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Hijos de Pocahontas

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Recientemente, y en el periódico La Provincia -una de las alternativas que nos deja El Día a los nacionalistas- donde pude leer que, según un estudio de la Universidad de La Laguna, «los genes de los aborígenes perduran en los canarios». Una vez más, vemos como el periodismo canario consiste en inventar la pólvora y […]

Recientemente, y en el periódico La Provincia -una de las alternativas que nos deja El Día a los nacionalistas- donde pude leer que, según un estudio de la Universidad de La Laguna, «los genes de los aborígenes perduran en los canarios». Una vez más, vemos como el periodismo canario consiste en inventar la pólvora y marear la perdiz. A estas alturas, la pobre tiene que estar borracha del guineo.

En este artículo, el doctor Vicente Martínez afirma «inequívocamente, que los aborígenes canarios procedían del norte de África y que sus genes están todavía en muchos de los canarios actuales». Y digo yo: ¿alguien lo dudaba a estas alturas? Quizás faltaba por enterarse nuestro Paulino, y es por eso que continúa autoproclamándose presidente de «los residentes» y no de «los canarios». Ya saben: «ante la duda…»

Por suerte para los canarios, las personas más sabias de nuestro país no se encuentran en las universidades sino en el campo, pues los magos, maúros -en Gran Canaria- o bimbapes -en El Hierro- son los únicos que hablan solamente de lo que conocen. En muchos departamentos de nuestra universidad se debería masticar el silencio por lo anquilosada que se encuentra la investigación en materias como la Antropología. Una universidad que estudia a Canarias desde España y América, nunca desde Europa y África.

No sé si antes de publicar este estudio, el Sr. Martínez sabía que los canarios, desde antes de la conquista, no somos un pueblo genéticamente distinto a nuestros vecinos del norte de África. Tampoco a muchas zonas rurales de las actuales Andalucía y Castilla, pues fueron principalmente bereberes los impulsores de sus respectivas sociedades. ¿Cómo puede usted diferenciar genéticas de conquistadores y conquistados cuando estos pueblos, aún sin mezclarse, poseían una genética muy similar? La mayoría de los conquistadores venían precisamente de estas dos zonas de «España» -en aquella época no existía-, que fueron ocupadas por los bereberes musulmanes durante casi ocho siglos.

Salvo el sub-haplogrupo U6b1, el cual parece ser único distintivo entre Canarias y el Norte de África, los canarios no guardamos diferencias genéticas con los bereberes del resto del mundo -tampoco con los de España-. Pero este marcador «exclusivo canario» no se encuentra sino en un 8% en los restos arqueológicos.

En definitiva, por responsabilidad social no se debería dar a la luz pública a estudios como éste, que se realizan desde una posición escéptica y aislacionista. Más confianza me imprimen las investigaciones llevadas a cabo por universidades francesas, que además de ser punteras en el estudio del origen de los bereberes, dicho oficio no encierra ningún prejuicio político.

Lo siento D. Vicente, pero sus estudios no vienen sino a impulsar un ideario que ya todos conocemos y que se muestra en forma de porcentajes en este artículo. Me recuerda usted a la señora Ana Oramas -años atrás-, cuando nos decía que debíamos aceptar el paseo del Pendón de La Laguna, razonando que esta ciudad fue fundada por 51 españoles y 49 guanches. ¡Qué mala suerte coño! Seguro que los que faltaron al acto se quedaron ordeñando…

Para cualquier pueblo cuyas clases adineradas no fueran funcionarios enviados a dedo desde una metrópoli lejana, su origen dejaría de ser un enigma en el mismo momento en que alguien como el historiador D. Tomás Marín y Cubas escribiera: «afirmábanla los canarios, de memoria en memoria, de que tenían hechos romances o jácaras, aun de su origen, que decían haber venido encantados en forma de Aves desde África, del monte Atlante, que llamaban Montes Claros, con grandes fábulas y ficciones». Por supuesto que en Canarias y en el siglo XVII esto no podría ocurrir, pues las Islas acababan de ser conquistadas. Pero lo que resulta sorprendente es que, aún hoy, sigamos cuestionando o tratando de justificar lo evidente. ¿Será que siguen esas mismas clases ostentando el poder económico, social y cultural de las islas? ¿Será que seguimos siendo una colonia sin Historia propia?

Si nuestros antepasados masculinos murieron con la guerra, y la mayoría de las guerras se libraron en Tenerife, ¿por qué en las escribanías de su Cabildo encontramos textos como éste, cincuenta años después de la conquista?

