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Entrevista con Frei Betto

«Hoy el Norte es el Sur»

Fuentes: Rebelión

Luego de pasar casi dos años en Planalto, la casa de gobierno de Brasilia, Frei Betto, religioso dominico, escritor y militante social, renunció a su cargo de alta responsabilidad política en el Gobierno de Lula a finales del 2004. En ese laberinto de poder *oficial* fue asesor especial del Presidente de la República y Coordinador […]

Luego de pasar casi dos años en Planalto, la casa de gobierno de Brasilia, Frei Betto, religioso dominico, escritor y militante social, renunció a su cargo de alta responsabilidad política en el Gobierno de Lula a finales del 2004. En ese laberinto de poder *oficial* fue asesor especial del Presidente de la República y Coordinador de Movilización Social del Programa «Hambre Cero», al que define como uno de las iniciativas más importantes de redistribución del ingreso en toda la historia del país sudamericano. De vuelta al llano, Betto continúa acompañando y asesorando a los movimientos sociales. Sin abandonar, como es habitual en él, la reflexión crítica sobre la práctica pasada y sobre los grandes desafíos de futuro. Temáticas todas que integran esta entrevista que tiene como punto de partida su nuevo libro, «La mosca azul», una reflexión crítica y apasionada sobre el ejercicio del poder.

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P: Acaba de publicar el libro «La mosca azul – Reflexiones sobre el poder». ¿Porqué este libro ahora? ¿Representa un medio para «digerir» la experiencia de dos años dentro del Gobierno de Lula?

R: Soy también un trabajador de la memoria. Por ejemplo, cuando escribí «Bautismo de Sangre» – que llegará a las salas de cine como film entre agosto y octubre de este año- me sirvió de terapia para lo que fue mi período de preso político (ndr: de 1969 al 1973). Escribir mis experiencias y reflexiones, organizando el caos, me permite hacer más amena mi propia locura… Por eso, luego de participar en el Gobierno de Lula – entre el 2003 y el 2004- sentí la necesidad de reflexionar más profundamente sobre el corazón del poder. Para ello releí los clásicos de la política: Platón, Aristóteles, Maquiavelo, Max Weber etc. Y a la luz de esos teóricos traté de sistematizar la experiencia que el Partido de los Trabajadores (PT) y la izquierda hacen en el poder. Esto es lo esencial de «La mosca azul», título que se originó en el poema de igual nombre de Machado de Assis, en el cual cuenta la historia de un siervo que picado por la mosca azul se siente sultán de la corte.

El pueblo latinoamericano, actor esencial

P: A partir de su lectura actual de la realidad brasilera, cómo percibe será el futuro de Brasil. Se transita un año electoral y no es fácil posicionarse en una coyuntura que avanza de forma muy veloz. ¿Qué piensa va a pasar en las próximas semanas y meses?

R: Espero que Lula sea reelecto en octubre próximo. Si dependiese de mi voto, Lula seguiría siendo presidente de Brasil. Y esto es muy importante para asegurar este proceso de consolidación democrática en América Latina. Hoy el norte es el Sur…Me explico: lo que hay de nuevo en la coyuntura mundial es el pueblo latinoamericano. Cansado de las propuestas neoliberales y de las fuerzas tradicionales elige candidatos populares – que las elites con sus prejuicios habituales caracterizan como populistas. Lula, Chávez, Evo Morales etc. son esperanzas de una América Latina más libre, soberana y justa.

P: Sin embargo, en lo que respecta a Brasil, no son pocas las señales de cierta desilusión de los sectores populares de cara al gobierno Lula…

R: En estos casi tres años de Gobierno Lula, se realizaron muchas cosas para los más pobres. Sobre todo el programa «Hambre Cero», y a través del mismo la «Bolsa de familia» que es el mayor programa de redistribución de ingresos en la historia de Brasil y que hoy beneficia a 8.5 millones de familias que vivían en la miseria. Sin embargo, faltan las reformas prometidas por Lula en la campaña electoral 2002. Me refiero a las reforma agraria, del trabajo, tributaria y política. Sin esas reformas de estructura las políticas sociales corren el riesgo de quedarse sólo como propuestas meramente compensatorias.

En estos años el movimiento social nunca rompió con el Gobierno Lula. A pesar de mantener una relación crítica y presiones para que se supere la contradicción entre políticas sociales avanzadas y política económica ortodoxa, neoliberal, dirigida sobre todo a beneficiar al gran capital especulativo. El superávit de Brasil es del 4.25 % y los intereses están en el 16.25 %, lo que impide que el país crezca.

Agenda altermundialista

P: Pasando a temáticas un tanto más *universales*. Los movimientos sociales acumularon en los últimos años una creciente capacidad de coordinación planetaria en torno al Foro Social Mundial (FSM). ¿Cómo interpreta esta dinámica en marcha?

R: El FSM es la mejor iniciativa de izquierda desde la caída del Muro de Berlín. Es ecuménico, reúne a todas las personas, movimientos e instituciones que apuestan por «otro mundo posible». Mi única preocupación es que algunos sectores quisieran imponer una *camisa de fuerza* al FSM. No le corresponde al FSM ser una organización, tener un programa de lucha. El FSM fomenta propuestas, que a su vez deben ser implementadas por los movimientos que participan en él.

P: Más allá del FSM existe toda una concepción alter mundialista que intenta transitar, según sus principales expositores, un proceso de consolidación…

Viviendo aciertos y desafíos. Según su propio análisis, ¿cuáles serían las prioridades más urgentes para que este gran esfuerzo se consolide realmente y no se convierta en una experiencia histórica más?

