Nicolás González Varela es ensayista, editor, traductor y periodista cultural. Ha estudiado Filosofía y Psicología y enseñado Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires, así como traducido a Heidegger, Graves, Negri, Marx y Pessoa, entre otros. Es autor de diversos artículos y estudios sobre Arendt, Blanchot, Céline, Heidegger, Engels, Graves, Gramsci, Lenin, Stalin, Marx, […]
Nicolás González Varela es ensayista, editor, traductor y periodista cultural. Ha estudiado Filosofía y Psicología y enseñado Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires, así como traducido a Heidegger, Graves, Negri, Marx y Pessoa, entre otros. Es autor de diversos artículos y estudios sobre Arendt, Blanchot, Céline, Heidegger, Engels, Graves, Gramsci, Lenin, Stalin, Marx, Pound, Spinoza y colabora en distintos medios gráficos y digitales de actualidad y cultura. Sus últimas obras publicadas son: Nietzsche contra la Democracia (Montesinos, Barcelona, 2010), Los Archivos de Nación Apache (Libros del Sur, Buenos Aires, 2011) y ha sido traductor y cuidador de la edición del Cuaderno Spinoza, de Karl Marx (Montesinos, Barcelona, 2012), así como de la edición de Sobre el suicidio, también de Marx (El Viejo Topo 2012). En 2013 publicó una edición crítica de textos de Fernando Pessoa: Política y profecía. Escritos políticos 1919- 1935.
Esta conversación se centra en su último libro Heidegger. Nazismo y política del Ser, publicado recientemente por la editorial Montesinos.
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SLA. Estábamos aquí. ¿La otra cara de muchas críticas estilo DiaMat es una referencia implícita a Lukács?
NGV: No tanto, sino al enfoque que el DiaMat en la URSS y en el bloque del Socialismo «real» (con grandes excepciones como la crítica de Karel Kosik, un heterodoxo) daban a Heidegger. Lukács no se propuso nunca una crítica a Heidegger en sí mismo, sino considerarlo como un momento más en la genealogía del ataque a la razón que terminó con Hitler.
SLA. También de acuerdo. Por cierto, a propósito de Lukács y aunque me voy un poco del tema. Acabo de recibir una información (nos las enviado tú al colectivo Espai Marx). Esta: «El gobierno municipal remueve estatua de Lukács en Budapest y la reemplaza por un héroe nacionalista húngaro a pedido del partido neonazi Jobbik y con el apoyo dle partido populista de Orban» [1] ¿Qué opinión te merece esta iniciativa municipal?
NGV: Es algo terrible e inquietante. La deriva hacia el Populismo y hacia formas blandas de Fascismo en América y en Europa ya no es un caso aislado. La Kulturkampf del Populismo contra las tradiciones democrático-liberales, social-demócratas y comunistas es ya un dato insoslayable. Primer nivel de gravedad: la remoción de la estatua de un filósofo por la de un héroe noble nacionalista (San Esteban Iº, primer rey de Hungría, que está canonizado por el Vaticano) ya es algo totalitario y chauvinista; pero si además se le suma que la medida viene «reforzada», justificada porque Lukács era judío y marxista (hubo una campaña sucia sobre su pensamiento como carente de raíces autóctonas, con lo que volvemos a Heidegger) es un suceso inquietante. Lukács murió en 1971 y se le encomendó al bien conocido escultor Imre Varga la realización de su estatua, inaugurada en 1985 en el bonito parque de Szent István. Como bien señalas, la medida proviene de una moción del partido neo-nazi Jobbik («Los Mejores» en húngaro) votada en el pleno del Ayuntamiento de Budapest, apoyada por la coalición populista y de extrema derecha «Fidesz» (Alianza Cívica Húngara) del presidente Orban por 19 votos a favor, 3 en contra y una abstención. ¿De qué se le acusa a Lukács? No tanto su Comunismo o su adaptación al Stalinismo como comisario político (hay estatuas de stalinistas en Budapest, como la de Zoltán Komócsin, secretario general del MSzMP, o de Marx, Lenin, por ejemplo) sino ser una «traidor» a la eterna Patria húngara, haber ordenado el fusilamiento de soldados húngaros en 1919 siendo comisario del Ejército Rojo y, especialmente, por ser un «pensador judío» (el apellido original de Lukács era Löwinger), cosmopolita y sionista. Jobbik, y los medios xenófobos y nacionalistas, dicen que la medida es ejemplar para señalar a aquellos que envenenaron el «Alma húngara»…
SLA. También esto que has afirmado da pie a mil preguntas más. No es el momento. ¿Ha captado bien su pensamiento la tradición marxista? Salvo error por mi parte, pensadores como Marcuse o Kostas Axelos fueron muy o bastante heideggerianos cuanto menos en su lenguaje.
