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Hacia una renovación sindical ecosocialista

Fuentes: Viento sur

1. El sindicalismo ante la crisis ecológica

La dominación sobre el trabajo y la dominación sobre la naturaleza son parte del mismo proceso de acumulación de capital, que conduce al agotamiento de ambos cuerpos 1. Esta premisa determina el lugar que ocupan las luchas sindicales ante una era marcada por la crisis ecológica.

Es importante poner en valor una historia de conflictos que muestran cómo la cuestión ecológica se politizó ampliamente en la segunda mitad del siglo XX gracias al movimiento obrero, no a pesar de él. A lo largo de los años 70 se replicaron en diferentes países luchas sindicales en pro de un medioambiente sano para hacer frente a los efectos de la contaminación industrial en la salud de las personas trabajadoras y los territorios. Más allá del ámbito industrial, se puede reconstruir una historiografía entre luchas obreras que vinculan la cuestión ecológica con la reproducción social. Dos muestras de ello se encuentran en los años 80: en la campaña que exigió el pago del trabajo doméstico adicional que supondría la construcción de una central nuclear en Reino Unido, y en la lucha de los seringueiros de la Amazonía brasileña por la creación de reservas extractivas que garantizaban su actividad de recolección de caucho y evitaban la deforestación 2.

Sin embargo, esta rica historia del movimiento obrera debe ser vista ante la luz de una crisis ecológica cada vez más catastrófica 3. Pesa sobre nuestros hombros la historia del fracaso de la transición ecológica desde arriba, que prometía una economía verde capaz de internalizar los límites ecológicos a través de acuerdos internacionales y legislaciones nacionales 4. Las expresiones más significativas de este fracaso son el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, el uso de combustibles fósiles y el uso de recursos materiales no renovables. Centrándonos en el primer ámbito, vemos cómo cinco décadas después de la Cumbre de la Tierra en Estocolmo (1972), tres décadas después de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992), dos décadas después del Protocolo de Kioto (2005) y una década después del Acuerdo de París (2015) las emisiones mundiales de CO2 no han dejado de aumentar. De hecho, más de la mitad de las emisiones de la era industrial se han producido entre 1990 y la actualidad. Este fracaso se explica por unos marcos de gobernanza centrados en mecanismos de mercado, que han intentado combinar crecimiento económico, mejora de la competencia y preservación del medio ambiente 5. Hasta el momento, lo que el modelo de transición ecológica desde arriba nos ha traído se puede resumir en: demasiado poco, demasiado tarde y demasiado injusto. Las transformaciones socioeconómicas que logremos durante las próximas dos décadas tendrán un impacto de siglos sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora. Eso refuerza la necesidad de definir y llevar a la práctica estrategias sindicales a la altura del cambio sistémico que necesitamos impulsar. Para avanzar en este sentido, consideramos crucial partir de la siguiente afirmación: es posible recorrer un decrecimiento en el uso de energía y materiales que al mismo tiempo suponga una mejora en las condiciones de vida de sectores amplios de la clase trabajadora 6. Sin embargo, la lógica del mercado capitalista impone sus imperativos y nos aleja de ese rumbo. Para lograr ese objetivo es imprescindible una profunda democratización económica y cambios sustanciales en los sistemas de aprovisionamiento 7. Un sindicalismo que incorpore la dimensión ecológica debe confrontar ante el capital e incorporar la democracia económica para responder a las preguntas fundamentales: qué producir, cómo, para quién y quién decide 8. Lamentablemente, el marco para la transición ecológica mayoritariamente adoptado por el sindicalismo en el Norte global se distanció de este planteamiento.

2. La impotencia de una Transición Justa ecomodernista

El concepto de «Transición Justa» se originó en el seno del sindicalismo estadounidense en las décadas de 1970 y 1980. Se le atribuye la creación a Tony Mazzocchi, sindicalista del Oil, Chemical and Atomic Workers’ Union, como respuesta al “chantaje laboral” que se estaba produciendo por parte del capital en la ofensiva neoliberal 9. Sin embargo, desde ese momento hasta la actualidad este marco ha ido mutando hasta ser prácticamente indistinguible de la modernización ecológica basada en el crecimiento verde y diálogo social 10. Su salto desde el movimiento obrero hasta las políticas públicas ha ido unido a una deshistorización y desarraigo del concepto. Entender ese proceso y sus consecuencias es fundamental para reconstruir una alternativa sindical a la altura de la crisis ecológica.

Durante los años 90 el sindicalismo empezó a utilizar el término Transición Justa en las cumbres de medioambiente y de cambio climático de Naciones Unidas. Se usó para referirse a la importancia de tener en cuenta el impacto sociolaboral de la transición energética de la economía 11. Desde mediados de los 2000, la actividad de los sindicatos a favor de la Transición Justa se centró principalmente en hacer lobby ante los gobiernos en las negociaciones climáticas, adoptando una enfoque técnico y centrado en demandar las políticas públicas 12. En 2010, la Confederación Sindical Internacional (ITUC) adoptó el término, vinculando con las políticas para hacer frente a los impactos negativos de la transición energética con un marco de diálogo social a todos los niveles 13. Su inclusión en el preámbulo del Acuerdo de París y la publicación de las “Directrices de política para una transición justa” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2015 consagró el término en los ámbitos políticos internacionales 14.

La creciente popularidad del término ha hecho que múltiples grupos lo utilicen para describir diferentes ideas. Morena y colaboradores distinguen entre enfoques de transición justa basados en el statu quo, la reforma administrativa, la reforma estructural y la transformación 15. El enfoque de la reforma administrativa es el adoptado mayoritariamente por la Confederación Sindical Internacional (ITUC). Se persigue una reforma basada en las políticas públicas e inversión privada, y se hace hincapié en las negociaciones tripartitas entre gobiernos, sindicatos y empleadores. No cuestiona el modelo económico y de poder capitalista existente. Podemos resumir la actual lógica de este marco en tres afirmaciones: (i) la transición ecológica requiere crecimiento económico, (ii) se logrará un escenario win-win con más empleo y más competitividad y (iii) la responsabilidad de la transformación está en los gobiernos, las empresas y los inversores, mientras que el rol de los sindicatos es participar en el diálogo social.

Stefania Barca señala que este es un enfoque conservador, ya que sitúa a la clase trabajadora como sujeto pasivo al que proteger en vez de como sujeto político de una estrategia transformadora 16. Este enfoque también ha sido criticado por plantear la transición como una simple cuestión de ambición y voluntad política 17. Sweeney y Treat afirman que:

No se trata de un problema de «voluntad política»; es un problema de la economía política capitalista y de los imperativos de expansión perpetua en los que se basa18.

En contraposición, se defienden aquellos enfoques Transición Justa basados en la reforma estructural o transformadores. Afirman que la transición debe modificar las estructuras de gobernanza, de participación democrática, de toma de decisiones y de propiedad. Desde la red internacional Trade Unions For Energy Democracy (TUED) se sostiene que cualquier lucha por la Transición Justa debe situar la cuestión de la propiedad de sectores estratégicos en el centro del enfoque sindical 19.

2.1. Tres críticas
A las críticas descritas, le sumamos tres grandes motivos que en nuestra opinión invalidan el actual enfoque ecomodernista de Transición Justa: (i) la reproducción de lógicas imperialistas que profundizan las desigualdades de clase, raza y género (ii) el debilitamiento del poder sindical durante cuatro décadas ofensiva neoliberal, y (iii) los obstáculos que el estancamiento económico le impone a la transición energética.