R: Creo que es necesario desencadenar una gran ofensiva cultural a través de los medios de comunicación y de la movilización de los movimientos sociales. Para denunciar el carácter genocida de la invasión de Irak y la violación de los derechos humanos en la cárcel de Guantánamo; confrontar la visión que identifica islamismo con terrorismo; combatir todos los fundamentalismos religiosos; priorizar al África como punto de la atención de la humanidad; valorizar el proceso de democracia popular que se protagoniza hoy en América latina; profundizar la lucha por la protección del medio ambiente. Son algunas de las banderas que me parecen prioritarias.

Místico y militante

P: América Latina aparece hoy como «un laboratorio de la utopía». ¿Cuáles son los desafíos que no se pueden dejar de lado en esta coyuntura continental para fortalecer esa rica dinámica en marcha?

R: Ayudar a los gobiernos populares del continente a que se mantengan próximos a los movimientos populares. Asegurando su gobernabilidad, no sólo vía parlamento, pero sobre todo a través de la movilización popular.

P: Para terminar, una pregunta muy personal, casi confidencial. Frei Betto, en tanto que persona y que personalidad política, habiendo dejado su responsabilidad en el Gobierno de Lula, ¿cuáles son sus prioridades?

¿Pensó alguna vez, en tanto que religioso, por ejemplo, dedicarse a la oración y la contemplación?

R: ¡Ya me dedico a la oración! Lo que pretendo hacer el tiempo que me quede de vida es orar, escribir, dar charlas y conferencias y asesorar a los movimientos populares. Eso me alcanza para ser muy feliz…

*Colaboración E-CHANGER, ONG de cooperación solidaria

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El PODER INTRIGA

«El poder intriga. Lo ejercí pocas veces: dirigente estudiantil, jefe de redacción. Más reciente, en 2003 y 2004, como asesor especial del presidente de la República con derecho a gabinete en Palacio de Planalto y una infraestructura nada despreciable: secretarias, móvil, viajes aéreos, vivienda, coche con conductor, todo pagado por el contribuyente», señala Frei Betto en un artículo-reflexión sobre su último libro «La mosca azul».

El mismo, organizado en 31 capítulos habla de todo: testimonios, reflexiones, teorías y experiencias personales. Pero en el fondo, la cuestión esencial es el complejo arte del ejercicio del poder. A partir del ejemplo brasilero, pero visto desde la perspectiva de los valores y la ética planetaria y de su cosmovisión cristiana.

No por casualidad, comienza con la euforia popular por la victoria de Lula (2003). Las señales de los tiempos. Las luchas del pueblo brasilero. Y desemboca, 310 páginas después -en la versión original en lengua portuguesa- con la relación entre fe y política; la práctica liberadora de Jesús. Cristianismo y marxismo. Punto final: la mística.

«La persona revestida de poder…debería prestar atención a lo que de ella dicen sus subalternos. Vox populi. Pero no es lo que acontece en general. Prestamos más atención al juicio de los pares y superiores, en búsqueda de reconocimiento de quien tiene poder de ampliar nuestro poder», sigue reflexionando el religioso dominico. Y sanciona: «déle a la persona una tajada de poder y sabrá, de hecho, quien es ella. El poder, al contrario de lo que se dice, no cambia a las personas. Hace que se revelen…El poder sube a la cabeza cuando ya estaba destilado, en reposo, en el corazón…»

Y son así las páginas nutridas en esta reflexión de fondo lo que le da fuerza a «La mosca azul», que analiza, entre otras tantas cosas, la acción del Partido de los Trabajadores en el gobierno («tal vez el principal error del PT una vez en el gobierno haya sido abandonar lo más precioso que poseía: el apoyo de los movimientos populares»); los grandes desafíos estratégicos que todavía siguen abiertos en ese país sudamericano; la necesidad de continuar creyendo en los movimientos populares como reaseguro de cualquier proceso de cambio estructural; y la esencial apuesta a la esperanza. Temática que ocupa alguna de las más bellas páginas del libro.

«Mi esperanza…tiene raíces éticas: más que cualquier corrupción, me avergüenza, como ser humano, la miseria colectiva. Todos tienen derecho a una vida digna. La desigualdad social me repugna. Es una ofensa a la condición humana. Rechazo aceptar que *siempre fue así y no cambiará*…Nadie escoge la pobreza. Ella proviene de las estructuras injustas. Eso es lo que es necesario cambiar. Mi angustia es ver a los niños con barrigas hinchadas por parásitos sin derecho a una infancia feliz; las niñas condenadas a una prostitución precoz; la madre que ve al hijo dejar la escuela para ingresar en el narcotráfico; el padre desempleado que no puede alimentar la familia….»

Realidad versus utopía. Y a ella apuesta Betto nombrándola *esperanza*. «La esperanza es un pájaro en vuelo permanente. Sigue adelante y encima de nuestros ojos, fluctúa sobre el cielo azul, no se le opone ninguna barrera. Es así todo aquello que se nutre de esperanza: el amor, la educación de un hijo, el sueño de un mundo mejor…La esperanza es como un ave fénix. Siempre renace de las cenizas…»

Para Betto los VALORES no se masacran en la cotidianeidad política. Los ideales son sujetos de construcción y no objetivos logrados. Y el compromiso humano no sirve de pretexto a las responsabilidades políticas… Y aparece entonces la ternura profunda del actor-responsable. Y su conclusión es tajante: «el alivio (por haber dejado el gobierno federal en diciembre del 2004) no me exime de la responsabilidad histórica que me vincula al Gobierno del

PT …» (Beat Wehrle y Sergio Ferrari)