NGV: Los marxistas tuvieron dos tendencias en cuanto a Heidegger: bien intentar criticarlo desde el punto de vista ideológico (y poco desde lo filosófico-político) o bien tratar de asimilarlo a la matriz materialista de Marx, el así llamado «Heidegger-Marxismus». Pionero en el intento de amalgama de Hegel-Marx con Heidegger con su «Konkrete Philosophie» son los trabajos del joven Marcuse en los 1930’s, que desembocarán en su libro sobre la Ontología hegeliana…[2]
Manuel Sacristán fue el traductor
Es cierto, ¡no lo había tomado en cuenta! Sacristán, que tuvo su «momento heideggeriano», fue un gran mediador entre la nueva izquierda alemana y el mundo de habla española. El paradigma clásico después de 1945, como bien señalas, es el trabajo de Kostas Axelos, su disertación doctoral sobre Marx y la Técnica [3]. Incluso hay que señalar los intentos dispares sobre el aspecto del método fenomenológico de «hibridar» (si se me permite) a Marx con Heidegger de Sartre. Analizando a posteriori su obra, Marcuse afirmará que términos técnicos como Da-sein, das Man, Sein, Seiendes, Existenz serían «malas abstracciones», abstractos defectuosos, en el sentido de que no son vehículos conceptuales adecuados para comprender la concreción real de lo aparente. O sea: que resulta muy dificultoso llegar a una síntesis entre el nuevo Materialismo de Marx (incomprendido ya por el propio Heidegger) y la Analítica de la Existencia.
SLA: ¿Por qué incomprendido por el propio Heidegger? ¿Leyó a Marx alguna vez?
NGV: No solo a Marx: ¡conocía al Lenin filósofo! Es manifiesto que el conocimiento de Marx que tiene el Heidegger de los años 1930 y 1940 es defectuoso, producto de una lectura superficial (¡precisamente en el renovador de la Hermeneútica occidental!), por lo que sus críticas ni siquiera rozan la problemática de la categoría Valor-Trabajo o la propia Kritik de la Economía Política. Este Marx descafeinado y poco interpretado, en tan mala situación hermenéutica, era una muletilla común entre los intelectuales de la nueva derecha y los ideólogos del NSDAP, llegando incluso a filósofos de la talla de Rickert o Simmel, o a la misma Filosofía académica alemana. En 1932, Heidegger, en el curso sobre el diálogo Teeteto de Platón, reconstruyendo su Filosofía de la Historia del «Olvido del Ser», Heidegger traza la vasta cronología de esta Decadencia (al mejor estilo nietzscheano-spengleriano) que pasa por el Cristianismo, el Racionalismo de Descartes, la Ilustración, Hegel y su Dialéctica y concluye en Marxismo. Explícitamente se propone una Überwindung des Marxismus, una superación del Marxismo como nuevo Sistema de Pensamiento y su doctrina ideológica, citando por primera vez textualmente párrafos de Miseria de la Filosofía (1847) de la edición de Landshut-Meyer. Más allá de su reflexión sobre la platonische Ideenlehere, la Doctrina platónica de las ideas, Heidegger subraya en sus clases académicas: «Teoría de las Ideas, presupuesto para el Marxismo y la Teoría de las Ideologías. ‘Visión del Mundo’ como ideología, abstracción, superestructura o de relaciones sociales de producción. ¿Superar al Marxismo?» ¿Realmente Heidegger tenía como objeto polémico a Marx?
Excelente pregunta. Tu respuesta
Para cualquier lector atento es clara su concepción en Sein und Zeit (1927) del período liberal de Occidente, la época burguesa, como Ich-Zeit, Tiempo del Yo, en contraposición con el revolucionario Tiempo comunitario del Nosotros, el Wir-Zeit, que habría inaugurado el Nacionalsocialismo en su Volksgemeinschaft, la Comunidad racial-popular enfrentada a la Gesellschaft liberal o al Estado total bolchevique; es también el claro significado de la Dictadura del «Uno» (Das Man), en el parágrafo #27 de la misma obra. La pregunta siguiente: ¿entendió a Marx?
