escogido y reducido grupo antiobrero se advierte la mayor actividad contra los bienes sociales y sus valores humanos, quienes hacen el daño social en esta dimensión sólo son neofascistas.
4. Un ejemplo de en qué se traduce concretamente la violencia de su ejercicio legislativo contra los trabajadores: hace tan solo unos días los usureros bancarios pusieron en marcha a quienes se dedican a tarea tan infame como es llevar a cabo un desahucio, esa acción cada vez se parece más a los progroms de los nazis, 500.000 familias han sido expulsadas de sus casas desde el año 2007, pues fueron a expulsar de su casa por impago a un anciano de 74 años, un récord de valentía y conciencia social, pero además éste hombre tiene el 65% de minusvalía; igual que los policías disfrazados, ninguno de los reconocidos potentados del PPPSOE se unió a los vecinos que impidieron semejante tropelía, ninguno se reconoció en ellos, y otra vez las preguntas: ¿hay duda sobre los intereses de clase que defienden quienes crean esos aparatos y los lanzan contra el pueblo? ¿hay duda sobre su moral y su ética?.
Este acontecimiento trae consigo un dato que nos retrotrae en la Historia, el nombre de la calle es Alfonso XIII, el monarca Borbón que se fue de España cuando el pueblo votó mayoritariamente a las candidaturas republicanas, Alfonso XIII es el nombre y número que tenía el abuelo del Borbón actualmente reinante, el mismo que el dictador Franco impuso como su sucesor con la mayor violencia, crímenes, torturas, cárceles, campos de concentración, campos de trabajo esclavo, hambre y terror, para hacer volver ¡otra vez! al descendiente del apellido y su sociedad clasista, por eso el rey dijo alto y claro: «No consiento que en mi presencia se hable mal de Franco», nada más acorde. Y para que el esperpento adquiera actualidad, les cuento: hace tan solo unos días el hijo del rey impuesto por Franco fue recibido en la Universidad Autónoma de Madrid con gritos de rechazo, la Historia le persigue y el presente le cuestiona, pueden imaginar por qué, y , a quienes le declaraban su rechazo haciendo una rima con borbones y tiburones, él, fíjense, les dirigió las siguientes palabras como recriminación: «igualdad, libertad y participación democrática», seguro que después del encuentro en Navarra con una militante de Unidad Cívica por la República le hicieron aprendérselo de memoria, lo dijo así y se quedó tan ancho, o, ¿a lo mejor quiso decir que los que no quieren igualdad, libertad y democracia son los manifestantes?; con toda la tradición histórica mencionada anteriormente, sin más proeza que la de ser descendiente vía espermatozoide, pronuncia en voz alta principios sociales antimonárquicos, ha leído su propio negativo. Esperpento por esperpento, es la misma escuela que la de su raíz histórica, que la de su soporte: los fascistas españoles que impusieron la monarquía condenaban a los republicanos españoles por «rebelión» por haber elegido en las urnas su propia opción, republicana, de cambio de Estado y progreso social dijeron no a la España monárquica tradicionalista parasitaria que por su esencia empobrece a las grandes mayorías; el pueblo votó por la República y contra la opresión monárquica; un párrafo literario-histórico, entre otros muchos, en relación con todo esto es el que traigo aquí del gran escritor Max Aub en su novela «Campo de los almendros», perteneciente al título general «El laberinto mágico», pintura vivísima sobre la guerra del 36 al 39, Max Aub escribe el discurso de don Juanito Valcárcel subido a una farola ante los concentrados en el puerto de Alicante: «¡Ciudadanos! La insurrección es la garantía de los pueblos, pero los Gobiernos deben también otorgar su legítima garantía: la justicia y la virtud. La confabulación más funesta que puede urdirse contra el Gobierno es la corrupción del espíritu público, para distraerle de la justicia y de la virtud, con tal de que, perdiendo su garantía, pueda ser atacado y destruido. Vengo desde esta alta tribuna a denunciar, en nombre del Comité de Salud Pública, el perverso plan urdido contra él y, al mismo tiempo, contra el pueblo español. Vengo a deciros -amigos del pueblo, enemigos de la tiranía, ciudadanos-, ¿dónde estaríamos, adónde llegaríamos si la verdad se callara y escondiera, si el vicio reinara con toda impunidad? ¡Que la audacia de los enemigos de la libertad sea permitida a sus defensores! Cuando se establece legalmente un Gobierno, como lo fue el de la República, ¡debe conservar legítimamente todos los medios necesarios para aplastar cuanto se opone a la prosperidad pública! ¡Debemos tener el valor de anunciar al pueblo que ha llegado la hora de que todos volvamos al campo intachable de la moral; que la aristocracia se hunda en el horror de los abismos y hacer la guerra a la desenfrenada corrupción; que se haga deber ineludible la economía, la modestia, las virtudes cívicas y el hundir en la nada a los enemigos del pueblo que halagan los vicios y las pasiones de los hombres corrompidos, que arman ciudadanos contra ciudadanos para levantar de nuevo el trono y servir al extranjero!». Esto es la elevación política de las protestas de los trabajadores en nuestros días.
5. Los manifestantes de nuestros días han hecho bien conocida una frase: «Lo llaman democracia y no lo es», todo un resumen. Con la puesta sobre la mesa de las contradicciones económicas, políticas y sociales de este régimen ¿habrán comenzado «los amenes» del reinado del 18 de julio juancarlista? Valle Inclán llamó «Los amenes del reinado isabelino» a lo que sucedió en España dos años antes de la derrota monárquica en las urnas. Llegará un momento en que se auditará la deuda pública, la historia no se detiene, y esa comisión saldrá del pueblo venciendo a los violentos del capital con régimen monárquico e instaurando la República.
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«La obra del miedo«, de Gutmaro Gómez Bravo, y, Jorge Marco. Editorial Península.
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios», edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria ([email protected])
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