En el primer ámbito, una estrategia de Transición Justa ecomodernista acepta la actual división internacional del trabajo, en la que los países del centro imperialista se benefician de la explotación, expolio y saqueo de las periferias globales 20. En la mayoría de casos, su éxito depende de mantener la posición privilegiada de los países del Norte global en las cadenas globales de valor. Este enfoque prioriza las transformaciones de sustitución tecnológica y vuelve a invisibilizar el trabajo meta-industrial que suministra todo tipo de cuidados a las personas y la naturaleza 21. Esto deja intactas las enormes desigualdades existentes en el consumo global de energía y materiales 22 y refuerza una división del trabajo por raza y género a escala global 23. Deja intactos los mecanismos de intercambio desigual, que permiten a las economías del Norte global apropiarse de inmensas cantidades de recursos naturales, tierra fértil y trabajo del Sur global 24. Corre el riesgo de defender unos “modos de vida imperiales” y reproducir un modelo de “aristocracia obrera” 25. Este riesgo toma gran relevancia cuando las políticas del Norte global se basan en asegurar el suministro de materias primas a través de acuerdos de libre comercio, el posicionamiento de sus industrias en las cadenas globales de valor y el refuerzo del complejo militar-industrial 26.

En el segundo ámbito, debemos afrontar las consecuencias de la ruptura del pacto social keynesiano y fordista que siguió a la II Guerra Mundial en los países del Norte global. Durante ese período, la contradicción capital-trabajo se abordó principalmente mediante acuerdos de compromiso de clase, que fueron posibles gracias al alto crecimiento económico, la disponibilidad de combustibles fósiles baratos y al intercambio desigual entre el centro y la periferia. Sin embargo, las siguientes décadas de 1970 y 1980 estuvieron marcadas por la desindustrialización, el aumento del desempleo y el inicio de una época marcada por el bajo crecimiento económico 27. En respuesta, los países occidentales impusieron la globalización a través de la eliminación de fronteras al capital para rentabilizar sus exportaciones, deslocalizar su producción, beneficiarse de la explotación de la clase trabajadora del Sur global y destruir la fortaleza de los sindicatos. Esta ofensiva neoliberal dió resultados temporales y restauró el poder de la clase dominante 28. Los procesos de reorganización capitalista introducidos desde ese momento han profundizado la desigualdad y han intensificado los ataques contra el poder de los sindicatos. La desindustrialización y el desplazamiento hacia el sector servicios ha conducido hacia una economía dependiente de actividades intensivas en mano de obra, donde las empresas aumentan sus beneficios a través de salarios más bajos o condiciones de trabajo más intensas 29. Durante esas décadas se han aplicado múltiples reformas legislativas encaminadas a la moderación salarial, a frenar la conflictividad laboral y a flexibilizar el mercado de trabajo. Todo ello supuso el debilitamiento de la negociación colectiva, del poder estructural de los sindicatos y una caída generalizada en su afiliación 30.

En el tercer ámbito, una estrategia de crecimiento verde encuentra serios límites en un contexto marcado por unas bajas tasas de inversión, bajas tasas de crecimiento y bajas tasas de aumento de la productividad. Si algo requiere la transición energética y ecológica son enormes cantidades de inversión productiva para transformar sectores económicos enteros, algunos de ellos ubicados en actividades de baja rentabilidad. La herramienta aplicada por las políticas públicas es la reducción de riesgos para estimular la inversión privada, incapaz de disciplinar al capital para lograr la descarbonización 31. Este contexto conduce a una suerte de juego de suma cero, en el que la competencia mundial se intensifica y la política industrial verde se utiliza para iniciar guerras comerciales 32. El estancamiento económico dificulta enormemente la descarbonización de sectores industriales muy intensivos en capital, como es el caso de la siderurgia y la automoción 33. En el primer caso, ante la actual situación de exceso de capacidad siderúrgica mundial y los bajos márgenes de rentabilidad las empresas se resisten a asumir las elevadas inversiones y el aumento de costes de producción asociados a la transformación hacia un acero bajo en carbono 34. En el segundo caso, las multinacionales automovilísticas abordan una electrificación que prioriza la fabricación de vehículos de gran tamaño para mantener sus beneficios en un mercado estancado, aumentando la presión extractiva de materias primas y dificultando una transformación del modelo de movilidad 35. En ambos casos, las empresas están anunciando despidos masivos 36.

En conjunto, estas tres críticas cuestionan el enfoque ecomodernista de Transición Justa adoptado por grandes centrales sindicales del Norte global. Trágicamente, podemos observar una suerte de caminos cruzados entre las décadas de 1980 y 2010: a medida que se debilitaba el poder de los sindicatos, con más énfasis se defendía un marco de Transición Justa basado en el diálogo social. En términos más generales, esta estrategia confía en la capacidad del Estado capitalista para ordenar la transformación socioecológica como un proceso calmado y lineal. No considera la naturaleza clasista del Estado, ni contempla las décadas futuras como un periodo marcado por la crisis 37. El resultado conduce a una estrategia incapaz de salvaguardar el empleo ni de abordar la crisis ecológica, al mismo tiempo que se justifican lógicas neocoloniales 38.

2.2. Peligros de una Transición Justa fallida en el centro imperialista
Un fracaso del enfoque ecomodernista a la Transición Justa en el centro imperialista refuerza varios riesgos y peligros. Destacamos dos elementos clave.

Por un lado, la incapacidad de defender las condiciones de vida de la clase trabajadora durante las transformaciones productivas guiadas por el mercado facilita el auge reaccionario. Al capital no le tiembla el pulso a la hora de imponer una reorganización productiva que empeore las condiciones laborales y realice despidos, cierres y ajustes. Investigaciones sobre las las reacciones de las personas trabajadoras en la industria de la automoción alemana ante sus planes de transición energética destacan tres elementos 39: (i) una sensación de incertidumbre sobre el futuro de su empleo, (ii) un aumento de la precariedad, el fraccionamiento de las plantillas, la subcontratación de servicios y el abuso de contratos temporales y (iii) la transición energética se vive como una imposición de la empresa, con las plantillas y los comités de empresa siendo excluidos de las decisiones que afectarán directamente a su puesto de trabajo. La incapacidad de planificar estos procesos nos acerca más a una “desindustrialización nociva” que a una transición ecológica 40. Esto refuerza la desigualdad, precariedad y debilita los lazos comunitarios. La combinación alimenta un terreno fértil para el fortalecimiento de los discursos reaccionarios y racistas.

Por otro lado, la impotencia para disputar las transformaciones productivas facilita que se acepte la agenda del imperialismo verde como única alternativa laboral posible. De forma perversa, opera un chantaje laboral similar al que combatía el enfoque original de la Transición Justa. Al asumir que mantener un empleo digno en el centro imperialista exige ocupar una posición privilegiada en las nuevas y verdes cadenas globales de valor, se acepta el saqueo de recursos y la externalización del impacto ecológico a la periferia como daño colateral. Aunque sea de forma no intencionada, esto legitima el imperialismo verde como mecanismo de acumulación capitalista que perpetúa la transferencia de valor de la periferia al centro y la externalización, extracción y transformación de la periferia en un vertedero de residuos 41. A cambio del empleo, se aceptan las decisiones de empresas y gobiernos del centro imperialista que refuerzan el intercambio ecológico desigual y las relaciones de poder en la división internacional del trabajo. De forma similar a lo ocurrido en los sectores muy intensivos en mano de obra como el textil, se refuerza un discurso de defensa de las trabajadoras del Norte global frente a la “competencia desleal” desde los países empobrecidos 42. Con un barniz verde, se justifican medidas proteccionistas que impidan la entrada al mercado doméstico de mercancías terminadas desde países de la semi-periferia, mientras se firman acuerdos de libre comercio para asegurar el suministro de materias primas de la periferia.