Otra magnífica pregunta
Creo que no, como muchos de los llamados «marxistas». Heidegger reduce a Marx a un epígono brillante del Idealismo objetivo de Hegel, para Heidegger, voy a citarlo textualmente, el Marxismo es otra forma de Olvido del Ser «ya que toma lo Espiritual (Geistige) como Función del Proceso de Producción económica». Las paradojas de la Historia hizo que su némesis filosófica, Marx, volviera a aparecer en la vida de Heidegger, esta vez como espectáculo mediático. La misma edición de los textos juveniles utilizada en los 1930’s aparece en una entrevista a la segunda cadena de TV estatal alemana ZDF en 1969, donde Heidegger, todavía obsesionado por su «superación» inconclusa de Marx, le lee a su entrevistador la famosa Tesis XI sobre Feuerbach. Es curioso pero de la docenas de referencias a Marx de Heidegger, la mayoría retornan una y otra vez al texto sobre «Ad Feuerbach», parte de ese texto maldito llamado La Ideología alemana…
SLA: Es muy interesante lo que señalas. Voy finalizando. Para aclarar algunos puntos. Sobre Martin Heidegger y el nazismo de nuevo: ¿fue un nazi convencido o por adaptarse sin riesgos a las circunstancias históricas que le tocaron vivir?
NGV: Lamentablemente Heidegger fue un nazi peculiar pero convencido, no un oportunista político, como puede ser el caso de Carl Schmitt o el de Hans-Georg Gadamer, o el de tantos otros académicos de la época. Y no sólo apoyó «ruidosamente» al NS-Staat y su «despertar de Alemania», sino que la elección valorativa y la extrema opción por el NSDAP emana, sin dudas, de premisas internas de su Ontología y Filosofía de la Existencia, en especial de su categoría filosófica práctica de Cura (Sorge), de su idea radical de la Historicidad así como del desarrollo de una auténtica Filosofía de la Historia, la denominada Seinsgeschichte, «Historia del Ser», como hemos comentado, como lo supieron intuir tempranamente discípulos muy cercanos a él, como Löwith y Marcuse.
SLA: No te he pregunto por Löwith. Lástima, se me ha pasado. No se puede hablar de todo
NGV: Sí, Löwith es un filósofo que tiene méritos propios. Heidegger fue atraído por el Nacionalsocialismo porque creyó, hasta su muerte, que el movimiento ofrecía la solución definitiva a la crisis de la civilización europea. Esta Krisis, tomada en el sentido griego de krínein, como situación inestable que aguarda una Decisión, este «estado de perdido del Hombre» o Selbstverlorenheit des Menschen, era el resultado del «olvido» o «retirada» en torno a la cuestión del Ser. Heidegger abrazó la causa nacionalsocialista, como lo reconoce él mismo, desde posiciones político-filosóficas cercanas a la corriente nacional-social-liberal de Friedrich Naumann, corriente congregada durante la década del 1920 en el «Juni-Klub» de Moeller van der Bruck, el autor de un libro célebre editado en 1923: Das Dritte Reich. La vertiente Naumann sostenía la idea de un nuevo Reich, un estado neocesarista, una nueva Gemeinschaft del pueblo alemán, el papel rector de una gran Alemania en la Europa central, todo ello en un programa político revolucionario, antiliberal, antibolchevique, antiparlamentario y… socialista «alemán». La enorme seducción que ejerció sobre Heidegger el NSDAP se basaba en la creencia que presentaba, aparte de una opción real de poder, la solución final a la Verfall bimilenaria de Occidente y la promesa de un nuevo (segundo) «Inicio» en la Historia del Ser. Pero es verdad que su Nazismo era peculiar: frente al fenómeno del Tercer Reich Heidegger desarrolló una doble actitud: apoyo activo e irrestricto de la forma-Estado autoritaria (incluido el Führerprinzip y la figura carismática de Adolf Hitler) pero sosteniendo siempre la pre-eminencia del Volk, del Pueblo y distancia crítica con respecto a la tosca Weltanschauung nacionalsocialista oficial y sus portavoces.
SLA: No hablo ahora de Heidegger, como individuo digámoslo así, sino de su filosofía. ¿Se la puede caracterizar como una filosofía de inspiración nacional-socialista?
