Ada Colau ha sido portavoz de la PAH, responsabilidad a la que renunció el pasado mes de mayo. Con otras figuras mediáticas y gente vinculada a la ciudad, ha lanzado la propuesta de Guanyem Barcelona. Hablamos con ella sobre este proyecto rupturista. Ahora que la ciudadanía ha validado Guanyem Barcelona, ¿cómo se combinan la radicalidad […]
Ada Colau ha sido portavoz de la PAH, responsabilidad a la que renunció el pasado mes de mayo. Con otras figuras mediáticas y gente vinculada a la ciudad, ha lanzado la propuesta de Guanyem Barcelona. Hablamos con ella sobre este proyecto rupturista.
Ahora que la ciudadanía ha validado Guanyem Barcelona, ¿cómo se combinan la radicalidad democrática y los liderazgos colectivos con el peso que tenéis las figuras mediáticas?
Vivimos en una sociedad muy mediatizada donde se necesitan portavoces que si son caras conocidas hacen más fácil llegar a la gran opinión pública.
Esta focalización no nos gusta. Es imposible que pocas personas puedan democratizar la sociedad, es una contradicción en los términos. Debemos convertirnos en herramientas de un proceso colectivo. Yo soy meramente portavoz, no tomo ninguna decisión.
Se trata de hacer un proceso abierto con diferentes espacios que permitan diferentes niveles de participación que no excluyan a nadie. A partir del acto del día dieciséis presentaremos una propuesta de forma organizativa para que, a través de comisiones de trabajo, de sectoriales o de estructuras vinculadas a los barrios, estos espacios decidan cómo avanza el proceso de forma colectiva.
Ahora imagínate que llegas a alcaldesa de Barcelona, ¿qué es lo primero que harías?
[risas] Lo primero que haría no lo decidiría yo. Gente diversa me ha pedido que sea candidata porque soy una figura de consenso, y estoy dispuesta a hacerlo si hay un proyecto colectivo fuerte y una corresponsabilización. A título individual propondría detener deshaucios o intervenir los pisos vacíos, pero también poder hacer consultas ciudadanas vinculantes.
Es muy positivo que las bases y el entorno de ICV se orienten hacia la ruptura. Sin embargo, ¿cómo se puede evitar que los políticos profesionales del aparato de ICV conviertan Guanyem en una herramienta de regeneración de la política institucional y no de ruptura democrática?
Tenemos que cambiar las prácticas y a partir de esta política concreta sumar el máximo de gente. Quien quiera cambiar que lo demuestre en la práctica y ante estructuras con inercias que no nos gustan tenemos que cambiar las reglas del juego.
La confluencia no la queremos en los despachos ni entre siglas, sino sobre todo con la ciudadanía. Hemos planteado unas jornadas en octubre para concretar limitación de mandatos, de sueldo, mecanismos de rendición de cuentas, etc. Todo el que opte por esta candidatura estará sujeto a estas nuevas reglas del juego que hayamos decidido entre todos y todas.
¿Crees que sería un error si finalmente la CUP de Barcelona no forma parte de esta candidatura unitaria?
A mí me sabría mal. Creo que nos entenderemos. La propuesta que hemos hecho parte de una vivencia de la calle, de gente muy diversa, y la mayoría dice que o unimos fuerzas o vamos al abismo porque nos han declarado la guerra. Lo que no entiende la gente en general es que, a pesar de tener diferencias a la vez que compartimos unos objetivos clarísimos comunes, no seamos capaces de juntarnos, que no quiere decir diluirse o que alguien se supedite a otros. Se trata de que juntemos fuerzas para conquistar derechos y hacer un proceso de empoderamiento colectivo.