Sin embargo, estos peligros no le restan importancia al trabajo sindical en el Norte global, sino todo lo contrario. Para evitar reproducir esas lógicas imperialistas y neocoloniales, el sindicalismo del Norte global debe aumentar su poder y capacidad organizativa.

3. Estrategias de renovación sindical en un planeta en llamas

Esta impotencia nos obliga a reevaluar las estrategias sindicales del Norte global, y trazar una alternativa capaz de responder a la crisis ecológica sin aceptar la agenda del imperialismo verde. Para hacerlo, debemos partir de las discusiones sobre renovación sindical de las últimas décadas.

Tal y como hemos descrito, desde 1980 los sindicatos perdieron capacidad de negociación, afiliación, influencia política y legitimidad social. Para evaluar este proceso, Gumbrell-McCormick y Hyman describen cuatro fuentes de poder sindical: estructural, asociativa, organizativa e institucional 43. La desindustrialización, globalización y ofensiva neoliberal supusieron una pérdida de poder estructural. La respuesta generalizada de las grandes centrales sindicales occidentales fue aumentar su apuesta y dependencia hacia el poder institucional como vía para mantener su posición. Esto pudo dar resultados a corto plazo, pero socava la capacidad a medio plazo para hacer frente a futuras crisis económicas y para impulsar las transformaciones estructurales necesarias en la transición ecológica. De forma paralela, la discusión estadounidense sobre renovación sindical insiste en la importancia de adoptar un modelo de organización real y de abajo hacia arriba, frente a modelos de movilización más verticales y que no logran construir poder 44. Este modelo de organización laboral insiste en la importancia de prácticas clave como las “pruebas de estructura” (mapear la fuerza laboral para garantizar un apoyo profundo y amplio), identificar y desarrollar “líderes orgánicos” (personas influyentes, naturales y de confianza en el lugar de trabajo), involucrar al “trabajador en su totalidad” (conectar las luchas en el lugar de trabajo con las preocupaciones más amplias de la comunidad) y generar poder a través de huelgas exitosas.

En el sindicalismo del Estado español y Hego Euskal Herria 45 podemos encontrar un ejemplo ilustrativo de cómo se combina el enfoque ecomodernista de Transición Justa con las estrategias de renovación sindical a lo largo de las últimas décadas.

3.1. Tres décadas de sindicalismo en España
El marco de relaciones laborales en el Estado español es útil para evaluar las apuestas estratégicas por la pluralidad de organizaciones sindicales y los diferentes contextos regionales. En términos generales, las relaciones laborales del Estado español están caracterizadas por una amplia cobertura de la negociación colectiva y baja tasa de afiliación sindical 46. El sistema de negociación colectiva es mixto, realizándose a nivel estatal, sectorial, provincial y de empresa. La cláusula erga omnes de la legislación laboral determina que cualquier convenio colectivo es vinculante para todas las personas trabajadoras independientemente de su afiliación sindical.

A nivel estatal, las relaciones laborales del Estado español han estado dominadas por dos sindicatos: CC OO (Comisiones Obreras) y UGT (Unión General de Trabajadores). Ambos cuentan con delegados y delegadas sindicales en el 75 % de las empresas de menos de 500 personas trabajadoras. Pero la historia social y la pluralidad sindical ha permitido la supervivencia de varios sindicatos de tradición anarcosindicalista y varios sindicatos soberanistas 47. Los segundos juegan un rol clave en las comunidades autónomas del Estado español con un fuerte movimiento soberanista e independentista, como es el caso de Galiza y Hego Euskal Herria 48.

3.1.1 El proyecto medioambiental de CC OO
CC OO jugó un papel clave en el impulso internacional del marco de Transición Justa. En su V Congreso (1991) se cuestionaba el modelo productivista de desarrollo, basado en el disfrute de unos recursos limitados por un reducido número de países 49. En 1991 el sindicato creó la Secretaría de Medio Ambiente, centrada en los ámbitos de cambio climático, energía, riesgos químicos, biodiversidad y agua. Desde ahí se pidió un fondo para la reconversión ecológica de la economía y políticas públicas y regulación para la protección del medioambiente 50. En 1996 creó el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS), dedicado a la investigación y formación. ISTAS llegó a contar con una plantilla de 100 profesionales y realizó formaciones para 60 000 delegados y delegadas sindicales 51. El instituto realizó múltiples estudios que mostraban el potencial de empleos verdes en energías renovables, rehabilitación energética de viviendas, transporte público y gestión de residuos 52.

En 2004, el sindicato impulsó la creación del think tank Sustainlabour, que promovió el marco de Transición Justa en los espacios de discusión internacional de la ONU y de la OIT, y organizó en 2006 la primera asamblea sindical sobre trabajo y medioambiente en Nairobi 53. En los centros de trabajo, los mayores logros de CC OO se centran en incluir la figura del delegado medioambiental en el Convenio Estatal de Químicas e incluir algunas cláusulas medioambientales en otros convenios colectivos.

Sin embargo, a partir de 2010 el proyecto medioambiental de CC OO implosionó debido a la crisis financiera de 2008. ISTAS obtenía el 80 % de sus recursos desde financiación externa, la cual fue drásticamente recortada. Se despidió a muchos de quienes iniciaron el proyecto y otros muchos renunciaron, quedando a bordo un pequeño “equipo mediocre” 54. El think tank Sustainlabour también sufrió la falta de recursos económicos y cerró en 2016.

Podemos rastrear el resurgir de este proyecto a nivel institucional, cuando el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) volvió al Gobierno de España en 2018 y en 2020 se aprobó la “Estrategia de Transición Justa” 55. Esta herramienta recoge los planteamientos que CC OO había defendido durante las últimas décadas, e incorporó directamente a figuras claves como la exdirectora de Sustainlabour y responsables de ISTAS. Desde ahí se han creado 15 Convenios de Transición Justa para aquellas comarcas afectadas por el cierre de la minería de carbón, centrales eléctricas térmicas y nucleares. Este mecanismo busca minimizar el impacto laboral a través de agilizar el acceso a subvenciones para empresas, proyectos de investigación, instrumentos de capital riesgo y avales para el emprendimiento.

Desde la actual Secretaría de Medio Ambiente de CC OO se insiste en la importancia del diálogo social y de la negociación colectiva verde para asegurar la transición ecológica 56. Sin embargo, se reconoce que los estudios realizados hasta ahora no miden el impacto real que la transición está teniendo en el empleo 57. Se afirma que las medidas vinculadas con la transición energética en las empresas apenas han creado nuevos puestos de trabajo hasta el momento 58. Y se señala cómo la inversión empresarial se ha reducido en el último periodo, lo cual dificulta la transformación del modelo productivo.

