Los dos primeros Objetivos de Desarrollo del Milenio son erradicar la pobreza y el hambre y lograr una enseñanza primaria universal. Para lograrlo es fundamental el adecuado desarrollo de los niños y de los que serán sus medios de vida, lo que pasa por darles una educación y nutrición adecuadas. La FAO sostiene que los […]
Los dos primeros Objetivos de Desarrollo del Milenio son erradicar la pobreza y el hambre y lograr una enseñanza primaria universal. Para lograrlo es fundamental el adecuado desarrollo de los niños y de los que serán sus medios de vida, lo que pasa por darles una educación y nutrición adecuadas.
La FAO sostiene que los huertos escolares son una plataforma de aprendizaje muy útil para mejorar la educación y la nutrición infantil y, a la vez, fomentan la conservación del medio ambiente y el bienestar social, físico y mental de toda la comunidad educativa.
La necesidad de crear huertos escolares y sus objetivos
En los países industrializados, la agricultura intensiva y los actuales hábitos alimentarios tienen cada vez más efectos nocivos para nuestra salud y para el medio ambiente, mientras que muchos países subdesarrollados no poseen los medios y la formación suficiente para conseguir una agricultura capaz de dar de comer a todas las personas de forma suficiente y segura.
Entre todos podemos conseguir que los huertos escolares tengan un papel significativo en la lucha contra estos problemas que amenazan a la sociedad actual: la inseguridad alimentaria y el cambio climático.
Para ello es necesario promover hábitos que mejoren la salud, como una alimentación más saludable, y una educación nutricional, agrícola y ambiental que conciencie a los niños de la necesidad de cambiar las cosas, ya que de ellos dependen las futuras acciones y medidas para erradicar estos problemas.
Los objetivos de los huertos escolares deben estar encaminados a dar respuesta a estos problemas y necesidades. Según la FAO y otros organismos nacionales e internacionales deben ser los siguientes:
- Mejorar la calidad de educación mediante una pedagogía más dinámica que incluya planes de estudio multidisciplinares que combinen conocimientos teóricos, prácticos y técnicas de subsistencia.
- Afianzar habilidades prácticas en agricultura y en horticultura mediante la creación y mantenimiento de huertos familiares.
- Impartir una enseñanza activa vinculando la horticultura tanto al juego y al esparcimiento, como a otras materias como las matemáticas, la biología, la lectura y la escritura.
- Impartir enseñanzas prácticas sobre nutrición que fomenten la producción y consumo de alimentos saludables y un estilo de vida sano.
- Aumentar el acceso a la educación atrayendo a las familias a escuelas que traten temas que afecten a su vida cotidiana.
- Incrementar la calidad nutricional de los alimentos que ingieren los niños y reducir el número de niños malnutridos o con una alimentación inadecuada.
- Mejorar la actitud y los conocimientos de los niños respecto a la agricultura y la vida rural.
- Educar en la sensibilidad ambiental contribuyendo a la sostenibilidad del planeta mediante la inclusión de una formación medioambiental y ecológica (Ver artículo sobre Agricultura Ecológica).
- Ofrecer a los alumnos un instrumento de supervivencia o apoyo a la economía familiar para épocas de escasez de alimentos o dificultades económicas.
- Especialmente en países subdesarrollados, aumentar la asistencia escolar y, en muchos hogares, compensar la ausencia de los padres en cuanto a la transferencia de conocimientos necesarios para el desarrollo vital de niños y jóvenes.
- Promover el oportunidades de generación de ingresos.
- En las ciudades, mejorar el entorno urbano y la sostenibilidad.
Beneficios de los huertos escolares
Muchos de ellos están relacionados con los objetivos que se pretenden alcanzar, pero otros muchos son beneficios añadidos que surgen como consecuencia del desarrollo de la actividad agraria en las escuelas. Los huertos escolares:
- Son beneficiosos para el aprendizaje: «Escucho y olvido, veo y recuerdo, hago y entiendo» (Confucio, 551-479 aC).
- Fomentan el conocimiento de variedades de frutas y hortalizas que eran desconocidas para los niños y/o sus familias.
- Proporcionan un lugar para adquirir conocimientos relacionados con la naturaleza, la agricultura y la nutrición.
- Mejoran la dieta y son una fuente de alimentación sana, natural y variada, importante para el desarrollo físico y mental de los niños.
- Ayudan a luchar contra problemas relacionados con la alimentación infantil: obesidad, desnutrición…
- Representan un espacio para el disfrute y el esparcimiento dentro de la escuela.
- Fomentan aptitudes empresariales.
- Mejoran el entorno y la sostenibilidad de las ciudades.
- Contribuyen a la regeneración y conservación del medio ambiente y sus recursos.
- Favorecen el desarrollo socioeconómico.
- Son una importante herramienta social ya que en ellos tiene lugar el trabajo en equipo de los niños y niñas de los grupos de clase, así como su interacción con profesores y familias desarrollando valores éticos de convivencia, participación y colaboración.
- Aumenta las relaciones entre el ser humano y la naturaleza.
- Refuerzan el conocimieto de materias básicas como la lectura, la escritura, la biología o las matemáticas.
- Mejoran la inteligencia de los niños.
Estos son sólo algunos de los beneficios que los huertos escolares pueden representar para la vida de los niños y del resto de la comunidad educativa.