El pasado curso 2013-2014, un grupo de profesoras y profesores de FUHEM y personas vinculadas a las áreas de Educación y Ecosocial de la fundación nos implicamos en un proyecto que llevaba el mismo título de este artículo. La iniciativa surgió de una reflexión compartida. Una mirada atenta a nuestro entorno nos revela que a […]
El pasado curso 2013-2014, un grupo de profesoras y profesores de FUHEM y personas vinculadas a las áreas de Educación y Ecosocial de la fundación nos implicamos en un proyecto que llevaba el mismo título de este artículo. La iniciativa surgió de una reflexión compartida. Una mirada atenta a nuestro entorno nos revela que a pesar de todos los avances en materia de igualdad formal, la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad. De un tiempo a esta parte, habían surgido inquietudes de manera individual, en una parte del profesorado de nuestros centros educativos en relación a la manera de abordar, dentro y fuera de nuestras aulas, todas las cuestiones referentes a la desigualdad de género. Inquietudes que compartíamos también otras personas del equipo preocupadas por interpretar y transformar nuestra realidad social. Decidimos entonces abrir un espacio de reflexión donde todas estas inquietudes salieran a la luz y se pusieran en común, que desembocó en la elaboración de un proyecto de innovación intercentros con la intención de visibilizar esas desigualdades y sensibilizar a la comunidad educativa.
La concreción del tema a abordar y el marco interpretativo del que partíamos estaban vinculados a reflexiones más amplias, en un momento de reformulación del proyecto educativo de FUHEM y de análisis de las características de la actual realidad del contexto económico, social, político y ecológico, en el que obviamente está inserto nuestro proyecto, en el convencimiento de nuestra responsabilidad como institución a la hora no solo de interpretar esa realidad con las mejores herramientas de las que disponemos, sino de intervenir, de incidir en ella. En su aspiración de impulsar esa tarea, sirviéndonos de la investigación aplicada, del trabajo en red, del debate, de la divulgación y de la intensa interacción con el ámbito educativo, FUHEM ha elegido para ello un enfoque ecosocial.
Nuestro lugar en el mundo: Una mirada ecosocial a la realidad
La mirada ecosocial apuesta en primer lugar por los términos bienestar, calidad de vida y buen vivir como asentados en el respeto de los límites ecológicos, en la equidad, en la cohesión social y la solidaridad, y en una democracia profunda. FUHEM aspira a llevarlo a la práctica en sus centros escolares a través de un proceso continuo basado en la identificación de los retos que una sociedad cambiante plantea, y de la generación de análisis crítico y de propuestas para afrontarlos.
El análisis de partida es que nuestro modelo socioeconómico está basado en una expansión ilimitada del deseo de consumo y de las demandas económicas que ha provocado un aumento enorme de la presión sobre los recursos de la naturaleza, la alteración profunda de los ciclos naturales y la superación de los límites físicos del planeta. Puede decirse que los seres humanos hemos llenado el planeta que habitamos.
Por otra parte, la estructura social de dicho modelo está atravesada por la desigualdad. Una desigualdad que obedece a causas distintas. Es de origen económico, pero también está marcada por el lugar de origen, la opción sexual y, por supuesto, el género. Desde el enfoque ecosocial, dicho modelo socioeconómico provoca tensiones interconectadas que potencian un conflicto entre el modelo de organización y las bases materiales y relacionales que sostienen la vida humana. Un conflicto que afecta, por un lado, a la forma en la que las personas se relacionan entre sí y con la naturaleza y que, por otro, dificulta la construcción de una sociedad que apueste por la igualdad en la diversidad. Cuanto más grave es la realidad, más necesario es que la educación aporte respuestas de un modo lúcido, creativo, responsable y comprometido.
En un mundo en el que imperan los criterios de rentabilidad, de competición entre personas entendidas como meros individuos −desvinculados de su dimensión intrínsecamente colectiva-, de mercantilización de todos los aspectos de la vida, la ética del cuidado de sí, del cuidado de otras personas y del entorno se convierte en un objetivo educativo imprescindible. En este sentido, apostamos por un modelo integrado de desarrollo personal, en el que es crucial aprender a sentirse responsable de quienes nos rodean y de la sostenibilidad de la vida que queremos vivir. Ello requiere personas capaces de poner en cuestión el sentido común que domina nuestra época y de coordinar las necesidades propias con las de los demás.