3.1.2. La práctica sindical de CC OO
No podemos valorar la apuesta medioambiental de CC OO en aislado, así que describiremos su acción sindical durante el mismo periodo.

Después de la desindustrialización y flexibilización laboral de la década de 1980, la tasa de desempleo en España llegó hasta el 24 % en 1994. Cuando el PP (Partido Popular) entró en al gobierno en 1996, continuó la agenda de privatizaciones de empresas públicas iniciada por el PSOE para cumplir los requisitos del Tratado de Maastricht. En 1997, CC OO y UGT firmaron con el gobierno y la patronal un acuerdo para la estabilidad en empleo que abarataba el despido. Esto fue consecuencia de un cambio de estrategia, en el que se renunció a la movilización contra la política neoliberal y los recortes del gobierno para alcanzar acuerdos parciales 59. A partir del 2000, CC OO asumió como objetivo principal la mejora de la competitividad de la economía española. Esto le llevó a rechazar la organización de movilizaciones que exigieran a la patronal a reducir la precariedad laboral. En los centros de trabajo, CC OO jugó un rol crucial en la negociación de los “pactos de competitividad”, que introducían dobles escalas salariales significativas y flexibilidad temporal 60. Al mismo tiempo, las personas afiliadas y delegadas tuvieron cada vez menos capacidad de decisión, con la dirección de las federaciones controlando la negociación de los convenios colectiva. Se firmaron acuerdos en contra de la opinión de las afiliadas afectadas, aceptando despidos masivos en muchos casos.

Esto condujo a un diálogo social cada vez más basado en acuerdos corporativos. El diálogo social sirvió para asegurar la posición hegemónica de la clase capitalista, en un mercado laboral cada vez más desregulado y globalizado 61. Aumentó la dependencia de CC OO hacia su participación institucional, debilitando su posición y descuidando otras fuentes de poder sindical 62. Este camino dejó a CC OO y UGT en una posición muy desfavorable para responder a la crisis de 2008. Las reformas laborales de 2010 y 2012 abarataron el despido y permitieron a las empresas incumplir los convenios colectivos 63. El diálogo social fue bloqueado por el gobierno y ambos sindicatos fueron incapaces de adoptar una mayor confrontación 64. Como consecuencia, la menguante reputación de los sindicatos sufrió un daño adicional y fueron señalados por su pasividad ante el deterioro de las condiciones laborales. En 2015, los sindicatos españoles eran una de las instituciones que inspiran más desconfianza en la sociedad 65. Entre 2008 y 2017, CC OO perdió más de 200.000 personas afiliadas.

3.2. La renovación sindical en Hego Euskal Herria
Sin embargo, esta no es la única historia. Durante esas mismas décadas, se consolidó en Hego Euskal Herria una mayoría sindical alternativa que apostó con éxito por la confrontación como vía de renovación sindical 66. Los sindicatos ELA (Eusko Langileen Alkartasuna) y LAB (Langile Abertzaleen Batzordeak) se organizan en la Comunidad Autónoma Vasca y Comunidad Foral de Navarra. ELA se creó en 1911, originalmente vinculado al nacionalismo vasco moderado y cristiano (PNV), mientras que LAB se creó en 1974 vinculado al Movimiento Vasco de Liberación Nacional (independentista de izquierdas). Durante la década de 1980, ELA vió frustradas sus expectativas de poder institucional por el carácter centralista impuesto en el modelo de relaciones laborales español. Esto hizo que en la década de 1990 el sindicato pasara de un enfoque corporativo a uno confrontativo 67. LAB fue inicialmente un pequeño sindicato con carácter combativo y fuertemente sociopolítico 68. El crecimiento en afiliación y representación de LAB y el giro estratégico de ELA hizo que desde la década de 1990 la “mayoría sindical vasca” actuara como “bloque de contrapoder”, frente a las estrategias de diálogo social de CCOO y UGT. Este primer bloque incorpora también a sindicatos más pequeños como ESK (Ezker Sindikalaren Konbergentzia69.

Como resultado, el sindicalismo vasco abordó la ofensiva neoliberal apostando por un modelo sindical más politizado y confrontativo. Este enfoque resultó exitoso, tanto en afiliación, representación y victorias. Actualmente ELA y LAB superan las 104 y 50 mil personas afiliadas, y el 36 y 19 % de la representación sindical de Hego Euskal Herria. La densidad de afiliación sindical de Hego Euskal Herria duplica a la de España: 27 % frente a 14 %. Duplica también la actividad huelguística de España, siendo la región de Europa con mayor actividad huelguística entre 1990 y 2017: 366 días no trabajados por cada 1000 empleados 70. El uso recurrente de la huelga y de la caja de resistencia por parte de ELA ha generado un “efecto de contagio organizativo” en el que el resto de sindicatos del bloque de contrapoder adaptan sus recursos para abordar eficazmente los conflictos 71. La estrategia de confrontación permitió al sindicalismo vasco afrontar la crisis de 2008 en mejores condiciones. Los sindicatos del bloque de contrapoder apenas perdieron afiliación durante ese periodo y la patronal reconoció que ELA y LAB hicieron mucho más difícil aplicar la reforma laboral de 2012 en comparación con otras regiones españolas 72.

Junto a ello, los sindicatos vascos hacen una crítica explícita al capitalismo y defienden un modelo social feminista, antirracista y ecosocial. Esto contrasta con la “derrota ideológica” en la que se hundieron CC OO y UGT durante las mismas décadas 73.

3.2.1. Renovación sindical ecosocialista
Esta comparación muestra cómo la temprana apuesta medioambiental de CC OO se vio penalizada por una estrategia sindical que abandonó la movilización y confrontación. Su defensa por los pactos de competitividad en las empresas debilitó la capacidad de organizar una respuesta efectiva a la crisis económica de 2008. Y su dependencia hacia el poder institucional se convirtió en debilidad cuando el gobierno bloqueó el diálogo social.

Este balance arroja importantes aprendizajes para impulsar una alternativa sindical capaz de responder a la crisis ecológica superando los límites e impotencias de un enfoque ecomodernista que acepte el imperialismo verde. El éxito de la estrategia de renovación sindical de ELA y LAB en Hego Euskal Herria confirma la importancia que tiene la apuesta por la confrontación frente al diálogo social y el corporativismo. En ese proceso, la cuestión medioambiental apenas tuvo centralidad. Sin embargo, en 2025 el sindicato LAB ha reforzado su apuesta por un sindicalismo ecosocialista ante la crisis ecológica 74. Destacamos cuatro elementos principales de esta propuesta.

En primer lugar, la comprensión de la crisis ecológica como consecuencia del desarrollo capitalista y como parte de un sistema de dominación sobre la clase, la raza y el género. Se defiende la superación del capitalismo bajo un programa de transición ecosocialista, que incluya el control público de sectores estratégicos, la planificación democrática de la economía y la desmercantilización los ámbitos esenciales para la vida diaria. En segundo lugar, sitúa a la clase trabajadora como sujeto activo de la transición ecológica. Esto implica aprovechar los conflictos laborales vinculados a la crisis ecológica para repolitizar la esfera económica, fortalecer la organización popular y aumentar el poder sindical. Se enfatiza la importancia de tres pilares para abordar la transformación productiva: planificación, propiedad pública y participación de las personas trabajadoras.