NGV: Sería un error, un aplanamiento y esquematismo que no nos serviría en el trabajo de la crítica materialista. La filosofía de Heidegger en lo más esencial de su núcleo fue un producto genuino de la Filosofía academia alemana, con sus tics conservadores y su pathos de mandarinado. En el libro intento mostrar cómo el intento (fallido) de dotar de una (meta) Política heideggeriana al NSDAP marcó su rumbo durante los años 1930 y 1940’s. Heidegger siempre resguarda un grado de contigüidad e idealidad de la «Verdad interna» del Nacionalsocialismo, una tensión y diferencia ontológica, sin confundirse ni aproximarse con su aplicabilidad táctica en lo óntico, en el reino de los entes y de la instrumentalidad cósica. El pensamiento de Heidegger, finalmente, pertenecía a otra tradición de aquella en la cual se articula el Nacionalsocialismo, pero casi co-originaria. Podemos llamarla «Conservadurismo revolucionario». Lo que queda por preguntar, sin embargo, es lo más difícil de la cuestión: si la participación de 1933 surgió de la manera de filosofar de Heidegger. A esto intento responder en la investigación de mi ensayo…
SLA. De acuerdo, no desvelemos lo esencial. Pero demos algunas pistas si no te importa. Si tuvieras que decir en una o en dos tesis, tus principales aportaciones en este estudio, ¿cuáles señalarías?
NGV: Creo que una de ellas, el objeto del deseo del libro, es demostrar la relación interna y necesaria entre el pensamiento filosófico de Heidegger y su decisión política; otra cuestión que queda desvelada es que esta decisión política de Heidegger llevaba una misión filosófica: dotar al Nacionalsocialismo de una Metapolítica «científica», que le permitiera volver a generar un Segundo inicio en la Hisoria del Ser.
SLA: ¿Dónde estarían las principales novedades de tu investigación?
NGV: Creo que reside en la inversión de la prueba en el caso Heidegger: no la clásica pregunta, a esta altura del debate carente de sentido, si se dio una «relación interna y necesaria» entre la analítica de Sein und Zeit y sus percepciones y valoraciones políticas, sino que, por el contrario, demostrar que en la Ontología heideggeriana existe indicios suficientes para hablar de una Filosofía política in nuce, una Filosofía práctica viva, que lo llevará, desde años anteriores a 1933, a las proximidades del polo «nacionalconservador» y racial-popular. Esta Filosofía como reclamo, existía en sus líneas generales desarrollada mucho antes del ascenso al poder de Hitler en enero de 1933.
En suma: lo que intenta el libro no es otra cosa que, ad pedem litterae, seguir la propia autointerpretación de Martin Heidegger, quién afirmaba que en su concepto de «Historicidad» (Geschichtlichkeit) estaba el verdadero fundamento de su compromiso político con el Nacionalsocialismo y, en especial, con el Führer Adolf Hitler.
SLA. Por cierto, más allá de este gran libro sobre Heidegger, ¿en qué estás metido ahora? ¿Nos das algunas pistas?
NGV: Estoy con un libro sobre Marx y el Marxismo, recoge trabajos dispersos, algunos publicados, otros inéditos, estudios preliminares frustrados, que está en esa etapa feliz que es el retoque literario y ajustando fuentes y bibliografía. Tiene un título tentativo: «Crónicas marxianas». Esperamos tenerlo en las librerías en 2018…
SLA: El año del bicentenario. Reservaremos un ejemplar y te propondré otra entrevista por supuesto. ¿Quieres añadir algo más?
NGV: Agradecerte como siempre tu generosidad, inteligencia y precisión
SLA. Soy yo quien tiene que agradecer tu paciencia, tu generosidad y tu incansable trabajo filosófico… Y tu precisión, rigor e inmensa erudición por supuesto.
Notas:
2) Hegels Ontologie und die Grundlegung einer Theorie der Geschichtlichkeit, Vittorio Klostermann Verlag, Frankfurt am Main, 1932 (en español: Ontología de Hegel y Teoría de la Historicidad; Martínez Roca, Barcelona, 1970)
3) Marx, penseur de la technique, Paris, UGE/Les Éditions de Minuit, 1961 (en español: Marx, pensador de la Técnica, Fontanella, Barcelona, 1969).
Nota de edición:
Primera parte: «La oscuridad de Heidegger, la denostada «jerga de la autenticidad» denunciada por Adorno es una barrera primigenia para cualquier lector incauto» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227320 .
Segunda: «Entre Heidegger y Arendt se establece una relación de dominio unilateral, asimétrica, de autoridad de su persona y su filosofía sobre ella.» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227636
Tercera: «Heidegger afirmaba que en su concepto de ‘historicidad’ (Geschichtelichkeit) estaba el verdadero fundamento de su compromiso político con Hitler». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227941
Cuarta: «Heidegger cree que la ciencia moderna, en tanto que scientia, se ha alejado de lo que entendían los griegos por episteme» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228231
Fuente: El Viejo Topo, mayo de 2017