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El retorno de los charlatanes

Hu Gu: Muerte al tigre

Fuentes: El escéptico digital

No deja de ser llamativo que los mismos próceres arrojados que luchan contra el toreo, contra la ropa de piel, contra la ropa de cuero, contra el consumo de productos animales y cosas así, que de entrada suenan muy bien, sean de las personas que abominan de las ciencias biomédicas y de la medicina basada […]

No deja de ser llamativo que los mismos próceres arrojados que luchan contra el toreo, contra la ropa de piel, contra la ropa de cuero, contra el consumo de productos animales y cosas así, que de entrada suenan muy bien, sean de las personas que abominan de las ciencias biomédicas y de la medicina basada en evidencias para apoyar otras prácticas como la de la «medicina» tradicional china, o «M»TC.

Esta práctica pseudocurativa tiene como uno de sus más famosos ingredientes el llamado hu gu, que es como se dice en chino «huesos de tigre» y que para parecer interesantes algunos sitios comerciales de «M»TC llaman en latín de cocina «Os tigris», a ver si alguien se traga esta falsa denotación taxonómica.

Los huesos de tigre a los que nos referimos no son, como engañosamente pretenden algunos curanderos especialmente mendaces, hierbas. No existe ningún vegetal llamado «Os tigris», sino que hablamos efectivamente de los huesos constitutivos del esqueleto de los felinos de la especie Panthera tigris.

Ahora, si realmente los huesos del tigre fueran distintos de, digamos, los huesos de leopardo o de león, por tener algún componente singularísimo y capaz de realizar curaciones milagrosas de afecciones gravísimas, ya puede usted estar seguro que tal componente singularísimo, lo que en bioquímica se conoce como «principio activo», habría sido debidamente identificado por algún laboratorio farmacoquímico, sintetizado como tantísimos otros, desde la aspirina hasta la noretistrona, y se podría recetar y consumir sin cargarse tigres.

Si el componente fuera ya no sólo singularísimo, sino mágico, y no se pudiera sintetizar porque estuviera formado por elementos de fuera de la tabla periódica, que en lugar de electrones tuvieran, por ejemplo, caspa de arcángel y en lugar de neutrones estuvieran compuestos por babas de fauno, seguramente habría criaderos de tigres donde se realizaría una explotación adecuada, controlada, supervisada en su higiene y procesos, y que no pondría en peligro la existencia misma del tigre.

Pero como al parecer nada de eso pasa, y los holísticos alternativos tradicionales tienden a regirse por la ley del menor esfuerzo y la ley del embudo, la «M»TC no ha sintetizado los huesos de tigre ni gasta en mantener la especie en criaderos, sino que sigue obteniendo su ingrediente mágico de tigres, en su gran mayoría cazados furtivamente. Los intentos por diversos gobiernos (incluido el chino) por salvar a varias subespecies de tigre, como el siberiano, el de Sumatra y el del Sur de China tratando de hacerle carantoñas y concesiones a los curanderos no han servido para nada. De hecho, el tigre del Sur de China (Panthera tigris amoyensis) está entre las 10 especies animales en mayor riesgo de extinción, y sólo se conocen 59 ejemplares en cautiverio y ninguna población sostenible en estado salvaje, por lo que la «M»TC se surte principalmente del tigre de Sumatra (Pantera tigris sumatrae), de los que quedan unos 500.

Bueno, pero para cargarse subespecies de un animal que tiene además la arrebatadora belleza del tigre (al que William Blake le escribiera: Tiger, Tiger, burning bright. / In the forest of the night, / What immortal hand or eye / Could frame thy fearful symmetry?) con vistas a cepillarse a toda la especie Pantera tigris en un plazo no demasiado prolongado, sus huesos deben curar afecciones terribles, ¿no? Por lo menos, supondría uno, la leucemia, la enfermedad de Huntington o la diabetes.

Para enterarnos, buscamos en los sitios que promueven, comercializan y propagandizan la «M»TC, y nos encontramos con que el hu gu se recomienda en forma de vino medicado con huesos de tigre para «entumecimiento de las articulaciones, entumecimiento de los miembros, debilidad de la parte inferior de la espalda, debilidad de las rodillas, reumatismo (en personas ancianas), lengua pálida con un delgado recubrimiento blanco y pulso ‘lento y profundo’ (aquí vale la pena señalar que la «M»TC realiza supuestos diagnósticos interpretando el pulso de las personas, de un modo que tampoco se ha podido corroborar mediante evidencias)». El caso es que si usted tiene la «lengua pálida con un delgado recubrimiento blanco» se puede curar con un vinillo aderezado con polvo de huesos de tigre. No sabemos si entre los pacientes de la «M»TC haya muchas personas que mueran de «lengua pálida con un delgado recubrimiento blanco» pero lo dudamos porque así somos.

Ahora, usted preguntará: «Pero, ¿no dicen los promotores de la ‘M’TC que ‘Cree en el tratamiento de la causa de la enfermedad, en lugar de sólo los síntomas’?» Y la respuesta será que sí, eso dicen en su propaganda, pero en realidad, como en este caso a la ‘M’TC le da igual si el entumecimiento de los miembros está causado por un bloqueo neurológico, un trombo, una meningitis o lo que sea, y no señala si la ‘debilidad de las rodillas’ se debe tratar de modos distintos según los literalmente cientos de causas que pueden provocar este síntoma. Los curanderos le empujan el vino con hueso de tigre y lo mandan a casita con su enfermedad neurológica, su trombo o su meningitis.

Así las cosas, resulta que la «M»TC no se ocupa sino de síntomas más bien vagos. Vale, pero al menos saben de alguna forma que el hueso de tigre alivia esos síntomas sin importar su causa, ¿o no? Pues tampoco. El hueso de tigre se utiliza con la lógica de la magia representativa, es decir, como el tigre es fuerte, sus huesos servirán para fortalecer los huesos que estén «entumecidos» o «débiles». Es la misma lógica que rige la utilización de otro despojo del pobre tigre para mayor gloria de los curanderos chinos (y seudochinos, que son muchos): el pene. Efectivamente, el pene de tigre es consumido rutinariamente en Corea y China, en forma de sopa, con la creencia de que aumenta la virilidad, simplemente porque el tigre es viril y «entonces» su pene «debe» contener algo así como «el espíritu supernatural de la virilidad» que unos impotentes pueden absorber comiéndose esa parte. O sea que tampoco existe ninguna base empírica, demostrable, una evidencia replicable, un motivo real para creer que el hueso de tigre cura nada como no sea la falta de recursos de los cazadores furtivos y de los curanderos chinos y no tan chinos.

La misma afirmación se puede hacer, en general, sobre todos y cada uno de los remedios de la «M»TC y de todos los curanderismos, supersticiones varias y creencias sin fundamento que conforman la «medicina» alternativa, tradicional, complementaria, holística o como le llamen esta semana. No tiene controles sanitarios, no está obligada a respetar las regulaciones que se imponen a los medicamentos de verdad, ni siquiera tiene que demostrar que funciona.

Y de paso, se puede cargar animales en peligro de extinción mientras la troupe del circo del new age turulato mira para otro lado fingiendo eficaz demencia.

URL: http://charlatanes.blogspot.com/2009/01/hu-gu-muerte-al-tigre.html#links

EL ESCÉPTICO DIGITAL
Boletín electrónico de Ciencia, Escepticismo y Crítica a la Pseudociencia
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© 2000-2009 ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico
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Edición 2009 – Número 3 (230) – 7 de marzo de 2009

(Artículo publicado originalmente en la bitácora El retorno de los charlatanes)