En tercer lugar, la anticipación y planificación de los conflictos laborales futuros en los sectores que se van a transformar. Realizar un trabajo sindical antes de que el conflicto estalle, que prepare para llegar en las mejores condiciones. Generando espacios de discusión, interpelando a la patronal y elaborando propuestas propias de reconversión ecológica que sean discutidas entre las trabajadoras implicadas. En cuarto lugar, la lucha para mejorar y ampliar unos servicios públicos universales que hagan posible un decrecimiento justo y planificado. Esto incluye servicios como el transporte o la sanidad pública, pero también apuesta por un sistema público-comunitario de cuidados. Al mismo tiempo, combate el racismo laboral de las políticas migratorias y ofrece nuevas herramientas sindicales para abordar la lucha por una vivienda digna 75.

Estos elementos se combinan con la defensa de la reducción de la jornada laboral, la negociación colectiva verde o las alianzas con los movimientos ecologistas y las luchas territoriales. Junto a los planteamientos estratégicos, el sindicato ya ha desarrollado alguna experiencia. En 2023, los sindicatos LAB y ESK impulsaron un plan de reconversión ecológica de la fábrica de automoción de Mecaner (Urduliz) como herramienta para oponerse al cierre impuesto por Stellantis 76. El resultado no fue exitoso, y la multinacional finalmente cerró la fábrica y despidió a toda la plantilla en 2024. Los aprendizajes del proceso señalan la importancia de socializar las discusiones lo máximo posible entre la plantilla, de utilizar el plan de reconversión para fortalecer la movilización y de disputar el actual marco de política industrial 77. Siguiendo esta línea, LAB renovó en 2025 su análisis y propuestas de política industrial para la transición ecosocial 78. Se insiste en la planificación industrial y la propiedad pública, se defiende la negociación colectiva de los planes de descarbonización de las empresas y se exige que las empresas que reciban ayudas públicas no puedan repartir dividendos a sus accionistas.

4. Nuevos conflictos, obstáculos y aprendizajes

Desde la pandemia de la COVID-19, se han desarrollado varias experiencias sindicales en el Norte global que adoptan un enfoque más ambicioso que el marco ecomodernista de la Transición Justa. Merece la pena mencionar la huelga de automoción de Estados Unidos (2023) 79, la mega-huelga de autobuses de Alemania (2023) 80 o la lucha por la reconversión de la fábrica de GKN en Florencia (2021-) 81. En todas ellas encontramos algunos elementos comunes que se repiten, como una dirección sindical que asume la importancia de la confrontación, la centralidad de la organización en el centro de trabajo o la planificación para iniciar el conflicto cuando se esté mejor preparado. Niederman destaca cuatro elementos para que estas experiencias sean exitosas 82: un centro de trabajo bien organizado, el apoyo de la comunidad, una alternativa de producción clara y la financiación o la propiedad pública.

Las luchas por la reconversión ecológica de empresas en crisis deben arrancar la implicación activa de las instituciones públicas. En el caso de GKN en Florencia, una confrontación prolongada, una elevada movilización y un enorme apoyo de la comunidad logró que se aprobase una ley de la Región Toscana que posibilitara el consorcio industrial que combina propiedad pública y gestión cooperativa 83. Un caso alternativo lo encontramos en el cierre de la fábrica de Nissan de Barcelona, donde CC OO abandonó su posición corporativa, asumió una posición más confrontativa, organizó una huelga en un “punto de estrangulamiento” de la línea de montaje y logró que Nissan creara una “Junta para la reindustrialización” con la participación de los sindicatos y los Gobierno del Estado español y Catalunya 84. Esto muestra cómo los sindicatos pueden combinar simultáneamente sus recursos de poder institucionales y de confrontación.

El resultado de estas experiencias hasta el momento siempre es parcial e insuficiente. Pero representan una auténtica fuente de innovación y desarrollo de aprendizajes, que apunta hacia una vía sindical más prometedora. Además, es una buena noticia la rapidez con la que pueden ocurrir estas reconfiguraciones estratégicas. No se trata de clasificar entre buenos y malos sindicatos. Experiencias recientes demuestran cómo un sindicato “roto” puede reconstruirse en muy poco tiempo, ampliando la democracia interna y apostando por una mayor confrontación 85. Esas son las reconfiguraciones estratégicas disruptivas que exigen los tiempos rotos de la crisis ecológica 86.

Más allá del sector industrial, un sindicalismo ecosocialista deberá responder a la redistribución de los trabajos de cuidados y la mejora de sus condiciones laborales. Esto tiene especial relevancia ante el actual envejecimiento del Norte global, pues durante la próxima década aumentarán las necesidades de cuidados para personas mayores 87. Al mismo tiempo, el sindicalismo ecosocialista deberá ser capaz de responder al ataque a las pensiones y al aumento de la explotación de trabajadoras migrantes. Estas luchas tienen una enorme importancia para desvincular la supervivencia y bienestar de la clase trabajadora del Norte global de un modelo productivo sostenido en la apropiación de los recursos naturales, tierra fértil y trabajo del Sur global.

Junto a ello, un sindicalismo ecosocialista en el Norte global debe abordar tareas específicas contra el imperialismo verde. Aunque la profundidad de las relaciones de dominación centro-periferia exigen una liberación que supera lo sindical, representa un terreno de lucha clave. De forma esquemática, mencionamos cuatro ámbitos de actuación. En primer lugar, reducir la dependencia hacia el vehículo privado, que ata el bienestar social del Norte global con un elevado uso de energía y de materias primas extraídas en el Sur global 88. Esto se vincula con luchas sindicales por la extensión del transporte público, por el modo de desplazamiento al centro de trabajo y por la reconversión del sector de la automoción. En segundo lugar, generar estrategias de solidaridad a lo largo de las cadenas de suministro de la transición energética 89. Esto exige luchas domésticas en las empresas que se benefician de unas relaciones comerciales neocoloniales y diálogos internacionales con quienes organizan las luchas frente al extractivismo 90. En tercer lugar, rechazar el uso de la compensación de carbono en los planes de descarbonización de las empresas del Norte global. Estos mecanismos neocoloniales refuerzan el acaparamiento de tierras y la expulsión de comunidades locales, además de resultar un fraude en términos de reducción de emisiones 91. En cuarto lugar, participar en coaliciones amplias que se enfrenten a los acuerdos comerciales que mantienen las relaciones de dominación centro-periferia y exijan la abolición de la deuda que somete a los países del Sur global, impidiendo la liberación de sus pueblos y su desarrollo soberano y democrático 92.

En definitiva, avanzar hacia un sindicalismo ecosocialista requiere construir una estrategia capaz de abordar las crisis y conflictos que vendrán en el futuro próximo. Requiere rechazar las promesas de falsa estabilidad sostenidas sobre proyectos imperialistas y neocoloniales. Solo fortaleciendo la organización popular y el poder sindical podremos impulsar una transformación que vaya más allá del callejón sin salida al que nos condena el ecomodernismo 93.

Notas:

1 Moore, J.W., Capitalism in the Web of Life:Ecology and the Accumulation of Capital (Londres: Verso, 2015). Fraser, N., Cannibal Capitalism: How our System is Devouring Democracy, Care, and the Planet – and What We Can Do About It (Londres: Verso, 2023).

2  Barca, S., Workers of the earth: Labour, ecology and reproduction in the age of climate change (Londres: Pluto Press, 2024).

