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Han tardado cinco mil días

Fuentes: Rebelión

Han tardado cinco mil días. El Gobierno de España, experto en hacer encaje de bolillo con la dignidad, ha tardado cinco mil días en pedir perdón a los familiares de las víctimas del Yakolet-42. Dolores de Cospedal, acosada por la oposición y por la presencia en la Comisión de Interior de los familiares doloridos, ha […]

Han tardado cinco mil días. El Gobierno de España, experto en hacer encaje de bolillo con la dignidad, ha tardado cinco mil días en pedir perdón a los familiares de las víctimas del Yakolet-42.

Dolores de Cospedal, acosada por la oposición y por la presencia en la Comisión de Interior de los familiares doloridos, ha perdido perdón. Con pocas ganas y remitiéndose al dictamen del Consejo de Estado, renuente, ha reconocido, implícitamente, que el Gobierno de Aznar y de Rajoy se equivocó. Qué jugó con la vida de 75 soldados españoles en un avión chatarroso, sin seguro y financiado, como todo «lo» de su partido, obscuramente.

Después de todo la Iglesia Católica tardó siglos en pedir perdón por haber condenado a Galileo y ahora habla de no adoctrinar a los niños en las escuelas cuando lleva 20 siglos acoquinando con el Dogma y haciendo verter sangre con lanzas, anatemas, excomuniones, torturas y hogueras a quien se varie una coma de su Fe en forma de Dogma Infalible.

Aznar, con su vicepresidente Rajoy, presidieron un gobierno que hacía rotundas profesiones de fe de patriotismo, respeto a la Ley y exactitud fiscal, pero un venado de catorce puntas, Federico Trillo, contrataba vuelos con informe contrario de los expertos, libraba 140.000 y se pagaban 39.000. Se perdían, por la Patria y el Rey, 100.000 en el camino y un jabalí con colmillos de oro, Rodrigo, se enriquecía en oro y diamantes desde el ministerio de Economía.

El sacrificio de la Loly, una política de calendario para la fauna pepera, pasando del diferido simulado a admitir la mortal equivocación de sus correligionarios, quiere tener dimensiones expiatorias. Imposible. Esta tarjeta postal no puede sorber todo el fluido mentiroso, que arrastra grumos de 75 muertes, que ha producido un nombramiento de embajador, dos indultos generosos y una general tomadura de pelo a la ciudadanía.

Se ve a la Loly sometida a una prueba inútil: dar la cara por los que nunca la dan. Por tapar la responsabilidad de los que llaman «eso» a la muerte gratuita de 75 personas vestidas de uniforme o por los que, quizás, en un oscuro mensaje dijeran al mayor responsable: «Se fuerte, Federico».

Para ser Juana de Arco hace falta más coraje. Y más vergüenza.

Han tardado cinco mil días.

Blog del autor: http://lucasleonsimon.wordpress.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.