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Asamblea Mundial de Salud

Honor a quien honor merece

Fuentes: Rebelión

La selección de Cuba como presidenta, por primera vez en la historia, de la Asamblea Mundial de Salud que sesionará en mayo próximo en Ginebra, no es un antojo de alguien ni le fue otorgado en un sorteo, sino un merecido reconocimiento a la labor realizada durante más de 50 años por la mayor de […]

La selección de Cuba como presidenta, por primera vez en la historia, de la Asamblea Mundial de Salud que sesionará en mayo próximo en Ginebra, no es un antojo de alguien ni le fue otorgado en un sorteo, sino un merecido reconocimiento a la labor realizada durante más de 50 años por la mayor de las Antillas en la atención sanitaria a sus ciudadanos, y a numerosos pueblos del mundo.

A pesar del cerco económico, financiero y comercial que le impone Estados Unidos desde casi el mismo triunfo de su Revolución, en 1959, la Isla caribeña se ha empeñado a fondo en brindar ese derecho humano fundamental a todos sus habitantes, y a millones de personas en diferentes latitudes del planeta tierra, sin exclusión de razas, etnias o ideologías.

Por esa razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó recientemente a Cuba de modelo de integración para buscar soluciones a los problemas provocados por diversas enfermedades, muchas de ellas curables, y que por falta de prevención son causantes de muertes.

Desde 1963, cuando partió hacia Argelia la primera brigada médica del archipiélago caribeño, casi 132 mil, entre sus galenos y personal técnico, han ofrecido asistencia sanitaria gratuita, esencialmente a los más necesitados y de menos recursos, y actualmente 50 mil prestan sus servicios en más de 66 naciones.

Equipos de profesionales de la salud de Cuba estuvieron presentes en los devastadores terremotos de Perú, de 1970 y 2007, y en Centroamérica en 1998, cuando esa región fue azotada por los violentos huracanes Mitch y George, además de en otros Estados como Paquistán, y en la totalidad de los africanos.

Como parte de su cooperación sanitaria, la denominada Isla Bonita creó en 1999 la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), que ha graduado de doctores a miles de jóvenes de la Patria Grande y el mundo, incluidos norteamericanos, y cuya casa de altos estudios forma parte de su Sistema Integral de Salud.

Resalta en ese sentido la llamada Operación Milagro, un programa promovido por Cuba y Venezuela para tratar de manera gratis a pacientes con afecciones oftalmológicas, que hasta mayo del pasado año había beneficiado a dos millones y medio de personas de 34 países.

Por su parte, la mayor de las Antillas ha cumplido prácticamente con todos los Objetivos del Milenio, reduciendo su mortalidad infantil en 2013 a 4,2 por mil nacidos, la menor de América, incluso que la de Canadá y Estados Unidos, mientras su mortalidad materna es de 21 por 100 mil.

Al mismo tiempo, ha controlado la epidemia del Sida, la Tuberculosis (TB) y erradicado la Malaria, además de eliminado con campañas de vacunación otros padecimientos transmisibles, como la poliomielitis, la difteria, tosferina, el tétanos neonatal y la rubeola.

Las autoridades cubanas han puesto todo su caudal científico en función de la salud, un esfuerzo extraordinario en medio de las limitaciones que le provocan el ilegal bloqueo y la guerra sucia que Washington le aplica a la Isla.

Cuba es considerada a nivel internacional y por las organizaciones especializadas de la ONU una potencia mundial en la esfera de la medicina, no solo por su desarrollo, calidad y experiencia, sino por el humanismo de sus profesionales.

Bien ganada y merecida entonces su selección para presidir la 67 edición de la Asamblea Mundial de la Salud, a celebrarse en Ginebra del 19 al 24 de mayo venidero.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.