3  Ripple, W.J., C.Wolf, J.W. Gregg, J. Rockström, M.E. Mann, N. Oreskes, T.M. Lenton, S. Rahmstorf, T.M. Newsome, C. Xu, J.C. Svenning, C.C. Pereira, B.E. Law, T.W. Crowther, “The 2024 state of the climate report: Perilous times on planet Earth”, BioScience 74 (12) (2024) 812–824.

4  Feltrin, L. y E. Leonardi. “Working-class environmentalism and climate justice: The challenge of convergence today” Platforms, Populisms, Pandemics and Riots (2023).

5 Tanuro, D. El imposible. capitalismo verde (Madrid: viento sur, 2012). Hickel, J., Less Is More: How Degrowth Will Save the World (Londres: Penguin Random House, 2020). Vogel, J., J. Hickel, “Is green growth happening? An empirical analysis of achieved versus Paris-compliant CO2–GDP decoupling in high-income countries”.,The Lancet Planetary Health 7(9) (2023) 759-769.

6  Millward-Hopkins, J., J.K. Steinberger, N.D. Rao y Y. Oswald, “Providing decent living with minimum energy: A global scenario”, Global Environmental Change 65 (2020) 102168. Vogel, J., J.K. Steinberger, D.W. O’Neill, W.F. Lamb y J. Krishnakumar, “Socio-economic conditions for satisfying human needs at low energy use: An international analysis of social provisioning”. Global Environmental Change 69 (2021) 102287. Vélez-Henao, J.A. y S. Pauliuk “Material Requirements of Decent Living Standards”. Environmental Science & Technology 57 (38) 2023 14206–14217. Hickel, J. y D.Sullivan, “How much growth is required to achieve good lives for all? Insights from needs-based analysis”, World Development Perspectives 35 (2024) 100612.

7 Steinberger, J., G. Guerin, E. Hofferberth y E. Pirgmaier, “Democratizing Provisioning Systems: A Prerequisite for Living Well within Limits”, Sustainability: Science, Practice and Policy 20 (1) (2024) 2401186. McElroy C. y D.W. O’Neill “The labour and resource use requirements of a good life for all”, Global Environmental Change 92 (2025) 103008.

8 Garí, M. “Clase obrera, productivismo y crisis climática”,en  Como si hubiera un mañana: Ensayos para una transición ecosocialista, eds. J. Álvarez y M. Garí (ed.) (Barcelona: Sylone y viento sur, 2020).

9 Morena, E., D. Krause y D. Stevis “Introduction: The Genealogy and Contemporary Politics of Just Transitions”, en Just Transitions: Social Justice in the Shift Towards a Low-Carbon World, eds. E. Morena, D. Krause y D. Stevis (Londres: Pluto Press, 2019).

10 El diálogo social se define habitualmente como todo tipo de negociación, consulta e intercambio de información entre representantes de gobiernos, empresarios y trabajadores sobre cuestiones de interés común relacionadas con la política económica y social. En este artículo nos referimos críticamente al término como un llamamiento institucional a la reconciliación de clase en lugar del antagonismo. La mayoría de los llamamientos al diálogo social aceptan y ocultan las relaciones de poder y desigualdad de clase existentes entre empresas, gobiernos y trabajadores, situándolos como partes interesadas al mismo nivel.

11 Azzi, D.A. “Trade Union Politics for a Just Transition: Towards Consensus or Dissensus?”, en The Palgrave Handbook of Environmental Labour Studies, eds. N. Räthzel, D. Stevis y D. Uzzell (Londres: Palgrave Macmillan, 2021).

12 Thomas, A. y A. Pulignano, “Challenges and Prospects for Trade Union Environmentalism”, en The Palgrave Handbook of Environmental Labour Studies, eds. N. Räthzel, D. Stevis y D. Uzzell (Londres: Palgrave Macmillan, 2021).

13 Sweeney, S. y J. Treat, “Trade Unions and Just Transition: The Search for a Transformative Politics”, Trade Unions for Energy Democracy, Working Paper 11 (2018).

14 ILO “Guidelines for a just transition towards environmentally sustainable economies and societies for all”, International Labour Organization (2015).

15 Morena, E., D. Stevis, R. Shelton, D. Krause, H. Mertins-Kirkwood, V. Price, D. Azzi y N. Helmerich, “Mapping Just Transition(s) to a Low-Carbon World”, en Just Transition Research Collaborative (2018).

16 Barca, S., «Labour and the ecological crisis: The eco-modernist dilemma in western Marxism(s) (1970s-2000s)”, Geoforum 98 (2019) 226-235.

17 McIlroy, D., S. Brennan y J. Barry, “Just transition: A conflict transformation approach”, en Handbook of Critical Environmental Politics, eds. L. Pellizzoni, E. Leonardi y V. Asara (Cheltenham: Edward Elgar Publishing, 2022).

18 Sweeney, S. y J. Treat, “Trade Unions and Just Transition: The Search for a Transformative Politics.” Trade Unions for Energy Democracy, Working Paper 11 (2018).

19 Op. Cit. Sweeney y Treat (2018).

20 Barca, S., “Greening the job. Trade unions, climate change and the political ecology of labour”, en International Handbook of Political Ecology, ed. R. Bryant (Londres: Edward Elgar, 2015). Barca, S., “Labour and the ecological crisis: The eco-modernist dilemma in western Marxism(s) (1970s-2000s)”, Geoforum 98 (2019) 226-235.

21 Salleh, A. “The Meta-industrial Class and Why We Need It”, Democracy & Nature 6 (1) (2000) 27-36.

22 Oswald, Y., A. Owen y J.K. Steinberger “Large inequality in international and intranational energy footprints between income groups and across consumption categories”, Nature Energy 5 (2020) 231–239. Hickel, J. D.W. O’Neill, A.L. Fanning y H. Zoomkawala, “National responsibility for ecological breakdown: a fair-shares assessment of resource use, 1970–2017”, Lancet Planet Health 6 (2022) 342–349.

23 Mies, M., Patriarchy and Accumulation on a World Scale (Londres: Zed Books, 1999). Ferguson S. y D. McNally “Precarious Migrants: Gender, Race and the Social Reproduction of a Global Working Class”, Socialist Register (2014).

24 Dorninger, C., A. Hornborg, D.J. Abson, H.v. Wehrden, A. Schaffartzik, S. Giljum, J.O. Engler, R.L. Feller, K. Hubacek y H. Wieland, “Global patterns of ecologically unequal exchange: Implications for sustainability in the 21st century”, Ecological Economics 179 (2021) 106824. Hickel, J., C. Dorninger, H. Wieland y I. Suwandi, “Imperialist appropriation in the world economy: Drain from the global South through unequal exchange, 1990–2015”, Global Environmental Change 73 (2022) 102467. Hickel, J., M. Hanbury Lemos y F. Barbour “Unequal exchange of labour in the world economy”, Nature Communications 15 (2024) 6298.

25 Brand, U. y M. Wissen, The Imperial Mode of LivingEveryday Life and the Ecological Crisis of Capitalism (Londres: Verso, 2021).

26 Riofrancos T., “The Security–Sustainability Nexus: Lithium Onshoring in the Global North”, Global Environmental Politics 23 (1) (2023) 20–41. Allan, B.B. y J. Nahm, “Strategies of Green Industrial Policy: How States Position Firms in Global Supply Chains”, American Political Science Review 119 (1) (2025) 420-434. European Commission, A new European Defence Industrial Strategy: Achieving EU readiness through a responsive and resilient European Defence Industry (2024).