Desarrollo del proyecto de innovación intercentros
Pensamos que una manera útil de abordar la relevancia de la ética del cuidado era visibilizar en primer lugar la desigualdad de género relativa a una distribución de trabajos y tareas fundamentada históricamente en la división sexual del trabajo que, basada en roles y estereotipos de género, asigna funciones y características diferenciadas para su desempeño. El ámbito del trabajo productivo ha sido históricamente responsabilidad de los hombres y el trabajo reproductivo/cuidados de las mujeres. Las transformaciones sociales que han conducido a la incorporación de la mujer al mercado laboral, sin embargo, no han derivado en un reparto igualitario de los trabajos considerados del ámbito doméstico ni en un cambio real de esos roles y estereotipos de género que asignan cualidades diferenciadas: hombres-racionalidad; mujeres-emociones/afectos.
Pero aún más, todos esos trabajos del ámbito reproductivo tienden a ser invisibles y a no gozar de reconocimiento. Se realizan gratuitamente, es decir no se monetarizan, son realizados mayoritariamente por mujeres, y quedan fuera de la definición hegemónica de trabajo (asalariado), por lo que tampoco generan ni derechos ni prestaciones. Sin estos trabajos, sin embargo, el conjunto del sistema se tambalearía. En los casos en los que se desarrollan dentro del mercado (atención a la dependencia, por ejemplo) además de ser desempeñados mayoritariamente por mujeres, están en las franjas salariales más bajas, están precarizados y, hoy, muy azotados por los recortes. Sin embargo, en ambos casos son trabajos fundamentales para la satisfacción de necesidades básicas (lógica del cuidado), objetivo que debería ocupar un lugar central en eso que entendemos como economía y como organización social.
Con este proyecto hemos querido contribuir a poner en valor, frente a la lógica de la acumulación de riqueza y de formas y valores asociados al éxito social vinculados a ella, todas las tareas vinculadas al bienestar, al cuidado y, en definitiva, a la sostenibilidad de la vida social (de las personas pero también de nuestro entorno), como un eje indispensable de la organización social y como una responsabilidad que necesariamente ha de ser compartida (por hombres, mujeres, servicios públicos, empresas), lo que conllevará necesariamente a plantear cambios en las identidades individuales y colectivas.
Desde el grupo de trabajo, partíamos además de la firme convicción de que nuestro alumnado debe tener una formación integral, destacando todo lo relacionado con lo afectivo-social en base a construir personas con los mismos derechos y oportunidades.
Pasos concretos hacia el diagnóstico y la actuación en las aulas
Como punto de partida, pensábamos en un proceso de medio y largo plazo (sensibilización del alumnado, y del conjunto de la comunidad educativa, sobre la división sexual del trabajo, el desmontaje de sus propios estereotipos en relación a ella, y la valoración del cuidado de la vida humana y de nuestro entorno como labor socialmente compartida en condiciones de igualdad). Para ello, emprendimos algunas acciones concretas: sensibilizar a través de la observación y registro en las aulas; la formación al profesorado a través de un curso; elaboración de una unidad didáctica para cada etapa educativa y algunos otros materiales, como actividades, propuesta de bibliografía, entre otros.
Nuestro proyecto pretendía ser el detonante para que año tras año aumente la conciencia y el trabajo de toda la comunidad educativa en esta dirección, y así, que el equipo docente sea capaz de incluirlo dentro sus programaciones de una manera transversal, sin necesidad de hacer unidades didácticas específicas del tema. Para ello elaboramos ejemplos de cómo trabajar el tema de manera indirecta dentro de las aulas, pero a la vez teniéndolo muy presente para seleccionar materiales y recursos con los que trabajar.
Decidimos dividir el proyecto en varias fases: ¿qué queremos observar y cómo queremos hacerlo?; análisis de los datos recogidos; y creación de actividades o recursos para llevar al aula basados en las necesidades de nuestros centros.
