Sin igualdad «vuela torcida la humanidad, pájaro de un solo ala» (Galeano). Desde hace ocho años celebramos el Día de la Mujer Trabajadora en el IES Salvador Allende de Fuenlabrada (charlas del alumnado, teatro, conferencias, cartelería, conciertos, poemas…). Valorando esta vez la aportación de los hombres y que las cosas van cambiando. Aunque bastantes siguen […]
Sin igualdad «vuela torcida la humanidad, pájaro de un solo ala» (Galeano). Desde hace ocho años celebramos el Día de la Mujer Trabajadora en el IES Salvador Allende de Fuenlabrada (charlas del alumnado, teatro, conferencias, cartelería, conciertos, poemas…). Valorando esta vez la aportación de los hombres y que las cosas van cambiando. Aunque bastantes siguen en las viejas actitudes machistas, cambian más los jóvenes y aquellos cuyo progresismo (no hace mucho) acababa donde empezaba su poder sobre la mujer. Hoy, cada vez más, participan en la lucha por la emancipación de la mujer, porque saben que sin liberación de la mujer no hay liberación del hombre.
Valoran a las mujeres como personas. Salen a la calle a repudiar la violencia de género y dan la cara por la igualdad, aunque se la rompan. Se comprometen en esa lucha ante sus vecinos y compañeros de trabajo. Comparten con sus parejas las tareas domésticas, el cuidado de hijos o de personas dependientes sin que se les caigan los anillos.
Han llegado a la sabia conclusión de que el hombre será más feliz si tiene una compañera con la que compartir en equidad un proyecto de vida en común. Y no dudan en declararse feministas, porque saben que el feminismo no es otra cosa que la defensa de los derechos humanos de las mujeres y un compromiso con la lucha por la igualdad. No le tienen ningún miedo porque la creen imprescindible para podernos mirar todos y todas de frente.
Rechazan abiertamente la cultura patriarcal y el machismo sutil que, ante el avance de la paridad, achacan los males de la sociedad a las consecuencias de su ejercicio. Este neomachismo desea lo mismo de siempre: la subordinación de la mujer, y nunca entenderá que sin igualdad real no hay libertad y que la democracia exige ambas.
Desde nuestra comunidad educativa hemos querido proclamar que cada vez hay más hombres que aman a las mujeres y que luchan codo con codo con ellas por la igualdad. Y que en la lucha por una sociedad más justa no sobra nadie, sino que faltan aún muchas personas por incorporarse a ella, especialmente nuestros jóvenes de hoy. Para que en el futuro hombres y mujeres caminen juntos por un mundo mejor.
Agustín Moreno es Profesor de Secundaria
Fuente:
Escuela Núm. 3.858, 11 de marzo 2010, p. 12