27 Brenner, R., The Economics of Global Turbulence:The Advanced Capitalist Economies from Long Boom to Long Downturn, 1945-2005 (Londres: Verso, 2006). Benanav, A., Automation and the Future of Work (Londres: Verso, 2020).

28 Harvey D., A Brief History of Neoliberalism (Oxford: Oxford University Press, 2005).

29 Moraitis, A., “From the post-industrial prophecy to the de-industrial nightmare: Stagnation, the manufacturing fetish and the limits of capitalist wealth”, Competition & Change 26 (5) (2022) 513-532.

30 Gumbrell-McCormick, R. yR. Hyman, Trade Unions in Western Europe. Hard Times, Hard Choices (Oxford: Oxford University Press, 2013).

31 Gabor, D., B. Braun, “Green macrofinancial regimes.” Review of International Political Economy 32 (3) (2025) 542-568.

32 Benanav A., “A Dissipating Glut?.” New Left Review 140/141 (2023). Alami, I., “A Green Cold War”, The Break Down 1 (2025).

33 Copley, J., “Decarbonizing the downturn: Addressing climate change in an age of stagnation”, Competition & Change 27 (3-4) (2023) 429-448. Alami, I. J. Copley y A. Moraitis, “The wicked trinity of late capitalism: Governing in an era of stagnation, surplus humanity, and environmental breakdown”,  Geoforum 153 (2024) 103691.

34 Copley, J., “Green Vulcans? The political economy of steel decarbonisation”, New Political Economy 29 (6) (2024) 972-985. Pitel, L., A. Hancock y G. Plimmer “ArcelorMittal ditches plan to convert German factories to green production”, Financial Times, 20 de junio, 2025.

35 Mattioli, G., C. Roberts, J.K. Steinberger y A. Brown, “The political economy of car dependence: a systems of provision approach”, Energy Research & Social Science 66 (2020) 102486. Keil, A.K. y J.K. Steinberger “Cars, capitalism and ecological crises: understanding systemic barriers to a sustainability transition in the German car industry”, New Political Economy 29 (1) (2023) 90–110.

36 Nilsson, P. “Thyssenkrupp to slash 40% of steel jobs in latest blow to German industry”, Financial Times, 25 de noviembre, 2024. Nilsson, P. “Volkswagen reaches deal with union on German plants”, Financial Times, 20 de diciembre, 2024.

37 Battistoni, A., “State, Capital, Nature: State Theory for the Capitalocene”, en Marxism and the Capitalist State. Political Philosophy and Public Purpose, eds. R. Hunter, R. Khachaturian y E. Nanopoulos, E. (Londres: Palgrave Macmillan, 2023). Holgersen, S., Against the Crisis: Economy and Ecology in a Burning World (Londres: Verso, 2024).

38 Keil, A.K., Just transition in capitalism from a social-ecological perspective, Dissertation (Faculté des géosciences et de l’environnement, Université de Lausanne, 2024).

39 Nedjai, N. y K. Dörre, “Die Beschäftigten wissen, dass die Tage des Verbrenners gezählt sind”, Jacobin, 4 de noviembre 4, 2024.

40 Feltrin, L., A. Mah, y D. Brown, “Noxious deindustrialization: Experiences of precarity and pollution in Scotland’s petrochemical capital”, Environment and Planning C: Politics and Space 40 (4) (2022) 950-969.

41 Pedregal, A. y N. Lukić, “Imperialism, Ecological Imperialism, and Green Imperialism: An Overview”, Journal of Labor and Society 27 (1) (2024) 105-138.

42 Smith, J., Imperialism in the twenty-first century: globalization, super-exploitation, and capitalism’s final crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 2016).

43 Gumbrell-McCormick, R. y R. Hyman, Trade Unions in Western Europe. Hard Times, Hard Choices (Oxford: Oxford University Press, 2013).

44 McAlevey, J., No Shortcuts. Organizing for Power in the New Gilded Age (Oxford: Oxford University Press, 2016).

45 Euskal Herria es una nación sin Estado, con una lengua propia y una sólida trayectoria de luchas laborales, sociales e independentistas. La parte sur del territorio (Hego Euskal Herria) está administrativamente bajo el Estado español (Comunidad Autónoma del País Vasco y Comunidad Foral de Navarra), mientras que la parte norte (Ipar Euskal Herria) bajo el Estado francés (Comunidad de aglomeración del País Vasco). Abasolo, P., D. Mendaza y J. Bustillo, Nuestro mayo rojo Aproximación a la historia del movimiento obrero vasco (1848-1990) (Iruña: Txalaparta, 2014).

46 Fernández-Rodríguez, C.J., R. Ibañez-Rojo y M. Martínez-Lucio, “Spain: boundaries, roles and changes in trade unionism”, en Trade unions in the European Union, eds. J. Waddington, T. Müller y K. Vandaele (Bruselas: European Trade Union Institute, 2023).

47 Fernández-Rodríguez, C.J., R. Ibañez-Rojo y M. Martínez-Lucio, “Spain: boundaries, roles and changes in trade unionism”, en Trade unions in the European Union, eds. J. Waddington, T. Müller y K. Vandaele (Bruselas: European Trade Union Institute, 2023).

48 La trayectoria en Catalunya fue diferente, donde la existencia de un movimiento independentista no ha llevado hasta ahora a la consolidación de una mayoría sindical alternativa más allá de los sindicatos estatales. Cabe destacar la presencia de Intersindical CSC (Intersindical Confederació Sindical Catalana) y CGT Catalunya (Confederació General del Treball de Catalunya), que tienen tradiciones independentistas y anarcosindicalistas, respectivamente. A pesar del reciente aumento de su afiliación, siguen sin alcanzar el tamaño de CC OO y UGT.

49 CC OO, Documentos aprobados en el V Congreso Confederal (1991).

50 Nieto J., “Clausura”, en I Jornadas Confederales Sindicalismo y Medio Ambiente (Madrid: Confederación Sindical de CC.OO, 1995). Nieto J., “Ecosindicalismo imprescindible”, en Trabajar sin destruir. Trabajadores, sindicatos y ecologismo, eds. J. Riechmann y F. Fernández-Buey (Madrid: Ediciones HOAC, 1998).

51 Räthzel, N., “Individuals Transforming Organisations: Spanish Environmental Policies in Comisiones Obreras”, en The Palgrave Handbook of Environmental Labour Studies, eds. N. Räthzel, D. Stevis y D. Uzzell (Londres: Palgrave Macmillan, 2021).

52 María-Tomé Gil, B., “Moving towards eco-unionism. Reflecting the Spanish experience”, en Trade Unions in the Green Economy: Working for the Environment, eds. N. Räthzel y D. Uzzell (Abingdon: Routledge, 2012).

53 Morena, E., D. Stevis, R. Shelton, D. Krause, H. Mertins-Kirkwood, V. Price, D. Azzi y N. Helmerich, “Mapping Just Transition(s) to a Low-Carbon World”, en  Just Transition Research Collaborative (2018).

54 Räthzel, N., “Individuals Transforming Organisations: Spanish Environmental Policies in Comisiones Obreras”, en The Palgrave Handbook of Environmental Labour Studies, eds. N. Räthzel, D. Stevis y D. Uzzell (Londres: Palgrave Macmillan, 2021).