La primera fase de observación pretendía implicar a toda la comunidad educativa. Para ello realizamos tres encuestas (alumnado, familias y profesorado). En ellas, preguntábamos sobre los roles de género en relación a las cualidades destacadas por niños y niñas, al reparto de tareas en el ámbito doméstico, a las preferencias a la hora de elegir actividades de tiempo libre, al sesgo de género en el reparto diferenciado de tareas en el aula o al uso sexista del lenguaje y la distribución de los espacios comunes en los centros; asimismo, sobre las tareas relacionadas con la interacción con los centros de madres y padres y e n relación a los roles de género y el cuidado de las personas, donde por ejemplo fue muy significativo el resultado que se otorga a las niñas (49%) y a los niños 0%, si bien l a opción indistintamente es la que obtiene un mayor porcentaje (51%). También nos interesamos por el valor que concede el profesorado a la coeducación. Partiendo de las conclusiones de los datos recogidos de las encuestas, hicimos llegar una devolución para todos los grupos participantes (familias, profesorado y alumnado). Una vez finalizada la fase de diagnóstico, iniciamos la fase de intervención en nuestras aulas y en nuestro entorno escolar.
Para Educación Infantil realizamos una unidad didáctica relacionada con los Derechos de la Infancia, con el tema del bienestar y los cuidados incluido de manera transversal, y no como una mera actividad puntual, sino e relación a la sensibilización e inclusión en el aula. Para Educación Primaria se emprendió un proyecto bajo el título: «¿Cómo somos y cómo nos organizamos?» que abarcaba asignaturas como Conocimiento del Medio, Matemáticas y Lengua. Aunque estaba pensado para el primer ciclo de Primaria, es susceptible de ser adaptado en objetivos y contenidos para otros ciclos. En dicho proyecto trabajamos temas como la familia, las profesiones, la organización en el ámbito doméstico, desde un punto de vista en el que el tema del bienestar y los cuidados como eje transversal. Por último, para Educación Secundaria abordamos el tema de la evolución de las desigualdades de género en el trabajo partiendo de la Revolución Industrial hasta la actualidad que cobró forma en una unidad didáctica para 4ºde ESO y Bachillerato que puede trabajarse de forma coordinada en: Geografía e historia, Matemáticas, Educación plástica visual y audiovisual y Valores éticos-cívicos.
Por otra parte, desde el Departamento de Orientación se elaboró un listado de filmografía con enfoque de género para todos los niveles educativos y realizamos además una selección de recursos bibliográficos y una recopilación de guías para el análisis de libros de texto y literatura. Además realizamos una ficha de análisis de la publicidad a la que están expuestos los niños/as cuando se sientan ante el televisor o ven un catálogo de juguetes y una ficha de análisis de canciones infantiles y de moda. Todos estos materiales estarán pronto accesibles en nuestra web.
Y, por último, realizamos un curso de formación al profesorado intercentros de FUHEM en el que abordamos aspectos teóricos como la construcción del género y la identidad, la diferencia entre desigualdad y diferencia, la pirámide de la violencia o los elementos explicativos de la desigualdad de género en términos históricos (articulación modelo socioeconómico y patriarcado), y también con concreción en la actualidad (el impacto de la crisis); así como aspectos prácticos y vinculados al ámbito de la educación como contribuir a desvelar el currículo oculto y la construcción de criterios transversales y tratamiento de la coeducación en las áreas curriculares.
Continuidad del proyecto
Durante este curso 2014-2015 se ha mantenido la ilusión y el interés de seguir trabajando, así que se continuó con el proyecto iniciado el curso anterior con algunas novedades.
Hemos proseguido en la línea de la elaboración de materiales didácticos para ultimar lo emprendido el curso pasado para después ponerlos en práctica, evaluarlos y, en caso de que sea necesario, mejorarlos; y la creación de nuevos materiales en relación al género para las etapas de Infantil y primer ciclo de Primaria.
Además, se va a realizar una sesión con las familias de uno de nuestros centros donde poder reflexionar en torno a las desigualdades de género desde la familia y la sociedad y, si existe interés, realizar una formación para las familias. Se va a realizar, de momento, una tertulia dialógica sobre un texto seleccionado para el profesorado con la posibilidad de que participen otros colectivos de la comunidad educativa.
Estos serían algunos de los pequeños pasos que vamos dando intentando implicar a la comunidad educativa, siendo conscientes de que se trata de un proceso lento y a medio y largo plazo, para conseguir que nuestros centros sean centros coeducativos y en los que, en definitiva, el bienestar y los cuidados sean una responsabilidad compartida por todos y todas.
Fuente: https://www.fuhem.es/ecosocial/boletin-ecos/numero.aspx?n=30