Los humedales del Ñeembucú, que abarcan más de 1 millón de hectáreas de excepcional riqueza en biodiversidad y reservas de agua, se encuentran amenazados por el avance de las fronteras agropecuarias en Paraguay. Ubicados en el extremo suroccidental del país, estos humedales, constituidos por ríos, arroyos, aguadas, riachos, esteros, lagunas y nacientes, son afloramientos naturales […]
Los humedales del Ñeembucú, que abarcan más de 1 millón de hectáreas de excepcional riqueza en biodiversidad y reservas de agua, se encuentran amenazados por el avance de las fronteras agropecuarias en Paraguay.
Ubicados en el extremo suroccidental del país, estos humedales, constituidos por ríos, arroyos, aguadas, riachos, esteros, lagunas y nacientes, son afloramientos naturales del Acuífero Guaraní, reservorio subterráneo de agua dulce que se extiende en el subsuelo de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, de gran valor geoestratégico y agrícola para estos cuatro países que forman parte del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
Organizaciones sociales del departamento de Ñeembucú han alertado sobre el peligro que corre este importante ecosistema debido a los desvíos de cursos de aguas para regadíos y el aumento de uso de agrotóxicos en los cultivos de arroz, fundamentalmente.
Bajo la consigna: «Salvemos los humedales», la Unión de Organizaciones Ciudadanas del Ñeembucú (UOCÑ) -conformada por más de 20 entidades ecologistas, políticas, religiosas, campesinas y educativas- ha canalizado sus acciones para proteger este frágil ecosistema donde reside diversidad de especies de flora y fauna, que a su vez se conecta con los humedales del Yberá, en la provincia de Corrientes, Argentina.
¿Avance productivo o desastre ambiental?
Diversos especialistas coinciden en que el avance de las fronteras agrícolas y las modificaciones del deslizamiento de las aguas de los esteros del Ñeembucú provocarán indefectiblemente la destrucción de numerosas especies de plantas, animales y la consecuente contaminación ambiental.
Para José Alfredo Salinas Daiub, del Movimiento Ecológico de los Humedales del Sur y profesor de la Universidad Nacional de Pilar, «el problema se agrava con el aumento de la exportación de los commodities agrícolas (soja, girasol, trigo, maíz, arroz, etc.), cuyas producciones a gran escala de la mano de los agentes de los agronegocios -arroceros y sojeros- están extendiendo su dominio en esta región de enorme riqueza natural».
En ese sentido, Salinas Daiub afirma que «la intensificación de la producción ante el incremento de la demanda del arroz ha provocado el aumento del uso de fertilizantes y pesticidas en los cultivos localizados en las zonas agrícolas sensibles, como los humedales del Ñeembucú».
«El arrastre de las aguas de los esteros a los canales principales de regadío provoca la destrucción de nichos naturales de desove de peces, camalotes [plantas acuáticas], carpinchos [roedores] y crustáceos que son alimentos naturales de garzas y cigüeñas», señala Salinas Daiub a Noticias Aliadas.
El ecologista y académico alerta que «ante el uso indiscriminado de los agrotóxicos en los arrozales distribuidos en las regiones de los humedales, los camalotales -que purifican el agua con su sistema radicular y en donde anidan peces y aves- terminan resistiendo a herbicidas como glifosato o paraquat; por lo tanto, se necesitará cada vez más de su uso [de estos productos] y de la dependencia de fabricantes multinacionales, porque el mercado de los agrotóxicos estará asegurado para ellos, mientras la población se verá desasida de un ambiente sano y natural».
El desplazamiento acelerado de la agricultura mecanizada y la instalación de plantaciones de arroz, sin licencia ambiental, en la zona de influencia de los humedales del Ñeembucú, generaron la reacción de la población ñeembuqueña, incluida Pilar, la capital departamental. Desde el 2007 empezaron a emerger movimientos conformados por estudiantes, docentes universitarios y pequeños productores rurales de Ñeembucú y del departamento de Misiones que demandan el derecho de vivir en un ambiente más sano y natural.
Estas organizaciones realizan desde el 2009 audiencias públicas en todos los distritos del departamento en las que participan las poblaciones afectadas por esta problemática, y han obligado a las autoridades locales, departamentales, a la gubernamental Secretaría del Ambiente (SEAM), los integrantes de la Comisión Permanente del Congreso Nacional y de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados a asumir postura al respecto.
«El conglomerado de organizaciones se convirtieron en breve tiempo, sin perder su origen, en la Unión de Organizaciones Ciudadanas del Ñeembucú [UOCÑ], constituyéndose en una fuerza social mucho más poderosa y sólida, con sus departamentos de prensa, ciencia e investigación, social, cultural, políticas públicas y medio ambiente, que involucra a todo el espectro social del departamento del Ñeembucú», dijo Salinas.
La UOCÑ afirmó en un reciente comunicado que «desde las audiencias públicas han surgido mensajes claros, unánimes, significativos, de que debemos avanzar con urgencia hacia un modelo de desarrollo sustentable, racional, ambientalmente saludable, que compatibilice un desarrollo agropecuario, industrial, turístico y cualquier otro tipo de actividad con la conservación de la naturaleza».
Protección ambiental
Las acciones de la UOCÑ lograron que la SEAM y la Comisión Nacional de Defensa de los Recursos Naturales (CONADERNA), dependiente del Senado, promovieran desde fines de marzo -tras una importante audiencia pública en el Senado donde se discutió la situación de los humedales de Ñeembucú con arroceros, productores de cultivos orgánicos, movimientos sociales e instituciones gubernamentales, y que contó con la presencia de funcionarios de la SEAM, la Fiscalía y pobladores de las zonas afectadas-, la declaración de los humedales del Ñeembucú como un área de protección a nivel internacional.
El próximo paso es la presentación de un anteproyecto de modificación de la Ley de Recursos Hídricos, para ampliar el capítulo IX, referente a la conservación y manejo de humedales.
Los humedales fueron declarados recientemente de Interés Nacional Ambiental por la SEAM pero no están protegidos. Por ello, el próximo paso es la presentación por las autoridades ambientales de un anteproyecto de modificación de la Ley de Recursos Hídricos para ampliar el capítulo referente a la conservación y manejo de humedales y, a partir de allí, conseguir la inclusión de los humedales de Ñeembucú en la Convención Ramsar, un acuerdo internacional para la conservación y uso racional de los humedales en el mundo, de la cual Paraguay es signatario, y declararlo Sitio Ramsar.
En una exposición realizada el 30 de marzo ante la CONADERNA, el director de Áreas Protegidas de la SEAM, Rafael González, explicó que «se le denomina Sitio Ramsar a un humedal que es considerado de importancia internacional debido a su riqueza biológica y a que sirve de refugio de un número significativo de aves acuáticas migratorias estacionales».
Para que los humedales de Ñeembucú sean declarados Sitio Ramsar, dijo González, «se están llevando a cabo numerosas tareas conjuntamente con las autoridades locales y departamentales del departamento de Ñeembucú», incluyendo iniciativas de ordenamiento territorial, aumento de las capacidades locales y la búsqueda de vías alternativas de desarrollo para la región, como por ejemplo el fomento del turismo ecológico, la adecuación legal, el fomento del desarrollo productivo sostenible, entre otros».
La diputada Olga Ferreira, del Partido Patria Querida, anticipó que está trabajando en un proyecto de ley para declarar zona protegida a los humedales del Ñeembucú e impedir la agricultura a gran escala para evitar su negativo impacto medioambiental.
Fuente: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?boletim=1&lang=ES&cod=55840