55 MITERD “Estrategia de Transición Justa”, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (2020).

56 EESC “Opinion of the European Economic and Social Committee on green collective bargaining: good practices and future prospect”, European Economic and Social Committee (2023).

57 Merino-Martos, A., “Impactos Socioeconómicos de la transición energética.” CCOO (2023).

58 Merino-Martos, A., “Transición energética en las empresas y relaciones laborales: un estudio de casos”, CC OO (2023).

59 Wilhelmi, G., Sobrevivir a la derrota. Historia del sindicalismo en España, 1975-2004 (Madrid: Akal, 2021).

60 Las Heras, J. y O. Ribera-Almandoz, “When Corporatism Fails: Trade Union Strategies and Grassroots Resistance to the Spanish Economic Crisis”, Journal of Labor and Society 20 (2017) 449-466. Las Heras, J., “International Political Economy of Labour and collective bargaining in the automotive industry”, Competition & Change 22 (3) (2018) 313-331.

61 Martínez-Lucio M., “Incertidumbre, indecisión y neoliberalismo emergente: El papel dual y complejo del Estado español en las relaciones laborales y de empleo” Sociología del Trabajo 87 (2016) 25-44.

62 Calleja-Jiménez, J.P., “Estrategias para la recuperación de poder sindical en España”, Lan Harremanak 35 (II) (2016) 290-304.

63 Wilhelmi, G., Huelgas, mareas y plazas. Resultados de una década de movilizaciones contra la crisis neoliberal (2008-2019) (Madrid: Catarata, 2023).

64 Ioannou, G., Employment, Trade Unionism, and Class The Labour Market in Southern Europe since the Crisis (Abingdon: Routledge, 2022).

65 Calleja-Jiménez, J.P., “Estrategias para la recuperación de poder sindical en España”, Lan Harremanak 35 (II) (2016) 290-304.

66 Etxebarria, E. y A. Larrinaga “Trade union renewal against a background of national conflict: the strategies of the trade unions ELA and LAB in the Basque country (1976–2008)”, Labor History 66 (2) (2024) 261–278.

67 Elorrieta, J., Renovación sindical. Una aproximación a la trayectoria de ELA (Iruña: Txalaparta, 2012).

68  Majuelo, E., Historia del sindicato LAB (1975-2000) (Iruña: Txalaparta, 2004).

69 Las Heras, J., I. Messina y X. Renteria-Uriarte, “The formation of Ezker Sindikalaren Konbergentzia: radical unitary unionism in the Basque Country and Navarre”, Labor History 63 (6) (2022) 705–724.

70 Las Heras, J. y L. Rodriguez, “Striking to Renew: Basque unions’ Organizing Strategies and Use of the Strike-Fund”, British Journal of Industrial Relations 59 (3) 2020 669-700.

71 Messina, I.y J. Las Heras, “Union strategies in conflict: A comparative study of strike fund institutionalisation and infrastructural resources”, British Journal of Industrial Relations 62 (4) (2024) 878-901.

72 Las Heras, J. y L. Rodriguez, “Striking to Renew: Basque unions’ Organizing Strategies and Use of the Strike-Fund”, British Journal of Industrial Relations 59 (3) 2020 669-700.

73 Vega, R. y H. González, “¡A la huelga! Conflictos laborales y marcos políticos en España. Del tardofranquismo a la democracia”, Sociología del Trabajo 100 (2022) 69-87.

74 LAB Hacia un sindicalismo ecosocialista en LAB (2025)

75 Roco, J., “Frente al racismo global, acción sindical antirracista. Primeras hipótesis de trabajo desde el sindicato LAB”. Congreso Internacional «Trabajo y Sindicalismo en el siglo XXI» (2024). LAB LAB comienza a organizarse también en el ámbito de la vivienda (2025).

76 Cooperativa Garúa Plan de transición ecosocial para Mecaner (2025); Goikoetxea, A., “LAB y ESK proponen que Mecaner produzca tecnología energética «verde» para evitar el cierre”, Naiz, 22 de febrero, 2024.

77 Mecaner Herriarentzat Mecaner. Trantsizio ekosoziala eta enpleguaren defensa. Una experiencia pionera en Euskal Herria (2025). Goikoetxea, A., “Lecciones del primer plan de transición ecosocial que trató de salvar a Mecaner”, Naiz, 9 de abril, 2025.

78 LAB Política industrial para la transición ecosocial (2025).

79 Rísquez, M., “La huelga en el sector del automóvil en Estados Unidos: cómo se explica su éxito”, El Salto, 6 de noviembre, 2023.

80 Sanz-Alcántara, M., “Un verdadero plan para ganar: Lucha del sector público alemán por un nuevo convenio colectivo.” viento sur, 1 de abril, 2023.

81 Ferrari L. y D. Salvetti “La lutte des ex-GKN à Florence : mouvement social et projet de reconversion écologique par le bas.” Contretemps, 10 de julio, 2023.

82 Niederman, A., “Four Key Ingredients to a Just Transition” Rosa Luxemburg Stiftung, 9 de abril, 2025.

83 Gambirasi, M., “Gkn: approvata la legge sui consorzi industriali”, Il Manifesto, 22 de diciembre, 2024.

84 Las Heras, J., M. Rísquez y I. Messina, “Combining union resources: the dynamics of strategic success during an automotive factory closure”, Employee Relations 47 (2) (2025) 380-396.

85 McAlevey, J., No Shortcuts. Organizing for Power in the New Gilded Age (Oxford: Oxford University Press, 2016).

86 Lallana, M. “Componer e improvisar: Ecosocialismo en el tiempo roto” Espacio Público, 20 de julio, 2022.

87 Wray, B., “Population Decline Will Transform Our Social World”, Jacobin, 7 de febrero, 2025.

88 Riofrancos, T., A. Kendall, K.K. Dayemo, M. Haugen, K. McDonald, B. Hassan y M. Slattery, “Achieving Zero Emissions with More Mobility and Less Mining”, Climate and Community Institute (2023).

89 War on Want and London Mining Network, “A Just(ice) Transition is a Post-Extractive Transition” (2019). Rogaly, K., “Solidarity in Supply: Five Global Justice Policies for Decarbonising Transport”, Common Wealth, 12 de octubre, 2022.

90 Fernandes, S. y B. Bringel (eds.), “Green Capitalisn in the Americas”, NACLA Report 57 (3) (2025).

91 Eberle, C., N. Münstermann y J. Siebeneck, “Carbon Colonialism. A Postcolonial Assessment of Carbon Offsetting” University of Bonn and United Nations University, 28 de noviembre, 2019. SOMO “Facing the facts: carbon offsets unmasked”, Centre for Research on Multinational Corporations (2025). Greenfield, P. “Revealed: more than 90% of rainforest carbon offsets by biggest certifier are worthless, analysis shows”, The Guardian, 8 de enero, 2023.

92 Mohammed, K., “The global south needs more than tinkering at a conference: debt forgiveness is the only fair way”, The Guardian, 28 de junio, 2025. Debt for Climate “Workers of the World, Unite Against the Debt Trap!” 2025.

93 Heron, K., “Olvidemos al ecomodernismo.” Jacobin Latinoamérica, 31 de marzo, 2024.

Martín Lallana, sindicato LAB (Euskal Herria)

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* Artículo originalmente publicado en Journal of Labor and Society

Fuente: https://vientosur.info/hacia-una-renovacion-sindical/