«[…] denuncian […] al señor Adelantado que ay muchos guanches alçados en esta ysla e que roban los ganados y facen otros daños; que piden se faga lo que sea justicia procediendo contra ellos. Muchos esclavos guanches que se huien andan alçados cinco o seis años entre los libres, porque como todos son de una nación y biven en los campos e sierras acógense y encúbrense unos a otros, y esto házenlo tan sagazmente, de más de ser la tierra aparejada para ello, segund los barrancos de malezas e cuevas y asperujas que no se puede saver sino por presenciones. Especialmente por que es jente que aunque unos a otros se quieran mal encúbrense tanto e guárdense lo secreto que antes morirán que descubrirse y tienlo esto por honra y este estilo tenían antes que la dicha isla se ganase y todavía les ha quedado, pues saberlo dellos por tormento es inposible aunque los hagan pedaços por que jamás por tormento declaran verdad y por ser de esta condición e manera es gente muy dañosa…muchos esclavos guanches e negros e moriscos de los vezinos e moradores de la dicha isla se an huido e ausentado e huyen de cada día e se han andado e andan por las sierras e montañas un año e dos e cuatro e cinco e más tiempo […]»

Sin duda no parece el relato de un militar español tranquilo por haber aniquilado a los «hombres» recién conquistados. Al asunto apunta también D. Bethencourt Alfonso en su obra Historia del Pueblo Guanche, donde cita: «Para que se comprenda la gran desproporción que siempre hubo en la nueva sociedad formada por indígenas y europeos, basta decir que medio siglo después de conquistadas las cuatro islas menores, según Azurara, existían los siguientes hombres de los segundos: 60 en Lanzarote, 80 en Fuerteventura, 12 en El Hierro; no computando ninguno a la Gomera porque probablemente no los habría, pues en rigor no estaba conquistada».

Tampoco parece que la principal ocupación de la mujer canaria tras la conquista fuese satisfacer sexualmente al macho ibérico recién llegado, tal y como pretende afirmar este ridículo estudio. Pues visto así, los guanches deberían colaborar muy poco en el hogar, o pasarse las noches de romería… Si en el siglo XVII el científico inglés Thomas Sprat, hablando de los tinerfeños, decía que «son generalmente muy pobres, aunque el más pobre se estima demasiado como para casarse con el mejor de los españoles«, se ve que para las mujeres canarias, los conquistadores de pallá no eran precisamente el mayordomo de Don Limpio.

He visto en los comentarios de este artículo a cientos de godos feroces tirándose de los pelos y escupiendo teclas como energúmenos ante esta noticia tan papafrita. ¿Acaso no se han visto de frente a un canario para comprobar que es distinto? Para colmo se dan el gusto de atacar a la cultura de nuestros antepasados, atribuyéndoles piropos como «gentes obtusas», «primitivos que vivían en cuevas», incluso «gentes que no dejaron ningún importante legado a la humanidad en materias como la medicina, la astrología, etc.». Sientan su cátedra afirmando que los guanches «vivían en la edad de piedra», «no sabían escribir», «no sabían navegar», e incluso «que no conocían los metales ni la rueda».

Y digo yo: ¿para qué querrá esta panda de descerebrados el legado cultural de la humanidad, viendo el poco uso que le dan? Ineptos que a día de hoy desconocen la inexistencia de metales en las formaciones geológicas canarias, simplemente deberían abstenerse de opinar y volver a la escuela. Ah, perdón, olvidaba que en España no se estudia nuestra Historia. También ahí están los museos: visítenlos y aprendan.

Me hace gracia lo mucho que afecta al orgullo patrio de los godos -pues peninsulares no creo que sean- que se lleven a cabo investigaciones sobre nuestro pasado no hispánico, precisamente para desmentir lo que ellos han querido difundir como Historia de Canarias. Pues afirmaciones como las leídas en los comentarios anteriores las he visto impresas en libros de editoriales como Anaya, Plaza y Janes, etc.

Un pueblo bereber que con total seguridad llegó a estas islas en el siglo V antes de la era, no pudo encontrar en ellas los mismos recursos de los que disponía en su lugar de origen. Sin embargo, supieron adaptarse rápidamente a unas condiciones orográficas duras y a unos recursos limitados, forjando además una compleja estructura social en la que todas las facetas de la vida estaban controladas. Las últimas investigaciones arqueológicas apuntan a que fueron procesos continuos y evoluciones endógenas -no oleadas migratorias como se creía antes-, los desencadenantes de los principales acontecimientos históricos, políticos y económicos de las Canarias precoloniales.

No obstante, al otro lado del charco este mismo pueblo preparó siglos después la conquista de la Península Ibérica, sacando para siempre de «la barbarie» a los pueblos visigodos, y fundando lo que sería más adelante la capital cultural de Europa. Pues se le denomina Edad Oscura del Conocimiento al periodo cultural que sufrió Europa antes de la fundación de Al-Andalus por los bereberes.

No quiero pensar lo que ocurriría si, al igual que estos energúmenos, los canarios nos atribuimos los avances culturales de nuestra civilización bereber. Pues bien podríamos considerarnos los padres de la cultura española.


Asociación Cultural Ossinissa
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