Durante la década de los sesenta, la España franquista fue refugio de pistoleros y voceros del neofascismo internacional. Criminales perseguidos por diversos motivos, incluyendo asesinatos y actos de terrorismo en sus respectivos países, fueron acogidos con los brazos abiertos por la dictadura y los apadrinó como hijos predilectos, contando con la total y absoluta simpatía […]
Durante la década de los sesenta, la España franquista fue refugio de pistoleros y voceros del neofascismo internacional. Criminales perseguidos por diversos motivos, incluyendo asesinatos y actos de terrorismo en sus respectivos países, fueron acogidos con los brazos abiertos por la dictadura y los apadrinó como hijos predilectos, contando con la total y absoluta simpatía de la oligarquía del régimen y las altas instancias del Ejército. De esa forma, el Estado español se configuraba como uno de los principales puntos de lanzamiento en la Europa occidental desde los cuales pistoleros argentinos, terroristas italianos etc., perpetraban sus ataques con total impunidad a cambio de la realización de otras operaciones terroristas contra objetivos marcados por el propio Estado español contra militantes de organizaciones progresistas contrarias a la dictadura, como los sucesos ocurridos en Montejurra o en Madrid, con el asesinato de varios abogados laboralistas.
Hoy, esa misma situación no parece haber cambiado mucho. En ese sentido, el Estado español parece seguir siendo el mismo estercolero que hace 40 años, al cual viene a parar toda la basura proveniente del resto de Europa a impartir su verborrea racista, jaleada por los hijos de los mismos asesinos del pasado y atraídos por el »paraíso del fascismo» que parece representar el Estado español.
El 29 de Septiembre, organizada por el partido xenófobo y ultraderechista Democracia Nacional y la Librería Europa, estaba prevista una conferencia titulada »Historia y represión», impartida por el ex-presidente nacional del Partido Nacional-Demócrata de Alemania (NPD) durante cinco años, Günter Deckert. Este siniestro personaje, además de contar con una dilatada trayectoria en la fascismo alemán, destaca por ser uno de los principales autores que realizan una labor de negación del genocidio llevado a cabo por el gobierno nacional-socialista de Adolf Hitler, lo cual en su país natal le ha valido para resultar culpable de delitos tales como sedición, incitación al odio racial y difamación a las victimas del holocausto, habiendo sido sentenciado e ingresado en prisión en varias ocasiones por dichos cargos, incluyendo un periodo de cinco años que comprende desde 1995 a 2000. Mientras que en otros territorios del Estado este tipo de conferencias son previamente grabadas para una posterior investigación policial, en Madrid no hubo ningún tipo de vigilancia previa por parte de la Delegación de Gobierno ante este tipo de eventos en los cuales se realiza apología del racismo y del genocidio nazi.
Deckert es también conocido por haber traducido del inglés al alemán el informe Leuchter, en el cual se trata de negar la utilización de cámaras de gas como medio de exterminio utilizado por el gobierno nazi y reducir el número de víctimas del nazismo. Este escrito fue originariamente encargado por el también alemán Ernst Zündel, condenado también en varias ocasiones por incitación al odio racial y por aprobar, negar y minimizar el genocidio nacional-socialista.
Ante esta infame situación y decididos a no ser meros testigos de la impunidad con la que acuden al Estado español estos individuos, un grupo de militantes antifascistas acudieron al hotel donde se celebraría la conferencia, con la determinación de hacer lo que estuviera en su mano por impedir la realización de la misma. Fueron once los militantes antifascistas detenidos en consecuencia de esta acción, los cuales serán juzgados el próximo viernes 18 de Febrero a las 9:30 de la mañana en el Juzgado de lo Penal de la calle Julián Camarillo, número 11.
Este episodio represivo es uno de los tantos que cuentan a Soledad Mestre, anterior delegada del gobierno en Madrid, como principal ejecutora, que con especial saña acometió en innumerables ocasiones contra el movimiento antifascista organizado. En los tres años durante los cuales Mestre desarrolló su labor, fueron 381 los años de cárcel pedidos en diferentes procesos judiciales para diversos militantes del movimiento antifascista, así como cientos de miles de euros impuestos a través de otro tipo de sanciones y multas. Finalmente, debido a su pésima labor se vio obligada a dimitir, lo cual ilustra con total claridad lo injusto de las detenciones ocurridas durante esos tres años.
¡¡ABSOLUCIÓN ANTIFASCISTAS REPRIMID@S POR SOLEDAD MESTRE Y EL PSOE!!
SER ANTIFASCISTA NO ES UN DELITO
No pasarán
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